16 de febrero de 2014

SANTA FE: EL MOVIMIENTO MARTÍN FIERRO SE SUMA A LA CÁMPORA.

Frente al ataque especulativo, respondemos con más unidad”, dijo Sebastián Artola
El Movimiento Martín Fierro se suma a La Cámpora
En el marco de un plenario realizado este sábado, los militantes del Movimiento Martín Fierro de Rosario hicieron pública su incorporación a La Cámpora. De este modo, la agrupación que nació en los primeros meses del año 2003, casi en los mismos días en que Néstor Kirchner llegaba a la Casa Rosada, y que en los últimos años se ha consolidado como una fuerza militante con un importante desarrollo territorial en la ciudad, se incorpora a la organización que se encuentra más estrechamente vinculada a la Presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner y es liderada a nivel nacional por Andrés “Cuervo” Larroque.

Sebastián Artola, referente del Movimiento Martín Fierro, sostuvo: “Para nosotros es un paso muy importante, una decisión que tomamos colectivamente, entre todos nuestros compañeros y compañeras, que significa reafirmar, más que nunca, nuestro compromiso irrenunciable con el liderazgo de la compañera Cristina y el proyecto nacional”.

Y agregó: “Frente al ataque especulativo de los sectores más concentrados de la economía contra nuestro pueblo, y el permanente asedio de las corporaciones mediáticas, desde la militancia debemos ser capaces de responder con más unidad, con nuevas síntesis, con más organización y compromiso”.

En el mismo sentido que Artola se pronunció el diputado nacional Marcos Cleri, quien asistió al plenario del Movimiento Martín Fierro junto con otros referentes de La Cámpora de la provincia y la ciudad. “Es una gran alegría para nosotros seguir aportando a la unidad a partir de una construcción bien amplia en Rosario y en todo el territorio santafesino, con compañeros y compañeras de la capacidad y el compromiso militante de Sebastián Artola y el conjunto de la militancia de la Martín Fierro”, sostuvo el legislador nacional. “Nuestra vocación es multiplicar la presencia militante en todos los sectores de la comunidad y sus organizaciones, para continuar y profundizar este proyecto de transformación nacional a favor de los trabajadores y los sectores populares que se inició en el año 2003”, añadió Cleri.

Artola, en tanto, llamó a “trabajar muy fuerte en todo el territorio, organizando cada vez a más vecinos, empoderando al pueblo, convocando a todos los compañeros y compañeras para fortalecer desde abajo al proyecto nacional y construir una opción política para Rosario y nuestra provincia. Sólo así va a ser posible volver a poner al peronismo de nuestra ciudad y la provincia de cara a la sociedad y a los más humildes”, sostuvo en relación a los desafíos para este año.

“Este es el legado de Néstor y el ejemplo diario de Cristina, la política como acto de transformación, como proyecto colectivo y no individual, sin especulaciones, porque lo que está en juego no es ni más ni menos que los destinos de nuestra patria”, dijo también Artola.
“Es imprescindible reafirmar más que nunca las banderas de la unidad, la organización y la solidaridad, para seguir profundizando el proyecto nacional, la conquista de derechos, las políticas de inclusión social y creación de trabajo, que son las banderas que abraza mayoritariamente nuestra sociedad, digan lo que digan las corporaciones mediáticas y los postulantes de la restauración conservadora”, agregó el ex candidato a concejal y  dirigente kirchnerista. “Por más que el poder económico y las partidos políticos neoliberales no lo quieran entender, el kirchnerismo llegó para quedarse, porque este es el camino que quiere seguir recorriendo el pueblo argentino”, remarcó.

Carta Abierta del Movimiento Martín Fierro
 
Sólo la unidad hace la victoria!
 
 
1)
Vivimos tiempos intensos y de fuertes desafíos que reclaman profundas decisiones. Los profetas del odio y los privilegios añoran un “fin de ciclo” o la “transición” hacia una Argentina “normal”, con sus jerarquías sociales y culturales concebidas como naturales, fijas y eternas.
Lo tenemos claro. No son cualquiera. Son el poder real de la Argentina. Los que hicieron cada golpe cívico-militar en el siglo XX, los que sacaron a Alfonsín en el ’89 o los que intentaron el golpe mediático, en alianza con las patronales del campo, contra nuestro gobierno en el 2008. Los mismos que hoy meten mano en el bolsillo de todos los argentinos, especulando con los precios de los productos básicos, mientras tienen tasas de rentabilidad extraordinarias.
Sin perder las mañas destituyentes, también buscan y construyen candidatos. Por supuesto que los hay, en fila y de todos los colores. En nuestra provincia conocemos bien la variante “progresista”. La espiral de violencia, el crecimiento exponencial del narcotráfico, la profunda desigualdad en la ciudad y un Estado que marcha detrás de las especulación inmobiliaria y los sectores agroexportadores, dejan en claro que nunca van a producir una transformación en beneficio del pueblo. También levanta la mano la derecha, hipermarketineada, lavada y antipolítica, como nueva fórmula para el éxito social. Y, por supuesto, la restauración conservadora bajo maquillaje “peronista”, el sueño de siempre de las clases dominantes argentinas. El único requisito: disciplina y obediencia a las corporaciones económicas y mediáticas.
 
