EL TESTIMONIO DE MARTA BETTINI EN EL JUICIO ORAL POR LOS CRIMENES COMETIDOS EN EL CENTRO CLANDESTINO LA CACHA
“Es una familia con el alma inquebrantable”
La mujer habló sobre el secuestro y la desaparición de su padre y de su esposo y el asesinato de un hermano y su abuela materna. Las gestiones ante los militares y la Iglesia. El rechazo de Primatesta. La burla de Antonio Plaza.
Por Ailín Bullentini
Marta Bettini dio su testimonio ante el Tribunal Oral Federal Número 1 de La Plata.Imagen: Rafael Yohai
“Fuiste clarísima, como buena maestra”, felicitó la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, a Marta Bettini. Las dos se encontraron en la puerta de la sede del Tribunal Oral Federal número 1 de La Plata una vez culminado el testimonio de Bettini: otra vez detalló el derrotero de la desaparición de parte de su familia durante la última dictadura cívico-militar. “No sé por qué hace 37 años mi familia fue perseguida con tanta saña, su señoría”, respondió la mujer hacia el final del testimonio que ofreció en el marco del juicio oral que debate las responsabilidades de 21 represores por las violaciones a los derechos humanos en el centro clandestino de detención conocido como La Cacha y al que coroló con la frente en alto, la voz anudada en el fondo de la garganta y la exigencia de “justicia”: “Me siento muy orgullosa de pertenecer a una familia que ha demostrado tener un alma inquebrantable”. No es la primera vez que Bettini cuenta cómo, en menos de un año, su familia se convirtió en un caso emblemático entre las víctimas del terrorismo de Estado. Su padre y su esposo, desaparecidos; un hermano y la abuela materna, asesinados; saqueos a sus propiedades. La parte que quedó viva logró el exilio y desde allí buscó a los suyos. Ella y su madre, con el peso del reconocido linaje familiar, golpearon todas las puertas que pudieron. Fueron muchas, entre el universo político y el eclesiástico. Soportaron negativas constantes y hasta la burla de “personajes nefastos” de la Iglesia local e internacional. Su historia fue escuchada ayer como pieza del rompecabezas que se intenta armar frente a la Justicia sobre el funcionamiento de La Cacha.
Marcelo Bettini
Estudiante de Agronomía. 21 años. Militante de la Juventud Universitaria Peronista. La mañana del 9 de noviembre de 1976 se fue de la casa familiar “y no volvió más”, informó Marta sentada frente al tribunal, de espaldas a la mitad del total de los genocidas juzgados. La otra mitad no asistió a la audiencia. A Marcelo lo encontraron su padre, el fiscal federal retirado Antonio Bettini, y el marido de Marta, el marino retirado Jorge Devoto, luego de “muchísimas gestiones para tratar de localizarlo”. Ya estaba muerto. Las fuerzas policiales inventaron un enfrentamiento. Devoto reconoció al joven “entre muchos otros restos depositados en una fosa común” en el cementerio platense. “Me contó que estaba terriblemente golpeado”, recordó Marta.
Antonio Bettini
Cuando el golpe, Bettini padre ya no era fiscal y aunque seguía siendo influyente y mantenía los contactos aceitados disfrutaba de su cátedra de Derecho V en varias universidades: La Plata, Católica, Buenos Aires, El Salvador. Devoto lo acompañó a varias comisarías de la capital provincial en busca de noticias de Alfredo Temperoni, el chofer de “Meme”, la abuela materna de Marta, quien había sido secuestrado de la cochera familiar el día anterior. Era 18 de marzo. “Mi marido se dio cuenta de que dos coches lo seguían. Uno de ellos los interceptó.” Al ex fiscal lo encapucharon y se lo llevaron. A Devoto lo amenazaron, pero lo dejaron libre. Una vez en libertad, Temperoni aseguraría haber compartido el centro clandestino con Bettini padre. Interrogado en La Cacha, sus captores le dirían al chofer: “Hable tranquilo que aquí está el doctor Bettini escuchándolo”, apuntó Marta, quien mencionó que por datos recabados a lo largo de más de 30 años de búsqueda, la familia supo que Bettini padre estuvo luego en la ESMA.
