Piedad Córdoba confirma que votará por Santos
La excongresista aseguró que su respaldo en las urnas se lo dará a quien representa la paz del país.
28 de mayo de 2014
La excongresista aseguró que su respaldo en las urnas se lo dará a quien representa la paz del país.
28 de mayo de 2014
PIEDAD CORDOBA
Piedad Córdoba enfatizó que "el país va a levantarse en favor de la paz".
En momentos en que el país político se encuentra definiendo su respaldo para la segunda vuelta presidencial, la exsenadora liberal Piedad Córdoba anunció este miércoles que su voto será para la reelección del presidente Juan Manuel Santos.
El argumento de la excongresista, quien lidera Marcha Patriótica y otros sectores sociales de izquierda, es que Colombia debe rodear el proceso de paz que se adelanta desde hace más de un año en La Habana y a quien lo ha impulsado.
"Voy a votar por la paz y quien la representan en este momento es el presidente Santos", enfatizó Piedad Córdoba quien, de hecho, ya ha tenido acercamientos con el mandatario en asuntos relacionados con la terminación del conflicto armado. (Lea también: Divididos irán conservadores a segunda vuelta presidencial).
Córdoba enfatizó que "el país va a levantarse en favor de la paz" y, por lo cual, lo ideal es "que Colombia vote por la paz el próximo 15 de junio".
En esta misma línea está el senador electo del Polo Iván Cepeda, reconocido defensor de derechos humanos. “Mi voto es por el proceso de paz, y al buen entendedor, pocas palabras”, afirmó en referencia tácita a su respaldo a la reelección de Santos.
Por su parte, el expresidente Ernesto Samper (liberal) reiteró que la segunda vuelta definirá dos modelos de país. “El problema con Óscar Iván Zuluaga es que le está poniendo condiciones incumplibles a la paz”.
El comité ejecutivo del Polo tiene previsto anunciar este jueves a quién respaldará en segunda vuelta y, salvo un inconveniente, será Santos. Clara López, su excandidata presidencial, insistió en que su “voto es y será por la paz”.
Por su parte, el expresidente Ernesto Samper (liberal) reiteró que la segunda vuelta definirá dos modelos de país. A su juicio, los colombianos irán a las urnas para elegir entre la paz y la guerra.
"El problema con el señor (Óscar Iván) Zuluaga es que le está poniendo condiciones incumplibles a la paz", precisó Samper.
En momentos en que el país político se encuentra definiendo su respaldo para la segunda vuelta presidencial, la exsenadora liberal Piedad Córdoba anunció este miércoles que su voto será para la reelección del presidente Juan Manuel Santos.
El argumento de la excongresista, quien lidera Marcha Patriótica y otros sectores sociales de izquierda, es que Colombia debe rodear el proceso de paz que se adelanta desde hace más de un año en La Habana y a quien lo ha impulsado.
"Voy a votar por la paz y quien la representan en este momento es el presidente Santos", enfatizó Piedad Córdoba quien, de hecho, ya ha tenido acercamientos con el mandatario en asuntos relacionados con la terminación del conflicto armado. (Lea también: Divididos irán conservadores a segunda vuelta presidencial).
Córdoba enfatizó que "el país va a levantarse en favor de la paz" y, por lo cual, lo ideal es "que Colombia vote por la paz el próximo 15 de junio".
En esta misma línea está el senador electo del Polo Iván Cepeda, reconocido defensor de derechos humanos. “Mi voto es por el proceso de paz, y al buen entendedor, pocas palabras”, afirmó en referencia tácita a su respaldo a la reelección de Santos.
Por su parte, el expresidente Ernesto Samper (liberal) reiteró que la segunda vuelta definirá dos modelos de país. “El problema con Óscar Iván Zuluaga es que le está poniendo condiciones incumplibles a la paz”.
El comité ejecutivo del Polo tiene previsto anunciar este jueves a quién respaldará en segunda vuelta y, salvo un inconveniente, será Santos. Clara López, su excandidata presidencial, insistió en que su “voto es y será por la paz”.
Por su parte, el expresidente Ernesto Samper (liberal) reiteró que la segunda vuelta definirá dos modelos de país. A su juicio, los colombianos irán a las urnas para elegir entre la paz y la guerra.
"El problema con el señor (Óscar Iván) Zuluaga es que le está poniendo condiciones incumplibles a la paz", precisó Samper.
LOS CONSERVADORES, DIVIDIDOS
Lucía Ramírez llamó a votar a Zuloaga pero varios senadores optaron por darle el voto a Santos
Lucía Ramírez llamó a votar a Zuloaga pero varios senadores optaron por darle el voto a Santos
El apoyo de Marta L. Ramírez a Zuluaga se reveló en la sede de los conservadores.
El Partido Conservador quedó este miércoles irremediablemente dividido frente a la segunda vuelta presidencial del próximo 15 de junio. De un lado, la excandidata Marta Lucía Ramírez y un grupo de congresistas se sumaron al candidato uribista Óscar Iván Zuluaga y, del otro, la mayor parte de la bancada conservadora actual se quedó con el candidato-presidente, Juan Manuel Santos.
En medio de la maratón de estos dos anuncios, que se dieron con un intervalo de seis horas, dos cosas llamaron la atención.
La primera es que la campaña de Zuluaga firmó un documento con Ramírez en la que él se compromete a continuar los diálogos con las Farc, en una especie de ajuste a su plan de suspenderlos apenas se posesione.
Lo segundo, que quedó planteada una batalla por el número de congresistas que llegan a cada bando.
Hacia el mediodía, la campaña santista mostró la lista de 40 de los 59 congresistas actuales que dieron su apoyo al Presidente.
Pero en la tarde, el grupo de Ramírez dijo que también 38 parlamentarios estaban con ella, pero no se especificó cuántos de estos son electos y cuántos dejarán sus curules el próximo 20 de julio.
Lo cierto es que, aunque Santos tiene la mayor parte de la bancada y Zuluaga cuenta con Ramírez en sus filas, no es clara la cantidad de votos conservadores que se irán para cada lado.
Por otra parte, el excandidato Enrique Peñalosa, de Alianza Verde, dejó a sus seguidores en libertad, tras reiterar su respaldo a la paz.
Zuluaga acoge tesis de Ramírez sobre la paz
Con el compromiso de darle un compás de espera más extenso a las negociaciones de La Habana y no suspender el proceso una semana, como lo había dicho inicialmente, el aspirante del Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga recibió este miércoles en la noche el apoyo de la excandidata del Partido Conservador, Marta Lucía Ramírez, y de un grupo de 40 congresistas de la colectividad, entre actuales y los que se posesionan el 20 de julio.
La oficialización del apoyo de la excandidata Ramírez a Zuluaga se dio en medio de un acto en la sede del Directorio Nacional Conservador, al que asistieron algunos legisladores en ejercicio del conservatismo y figuras emblemáticas de esa organización política como Enrique Gómez Hurtado y Mariano Ospina Hernández.
La decisión de la excandidata presidencial conservadora de apoyar a Zuluaga no es de poca monta. El pasado domingo, en la primera vuelta, Ramírez obtuvo la no despreciable cifra 1’995.628 votos, lo que la convirtió en una de las protagonistas de la jornada y en un caudal apetecido para los candidatos que pasaron a la segunda vuelta.
