13 de febrero de 2014

LA PLATA-LA CACHA: REVELAN QUE TAMBIÉN TORTURABAN A MENORES.

13.02.2014
"Me enteré en la tortura que había nacido mi hija" 
el testimonio de un sobreviviente de la cacha
Por: Pablo Roesler
U n sobreviviente del centro clandestino de detención La Cacha recordó ante el Tribunal Oral en lo Federal Nº1 de La Plata que durante su cautiverio fue llevado a otro campo de exterminio para conocer a su hija nacida en cautiverio. "La pude ver por cinco minutos", contó el testigo Ricardo Victorino Molina, y aclaró que pudo conocerla 15 años más tarde, tras regresar del exilio. Con su exposición, el TOF 1 inauguró los relatos testimoniales de los sobrevivientes de ese centro donde se cometieron crímenes por los que ahora son juzgados 21 imputados.

Durante las dos horas que le llevó reconstruir dos meses de horror, Molina reveló el funcionamiento y las condiciones de detención en La Cacha y recordó que compartió cautiverio con una adolescente a la que hostigaban por ser judía. También proveyó apodos de los guardias y mencionó a "El Frances", alias con que llamaban al jefe del centro clandestino, al que describió como "un cuadro" del Ejército que conducía los interrogatorios.

Molina comenzó su relato contando que el 14 de abril de 1977 una patota de civil, comandada por "El Frances", lo secuestró de la casa de su familia en La Plata y lo trasladó en un Torino blanco a La Cacha. Tenía 29 años, trabajaba en la fábrica Kaiser Aluminio (hoy Aluar), militaba en la Juventud Trabajadores Peronistas (JTP) y su pareja, la estudiante de arquitectura Liliana Galarza, estaba embarazada.

"Me enteré en la tortura que mi pareja, Liliana, no estaba muerta. El Francés me dijo que la tenía viva en un lugar y que había nacido mi hija", recordó Molina. "Estuve más de dos meses en el centro clandestino –contó–. Y un día me llevaron a una especie de carromato o motorhome donde El Francés me dice que me va a demostrar que ellas están vivas. Al día siguiente me llevaron a un lugar donde pude ver por cinco minutos a mi hija Mercedes."

Tras su captura en ese sitio, Molina fue alojado en la Unidad 9 de La Plata. Su testimonio fue el primero de la lista de testigos en el debate que tiene a 21 imputados, por los crímenes cometidos La Cacha, un centro de detención donde fueron secuestrados centenares de personas y apropiados, entre otros, los mellizos Reggiardo Tolosa y Natalia Suárez Nelson, y por los homicidios de los militantes Luis Bearzi y Marcelo Bettini.
Fuente:TiempoArgentino 


La Cacha: revelan que también torturaban a menores
Lo sostuvo Ricardo Victorino Molina, el primero de los testigos que declaró en el juicio oral a 21 sospechosos. Mencionó a una chica judía de entre 14 y 16 años. El dramático relato de su cautiverio. 

Las fotos del día.
12.02.2014

Ricardo Molina, sobreviviente de La Cacha (Foto: Eva Cabrera)
Por Martín Soler noticiasplatenses@gmail.com
@martinenlared

La declaración de un sobreviviente del centro clandestino de detención de La Cacha (que funcionó en La Plata durante la última dictadura cívico militar) arrojó un dato que generó conmoción al abrir la posibilidad que en el lugar también se hayan torturados a menores de edad.

El 14 de abril de 1977 Ricardo Victorino Molina fue secuestrado en la casa de su hermano en La Plata. Integraba la Juventud Trabajadora Peronista, integrante de la agrupación política Montoneros. Meses antes su pareja de entonces, embarazada, había sufrido el mismo destino de cautiverio.

En su relato ante el Tribunal Oral Criminal Federal 1 de La Plata, dejó un dato revelador. Durante su cautiverio, compartió encierro con una menor de edad. “Por su condición hebraica le decían ‘judía de mierda’”, detalló a los jueces y las partes, sin poder aportar datos de la identidad de la joven.