Jorge Devoto
“Jorge no sé qué pasa, ¿por qué no nos vamos del país?”, contó Marta que le sugirió a su esposo tras la desaparición de su padre. Devoto, que se había retirado de la Marina de Guerra en el ’75 “porque ya veía el armado del golpe”, confió en su fuerza, sostuvo la mujer. Acudió a Marcos Lobato, su primo, también marino, para que lo ayudara a averiguar qué había pasado con su suegro. Lobato le “concertó” una reunión con el servicio de inteligencia de la fuerza en el Edificio Libertad. Allí acudió el 21 de marzo, luego de cumplir con el pedido de su mujer de firmarle permisos para “vender las propiedades, los autos y sacar a las nenas del país”. Nunca más regresó. Varios años después, a través de la confesión del marino Adolfo Scilingo, Marta tendría más datos: “Scilingo dijo que a Jorge lo habían tirado de uno de los aviones de la muerte sin la anestesia que llamaban pentonaval, por traidor”.
La abuela Meme
Marta se llevó a sus hijas, de uno y cuatro años entonces, a Uruguay, donde tenían familia y bienes por parte de los abuelos maternos. “Alquilé un chalet bonito, con parrilla y flores, para cuando volviera papá”, sollozó durante su testimonio. No duró mucho allí. Por miedo, pasó a Brasil, en donde la Conferencia Episcopal le aconsejó abandonar el continente. Recalaron en España, donde se reencontró con el resto de su familia cercana. Allí se enterarían de dos cosas: que las Fuerzas Armadas habían estado buscándolos en Uruguay y que habían secuestrado a la abuela María Mercedes Hourquebie de Francese, en La Plata. “A la mucama, quienes se la llevaron le dijeron que se quedara tranquila, que si la señora contestaba unas preguntas volvía para almorzar”, apuntó Marta. Testimonios indican que la abuela, de entonces 77 años, habría soportado torturas en La Cacha. Era noviembre de 1977. Diez años después, el Equipo de Antropología Forense la encontró en una fosa común en Avellaneda.
Gestiones sin éxito
A pedido de las querellas, Marta detalló varias gestiones realizadas por ella y su familia en Argentina y el mundo para dar con los suyos. “Interesamos al gobierno de España, a los reyes, al de Francia y al de Italia. También al Vaticano, en donde necesitaban información aportada por el Episcopado argentino, que no decía nada”, remarcó. Y eso que intentaron. Hablaron con capellanes del Ejército y la Marina; vía el arzobispo de Bahía Blanca, Jorge Mayer, el genocida Guillermo Suárez Mason les dijo a las hermanas de Bettini padre que les diría algo “sólo si no viola secretos de guerra”. El obispo Antonio Plaza, de La Plata, se burló: “Díganme en qué lugar de Europa quieren que les llevemos a sus desaparecidos”, recordó Marta. Nunca más supieron nada. El cardenal Raúl Primatesta se negó a recibir a Marta y a su madre en Italia: “Adujo que lo comprometíamos”, sumó la mujer. Su madre fue a buscar al diplomático vaticano Pío Laghi a Puebla, junto a otros familiares de víctimas del genocidio argentino, a preguntarle por los suyos: “Le dijo que estaban todos muertos o tan torturados que no serían devueltos”.
EL EMBAJADOR CARLOS BETTINI
“Militantes de la dignidad”Por Ailín Bullentini
El embajador argentino en España, Carlos Bettini, escuchó el testimonio de su hermana desde una de las primeras butacas destinadas al público en la Sala AMIA platense y coincidió con su conclusión: “Mi familia es inquebrantable”. En diálogo con Página/12, aseguró que escuchar la historia de la desapariciones de sus seres queridos ante la Justicia es “reparador” y, a la vez, “un aporte importante por todos los que no pudieron luchar”. Además, intentó buscar los porqués: “¿Por qué eran militantes? Yo lo era, ellos ¿de qué? De la dignidad”, desafió.
–La historia de la familia estuvo presente en el Juicio a las Juntas, en los Juicios por la Verdad y en el juicio oral por los crímenes cometidos en la ESMA. ¿Por qué es importante seguir contándola?