La principal novedad del llamado “pacto por Colombia” es la aceptación de parte del aspirante uribista de las reglas que había propuesto Ramírez para avanzar en los diálogos con las Farc. Esto significa que ya no habrá una suspensión temporal de las conversaciones, como lo había planteado Zuluaga, sino que se dará un compás de espera más prolongado al proceso de La Habana.
De acuerdo con Zuluaga, “la búsqueda de una paz negociada requiere la búsqueda de acuerdos, consensos y ejercicios democráticos como el que hemos hecho”.
“Toda mi disposición para avanzar en esa dirección y trabajar de la mano de las ideas que ha planteado el Partido Conservador para lograr una paz basada en la negociación, pero una paz digna, estable y duradera”, afirmó el candidato presidencial.
En el acuerdo reza que “para avanzar en la búsqueda de la paz y recogiendo la propuesta del Partido Conservador (...) se continuará conversando con las Farc en La Habana, sin acuerdos a espaldas del país, con condiciones y plazos que garanticen avances tangibles, definitivos, verificables con acompañamiento internacional”.
Adicionalmente, se estipula que le impondrían a las Farc, en caso de que Zuluaga sea elegido, evaluar lo acordado hasta ahora y divulgarlo.
4O congresistas, en lista de apoyo a Santos
Por su parte, el presidente-candidato Juan Manuel Santos concretó este miércoles el respaldo de 40 de los 59 congresistas actuales del Partido Conservador para su reelección, lo cual lo deja con un apoyo significativo de esa colectividad para la segunda vuelta. Se podrían sumar otros siete.
Santos y varios de sus allegados sostuvieron acercamientos con ese sector conservador en las últimas 48 horas para ultimar el acuerdo. De hecho, los contactos comenzaron desde la misma noche del domingo cuando se conocieron los resultados electorales.
El candidato-presidente acudió este miércoles a un encuentro con este bloque parlamentario, para ser testigo de la firma de un documento que ratificó el respaldo a su reelección.
“Este es un respaldo que va a ser definitivo y vamos por el triunfo el 15 de junio”, precisó Santos al término de la reunión. Y enfatizó: “Con el respaldo del Partido Conservador el triunfo va a ser más contundente”.
Los conservadores se convirtieron en ‘jugadores’ fuertes de la contienda presidencial luego de que en las elecciones legislativas del 9 de marzo alcanzaron 1’944.284 votos, y con Marta Lucía Ramírez como candidata en las presidenciales del domingo, se quedaron con 1’995.698 sufragios, un botín electoral con el que los candidatos presidenciales sueñan.
“Quienes suscribimos la presente comunicación somos parte de los conservadores de Colombia que adherimos a su candidatura a la reelección, convencidos de que nuestra colectividad ha sido parte fundamental del acuerdo de Unidad Nacional, base fundamental de la gobernabilidad del presente cuatrienio”, dice el documento de los conservadores defensores de la reelección.
Santos les explicó en la reunión que el mensaje central de su campaña sigue siendo la paz, el cual necesita ser potenciado en las regiones y que es allí, precisamente, donde los conservadores juegan un papel principal. “Cuando se buscan los valores supremos no hay distingos de partidos ni diferencias de ninguna índole”, precisó el Presidente-candidato. No obstante, también se acordó trabajar en otros frentes como el agro, la educación y la generación de empleo.
El senador Carlos Barriga, vocero de los conservadores, le dijo a Santos: “Lo vamos a acompañar con toda la decisión”. También, Efraín Cepeda, de la Costa Atlántica, se comprometió a redoblar esfuerzos.
Aida Avella formaliza apoyo
de la Unión Patriótica a Santos
mayo 29, 2014
“La paz es el único punto en que estamos de acuerdo con Santos, lo demás va en contravía con nuestro programas”, dice Aida Avella para anunciar el apoyo a la campaña reeleccionista. Asegura que la UP definió apoyar al candidato que abrió la puerta de la paz y no a quién busca declarar de nuevo la guerra. Durante la junta patriótica que reunió cerca de cien personas, entre quienes estaban además de Avella, Omer Calderón, Felipe Santos, Germán Cobo, Gabriel Bececerra y Jahel Quiroga, se tomó la decisión de manera unánime e invitaron a sus bases a votar “por un rumbo democrático hacia la paz”. Se trata de una posición independiente de la postura que pueda tomar esta tarde el Polo Democrático con quienes se asociaron en una coalición para la primera vuelta presidencial.
TAMBIÉN MARCHA PATRIÓTICA DA SU APOYO AL ACTUAL PRESIDENTE
El movimiento Marcha Patriótica anunció este jueves su respaldo al proceso de paz y a la reelección del presidente candidato Juan Manuel Santos.
Ese movimiento al dar su 'guiño' a la continuidad del mandatario dijo que están preparando actos multitudinarios en Huila, Caquetá, Putumayo y Cundimamarca.
La dirección nacional de la Marcha acordó que el próximo martes se reunirá con el presidente Santos para concretar su apoyo al Jefe de Estado.
Sin embargo, advierten que lo apoyan porque La Paz es del pueblo y no de un gobierno.
"La Paz: ni con Z de Zuluaga, ni con S de Santos; con P de pueblo...Pueblo, a blindar el proceso de paz", cita el llamado del movimiento.
Y en su crítica al Centro Democrático advierten: "La paz de Óscar Iván Zuluaga es un falso positivo".
TAMBIÉN MARCHA PATRIÓTICA DA SU APOYO AL ACTUAL PRESIDENTE
El movimiento Marcha Patriótica anunció este jueves su respaldo al proceso de paz y a la reelección del presidente candidato Juan Manuel Santos.
Ese movimiento al dar su 'guiño' a la continuidad del mandatario dijo que están preparando actos multitudinarios en Huila, Caquetá, Putumayo y Cundimamarca.
La dirección nacional de la Marcha acordó que el próximo martes se reunirá con el presidente Santos para concretar su apoyo al Jefe de Estado.
Sin embargo, advierten que lo apoyan porque La Paz es del pueblo y no de un gobierno.
"La Paz: ni con Z de Zuluaga, ni con S de Santos; con P de pueblo...Pueblo, a blindar el proceso de paz", cita el llamado del movimiento.
Y en su crítica al Centro Democrático advierten: "La paz de Óscar Iván Zuluaga es un falso positivo".
El 15 de junio no votaremos por el menos mal | |||
En la primera vuelta, del proceso electoral a la presidencia de Colombia, los ganadores sin lugar a dudas fueron los habitantes de Taganga y Barú. Estos pueblos, hicieron respetar la consigna: Sin solución no hay votación. La abstención, que en esta oportunidad llega a la cifra record de un 60% sigue castigando a una clase política cada vez más indolente y más cínica, que contó con toda la parafernalia de los medios de comunicación a su favor y todo el dinero necesario para emplearlo en la primera vuelta, sin embargo, ¡300 mil personas más dejaron de votar con relación a las elecciones del 2010. ¡El voto en blanco que estuvo por el orden de los 770.610 votos (5.99 %), es un hecho relevante, en la medida en que no contó con los espacios en los medios de comunicación que nos permitiera dirigirnos a amplios sectores de la sociedad colombiana, tampoco con los recursos económicos que facilitara el impulso de esta opción. El voto nulo, sigue proyectándose como un gesto de inconformidad. La votación del Polo Democrático Alternativo -Unión Patriótica, fue significativa, casi dos millones de votos y en la capital de la Republica obtuvo la segunda mejor votación con 502.302 sufragios.
