Entre los beneficiados aparecen Andrili, Arteaga, Savat, Arzac y Julián
El fiscal Silva archivó la causa sobre el rol de los ex agentes de Inteligencia del Batallón 601, en Paraná, durante la dictadura
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El fiscal SIlva firmó la resolución que benefició a los ex agentes. |
La denominada "causa Hospital Militar" que tramitara por ante el Tribunal Oral Federal de Paraná puso en evidencia el rol singular y sustancial que tuvo el aparato de inteligencia militar en el Segundo Cuerpo de Ejército, con sede en Rosario. La causa, en el marco de la cual recuperó su identidad la nieta N° 97 Sabrina Gullino, hija de Raquel Negro, detenida desaparecida por un grupo de tareas a cargo del general de Inteligencia Militar Pascual Guerrieri, jefe del destacamento de Inteligencia 121 con asiento en Rosario, desnudó el orden jerárquico del aparato de inteligencia militar en la zona del litoral argentino. A su vez reflejó las tareas de recopilación de datos y apoyo que realizaron los agentes de inteligencia militar para sostener y alimentar con seres humanos los centros clandestinos de la dictadura.
A principios de 2012, la revista ANALISIS reveló las identidades de los espías y la tarea que realizaban en Paraná, en la última dictadura, a partir de lo difundido por el Archivo Nacional de la Memoria y ello derivó en una presentación judicial. La denuncia se denomina “Ciudadanos domiciliados en la Provincia de Entre Ríos s/presentación”. El escrito, de 14 páginas, hace referencia a la decisión del Archivo Nacional de la Memoria, de publicar en su página web oficial – www.derhuman.jus.gov.ar/anm/ - “un listado, de aquellos funcionarios públicos que dependieron de la Jefatura de Inteligencia del Ejército Argentino y se desempeñaron como Personal Civil de Inteligencia (PCI), entre el período comprendido entre los años 1976 hasta 1983”.
El listado comprendía a personajes conocidos de la capital entrerriana. Entre ellos, el profesor Ricardo Andrili, quien fuera docente de la Facultad de Ciencias de la Educación en tiempos del último gobierno militar. O sea, el mismo período en que en esa facultad, dos jóvenes estudiantes fueron secuestradas, asesinadas o desaparecidas (como los casos de Ana María Carolna Araujo y Alicia Beatriz Ramírez) y otros tantos terminaron detenidos, torturados y ultrajados por personal militar. También comprendía a Florencio Arteaga, cuñado del mayor de Ejército, Eduardo Stigliano, quien terminó de convencerlo que lo mejor era trabajar de agente encubierto del Batallón 601. El paranaense Stigliano reconoció antes de morir que había asesinado a varios militantes. El otro que aparece es Enrique Savat, quien se ganara el corazón de varios militantes de derechos humanos, en 1981/82, cuando la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos comenzó a lograr algunos espacios, en plena dictadura. Algo parecido sucedió con el militante del Partido Comunista de Paraná, Rafael Andrés Julián, en eso de infiltrarse. En un nuevo listado también apareció la ex subsecretaria de Derechos Humanos y ex diputada provincial Mónica Torres, fallecida en el 2011.
La presentación judicial -firmada por los abogados Marcelo Baridón y Alvaro Piérola- la presentaron Afader, La Solapa e HIJOS. El fiscal federal, Mario Silva, requirió la remisión al Ejército Argentino, a la Fuerza Aréa Argentina, a la Secretaría de Inteligencia del Estado, las estructuras orgánicas de sus aparatos de inteligencia en la ciudad de Paraná y en la provincia de Entre Ríos, como así también la lista de agentes y funcionarios con responsabilidades y agentes encubiertos - de identidad reservada. Silva entendió que no surge de la documentación analizada prueba que indique la comisión de delito encuadrable dentro de lo que la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha definido como delito de lesa humanidad.
Aún así, la segunda sentencia dictada en causas de derechos humanos que tramitaran por ante la Justicia Federal con asiento en Paraná y Concepción del Uruguay, puso nuevamente en evidencia el rol protagónico del aparato de inteligencia. Tal como fueran las condenas en la denominada Causa Harguindeguy.
Abogados vinculados a los organismos de derechos humanos que fueron consultados por ANALISIS DIGITAL, manifestaron que “aportarán más pruebas” que involucran y comprometen a varios agentes encubiertos -personal civil de inteligencia o PCI según la jerga de inteligencia militar-, para poder reabrir la causa y profundizar la investigación.