2)
Durante años las corporaciones fueron las dueñas del país, haciendo y deshaciendo a gusto, con una dirigencia política arrodillada que les rendía pleitesía y partidos políticos que traicionaban sus propias historias.
Con la llegada de Néstor Kirchner se les marcó la cancha. De este modo, poder político y poder económico dejaron de ser sinónimos. Después de treinta años, el pueblo volvía a ser protagonista de la política.
Lo dijo Néstor en su discurso de asunción: “Ningún dirigente, ningún gobernante, por más capaz que sea, puede cambiar las cosas si no hay una ciudadanía dispuesta a participar activamente del cambio”.
El kirchnerismo comprendió el significado profundo del 2001, y los límites del progresismo en los ‘90: una política de transformación se hace con un pueblo militante. Poniendo en debate la distancia de los dirigentes con la sociedad, tal como se había establecido en el ciclo neoliberal, y convocando a una representación política nacida desde el pueblo, el territorio y la militancia.
Sólo así era posible hacer frente a los sectores dominantes y transitar un horizonte democrático más pleno en nuestra patria.
 
3)
Frente a los desafíos que atraviesan nuestro proyecto político, Cristina definió con claridad el rumbo, en marzo del 2011, durante el acto en Vélez: Unidos y Organizados.
Construir una unidad sustantiva y profunda, con nuevas síntesis, núcleos de coincidencias estratégicas y de acción diaria, capaz de contener la diversidad y pluralidad de los espacios identificados con el proyecto nacional, es condición para fortalecer, en estas horas decisivas, el frente nacional, popular y democrático, con sus trabajadores, jóvenes, movimientos territoriales, profesionales, colectivos culturales, sectores de la producción y empresarios vinculados al mercado interno.
Esto interpela las lógicas mezquinas, fragmentarias e individuales que atraviesan la construcción política, y no dejan de ser una herencia de los años neoliberales.
Reponer un sentido colectivo sincero y un espacio común de pertenencia, sobre la condición primaria que forja el vínculo entre “compañeros” y “compañeras”, aún en la diferencia - desplazando hacia el exterior de nuestro espacio político las disputas internas que muchas veces desdibujan nuestro adversario real - es una prueba que debemos superar.
Profundizar la organización más que nunca tiene que significar desplegar las potencias y  creatividades que anidan en nuestro pueblo y el atrevimiento de vencer al tiempo, promoviendo la iniciativa desde abajo, el protagonismo de nuestro pueblo y la conciencia colectiva, proyectando el diálogo entre las demandas sociales y nuestro gobierno, traduciendo las necesidades en nuevos derechos conquistados y permitiendo la llegada del Estado al territorio para garantizar que las políticas púbicas estén con quienes más las necesitan.
Son tiempos para poner todos nuestros esfuerzos cotidianos de cara a la pueblo. Compatriota por compatriota, vecino por vecino. Con nuestra arma principal: la palabra. Esa palabra que nace del compromiso diario y la convicción profunda. Para seguir librando la batalla cultural contra las corporaciones mediáticas en el seno de nuestra sociedad.
 