Enfrentaremos, la segunda vuelta con el dilema del menos malo ¡Inaudito ¡Hay que elegir a Santos, para salvaguardar la paz, pero no permitió en los diálogos de La Habana la discusión del modelo económico. Para otros, el menos malo será Zuluaga, con su discurso pendenciero y guerrerista quien afirma que de llegar a la presidencia suspendería inmediatamente los diálogos con las Farc. La derecha colombiana esta envalentonada, porque piensa que tiene al pueblo colombiana en una encerrona. ¿Cuál será el "caballito de batalla" de la segunda vuelta? ¿Lo del Hacker? ¿Seguirán, radicalizando al país, ahora, con el tema de los diálogos de la Habana?
Mientras, se inventan otro zafarrancho, siguen enmudecidos ante a los problemas cruciales de este país. Guardan reserva, frente al último reporte del Banco de la Republica que informaba que la deuda externa del país había superado los 93.000 millones de dólares en enero del 2014, lo que represento un 23,6% del PIB.Tambien, pasan de agache, ante otro problema que plantea la economía del país consistente en una disminución de las exportaciones colombianas hacia el mercado de los E.U, en un 46,6%, según el Dane. Esta misma entidad se encargaba de señalar que ha habido un incremento en las importaciones, en un 4,2%, esto significa que en el primer trimestre del año se presenta una balanza comercial deficitaria (El heraldo), todo esto como consecuencia obvia de los tratados de libre comercio. ¿Qué piensan sobre los 14,8 millones de colombianos en el umbral de la pobreza y los 4,7 millones en la indigencia? Estos temas, son los que deben colmar las expectativas del pueblo colombiano y no aplicarle la máxima romana de pan y circo. Otro tema tiene que ver con las verdaderas garantías políticas para la izquierda y los sectores populares. La Marcha Patriótica se le han aniquilado 48 líderes. El padre Javier Giraldo (Cinep) al respecto mencionaba: "Nosotros decimos que no es que se pueda repetir, es que ya se está repitiendo el genocidio de la Unión Patriótica. Se está repitiendo en la Marcha Patriótica". El gobierno de Juan Manuel Santos ha sido cómplice de este exterminio. La Cinep, recoge 300 recortes de prensa con declaraciones de miembros del gobierno y columnistas estigmatizando a este movimiento. Incluyendo cerca de 400 montajes judiciales. Por otro lado, la violencia contra los sindicalistas no cesa en Colombia. En los tres años desde que se firmó el plan de acción laboral 73 han sido asesinados, todos en el gobierno de Juan Manuel Santos.
Con relación a la paz, ha dicho Rodrigo Granda: "Quien rompa este proceso de paz de La Habana, sea quien sea el Presidente de la Republica va a tener que pagar un costo político muy grande, enorme, porque este proceso vino para quedarse". El candidato pendenciero, Zuluaga, ha quedado notificado.
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Dirigentes sindicales con Santos por la "paz" |
Por Cérvulo Bautista Matoma, Presidente del CSTA |
Rebanadas de Realidad - CSTA, Bogotá, 28/05/14.-
Frente al nuevo escenario político que vive el país resultado de la primera vuelta electoral del 25 de mayo, donde se decidieron dos fórmulas para la resolución del conflicto armado que ha vivido Colombia durante los últimos 50 años: la primera abanderada por OSCAR IVAN ZULUGA quien propone la continuidad del conflicto a través de la confrontación y la guerra y la segunda liderada por el presidente JUAN MANUEL SANTOS, quien actualmente adelanta UN PROCESO DE PAZ a través de una solución negociada al mismo. Dirigentes sindicales de las centrales obreras CGT,CTC Y CUT, federaciones sectoriales y sindicatos independientes se reunieron el día 27 de mayo con el objeto de apoyar al presidente candidato JUAN MANUEL SANTOS CALDERON en la segunda vuelta electoral del próximo 15 junio de 2014, por lo cual manifestaron su firme respaldo, para que continúe y culmine exitosamente el proceso de negociación que conduzca a poner fin al conflicto armado interno y al inicio de una paz estable y duradera, considerando que Colombia no puede seguir soportando la tragedia de una guerra sin fin, volviendo a prácticas conocidas e implantadas en gobiernos anteriores contra los movimientos sociales. Los trabajadores considera que La PAZ no es simplemente el silencio de los fusiles sino que debe traducirse en soluciones reales a los problemas de la población, por ello como dirigentes sindicales, instan al presidente JUAN MANUEL SANTOS CALDERON, a impulsar una vigorosa política social, encaminada a eliminar la pobreza y la desigualdad; a proteger la producción nacional, el empleo formal y los derechos sindicales; garantizar las seguridad social, como derecho de todos los colombianos, fortaleciendo la educación y la calidad de vida de todas y todos. En resumen convocan a una reunión nacional del movimiento sindical con el presidente candidato JUAN MANUEL SANTOS a fin de presentarle un proyecto de acuerdo programático que reivindique las necesidades más apremiantes de los trabajadores y el pueblo colombiano. Concluyendo, que independiente de la militancia política y sindical, sin desconocer las diferencias sobre el modelo de desarrollo, ratifican el compromiso de la búsqueda de La Paz como un bien supremo de la Nación, invitando a todos los trabajadores a votar el 15 de junio por JUAN MANUEL SANTOS CALDERON generando una acción multiplicadora que garantice la culminación del conflicto armado interno y abriendo paso a la construcción de un verdadero Estado social de derecho. |
Las organizaciones sindicales que conforman el CSTA son: La CGT de Colombia; la CEDO-CLAT de Ecuador; la CATP y la ANP de Perú; CRISOL de Bolivia y de Venezuela, la CGT, CODESA Y ASI. Para la formación de los trabajadores andinos, tenemos el Instituto Andino de Estudios Sociales INANDES que es una seccional de la Universidad de los Trabajadores de América Latina UTAL. |
Las FARC conmemoran 50 años
con críticas a la utilización electoral de diálogos de paz
28 Mayo 2014
En un video publicado en la página de la organización guerrillera, se ve al Primer Comandante de las FARC, Timoleón Jiménez dejando las armas a un lado para dar su discurso. Allí condena la manera en que el presidente Juan Manuel Santos emplea el tema de los diálogos de La Habana con fines electorales. En julio, quien conmemorará 50 años de insurgencia será el ELN.
“Nunca ha sido nuestra idea suplantar al pueblo de Colombia, obrar en su nombre sin contar con su respaldo” planteó el jefe del Estado Mayor, quien además mencionó que quienes integran las filas son hijos e hijas del pueblo, provenientes de diversas regiones: “Somos costeños del atlántico y el pacífico, boyacenses, opitas, tolimenses, putumayenses, caqueteños, rolos”.
Las FARC llegan a su cincuentenario siendo parte de una Mesa de Diálogo que ha logrado acuerdos en tres de los cinco puntos trazados en la agenda de negociación, lo que implica ser el proceso más exitoso que hasta la fecha haya logrado un gobierno con esta guerrilla.
“No vinimos al mundo con las armas en la mano, mucho menos entonando cantos de guerra”, expresó el líder guerrillero y agregó: “Las FARC-EP nos reclamamos como legítimos defensores de la bandera de la paz”.