–Los pueblos que no reparan, aunque sea tarde, a través de la Justicia los errores que cometen, vuelven a cometerlos. Pero, además, es ejemplar contar esto. Nosotros venimos denunciando lo que sufrimos desde hace muchos años, pero hubo una cantidad de gente que a lo mejor no ha podido por falta de posibilidades, de recursos, y hasta en algunos casos, de fuerza de ánimo. Creemos que tenemos la obligación, en representación del dolor de los miles de desaparecidos, de contar esto.
–¿Hay alguna reflexión sobre las razones del ataque que sufrieron?
–Es la pregunta de los mil millones de dólares y consideramos que esta respuesta nos la tiene que dar la Justicia. Algunos apuntan a una motivación económica. Y sí, nos robaron todo. Otros, a una cuestión de militancia. También está la hipótesis de la traición. Pero no alcanza. Podría contestarte desde el testimonio de miles de personas que conocieron a mis familiares: ¿militantes de qué eran? Yo fui uno, pero ¿ellos?, ¿militantes de qué? De la dignidad. Ahí está el testimonio de una sobreviviente que dijo que a mi abuela le dieron hasta reventar y no cantó ni el nombre de su nieto, o el de varios otros que lo cuentan a mi papá dándoles su dirección para que acudieran a él una vez libres, con la promesa de que los ayudaría a exiliarse. Ellos sufrieron, sin serlo, el campo de concentración y las torturas destinadas a los militantes y el destino de los que no aparecieron.
Fuente:Pagina12
28.03.2014
derechos humanos
Marta Bettini: "Me siento orgullosa de pertenecer a una familia de alma inconquistable"
derechos humanos
Marta Bettini: "Me siento orgullosa de pertenecer a una familia de alma inconquistable"
Marta Bettini, hermana del actual embajador argentino en España Carlos Bettini, relató los secuestros y asesinatos que sufrieron cuatro integrantes de su familia durante la última dictadura cívico-militar y expresó su orgullo por pertenecer a "una familia de alma inconquistable".
Marta Bettini relató ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata, que investiga los crímenes de lesa humanidad cometidos en el centro clandestino de La Cacha, el secuestro y asesinato de su hermano Marcelo, de 21 años; su padre, Antonio, de 60; su abuela, María Mercedes Hourquebie de Francese, de 77 y su esposo Jorge Devoto.
"Quiero decir dos cosas. La primera, que espero justicia; y la segunda, que me sientio orgullosa de pertenecer a una familia que demostró un alma inconquistable", expresó Bettini tras relatar cómo fue diezmada su familia por las fuerzas represivas.
En ese marco, el fiscal del juicio Hernán Schapiro expresó a Télam que lo ocurrido a la familia Bettini "fue un caso muy impresionante" y remarcó que el testimonio de Marta Bettini "fue excelente, sólido, muy claro, e incluso aportó el dato de las gestiones realizadas ante la Iglesia y otros funcionarios".
"Se sabe que el padre y su abuela estuvieron detenidos en La Cacha, el cuerpo de su abuela fue recuperado, el de su padre no", detalló y agregó que el cuerpo de Marcelo Bettini se encontró en una fosa en común poco después de ser secuestrado; en tanto se presume que Jorge Devoto, tal como declaró Adolfo Scilingo en España, fue víctima de un "vuelo de la muerte".
El 8 de noviembre de 1976 un grupo de tareas secuestró a su hermano Marcelo, quien militaba en la Juventud Universitaria Peronista.
El padre y el cuñado del actual embajador, Antonio Bettini y Jorge Devoto, respectivamente, salieron a buscar a Marcelo y pudieron dar con su cadáver, enterrado ilegalmente en una fosa común, en el cementerio de La Plata.
Luego, el chofer de la familia, de apellido Temperoni, fue secuestrado en La Plata el 17 de marzo de 1977 y cuando Bettini padre y Devoto lo buscaban ambos fueron secuestrados; el primero en La Plata, el 18 de ese mes y el segundo el 21 de marzo de 1977, cuando se presentó en el Edificio Libertador para obtener información sobre el paradero de su suegro.
En tanto, el 3 de noviembre de 1977, secuestraron a su abuela, "Memé" Hourquebie de Francese, de 77 años, y días después los sobrevivientes de la familia Bettini-Francese se exiliaron en España.