02/01/2014
Una nómina con nombres conocidos
Quiénes eran los agentes de Inteligencia que cumplieron funciones en Entre Ríos durante la última dictadura
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Arteaga, un conocido ex agente de Inteligencia de Paraná. |
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Ricardo Andrili, otro ex agente. |
Los nombres más conocidos de las listas de ex agentes eran los siguientes:
--Ricardo Andrili. Profesor de Historia. En plena dictadura, junto a un grupo de amigos de pensamiento antimarxista y nacionalistas, daban cursos de doctrina social de la Iglesia, a jóvenes que iban reclutando, tanto en la Facultad de Ciencias de la Educación, como en otros establecimientos secundarios y terciarios de Paraná. En ese grupo estaban un sacerdote, familiar del líder del grupo fascista Tacuara -Alberto Ezcurra-; un dueño de una inmobiliaria, ligado a un comodoro de la Fuerza Aérea Argentina y otros jóvenes católicos. “Yo soy políticamente peronista”, repetía Andrili, cuando se le preguntaba en los medios, cuando aceptó ser candidato a diputado nacional por el partido del ex carapintada Breid Obeid.
--Florencio Arteaga. Hijo de una conocida familia de Paraná. Su madre, de apellido Bouzada, era dueña del Hotel España, de calle 25 de Junio, que luego se transformó en la galería ubicada frente al Teatro 3 de Febrero. A fines del gobierno peronista de Isabel Perón y principios del golpe de Estado, vivía en Capital Federal, junto a su cuñado Eduardo Stigliano, mayor del Ejército Argentino, quien estuvo destinado en Buenos Aires, en Corrientes y finalmente recaló en Paraná, a principios de los ’80. Según varios allegados, Stigliano -quien falleciera en 1993 y estaba casado con la hermana de Arteaga- habría sido quien lo convenció de que ser agente del Batallón 601, era una buena “oportunidad laboral”, no obstante, lo mantuvo oculto hasta el momento en que se conoció la lista. Stigliano reconoció antes de morir que había asesinado a varios militantes. Con la apertura democrática, Arteaga se afilió a la UCR y, evidentemente, ese rol le sirvió para mantener informada a autoridades militares de lo que iba sucediendo en el partido centenario. Siempre apareció muy cercano al ex espía de la SIDE, Juan Carlos Legascue, de conocida ascendencia sobre la mayoría de los agentes encubiertos de Paraná, por su conocida capacitación en el exterior y su rol clave, tanto en plena dictadura, como en las etapas democráticas.
--Luis Alberto Etchéves. Proveniente de una familia militar (tiene parientes que cumplieron roles en la Marina, en plena dictadura), siempre se mostró al frente de la conocida Inmobiliaria Etchéves, que funcionara hasta fines de los ’90. En el matutino El Diario muchos lo recuerdan por su ingreso cotidiano a la sala de linotipistas para controlar las publicaciones de los avisos de su empresa y de paso estar al tanto de lo que se publicaba. Siempre peinado a la gomina, en los últimos 30 años apareció estrechamente vinculado a diversas entidades comerciales e inmobiliarias de Paraná. Falleció hace escasos años, después de vender publicidad para medios periodísticos.
--Enrique Eduardo Savat. Conocido militante de la UCR. En tiempos de la restauración democrática, era uno de los referentes del radicalismo entrerriano en la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. Aparecía firmando las diferentes actas de la entidad confeccionadas entre 1981 y 1983, cuando se elaboraban estrategias para defender a presos políticos y cuestionar el régimen militar de turno. En el 2004 se transformó en alumno de la carrera de Comunicación Social, dependiente de la Facultad de Ciencias de la Educación, donde incluso logró la tecnicatura.
--Rafael Ricardo Arzac. Médico, oriundo de Paraná y nacido en 1951, vivió en Córdoba en plena dictadura militar y aparecería rozado por algunos casos vinculados con la represión contra detenidos políticos. En los inicios de la etapa democrática, el conocido Bubby vivió en Paraná y cumplió funciones en clínicas de esta capital, como así también en el sector Sanidad de la Segunda Brigada Aérea. En Paraná residió en calle Panamá y en 25 de Mayo al 800. Relacionado a popes gremiales capitalinos –que hicieron buenos negocios durante la gestión del ex presidente Eduardo Duhalde-, reside en el barrio Recoleta de Buenos Aires –en un coqueto edificio de avenida Libertador- y pasó a ser un empresario próspero con el negocio de los medicamentos. Fue empleado de la Obra Social del Personal Rural (OSPRERA) y ante la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) aparece como prestador de “servicios relacionados con la salud humana” y en “asesoramiento, dirección y gestión empresarial”.