Recordó a los cuarenta y ocho miembros fundadores de la organización insurgente, las Repúblicas Independientes como Marquetalia y Rio Chiquito, a las que llamó Colonias Agrícolas. Aseguró que “el arribo invicto al cincuenta aniversario ha sido posible gracias al apoyo de las enormes bases campesinas anónimas” y reiteró que para dar fin al conflicto armado, es fundamental erradicar las causas que lo originaron.
Además, criticó fuertemente a Juan Manuel Santos por emplear el proceso de diálogos de La Habana en un afán que caracterizó como proselitista, afirmando además que mientras Santos hace campaña refiriéndose a la inversión social que realizará luego de acabar la guerra, su Ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, aseguró que no se le quitará un peso al presupuesto de las Fuerzas Armadas, incluso habló de aumentarlo.
Por último, Timoleón afirmó que el momento actual que atraviesa la nación, dará forma a un “gran movimiento de masas por la paz” que permitirá hacer de los diálogos de La Habana un verdadero acuerdo que siente las bases de una paz estable y duradera.
El pasado 20 de mayo, el Movimiento Bolivariano (afín a las FARC-EP) realizó acciones en la Universidad Nacional sede Bogotá con el fin de conmemorar la fecha de surgimiento de la organización insurgente armada.
También el ELN
Por su parte, el 4 de julio de este año el Ejército de Liberación Nacional -ELN- de Colombia también cumplirá medio siglo alzado en armas. Se trata de las dos organizaciones guerrilleras más antiguas del mundo que se mantienen activas. La fecha conmemora la Primera Marcha Guerrillera, en 1964, que había sido precedida por diversas acciones a manos de un grupo de jóvenes colombianos entrenados en Cuba.
Ambas organizaciones vienen demostrando coincidencias en temas centrales, como el posicionamiento ante la coyuntura y los diálogos de Paz. Diez días antes de las elecciones anunciaron, a través de un comunicado conjunto con las firmas de Timoleón por las FARC y Nicolás Rodríguez Bautista por el ELN, un cese unilateral del fuego hasta el día de hoy.
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En definitiva, de acuerdo a los compromisos sellados este miércoles en el seno del Partido, buena parte de la bancada conservadora en el Congreso respaldará a Santos, mientras la excandidata Marta Lucía Ramírez y una porción de la militancia apostarán por Zuluaga, candidato del expresidente Álvaro Uribe (2002-2010).
Por un lado, un total de 47 congresistas conservadores, entre senadores y representantes a la Cámara, firmaron una carta de apoyo a Santos, en la que argumentan su decisión porque “esta alianza apuesta por el proceso de paz”.
En ese sentido, el senador Efraín Cepeda señaló que la colectividad conservadora sólo puede respaldar la paz "porque eso se traducirá en mayor bienestar de los colombianos".
Asimismo, dirigentes de la tolda recordaron que antes de presentar una aspirante propia a las presidenciales, el Partido Conservador formó parte de la coalición oficialista de la Unidad Nacional, durante los cuatro años de gobierno de Santos.
Por otra parte, Ramírez compareció ante la prensa este miércoles, acompañada por Zuluaga, para anunciar la adhesión de "38 parlamentarios conservadores" a la campaña del Centro Democrático y la incorporación de sus dos programas electorales en cinco puntos.
La excandidata respalda las ideas referidas a la justicia, salud, educación, seguridad y el pleno empleo, así como un compromiso para "darle una oportunidad a los diálogos" con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), pero "sin reclutamiento de niños, sin minas antipersona y con justicia".
En tanto, el excandidato Enrique Peñalosa dio "libertad" a los votantes de la Alianza Verde para que apoyen la candidatura que prefieran, aunque recomendó que “es esencial la continuación y culminación de las conversaciones de La Habana, pues no hacerlo sería un error histórico".
Por último, la izquierdista Clara López y su partido, el Polo Democrático Alternativo, definirán este jueves si el sufragio es por la paz de Santos o si se decantan por el voto en blanco, que no tendrá validez alguna en la segunda vuelta presidencial.
FARC-EP: Intervención del Comandante Timoleón Jiménez al 50 Aniversario de las FARC-EP
Los comandantes Raúl Reyes, Jacobo Arenas, Manuel Marulanda y Alfonso Cano en Casa Verde 1988. FOTO: DICK EMANUELSSON.
Como Comandante del Estado Mayor Central de las FARC-EP, me significa un gran honor, al tiempo que una inmensa responsabilidad, saludar al conjunto del pueblo de Colombia, con ocasión de cumplirse 50 años de la fundación de nuestra organización. Al hacerlo quisiera compartir con todos algunas consideraciones sobre nuestra lucha.
La Séptima Conferencia Nacional Guerrillera celebrada en el año 1982, dispuso que se añadiera a las cuatro letras de nuestra sigla FARC las letras EP, que nos darían a conocer en adelante como FUERZAS ARMADAS REVOLUCIONARIAS DE COLOMBIA EJÉRCITO DEL PUEBLO, con el propósito de expresar que a nuestro carácter político militar revolucionario se añadía un vínculo indestructible con la lucha de masas del pueblo colombiano, que las FARC perseguíamos la toma del poder para nuestro pueblo, partiendo de la idea fundamental de que sería ese pueblo el que unido, organizado y movilizado debía protagonizar los profundos cambios que reclamaba la patria.
No ha sido nunca nuestra idea suplantar al pueblo de Colombia, obrar a su nombre sin contar con su respaldo, pretender imponerle una u otra forma de lucha. Nuestros enemigos, los más rabiosos enemigos del pueblo colombiano, siempre se han empeñado en presentarnos como una gente extraña, aparecida quizás de dónde, cargada de ideas foráneas, ajena por completo a las realidades históricas, económicas y sociales de nuestro país. Nada más falso.
Quienes integramos las FARC, somos hijas e hijos de este pueblo, provenimos de familias campesinas, de las barriadas de grandes ciudades, de los tantos caseríos y pueblos dispersos por nuestra geografía nacional.
Somos costeños del Caribe o el Pacífico, boyacenses, opitas, tolimenses, llaneros, paisas, santandereanos del norte y sur, putumayenses, caqueteños, pastusos o rolos, llevamos a Colombia prendida en el alma, amamos esta tierra que nos vio nacer. Somos indígenas, negros, mestizos, mulatos, morenos, blancos o monos, todas las variedades de la riqueza racial nacional, latinoamericana y caribeña. Y nos sentimos orgullosos de ello.
Al igual que el resto de la gente trabajadora y emprendedora de nuestra patria, somos gentes de paz, amantes de la vida familiar, colombianos esperanzados en salir adelante honradamente. No vinimos al mundo con las armas en la mano, mucho menos entonando cantos de guerra. Fue la dura realidad política de nuestro país, la que condujo nuestras vidas a la rebelión armada. Simplemente sucede que una vez en ella, fuimos claros de la necesidad de obrar con seriedad, responsabilidad y disciplina, si no queríamos ser exterminados con facilidad por el régimen político violento y sanguinario que nos perseguía.