Recordó que en una oportunidad, un cirujano de La Plata, Mainetti y el párroco de la Iglesia San Ponciano, Pedro García Alonso, se entrevistaron con Ramón Camps para saber de "Memé" y hacerle llegar medicamentos que necesitaba la mujer.
"En una primera visita, Camps les recibió los medicamentos, les dice que la tienen y que se los hará llegar, pero en una segunda visita Camps les dijo que ya no le den los medicamentos", recordó, en alusión a que la anciana ya estaría muerta.
Reconoció que el secuestro y muerte de su abuela pudo tener una "motivación económica", en tanto el móvil del secuestro de su padre "no sabemos".
"No sabemos el motivo de por qué hace 37 años fuimos perseguidos con tanta saña", remarcó.
Recordó gestiones realizadas ante Monseñor Antonio Plaza, Pio Laghi y el cardenal Raúl Primatesta, "sin éxito".
Durante la audiencia también se oyó el testimonio de Laura Gerenchstein, hermana de Rubén Gerenchstein, secuestrado y asesinado por la dictadura a los 16 años.
En 1977, los alumnos y miembros del Centro de Estudiantes de la Escuela Normal Antonio Mentruyt de Banfield Margarita Ercole, Rubén Gerenschtein, Mónica Tressaco fueron secuestrados cuando cursaban el 5º año del bachillerato y siguen desaparecidos.
La mujer recordó que el 27 de mayo de 1977 "eran las dos de la tarde, yo estaba estudiando en mi casa, mientras mi hermano, de 16 años, jugaba a la pelota en el patio, cuando escuché una violenta frenada en la puerta".
"Vi por la ventana un coche y dos personas que salieron corriendo hacia el patio del costado, que era abierto", afirmó y precisó que "corrí a ver a mi hermano. Lo encontré tirado en el piso y una persona armada apuntándole la cabeza".
Además, recordó que la obligaron a ingresar a la casa y se fueron, llevándose a su hermano.
Gerenschtein explicó que pese a realizar "todas las gestiones posibles" para localizar a su hermano "las puertas estuvieron siempre cerradas" y sostuvo que "una amiga de él, Silvia Buchi, luego me contó que estuvo detenida con mi hermano en La Cacha".

"Quiero decir dos cosas. La primera, que espero justicia; y la segunda, que me sientio orgullosa de pertenecer a una familia que demostró un alma inconquistable", expresó Bettini tras relatar cómo fue diezmada su familia por las fuerzas represivas.
En ese marco, el fiscal del juicio Hernán Schapiro expresó a Télam que lo ocurrido a la familia Bettini "fue un caso muy impresionante" y remarcó que el testimonio de Marta Bettini "fue excelente, sólido, muy claro, e incluso aportó el dato de las gestiones realizadas ante la Iglesia y otros funcionarios".
"Se sabe que el padre y su abuela estuvieron detenidos en La Cacha, el cuerpo de su abuela fue recuperado, el de su padre no", detalló y agregó que el cuerpo de Marcelo Bettini se encontró en una fosa en común poco después de ser secuestrado; en tanto se presume que Jorge Devoto, tal como declaró Adolfo Scilingo en España, fue víctima de un "vuelo de la muerte".
El 8 de noviembre de 1976 un grupo de tareas secuestró a su hermano Marcelo, quien militaba en la Juventud Universitaria Peronista.
El padre y el cuñado del actual embajador, Antonio Bettini y Jorge Devoto, respectivamente, salieron a buscar a Marcelo y pudieron dar con su cadáver, enterrado ilegalmente en una fosa común, en el cementerio de La Plata.
Luego, el chofer de la familia, de apellido Temperoni, fue secuestrado en La Plata el 17 de marzo de 1977 y cuando Bettini padre y Devoto lo buscaban ambos fueron secuestrados; el primero en La Plata, el 18 de ese mes y el segundo el 21 de marzo de 1977, cuando se presentó en el Edificio Libertador para obtener información sobre el paradero de su suegro.
En tanto, el 3 de noviembre de 1977, secuestraron a su abuela, "Memé" Hourquebie de Francese, de 77 años, y días después los sobrevivientes de la familia Bettini-Francese se exiliaron en España.