“Tenía entre 14 y 16 años de edad”, expresó tras un esfuerzo de memoria, y reveló: “La obligaban a bañarse, desnuda, con la puerta abierta, mientras era mirada por todos” sus torturadores. A preguntas de las querellas, expresó “no recuerdo bien, pero el apellido puede ser Goldberg”.  ggg 
Los testigos siguen el testimonio del primer sobreviviente que declaró

No es la primera vez que Molina declara en juicios por delitos de lesa humanidad. Lo hizo en los denominados Juicios por la Verdad y luego repitió su historia en el proceso que terminó en la condena al cura Christian Federico Von Wernich.

El sobreviviente aportó datos sobre sus compañeros de detención. Algunos precisos, otros apenas apodos, pero su esfuerzo de memoria quedó apuntado en las libretas de querellas y defensas. “Mónica, era de La Plata. Patricia Pérez Catán, era de Mar del Plata, estudiaba Medicina y por sus conocimientos sanitarios la obligaban a curar a los torturados; Carlos Masas, era delegado en Somisa, hoy vive en Estados Unidos; Roberto Achares, era delegado de Atilra en Bahía Blanca, lo liberaron conmigo; ‘Grillo’, era un soldado de la zona de Entre Ríos; ‘El Corcho’ Cisneros, era de La Plata y estaba con su pareja Marina, que era de Berisso y Mario gallego, era delegado en Astilleros, sigue desaparecido”.

También tuvo tiempo para describir a sus carceleros. “’El Griego’ era karateca; ‘Tarzán’ era un gordito enamorado de sus condimentos, llevaba una valijita con especies y condimentaba las comidas; ‘Pituto’ era joven, de unos 30 años, decía ser de la Marina; ‘Palito’ era tranquilo, nunca hubo problemas o cosas desmedidas en sus guardias; y Pablo, era un guardia que tocaba la guitarra y cantaba muy bien. Estando él de guardia había que cantar la Marcha de San Lorenzo, era joven, de unos 35 años, por las características parecía que era del Ejército, no era violento, tal vez era de inteligencia, cuando estaba de guardia, era una tranquila. Se notaba que tenía conocimientos pero no era un intelectual”.


El tribunal escucha al sobreviviente Ricardo Victorino Molina (foto: Eva Cabrera)
El terror. Molina –"Pancho" para sus compañeros y también para sus secuestradores– tenía pocas esperanzas sobre su futuro. Pasó semanas encapuchado, tirado sobre un camastro de cemento y una colchoneta, encadenado a la pared, y engrillado en uno de sus pies.

Tenía 29 años, integraba la Comisión Interna de Kaiser Aluminio, cuando fue chupado por un grupo de tareas liderado por otro represor, al que denominó como “El Francés”. Así narró esas horas: “Me subieron a un Torino blanco, de cuatro puertas, en la parte de atrás”. Al llegar a La Cacha, uno de sus secuestradores lo sacó de los pelos y a los golpes. “Era ‘El Oso’”, dijo en referencia a Héctor Acuña, quien integraba la patota del Servicio Penitenciario Bonaerense.

“'El Francés' sabía lo que me preguntaba. Tenía mucha información sobre mí. Incluso me dijo que había mandado a pedir mi legajo a la fábrica. Me preguntaba sobre la CGT de la resistencia, cómo se iba a organizar. También sobre mi vinculación con Montoneros. Sabían que la estructura sindical estaba desmantelada, tenían información fina sobre la situación”, precisó Molina.

El hombre no sabe por qué, casi al final de su permanencia en La Cacha, lo llevaron a ver a su mujer, Liliana Galarza, (estudiante de arquitectura, de 22 años), a quien habían capturado, embarazada, en noviembre de 1976. “Según como venga la mano te voy a llevar a verla un día”, le dijeron. El sobreviviente la creía muerta. “Unos días después, El Francés volvió y me dijo que me iba a llevar a conocer a mi hija. Me subieron encapuchado al baúl de un auto y me llevaron a 55 entre 13 y 14, me sacan la capucha y me encuentro frente a Liliana con el bebé en brazos. Fueron cinco minutos y a ella nunca más la volví a ver”. La madre de su hija sigue desaparecida. La menor fue entregada a sus abuelos y la conoció “de casualidad” cuando volvió del exilio y la menor tenía quince años de edad. “No puedo decir que hoy la relación con ella es la ideal, pero tampoco es mala”, aclaró.