Aún así hemos padecido todas las bestialidades y pagado con multitud de vidas, sangre, cárcel y sufrimiento, nuestra decisión de responder con dignidad al odio de las clases dominantes y sus aparatos de muerte. Nuestro pueblo tampoco ha sido ajeno al desenfrenado terror desatado por el Estado. Son millones los desplazados y desterrados, como centenares de miles los asesinados, desaparecidos, torturados, desposeídos, perseguidos y encarcelados. Algunos afirman, con tono de expertos, que de no haberse producido esta cincuentenaria confrontación, ninguna de estas atrocidades hubiera tenido lugar. Como si no hubiera sido precisamente esa barbarie demencial ejercida en Colombia por la oligarquía liberal conservadora durante décadas, la que desbordó en mayo de 1964 la paciencia de los campesinos asentados en Marquetalia, El Pato, Riochiquito, Natagaima, el río Guayabero y otras regiones de colonización agrícola, enfrentados a la terrible encrucijada de conformarse en guerrillas o perecer asesinados por el régimen intolerante.
A despecho de nuestros contradictores, podemos afirmar que el invicto arribo al 50 aniversario, ha sido posible gracias al apoyo y ayuda permanentes, de las enormes y anónimas masas campesinas y urbanas identificadas con nuestro accionar. La lealtad y la solidaridad de nuestro pueblo adquieren dimensiones legendarias, cuando se tienen presentes las brutales reacciones con las que los trece gobiernos sucesivos que nos han enfrentado en vano, han castigado sus anhelos de justicia social y cambios democráticos.
Operativos militares vandálicos, sicarios de la inteligencia militar y policial, monstruosas bandas paramilitares, horrendas torturas en los interrogatorios, bombardeos indiscriminados, arremetidas directas de las fuerzas antidisturbios, masacres ejemplarizantes, montajes judiciales y abandono carcelario, por encima de su inhumanidad y barbarie, no han sido suficientes para acallar la inconformidad y la protesta de un pueblo, que pese al miedo propagado desde el Estado, colabora esperanzado con nuestra causa, se organiza, se moviliza y lucha por un país mejor, sin desigualdades ni crímenes.
Por eso expreso ahora nuestro reconocimiento a manera de sencillo homenaje. En nuestras mentes habita el recuerdo de todas esas ancianas y viejitos, de todos esos padres de familia, de todas esas mujeres y hombres, adultos y jóvenes, niños incluso, que jamás vacilaron para actuar a nuestro favor. Indiecitas e indiecitos, campesinas y campesinos, mineras y mineros, obreras y obreros, estudiantes de ambos sexos, gentes privadas de cualquier bien material que no dudaron en quitarse el pan de su boca para brindárselo a la guerrillera o el guerrillero heridos. Que lloran de pesar al ver a sus hijas o hijos enrolarse en nuestras filas, pero que sienten latir el corazón orgullecido en sus pechos, porque saben que ahora son combatientes de las FARC-EP y pueden hacer con su vida lo que ellos hubieran querido hacer y nunca pudieron. Todos son pueblo en lucha, clases oprimidas que se levantan en busca de la igualdad, sus muertos y nuestros muertos son los mismos, tejen la historia, construyen el mañana de justicia.
Fue por todos ellos, por evitar sus lágrimas y angustias, que desde los tiempos de Marquetalia, Manuel Marulanda Vélez, Jacobo Arenas, Hernando González Acosta, Jaime Guaracas, Miguel Pascuas, Fernando Bustos, Judith Grisales, Myriam Narváez y los demás integrantes del grupo de nuestros 48 fundadores, clamaron por una solución política dialogada y pacífica, que fuera capaz de evitar la confrontación que los sectores militaristas pujaban por precipitar sobre Colombia.
Poco más de medio siglo atrás retumbaban en el Senado de la República las voces del líder conservador Álvaro Gómez Hurtado y el jefe liberal Víctor Mosquera Chaux, entre muchos otros, exigiendo que se pusiera fin, mediante la guerra, a las colonias agrícolas que en su delirio bautizaron como repúblicas independientes. Desde Norteamérica, los Estados Unidos disponían la aplicación del plan LASO, Operación de Seguridad para la América Latina que perseguía el exterminio de la inconformidad social y política en nuestro continente, con la cobertura de una lucha contra el comunismo, y contemplando esas colonias agrarias como objetivo militar.
La voz de los humildes campesinos de Marquetalia no pudo más que la fuerza imperialista y oligárquica concertada contra ellos. El clamor de paz de esos colombianos que sabían de las bombas y metralla que les caerían encima, de la persecución y el odio de que serían blancos, de la terrible ofensiva que con el pretexto de combatirlos a ellos se agudizaría contra el pueblo colombiano, no fue suficiente para detener la furia bélica del régimen bipartidista engreído por la ayuda yanqui. Generales gringos y colombianos aseguraron que en unas cuantas semanas tendrían liquidado el asunto. Aún sabiendo que no era cierto, conscientes de que se trataría de una lucha muy larga, que apuntaba a dejar tendidas en el campo de batalla final las esperanzas de redención económica, justicia social y personalidad política de millones de desposeídos.
Las FARC-EP nos reclamamos por eso como los legítimos defensores de la bandera de la paz. Nacimos como consecuencia de una declaración de guerra total por parte de la oligarquía colombiana y la Casa Blanca. Siempre hemos dicho que el camino de la reconciliación y reconstrucción nacional, pasa por el desmonte de la política de odios y aniquilamiento implementada desde los más altos cargos del Estado. En cada una de las mesas de diálogo conquistadas con diferentes gobiernos en las tres últimas décadas, hemos ratificado nuestra convicción de que para dar fin al conflicto armado colombiano, es fundamental erradicar las causas que lo originaron, la primera de las cuales es precisamente el ejercicio legal y extralegal de la violencia, la guerra y la persecución contra la oposición política democrática.
La oligarquía y sus asesores extranjeros, pese a las abrumadoras evidencias de su talante y accionar violentos, se empecinan hoy como siempre, en que es el pueblo inconforme y rebelde el responsable de la confrontación desatada por ellos. Por eso exigen arrogantes nuestra rendición y sometimiento, descartan por completo cualquier modificación en su régimen político, en sus aparatos de represión y sojuzgamiento, en sus políticas económicas que entregan la patria a los grandes inversores del capital foráneo. Pretenden, como en los tiempos de Marquetalia, que sus operaciones militares de exterminio, sus derroches de brutalidad bélica, su persecución judicial y criminal, sean vistos por la población colombiana y la comunidad internacional como gestos en busca de la paz y la concordia. Llaman héroes de la patria a sus autómatas duchos en matar.
Los violentos y guerreristas, con los peores calificativos de moda, resultamos ser los colombianos de abajo, los que nos hemos unido y organizado para defender nuestras vidas, para resistir la atroz embestida de los poderosos, los que por encima de todos los horrores empleados para arrasarnos, hemos perseverado inamovibles, por décadas y décadas, en la justicia de nuestra causa. La poderosa maquinaria de la propaganda oficial así nos presenta diariamente, atribuyéndonos las más perversas conductas e inclinaciones, persiguiendo también nuestra ruina moral, intentando volver en contra nuestra a millones de compatriotas desinformados y engañados. Asimismo, los más pérfidos impulsores de la violencia y el crimen pretenden presentarse como los abanderados de la paz. Sin tener siquiera reparos para alardear públicamente del alto número de cadáveres producidos por sus órdenes. Sin sentir pudor por sus amenazas de producir aún muchos más.