Recordó que en una oportunidad, un cirujano de La Plata, Mainetti y el párroco de la Iglesia San Ponciano, Pedro García Alonso, se entrevistaron con Ramón Camps para saber de "Memé" y hacerle llegar medicamentos que necesitaba la mujer.
"En una primera visita, Camps les recibió los medicamentos, les dice que la tienen y que se los hará llegar, pero en una segunda visita Camps les dijo que ya no le den los medicamentos", recordó, en alusión a que la anciana ya estaría muerta.
Reconoció que el secuestro y muerte de su abuela pudo tener una "motivación económica", en tanto el móvil del secuestro de su padre "no sabemos".
"No sabemos el motivo de por qué hace 37 años fuimos perseguidos con tanta saña", remarcó.
Recordó gestiones realizadas ante Monseñor Antonio Plaza, Pio Laghi y el cardenal Raúl Primatesta, "sin éxito".
Durante la audiencia también se oyó el testimonio de Laura Gerenchstein, hermana de Rubén Gerenchstein, secuestrado y asesinado por la dictadura a los 16 años.
En 1977, los alumnos y miembros del Centro de Estudiantes de la Escuela Normal Antonio Mentruyt de Banfield Margarita Ercole, Rubén Gerenschtein, Mónica Tressaco fueron secuestrados cuando cursaban el 5º año del bachillerato y siguen desaparecidos.
La mujer recordó que el 27 de mayo de 1977 "eran las dos de la tarde, yo estaba estudiando en mi casa, mientras mi hermano, de 16 años, jugaba a la pelota en el patio, cuando escuché una violenta frenada en la puerta".
"Vi por la ventana un coche y dos personas que salieron corriendo hacia el patio del costado, que era abierto", afirmó y precisó que "corrí a ver a mi hermano. Lo encontré tirado en el piso y una persona armada apuntándole la cabeza".
Además, recordó que la obligaron a ingresar a la casa y se fueron, llevándose a su hermano.
Gerenschtein explicó que pese a realizar "todas las gestiones posibles" para localizar a su hermano "las puertas estuvieron siempre cerradas" y sostuvo que "una amiga de él, Silvia Buchi, luego me contó que estuvo detenida con mi hermano en La Cacha".
28.03.2014
lesa humanidad
Rep: "Gracias a la tozudes de los Bettini, de Estela y Hebe tenemos un país con más justicia"
lesa humanidad
Rep: "Gracias a la tozudes de los Bettini, de Estela y Hebe tenemos un país con más justicia"
El dibujante Miguel Rep, quien presenció la declaración de Marta Bettini, aseguró que "gracias a la tozudez de la familia Bettini, de Estela (de Carlotto) y de Hebe (de Bonafini) tenemos un país con más justicia".
"Soy amigo de la familia Bettini y estoy impactado, porque más allá de saber la historia de la familia, estar con esta señora (Marta Bettini) y con los reos ahí, esto deja de ser ficción y periodismo y pasa a ser algo carnal", expresó a Télam el dibujante.
Rep remarcó que "esto pasó ayer pero sigue hoy" y que "no hay teatralización, sino vida y muerte".
"Esta familia tiene una tozudez inimaginable para ser que vivieron una tragedia así; pero es gracias a esa tozudez de ellos, de Estela (de Carlotto) y de Hebe (de Bonafini) que estamos acá, en un país con más justicia", remarcó.
Rep remarcó que "esto pasó ayer pero sigue hoy" y que "no hay teatralización, sino vida y muerte".
"Esta familia tiene una tozudez inimaginable para ser que vivieron una tragedia así; pero es gracias a esa tozudez de ellos, de Estela (de Carlotto) y de Hebe (de Bonafini) que estamos acá, en un país con más justicia", remarcó.
Fuente:Telam
Marta Bettini relató ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata que investiga los crímenes de lesa humanidad cometidos en el centro clandestino de La Cacha, el secuestro y asesinato de su hermano Marcelo, de 21 años; su padre, Antonio, de 60; su abuela, María Mercedes Hourquebie de Francese, de 77, y su esposo, el capitán de navío Jorge Devoto, integrante de la Marina.