--Aníbal Raúl Torres. Figuraba como empleado del IAFAS, tanto en el gobierno militar como en los inicios democráticos. En 1978 quedó como secretario general de ATE Entre Ríos, tras desplazar al dirigente Juan Gulla, con la lista Azul y Blanca. En 1985 perdió las elecciones a manos de Héctor Edgardo Massarotti. “Siempre supimos que tanto él, como otros compañeros, eran de los servicios, pero no sabíamos a quiénes respondían”, indicó un dirigente. En la lista del Batallón 601 también aparece Julio Trovatto, que cumplía funciones en Flora y Fauna y fue ladero de Torres, aunque luego se abrió. Tanto Torres como Trovatto fueron vinculados, en diciembre de 1990, al levantamiento carapintada en Entre Ríos.
--Oscar Rafael Robaina. Cumplió funciones en LT14, Radio General Urquiza, como administrativo. Hay quienes recuerdan, en la emisora, que en algunos informes enviados al Batallón 601, hizo duras denuncias contra empleados, que motivaron sanciones, censura y hasta el alejamiento de algunos. Sería allegado al ex comisario Carlos Ramón Balla, servicio de inteligencia en Río Negro en tiempos de la dictadura, ex integrante del Comando Paraná del gobierno de Enrique Cresto y con condena a prisión perpetua por el secuestro y muerte del escribano Rubén Calero, aunque reside en su domicilio, donde nadie lo controla.
--Héctor Ramón Jurado. Ex director de Prensa de Enrique Tomás Cresto. En el primer gobierno de Jorge Busti el concordiense intentó incorporarse al IAFAS, pero finalmente recaló como titular del área de Información Pública. Fue un PCI (Personal Civil de Inteligencia), según consta en documentación de la Dirección General de Inteligencia del Ejército, entre 1977 y 1982. Falleció en años recientes, aunque antes finalizó la carrera de Abogacía.
--Lidia A. Leiva de Quinodoz. Residente en Nogoyá, una de las ciudades más golpeadas por la dictadura: tiene 22 desaparecidos y asesinados. Es nuera de Arnoldo Emilio Quinodoz, quien fue intendente de gobiernos militares, como así también en democracia. La esposa del ex intendente es hermana de un conocido represor de la provincia de Buenos Aires, en tiempos de la dictadura. El esposo de la ex agente era presidente del Club Social de Nogoyá.
--Fernando Marcelo Di Pasquo. Ex fiscal del Juzgado de Concordia, que se desempeñaba como analista de información, dependiente del Batallón 601, durante la dictadura militar. Previo a su cargo en la justicia entrerriana, fue director de Planificación de la segunda administración de Jorge Busti y antes de la finalización de dicho gobierno asumió como fiscal en Concordia.
--Mónica Torres. Ex titular de Familiares Detenidos y Desaparecidos. Ex subsecretaria de Derechos Humanos en el primer gobierno de Busti y luego diputada provincial en la última gestión de Sergio Montiel. Falleció en el 2011.
--Rafael Andrés Julián. Conocido militante del Partido Comunista de Paraná. Varios dirigentes lo habían denunciado ante la conducción del PC a principios de la democracia, porque entendían que era informante del poder castrense. Vive en calle Corrientes al final, en Paraná.
La extensa lista incluía también a otros personajes civiles y militares, como por ejemplo:
--Esther Frenna, quien estaba en el regimiento 121 de Santa Fe, pero siempre fue de Paraná.
--Juan Carlos Vila, que es de Santa Fe, pero ahora reside en calle 25 de Junio de Paraná.
--Juan Carlos Bossi, agente de reunión, oriundo de La Paz, quien militaba en el Modin junto al arquitecto Rodolfo Borini, en tiempos de furor del partido carapintada de Aldo Rico.
--Luis Rodolfo Leites, fotógrafo del Ejército en Paraná, fallecido hace ya algunos años. Era oriundo del departamento Federación.
--Daniel Carlevaro, personal de Ejército, quien habría participado en algunos atentados registrados en Paraná tanto en la etapa final del gobierno militar, como en los primeros tiempos de la democracia.
--Oscar Duré, agente PCI, relacionado a la Fuerza Aérea y al destacamento 121 de Santa Fe. Residía en Paraná y con familiares directos que también trabajaron en acciones de inteligencia. Estuvo en el gremio del transporte junto al ex diputado provincial Marcelo Maidana y fue asesor de Darcy Sampietro, ex legisladora nacional del PJ. También apareció vinculado al levantamiento carapintada de diciembre de 1990.
--Oscar y Raúl Ernesto Sciacia. Son dos hermanos que trabajaban como radiooperadores del Batallón 601. El primero es militar retirado, quien vive frente al Parque Berduc de Paraná. Junto a Raúl Sciacia también estaban los suboficiales Julio Seguín –conocido ladero también del ex espía Legascue-, Carlos Salvador Martínez, Rolando Enrique Santana, Ricardo Fick, Nicolás Suárez y Hugo Morino. Otros hermanos que aparecen en la lista son Armando Sadi Bonfils y Reinaldo Enrique Bonfils, ambos de Paraná.