Las FARC-EP creemos que 50 años de guerra civil son más que suficientes para que afloren las verdades ocultas por la oligarquía que gobierna a Colombia. Al insistir en su campaña por la reelección, el Presidente Santos acusaba a sus fanáticos opositores de ultraderecha, de querer asesinar las esperanzas de paz del pueblo colombiano. Como si todos los días no estuviera ordenando intensificar las operaciones militares y los bombardeos, en su afán por matar los máximos líderes de la insurgencia con la que dialoga en La Habana, al tiempo que causar la mayor devastación posible entre los guerrilleros rasos. Como si en las mesas de diálogo con los campesinos en paro, su gobierno no hiciera otra cosa que dar largas y burlas a los petitorios con los que los hombres y mujeres del campo aspiran a detener y revertir los efectos de las políticas neoliberales que en su contra favorecen la agroindustria y la minería a gran escala.
Mientras que en su acción proselitista ponderaba las ventajas que traería el fin del conflicto, particularmente por las inversiones sociales que se realizarían con los recursos hoy destinados a la guerra, su ministro de defensa dejaba claro expresamente ante los medios, que ante la eventualidad de un acuerdo de paz, ni un solo peso destinado al presupuesto de guerra será disminuido, como tampoco decrecerá el pie de fuerza, ni el incremento del creciente poder bélico destinado al combate de las futuras formas de delincuencia que solo concibe su imaginación. Los discursos oficiales de paz chocan frontalmente con la aspiración declarada de pasar a jugar un papel preponderante en la geopolítica continental contra los procesos democráticos en curso.
No puede pasar desapercibido ante los colombianos que la retórica oligárquica apunta a una mayor militarización de la vida nacional, para dedicarla al aplastamiento definitivo de la lucha popular, no solamente en Colombia, sino en las patrias hermanas que ensayan un camino propio de desarrollo y democracia. Son esas las determinaciones que en medio de las campañas difamatorias y de exterminio paralelas, las FARC-EP enfrentamos serena pero dignamente en la mesa de conversaciones de La Habana, adonde no llegamos por considerarnos vencidos, ni por temor a la extinción con que nos pretenden amedrentar todos los días.
Estamos allí, porque entendemos, por encima de la soberbia y la imponencia gubernamentales, que nada está definido en la lucha de clases e intereses en pugna en nuestra patria, que la oligarquía colombiana sólo podrá materializar sus propósitos, si no hay quienes se le opongan y enfrenten.
Estamos en La Habana porque soñamos con una paz efectiva, porque creemos en las capacidades de discernimiento e independencia del pueblo colombiano, porque pese a las emboscadas rastreras y a las diatribas calumniosas contra nosotros, tenemos fe en la lucidez de la inmensa mayoría de compatriotas.
Confiamos en que en nuestro país tomará cuerpo, forma e inmenso tamaño, un verdadero movimiento de masas por la paz, capaz de atravesarse en los planes antipatrióticos y fratricidas de la oligarquía guerrerista y entreguista que gobierna a Colombia.
Apostamos a que ese mismo movimiento popular, que cancelará definitivamente el ejercicio de la guerra y la violencia por parte del régimen, alcanzará la unidad y la madurez necesarias para acceder al poder político del Estado, e imponer las reformas fundamentales que reclama la gente colombiana. En las condiciones históricas de hoy, entendemos la mesa de conversaciones como la oportunidad más favorable para impulsar y concretar la conformación de ese torrente popular. Sabemos bien que lo único que espera la oligarquía de nosotros es una entrega humillante, que ejemplarice ante el país y el mundo, el precio a pagar por quienes se atreven a contradecirla. Pero en la mesa somos dos partes, y las aspiraciones nuestras son por completo diferentes. El sentido verdadero de nuestro alzamiento armado ha sido siempre abrir el espacio al protagonismo decisorio del pueblo colombiano. Fieles a ese sueño cumplimos 50 años de lucha incorruptible. Y cumpliremos los que sea necesario si la oligarquía insiste de nuevo en impedir la paz.
Quisiera hacer una mención especial para exaltar en su nombre a todos los combatientes farianos. En algún campamento de las selvas de Colombia, con un sombrero vueltiao sobre su cabeza, un anciano octogenario trabaja todos los días, siempre con el fusil al alcance de la mano, por la consagración del triunfo del pueblo colombiano en su lucha contra la oligarquía militarista. Se trata del camarada Martín Villa, fundador de las FARC en el Magdalena Medio, un par de años después de la Operación Marquetalia, un campesino comunista de vida ejemplar, que con su mirada y sonrisa generosas nos lega sus enseñanzas y optimismo a todos los revolucionarios. Un fuerte abrazo para él y toda esa gente que dedica su existencia a la causa de servir desinteresadamente a su pueblo.
Ningún militante de las FARC-EP cuenta con bienes o recursos personales derivados de la lucha guerrillera, nadie percibe aquí salario o bonificación alguna por la entrega total de su vida a la causa revolucionaria. Contrasta el grado de altruismo de los combatientes y mandos farianos con los bienes y haciendas acumulados por los generales del ejército burgués, con los salarios, primas, y garantías de todo orden con que el Estado asegura la fidelidad de los hombres del pueblo transformados en verdugos de su propia gente. Mientras que todo lo que necesita un guerrillero para vivir, soñar y ser feliz lo lleva en el equipo que carga a sus espaldas, la oligarquía en el poder no podría mantenerse en él, si tan solo por un mes no pudiera cumplir con los pagos a sus tropas.
En este glorioso 50 aniversario, en nombre de todos los guerrilleros de las FARC-EP que extienden su abrazo fraternal al querido pueblo colombiano, al Ejército de Liberación Nacional y su comandante Gabino, a la vena consecuente y revolucionaria del EPL, al Partido Comunista Colombiano y demás organizaciones políticas anti sistema, quisiera manifestar nuestro profundo afecto por los pueblos de Cuba y Venezuela, que aun habiendo arrebatado el poder a la clase explotadora y violenta de sus países, se ven obligados a soportar las arremetidas traicioneras dispuestas desde la Casa Blanca, empeñada en revertir las cosas a su estado anterior.
También nuestra solidaridad con los pueblos y gobiernos de Bolivia y Ecuador, así como con todos los pueblos latinoamericanos y caribeños que se levantan por su soberanía, dignidad y desarrollo independiente. Al pueblo palestino, a todos los pueblos de Asia y África que enfrentan el saqueo imperialista, a los pueblos norteamericano y europeo obligados a cargar la cruz de la crisis capitalista, nuestros mejores deseos por la realización de sus justos anhelos. Un aliento de esperanza para Haití, ocupado y expoliado por la ferocidad trasnacional.
Estamos convencidos de que la lucha imbatible de los pueblos logrará salvar nuestro planeta de la depredación ambiental impulsada por las grandes corporaciones imperialistas, y que sólo la misma lucha hermanada podrá construir el paraíso terrenal que nos fue arrebatado por la avaricia de un puñado de explotadores y asesinos.
¡Hemos jurado vencer!… ¡Y venceremos!
¡Contra el imperialismo, por la patria! ¡Contra la oligarquía por el pueblo!
TIMOLEÓN JIMÉNEZ
Comandante del Estado Mayor Central de las FARC-EP 27 de mayo de 2014.
Como Comandante del Estado Mayor Central de las FARC-EP, me significa un gran honor, al tiempo que una inmensa responsabilidad, saludar al conjunto del pueblo de Colombia, con ocasión de cumplirse 50 años de la fundación de nuestra organización. Al hacerlo quisiera compartir con todos algunas consideraciones sobre nuestra lucha.