“Juro decir la verdad y toda la verdad por mi padre, mi abuelita, mi marido, mi hermano y todos los desparecidos”, dijo instantes antes de comenzar su alocución.
Con tono pausado y timbre vocal similar al de una directora de escuela, la testigo sollozó en varias oportunidades al rememorar el calvario familiar. A pocos metros de la silla de testigos, el relato era seguido de cerca por su hermano Carlos y por Estela de Carlotto, de Abuelas de Plaza de Mayo.
Uno de los pasajes salientes del testimonio fue cuando recordó todas las gestiones infructuosas que realizó la familia ante diversos representantes de la Iglesia criolla, en particular ante monseñor Antonio Plaza, Pio Laghi y el cardenal Raúl Primatesta, "sin éxito".
“Mi familia era de una profunda raigambre católica”, recordó la abogada. Y mencionó que sus padres formaron parte de diversas organizaciones religiosas como Acción Católica Argentina, además de ser fuertes contribuyentes en distintas arquidiócesis.
Al hablar sobre Monseñor Plaza, lo definió como “funesto personaje de la historia de nuestra ciudad”. En uno de los encuentros con Plaza, el prelado llegó a decirle a la testigo “dígame en qué país de Europa quiere que se liberen a sus familiares”. Se sospecha que al momento de la reunión ya estaban muertos. “La ambición de Plaza era tener un capelo cardenalicio y vio que si nos ayudaba podía llegar a tenerlo”.
En relación al encuentro que mantuvo con el cardenal Primatesta, recordó que la respuesta a pedido fue “me comprometen”. En esa misma línea de pedido de ayuda la contestación de Laghi fue: “O están muertos o están tan torturados que nunca se los van a devolver”.
DESAPARICIONES. El 9 de noviembre de 1976 un grupo de tareas secuestró a su hermano Marcelo, quien militaba en la Juventud Universitaria Peronista.
El padre y el cuñado del actual embajador, Antonio Bettini y Jorge Devoto, respectivamente, salieron a buscar a Marcelo y pudieron dar con su cadáver, enterrado ilegalmente en una fosa común, en el cementerio de La Plata. “En la comisaría de Tolosa les dijeron que no hubo ningún enfrentamiento; que el cuerpo de mi hermano estaba identificado, tenía el documento en el bolsillo y que lo enterraron como NN en el cementerio de La Plata”, rememoró la mujer, y aclaró que “cuando fueron a la morgue vieron cuerpos con carteles colgados en los pies, con fechas posdatadas de adonde iban a aparecer”.
Luego, el chofer de la familia, de apellido Temperoni, fue secuestrado en La Plata el 17 de marzo de 1977 y cuando Bettini padre y Devoto lo buscaban ambos fueron secuestrados; el primero en La Plata, el 18 de ese mes y el segundo el 21 de marzo de 1977, cuando se presentó en el Edificio Libertador para obtener información sobre el paradero de su suegro. Marta Bettini le había pedido que no vaya. “Es mi fuerza, es mi arma, yo confío en ellos”, fue la respuesta de su marido aun desaparecido. Esa fue la última vez que lo vio.
En tanto, el 3 de noviembre de 1977 secuestraron a su abuela, "Memé" Hourquebie de Francese, de 77 años, y semanas después los sobrevivientes de la familia Bettini-Francese se exiliaron en España, previo paso por Uruguay y Brasil.
Recordó que en una oportunidad, un cirujano de La Plata, José María Mainetti y el párroco de la Iglesia San Ponciano, Pedro García Alonso, se entrevistaron con Ramón Camps para saber de "Memé" y hacerle llegar medicamentos que necesitaba la mujer.
"En una primera visita, Camps les recibió los medicamentos, les dice que la tienen y que se los hará llegar, pero en una segunda visita Camps les dijo que ya no le den los medicamentos", recordó, en alusión a que la anciana ya estaría muerta.
Reconoció que el secuestro y muerte de su abuela pudo tener una "motivación económica", en tanto el móvil del secuestro de su padre "no sabemos".