Pocos días antes de quedar a disposición del Poder Ejecutivo Nacional (PEN), quedó cara a cara con su torturador, “El Francés”, quien le dijo “yo soy El Francés. Yo soy el que te detuvo, es muy probable que zafes. Si zafás y nos cruzamos en la calle, tirá primero, porque yo te voy a tirar”.

Ricardo Molina fue entregado y “blanqueado” en la Comisaría Octava de La Plata y luego trasladado a la Unidad 9 de La Plata.

Indagatorias. Durante la mañana de este miércoles concluyeron las indagatorias con el testimonio de Anselmo Pedro Palavezatti, quien en la última audiencia había hablado del trabajo coordinado entre el gobierno de facto y medios periodísticos como el diario El Día y Radio Provincia. ggg 
Palavesatti, durante el final de su declaración (Foto: Matías Adhemar) 
Fuente:Diagonales


12.02.2014
En el CCD, actuaron militares, penitenciarios y agentes de la SIDE
Con la declaración de un "PCI" del Ejército, continuaron las audiencias en el juicio por "La Cacha"

La muda presencia de las víctimas, en la sala donde se celebra el juicio oral
La Plata.- Las audiencias del juicio por los crímenes de lesa humanidad en el centro clandestino de detención "La Cacha", se reiniciaron hoy en La Plata con la continuidad de la declaración de Anselmo Pedro Palavezzati, un ex integrante de inteligencia del Ejército que había vinculado al matutino local El Dia con la dictadura cívico militar. El imputado inició su declaración la semana pasada ante los jueces del Tribunal Oral Federal 1, pero por un corte de luz se decidió que la continuara hoy. Palavezzati, que prestó servicios en el Destacamento de Inteligencia 101 del Ejército, había declarado la semana pasada que El Día colaboraba con su sector haciendo "encuestas encubiertas" para tratar de determinar en la zona el humor social con respecto a la dictadura gobernante.

Aseguró a los jueces que desde su área de trabajo, en 1977, "se encargaban encuestas encubiertas al diario El Día y a Radio Provincia". El teniente coronel Palavezzati, que fue jefe de la sección Reunión Interior que funcionaba en calle 55 número 617/19, entre 7 y 8, de La Plata, declaró que su tarea era recabar información analizando medios de comunicación gráficos de la época.

En la audiencia de hoy, que se prolongó por tres horas, Palavezzati respondió preguntas relacionadas con el organigrama funcional de la dependencia en la que trabajó, cantidad de personas y funciones específicas del área. Al término de esta indagatoria, el Tribunal comenzó con la toma de declaraciones testimoniales sobre los delitos ocurridos en La Cacha.

Ese lugar clandestino de detención funcionó, desde fines de 1976 hasta octubre de 1978, entre las calles 191, 196, 47 y 52 (vías del ferrocarril Belgrano), contiguo al penal de Olmos, en las antiguas instalaciones de Radio Provincia, en Lisandro Olmos, partido de La Plata.

Los grupos de tareas que operaron allí estaban integrados por personal del Ejército y del Servicio Penitenciario Bonaerense, aunque alternaban represores de la policía provincial, marinos y agentes de la SIDE. Entre los casos incluidos en este juicio que contempla tres causas con 21 imputados, están los de las embarazadas desaparecidas Graciela Quesada (cuyo hijo/a debió nacer en enero de 1978), Laura Carlotto (su hijo Guido nació el 28 de junio de 1978 y continúa desaparecido), Olga Casado y María Elena Corvalán.

Otras de las víctimas de este centro fueron María Rosa Tolosa de Reggiardo (madre de los nietos restituidos Gonzalo y Matías Reggiardo Tolosa), Cristina Lucía Marrocco de Picardi (su hijo/a debió nacer en noviembre de 1977), y la embarazada liberada Elsa Mattía.

Además, en este proceso se analizará el caso de Ana María Caracoche, madre de los nietos restituidos Felipe y María Eugenia Gatica Caracoche.
Fuente:Telam

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