La Séptima Conferencia Nacional Guerrillera celebrada en el año 1982, dispuso que se añadiera a las cuatro letras de nuestra sigla FARC las letras EP, que nos darían a conocer en adelante como FUERZAS ARMADAS REVOLUCIONARIAS DE COLOMBIA EJÉRCITO DEL PUEBLO, con el propósito de expresar que a nuestro carácter político militar revolucionario se añadía un vínculo indestructible con la lucha de masas del pueblo colombiano, que las FARC perseguíamos la toma del poder para nuestro pueblo, partiendo de la idea fundamental de que sería ese pueblo el que unido, organizado y movilizado debía protagonizar los profundos cambios que reclamaba la patria.
No ha sido nunca nuestra idea suplantar al pueblo de Colombia, obrar a su nombre sin contar con su respaldo, pretender imponerle una u otra forma de lucha. Nuestros enemigos, los más rabiosos enemigos del pueblo colombiano, siempre se han empeñado en presentarnos como una gente extraña, aparecida quizás de dónde, cargada de ideas foráneas, ajena por completo a las realidades históricas, económicas y sociales de nuestro país. Nada más falso.
Quienes integramos las FARC, somos hijas e hijos de este pueblo, provenimos de familias campesinas, de las barriadas de grandes ciudades, de los tantos caseríos y pueblos dispersos por nuestra geografía nacional.
Somos costeños del Caribe o el Pacífico, boyacenses, opitas, tolimenses, llaneros, paisas, santandereanos del norte y sur, putumayenses, caqueteños, pastusos o rolos, llevamos a Colombia prendida en el alma, amamos esta tierra que nos vio nacer. Somos indígenas, negros, mestizos, mulatos, morenos, blancos o monos, todas las variedades de la riqueza racial nacional, latinoamericana y caribeña. Y nos sentimos orgullosos de ello.
Al igual que el resto de la gente trabajadora y emprendedora de nuestra patria, somos gentes de paz, amantes de la vida familiar, colombianos esperanzados en salir adelante honradamente. No vinimos al mundo con las armas en la mano, mucho menos entonando cantos de guerra. Fue la dura realidad política de nuestro país, la que condujo nuestras vidas a la rebelión armada. Simplemente sucede que una vez en ella, fuimos claros de la necesidad de obrar con seriedad, responsabilidad y disciplina, si no queríamos ser exterminados con facilidad por el régimen político violento y sanguinario que nos perseguía.
Aún así hemos padecido todas las bestialidades y pagado con multitud de vidas, sangre, cárcel y sufrimiento, nuestra decisión de responder con dignidad al odio de las clases dominantes y sus aparatos de muerte. Nuestro pueblo tampoco ha sido ajeno al desenfrenado terror desatado por el Estado. Son millones los desplazados y desterrados, como centenares de miles los asesinados, desaparecidos, torturados, desposeídos, perseguidos y encarcelados. Algunos afirman, con tono de expertos, que de no haberse producido esta cincuentenaria confrontación, ninguna de estas atrocidades hubiera tenido lugar. Como si no hubiera sido precisamente esa barbarie demencial ejercida en Colombia por la oligarquía liberal conservadora durante décadas, la que desbordó en mayo de 1964 la paciencia de los campesinos asentados en Marquetalia, El Pato, Riochiquito, Natagaima, el río Guayabero y otras regiones de colonización agrícola, enfrentados a la terrible encrucijada de conformarse en guerrillas o perecer asesinados por el régimen intolerante.
A despecho de nuestros contradictores, podemos afirmar que el invicto arribo al 50 aniversario, ha sido posible gracias al apoyo y ayuda permanentes, de las enormes y anónimas masas campesinas y urbanas identificadas con nuestro accionar. La lealtad y la solidaridad de nuestro pueblo adquieren dimensiones legendarias, cuando se tienen presentes las brutales reacciones con las que los trece gobiernos sucesivos que nos han enfrentado en vano, han castigado sus anhelos de justicia social y cambios democráticos.
Operativos militares vandálicos, sicarios de la inteligencia militar y policial, monstruosas bandas paramilitares, horrendas torturas en los interrogatorios, bombardeos indiscriminados, arremetidas directas de las fuerzas antidisturbios, masacres ejemplarizantes, montajes judiciales y abandono carcelario, por encima de su inhumanidad y barbarie, no han sido suficientes para acallar la inconformidad y la protesta de un pueblo, que pese al miedo propagado desde el Estado, colabora esperanzado con nuestra causa, se organiza, se moviliza y lucha por un país mejor, sin desigualdades ni crímenes.
Por eso expreso ahora nuestro reconocimiento a manera de sencillo homenaje. En nuestras mentes habita el recuerdo de todas esas ancianas y viejitos, de todos esos padres de familia, de todas esas mujeres y hombres, adultos y jóvenes, niños incluso, que jamás vacilaron para actuar a nuestro favor. Indiecitas e indiecitos, campesinas y campesinos, mineras y mineros, obreras y obreros, estudiantes de ambos sexos, gentes privadas de cualquier bien material que no dudaron en quitarse el pan de su boca para brindárselo a la guerrillera o el guerrillero heridos. Que lloran de pesar al ver a sus hijas o hijos enrolarse en nuestras filas, pero que sienten latir el corazón orgullecido en sus pechos, porque saben que ahora son combatientes de las FARC-EP y pueden hacer con su vida lo que ellos hubieran querido hacer y nunca pudieron. Todos son pueblo en lucha, clases oprimidas que se levantan en busca de la igualdad, sus muertos y nuestros muertos son los mismos, tejen la historia, construyen el mañana de justicia.
Fue por todos ellos, por evitar sus lágrimas y angustias, que desde los tiempos de Marquetalia, Manuel Marulanda Vélez, Jacobo Arenas, Hernando González Acosta, Jaime Guaracas, Miguel Pascuas, Fernando Bustos, Judith Grisales, Myriam Narváez y los demás integrantes del grupo de nuestros 48 fundadores, clamaron por una solución política dialogada y pacífica, que fuera capaz de evitar la confrontación que los sectores militaristas pujaban por precipitar sobre Colombia.
Poco más de medio siglo atrás retumbaban en el Senado de la República las voces del líder conservador Álvaro Gómez Hurtado y el jefe liberal Víctor Mosquera Chaux, entre muchos otros, exigiendo que se pusiera fin, mediante la guerra, a las colonias agrícolas que en su delirio bautizaron como repúblicas independientes. Desde Norteamérica, los Estados Unidos disponían la aplicación del plan LASO, Operación de Seguridad para la América Latina que perseguía el exterminio de la inconformidad social y política en nuestro continente, con la cobertura de una lucha contra el comunismo, y contemplando esas colonias agrarias como objetivo militar.
La voz de los humildes campesinos de Marquetalia no pudo más que la fuerza imperialista y oligárquica concertada contra ellos. El clamor de paz de esos colombianos que sabían de las bombas y metralla que les caerían encima, de la persecución y el odio de que serían blancos, de la terrible ofensiva que con el pretexto de combatirlos a ellos se agudizaría contra el pueblo colombiano, no fue suficiente para detener la furia bélica del régimen bipartidista engreído por la ayuda yanqui. Generales gringos y colombianos aseguraron que en unas cuantas semanas tendrían liquidado el asunto. Aún sabiendo que no era cierto, conscientes de que se trataría de una lucha muy larga, que apuntaba a dejar tendidas en el campo de batalla final las esperanzas de redención económica, justicia social y personalidad política de millones de desposeídos.