El panorama familiar era desolador y la mujer intentó radicarse en Uruguay, donde tenían familiares y propiedades, pero decidió alquilar “un chalet muy bonito con flores y parrilla para cuando volviera mi papá”. Pero al poco tiempo debieron escapar a Brasil, donde fueron acobijados por el Episcopado carioca. Habló con varios Cardenales y les dijo de la posibilidad de exiliarse en “Venezuela o México” pero la respuesta fue “ustedes se tienen que ir del continente”, dando cuenta del plan de exterminio supranacional que gobernaba en América Latina durante aquellos años. Fue así que marcharon rumbo a España. "No sabemos el motivo de por qué hace 37 años fuimos perseguidos con tanta saña", remarcó.
Sobre el final de su exposición sostuvo: "Quiero decir dos cosas. La primera, que espero justicia; y la segunda, que me siento orgullosa de pertenecer a una familia que demostró un alma inconquistable", expresó Bettini tras relatar cómo fue diezmada su familia por las fuerzas represivas.
El fiscal del juicio Hernán Schapiro expresó que lo ocurrido a la familia Bettini "fue un caso muy impresionante" y remarcó que el testimonio de Marta Bettini "fue excelente, sólido, muy claro, e incluso aportó el dato de las gestiones realizadas ante la Iglesia y otros funcionarios".
"Se sabe que el padre y su abuela estuvieron detenidos en La Cacha, el cuerpo de su abuela fue recuperado, el de su padre no", detalló. Y agregó que el cuerpo de Marcelo Bettini se encontró en una fosa en común poco después de ser secuestrado; en tanto se presume que Jorge Devoto, tal como declaró Adolfo Scilingo en España, fue víctima de un "vuelo de la muerte".
Fuente:Diagonales
Marta María Mercedes Bettini de Devoto, hermana del actual embajador argentino en España, Carlos Bettini, relató los secuestros y asesinatos que sufrieron cuatro integrantes de su familia durante la última dictadura cívico-militar y realizó fuertes críticas a la Iglesia argentina. Lo hizo durante su declaración en el juicio por crímenes de lesa humanidad cometidos en el centro de detención ilegal La Cacha, donde además agradeció al Episcopado de Brasil que los ayudó a salir hacia Europa y radicarse en España.
También dio indicios de que el Vaticano estaba al tanto de las desapariciones y homicidios de militantes políticos.
Marta Bettini relató ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata que investiga los crímenes de lesa humanidad cometidos en el centro clandestino de La Cacha, el secuestro y asesinato de su hermano Marcelo, de 21 años; su padre, Antonio, de 60; su abuela, María Mercedes Hourquebie de Francese, de 77, y su esposo, el capitán de navío Jorge Devoto, integrante de la Marina.
“Juro decir la verdad y toda la verdad por mi padre, mi abuelita, mi marido, mi hermano y todos los desparecidos”, dijo instantes antes de comenzar su alocución.
Con tono pausado y timbre vocal similar al de una directora de escuela, la testigo sollozó en varias oportunidades al rememorar el calvario familiar. A pocos metros de la silla de testigos, el relato era seguido de cerca por su hermano Carlos y por Estela de Carlotto, de Abuelas de Plaza de Mayo.
Uno de los pasajes salientes del testimonio fue cuando recordó todas las gestiones infructuosas que realizó la familia ante diversos representantes de la Iglesia criolla, en particular ante monseñor Antonio Plaza, Pio Laghi y el cardenal Raúl Primatesta, "sin éxito".
“Mi familia era de una profunda raigambre católica”, recordó la abogada. Y mencionó que sus padres formaron parte de diversas organizaciones religiosas como Acción Católica Argentina, además de ser fuertes contribuyentes en distintas arquidiócesis.
Al hablar sobre Monseñor Plaza, lo definió como “funesto personaje de la historia de nuestra ciudad”. En uno de los encuentros con Plaza, el prelado llegó a decirle a la testigo “dígame en qué país de Europa quiere que se liberen a sus familiares”. Se sospecha que al momento de la reunión ya estaban muertos. “La ambición de Plaza era tener un capelo cardenalicio y vio que si nos ayudaba podía llegar a tenerlo”.
En relación al encuentro que mantuvo con el cardenal Primatesta, recordó que la respuesta a pedido fue “me comprometen”. En esa misma línea de pedido de ayuda la contestación de Laghi fue: “O están muertos o están tan torturados que nunca se los van a devolver”.