4)
El Movimiento Martín Fierro nació sobre las huellas del nuevo escenario abierto por los acontecimientos del 19 y 20 de diciembre del 2001 y la llegada de Néstor Kirchner al gobierno.
En un texto que escribimos en diciembre de 2003, decíamos: “La realización de un nuevo proyecto nacional y la construcción de un nuevo movimiento político depende del protagonismo de los de abajo. El protagonismo popular es decisivo en las soluciones profundas (…) Lo cual hace estratégico el trabajo en el seno mismo del pueblo”.
Más adelante, agregábamos: “Este es un momento cualitativamente superior, donde la pelea es mucho más consciente y los niveles de disputa son más elevados. Donde el consenso y potencial actual deberá traducirse en organización y en una política estratégica”.
“En conclusión, el desafío que se nos plantea es transformar el cuestionamiento al neoliberalismo y el consenso hacia las propuestas de cambio en un poder político, social y cultural (…) En esta tarea nada reemplaza el trabajo cotidiano, el aprendizaje a lo largo del tiempo, la construcción lenta y paciente del compromiso militante”.
Y definíamos: “Este es el desafío que nutre y da sentido a la propuesta y nacimiento del Movimiento Martín Fierro (…) Los lineamientos sobre los cuales se funda nuestra movimiento apuestan a la construcción de un movimiento político, social y cultural que aporte sus voluntades organizadas a la unidad del campo nacional y popular. Entendemos que la construcción de un nuevo movimiento nacional que devuelva al pueblo su protagonismo histórico es un imperativo, sin el cual no hay posibilidad de realizar un proyecto de país a favor de las mayorías”.
 
5)
Diez años después, acá estamos. Desde abajo, a pulmón y sin habernos corrido una coma de nuestras convicciones más profundas, hemos construido en Rosario una experiencia militante de la que nos sentimos orgullosos. De agrupación universitaria pasamos a ser también una organización territorial, militando en barrios donde falta todo y el Estado local brilla por su ausencia. Y desde el 2010, con el lanzamiento del Foro Rosario para Todos, empezamos a construir un proyecto de ciudad, con inclusión e igualdad de oportunidades, convencidos que es el camino para dar respuesta a las necesidades que atraviesan buena parte de nuestros vecinos y a la violencia que marca el día a día y se lleva la vida de los pibes de los barrios más humildes.
El año pasado, junto a distintas organizaciones políticas y sociales, dimos un paso enorme al haber conformado una propuesta electoral para las elecciones a concejales. Dejamos plantado el desafío de construir una representación fundada en la militancia, capaz de poner al peronismo y al espacio nacional y popular, de Rosario y la provincia, en el lugar de donde nunca se tendría que haber ido: junto a los más humildes y en el día a día de la construcción territorial.
 
6)
Hoy damos un nuevo paso, como lo hicimos cada vez que nos sentimos desafiados por la realidad que aspiramos a transformar.
La pregunta - más bien sencilla, básica, pero profundamente ética, que siempre guió nuestra militancia - respecto al mejor modo de aportar con nuestros esfuerzos colectivos al proyecto nacional encuentra una nueva respuesta.
Y, como siempre, es una decisión que tomamos colectivamente, entre todos los compañeros y todas las compañeras de nuestro movimiento.
Por eso, sumarnos a La Cámpora significa para nosotros asumir varios desafíos:  
En primer lugar, reafirmar nuestro compromiso irrenunciable, leal y consecuente, sin especulación, con el liderazgo de la compañera Cristina y el proyecto nacional.
En segundo lugar, profundizar los procesos de unidad y síntesis del campo nacional y popular, en la organización que ha sabido expresar mayoritariamente a las nuevas generaciones militantes, y que por eso mismo ha sido motivo de la ensañada demonización por parte de los poderes mediáticos más concentrados.
En tercer lugar, aportar a la centralidad de la militancia en la construcción de una representación política, nacida desde abajo, con los pies en el barro, transgresora, que se la juegue sin especulaciones, con el coraje y la decisión de tocar los intereses que haya que tocar, por más poderosos que sean, para profundizar el empoderamiento de nuestro pueblo y conquistar la justicia social en nuestra patria.
El nombre también nos resulta convocante. Simboliza y representa las utopías de la generación política de la que somos hijos. Si el “Tío” Cámpora es uno de los nombres propios que dio encarnadura a los sueños de las juventudes de los años setenta, Martín Fierro fue una de las metáforas con que esa misma militancia pensaba su continuidad con las luchas populares del siglo XIX. Hoy, en el siglo XXI, estos nombres se reponen y encuentran, a manos de otros jóvenes – nosotros - pero con los mismos sueños de una patria libre, justa y soberana.
 
Como siempre decimos, la lucha continúa. Hoy más que nunca.
Porque el futuro ya llegó.
Que sepan las corporaciones que lo vamos a defender con uñas y dientes.
Llegamos para quedarnos.
Y seguimos… combatiendo por el país alegremente.
 
Con Perón y Evita en el corazón,
Con Néstor como bandera a la victoria
Y junto a Cristina siempre!
 
15 de febrero de 2014,
Movimiento Martín Fierro
Rosario – Provincia de Santa Fe.
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