--El otro dato a resaltar: la lista incluye también a familiares directos del general Ramón Camps –un hombre oriundo de Paraná- y del general Juan Carlos Ricardo Trimarco, ex interventor de Entre Ríos desde el 24 de marzo del ‘76. De este último estaban Susana Trimarco de Spotorno y Hugo Marcelo Trimarco.
Los ex agentes de Fuerza Aérea
Una de las estructuras más desarrolladas era la que dependía de la Fuerza Aérea Argentina, habida cuenta de la existencia de la unidad militar en esta capital.
En ese listado, aparecen también personajes conocidos de Paraná:
--Buttazzoni, Luis Rubén. Vive en Paraná, en calle División los Andes. Siempre fue oficial de la Policía de Entre Ríos, como varios de los integrantes de su familia. Llegó a comisario general, a fines de la década del ’90. O sea que tenía el doble rol: como policía y como agente de la Fuerza Aérea. Cuando dependía de la Brigada Aérea también estaba en Inteligencia en la fuerza policial. Luego pasó a la División Investigaciones, llegando a estar en varios casos resonantes, como el secuestro y crimen de la empresaria Susana Puentescrescio de Marcos, en 1985. Estudió incluso Abogacía, pero no terminó la carrera. Tuvo cuatro hermanos en la Policía; uno de ellos llegó incluso a juez. Otro de ellos, Oscar Buttazzoni, fue asesinado en Feliciano a mediados de los ’80, en un violento episodio, en que fue ultimado por un suboficial de la misma policía, con su arma reglamentaria y luego condenado por la justicia.
--Borghesse, Carlos Alberto Román. Vive en calle Mendoza, en Paraná. Es empleado.
--Cogno, Alcides Antonio. Vive en calle Cruz del sur al 200. Cumple funciones en una inmobiliaria de calle 25 de Mayo al 300 y seguiría estrechamente vinculado a Inteligencia de la Brigada Aérea. Cuando ANALISIS denunció las inversiones millonarias del suboficial mayor Alejandro Albornoz en Paraná y La Paz, fue uno de los más preocupados por tratar de determinar de dónde provenía la información.
--Duré, Justo Oscar. Reside en Paraná, en Avenida Ramírez. Su hermano Juan –ex agente del Batallón 601- fue quien apareció vinculado al movimiento carapintada de diciembre de 1990, cuando se entregaron diversos vehículos como apoyatura al movimiento sedicioso que liderara el fallecido coronel Mohamed Alí Seineldín, en acuerdo con empresarios, dirigentes gremiales y políticos de la capital entrerriana. Otros dos hermanos prestan servicios en el Ejército Argentino.
--Johnston, Alberto Ronaldo. Falleció hace algunos años en Paraná, donde residía en calle coronel Díaz. Tanto él como su hermano aparecían vinculados a Inteligencia de la Fuerza Aérea. De hecho, el hombre fue suboficial de la unidad militar.
--Lanzi, Eduardo José. Domiciliado en la capital entrerriana, en Avenida Ejército 1382.
--Londero, Héctor Daniel Gregorio. Allegado al Club Belgrano de Paraná, siempre se lo conoció como “dibujante”. Vivía en calle Nogoyá al 500. En la AFIP aparece registrado en “servicios técnicos y profesionales no clasificados, como impresión heliográfica, taquimecanografía y otras formas de reproducción.
--Sabotig, Osvaldo Héctor. Vivía en Paraná, en calle Crespo al 70. Siempre fue suboficial de la Fuerza Aérea. Su hermano integraba la banda de música de la Segunda Brigada Aérea.
--Zavalla, Sergio Aníbal. Comerciante de Paraná. Tenía domicilio en calle Nogoyá al 100. Se dedica a “servicios de saneamiento y similares (lo que incluye, según registros de la AFIP, recolección de residuos, fumigación, desinfección, etcétera). También vivió un tiempo en Buenos Aires.
--Balcaza, Roque Daniel. Vive en calle Jorge Newbery S/N, en Paraná, en proximidades de la Segunda Brigada Aérea.
--Bustos, Arnaldo Hugo. Era de Buenos Aires y vivió en Paraná durante varios años, en tiempos de la última dictadura militar. Había trabajado en una empresa aérea. Hacía informes sobre economía de Entre Ríos para Inteligencia de la Fuerza Aérea.
--Heis, Diego Manuel. Vive en el barrio Lomas del Mirador de Paraná. Antes, lo hizo en el barrio Hernández.
--Colignon, Eduardo Oscar. Vive en Paraná, en calle Don Bosco al 1600. Empleado de una empresa de bebidas.
Fuente:AnalisisDigital
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