DESAPARICIONES. El 9 de noviembre de 1976 un grupo de tareas secuestró a su hermano Marcelo, quien militaba en la Juventud Universitaria Peronista.
El padre y el cuñado del actual embajador, Antonio Bettini y Jorge Devoto, respectivamente, salieron a buscar a Marcelo y pudieron dar con su cadáver, enterrado ilegalmente en una fosa común, en el cementerio de La Plata. “En la comisaría de Tolosa les dijeron que no hubo ningún enfrentamiento; que el cuerpo de mi hermano estaba identificado, tenía el documento en el bolsillo y que lo enterraron como NN en el cementerio de La Plata”, rememoró la mujer, y aclaró que “cuando fueron a la morgue vieron cuerpos con carteles colgados en los pies, con fechas posdatadas de adonde iban a aparecer”.
Luego, el chofer de la familia, de apellido Temperoni, fue secuestrado en La Plata el 17 de marzo de 1977 y cuando Bettini padre y Devoto lo buscaban ambos fueron secuestrados; el primero en La Plata, el 18 de ese mes y el segundo el 21 de marzo de 1977, cuando se presentó en el Edificio Libertador para obtener información sobre el paradero de su suegro. Marta Bettini le había pedido que no vaya. “Es mi fuerza, es mi arma, yo confío en ellos”, fue la respuesta de su marido aun desaparecido. Esa fue la última vez que lo vio.
En tanto, el 3 de noviembre de 1977 secuestraron a su abuela, "Memé" Hourquebie de Francese, de 77 años, y semanas después los sobrevivientes de la familia Bettini-Francese se exiliaron en España, previo paso por Uruguay y Brasil.
Recordó que en una oportunidad, un cirujano de La Plata, José María Mainetti y el párroco de la Iglesia San Ponciano, Pedro García Alonso, se entrevistaron con Ramón Camps para saber de "Memé" y hacerle llegar medicamentos que necesitaba la mujer.
"En una primera visita, Camps les recibió los medicamentos, les dice que la tienen y que se los hará llegar, pero en una segunda visita Camps les dijo que ya no le den los medicamentos", recordó, en alusión a que la anciana ya estaría muerta.
Reconoció que el secuestro y muerte de su abuela pudo tener una "motivación económica", en tanto el móvil del secuestro de su padre "no sabemos".
El panorama familiar era desolador y la mujer intentó radicarse en Uruguay, donde tenían familiares y propiedades, pero decidió alquilar “un chalet muy bonito con flores y parrilla para cuando volviera mi papá”. Pero al poco tiempo debieron escapar a Brasil, donde fueron acobijados por el Episcopado carioca. Habló con varios Cardenales y les dijo de la posibilidad de exiliarse en “Venezuela o México” pero la respuesta fue “ustedes se tienen que ir del continente”, dando cuenta del plan de exterminio supranacional que gobernaba en América Latina durante aquellos años. Fue así que marcharon rumbo a España. "No sabemos el motivo de por qué hace 37 años fuimos perseguidos con tanta saña", remarcó.
Sobre el final de su exposición sostuvo: "Quiero decir dos cosas. La primera, que espero justicia; y la segunda, que me siento orgullosa de pertenecer a una familia que demostró un alma inconquistable", expresó Bettini tras relatar cómo fue diezmada su familia por las fuerzas represivas.
El fiscal del juicio Hernán Schapiro expresó que lo ocurrido a la familia Bettini "fue un caso muy impresionante" y remarcó que el testimonio de Marta Bettini "fue excelente, sólido, muy claro, e incluso aportó el dato de las gestiones realizadas ante la Iglesia y otros funcionarios".
"Se sabe que el padre y su abuela estuvieron detenidos en La Cacha, el cuerpo de su abuela fue recuperado, el de su padre no", detalló. Y agregó que el cuerpo de Marcelo Bettini se encontró en una fosa en común poco después de ser secuestrado; en tanto se presume que Jorge Devoto, tal como declaró Adolfo Scilingo en España, fue víctima de un "vuelo de la muerte".
Fuente:Diagonales



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