Las FARC-EP nos reclamamos por eso como los legítimos defensores de la bandera de la paz. Nacimos como consecuencia de una declaración de guerra total por parte de la oligarquía colombiana y la Casa Blanca. Siempre hemos dicho que el camino de la reconciliación y reconstrucción nacional, pasa por el desmonte de la política de odios y aniquilamiento implementada desde los más altos cargos del Estado. En cada una de las mesas de diálogo conquistadas con diferentes gobiernos en las tres últimas décadas, hemos ratificado nuestra convicción de que para dar fin al conflicto armado colombiano, es fundamental erradicar las causas que lo originaron, la primera de las cuales es precisamente el ejercicio legal y extralegal de la violencia, la guerra y la persecución contra la oposición política democrática.
La oligarquía y sus asesores extranjeros, pese a las abrumadoras evidencias de su talante y accionar violentos, se empecinan hoy como siempre, en que es el pueblo inconforme y rebelde el responsable de la confrontación desatada por ellos. Por eso exigen arrogantes nuestra rendición y sometimiento, descartan por completo cualquier modificación en su régimen político, en sus aparatos de represión y sojuzgamiento, en sus políticas económicas que entregan la patria a los grandes inversores del capital foráneo. Pretenden, como en los tiempos de Marquetalia, que sus operaciones militares de exterminio, sus derroches de brutalidad bélica, su persecución judicial y criminal, sean vistos por la población colombiana y la comunidad internacional como gestos en busca de la paz y la concordia. Llaman héroes de la patria a sus autómatas duchos en matar.
Los violentos y guerreristas, con los peores calificativos de moda, resultamos ser los colombianos de abajo, los que nos hemos unido y organizado para defender nuestras vidas, para resistir la atroz embestida de los poderosos, los que por encima de todos los horrores empleados para arrasarnos, hemos perseverado inamovibles, por décadas y décadas, en la justicia de nuestra causa. La poderosa maquinaria de la propaganda oficial así nos presenta diariamente, atribuyéndonos las más perversas conductas e inclinaciones, persiguiendo también nuestra ruina moral, intentando volver en contra nuestra a millones de compatriotas desinformados y engañados. Asimismo, los más pérfidos impulsores de la violencia y el crimen pretenden presentarse como los abanderados de la paz. Sin tener siquiera reparos para alardear públicamente del alto número de cadáveres producidos por sus órdenes. Sin sentir pudor por sus amenazas de producir aún muchos más.
Las FARC-EP creemos que 50 años de guerra civil son más que suficientes para que afloren las verdades ocultas por la oligarquía que gobierna a Colombia. Al insistir en su campaña por la reelección, el Presidente Santos acusaba a sus fanáticos opositores de ultraderecha, de querer asesinar las esperanzas de paz del pueblo colombiano. Como si todos los días no estuviera ordenando intensificar las operaciones militares y los bombardeos, en su afán por matar los máximos líderes de la insurgencia con la que dialoga en La Habana, al tiempo que causar la mayor devastación posible entre los guerrilleros rasos. Como si en las mesas de diálogo con los campesinos en paro, su gobierno no hiciera otra cosa que dar largas y burlas a los petitorios con los que los hombres y mujeres del campo aspiran a detener y revertir los efectos de las políticas neoliberales que en su contra favorecen la agroindustria y la minería a gran escala.
Mientras que en su acción proselitista ponderaba las ventajas que traería el fin del conflicto, particularmente por las inversiones sociales que se realizarían con los recursos hoy destinados a la guerra, su ministro de defensa dejaba claro expresamente ante los medios, que ante la eventualidad de un acuerdo de paz, ni un solo peso destinado al presupuesto de guerra será disminuido, como tampoco decrecerá el pie de fuerza, ni el incremento del creciente poder bélico destinado al combate de las futuras formas de delincuencia que solo concibe su imaginación. Los discursos oficiales de paz chocan frontalmente con la aspiración declarada de pasar a jugar un papel preponderante en la geopolítica continental contra los procesos democráticos en curso.
No puede pasar desapercibido ante los colombianos que la retórica oligárquica apunta a una mayor militarización de la vida nacional, para dedicarla al aplastamiento definitivo de la lucha popular, no solamente en Colombia, sino en las patrias hermanas que ensayan un camino propio de desarrollo y democracia. Son esas las determinaciones que en medio de las campañas difamatorias y de exterminio paralelas, las FARC-EP enfrentamos serena pero dignamente en la mesa de conversaciones de La Habana, adonde no llegamos por considerarnos vencidos, ni por temor a la extinción con que nos pretenden amedrentar todos los días.
Estamos allí, porque entendemos, por encima de la soberbia y la imponencia gubernamentales, que nada está definido en la lucha de clases e intereses en pugna en nuestra patria, que la oligarquía colombiana sólo podrá materializar sus propósitos, si no hay quienes se le opongan y enfrenten.
Estamos en La Habana porque soñamos con una paz efectiva, porque creemos en las capacidades de discernimiento e independencia del pueblo colombiano, porque pese a las emboscadas rastreras y a las diatribas calumniosas contra nosotros, tenemos fe en la lucidez de la inmensa mayoría de compatriotas.
Confiamos en que en nuestro país tomará cuerpo, forma e inmenso tamaño, un verdadero movimiento de masas por la paz, capaz de atravesarse en los planes antipatrióticos y fratricidas de la oligarquía guerrerista y entreguista que gobierna a Colombia.
Apostamos a que ese mismo movimiento popular, que cancelará definitivamente el ejercicio de la guerra y la violencia por parte del régimen, alcanzará la unidad y la madurez necesarias para acceder al poder político del Estado, e imponer las reformas fundamentales que reclama la gente colombiana. En las condiciones históricas de hoy, entendemos la mesa de conversaciones como la oportunidad más favorable para impulsar y concretar la conformación de ese torrente popular. Sabemos bien que lo único que espera la oligarquía de nosotros es una entrega humillante, que ejemplarice ante el país y el mundo, el precio a pagar por quienes se atreven a contradecirla. Pero en la mesa somos dos partes, y las aspiraciones nuestras son por completo diferentes. El sentido verdadero de nuestro alzamiento armado ha sido siempre abrir el espacio al protagonismo decisorio del pueblo colombiano. Fieles a ese sueño cumplimos 50 años de lucha incorruptible. Y cumpliremos los que sea necesario si la oligarquía insiste de nuevo en impedir la paz.
Quisiera hacer una mención especial para exaltar en su nombre a todos los combatientes farianos. En algún campamento de las selvas de Colombia, con un sombrero vueltiao sobre su cabeza, un anciano octogenario trabaja todos los días, siempre con el fusil al alcance de la mano, por la consagración del triunfo del pueblo colombiano en su lucha contra la oligarquía militarista. Se trata del camarada Martín Villa, fundador de las FARC en el Magdalena Medio, un par de años después de la Operación Marquetalia, un campesino comunista de vida ejemplar, que con su mirada y sonrisa generosas nos lega sus enseñanzas y optimismo a todos los revolucionarios. Un fuerte abrazo para él y toda esa gente que dedica su existencia a la causa de servir desinteresadamente a su pueblo.
Ningún militante de las FARC-EP cuenta con bienes o recursos personales derivados de la lucha guerrillera, nadie percibe aquí salario o bonificación alguna por la entrega total de su vida a la causa revolucionaria. Contrasta el grado de altruismo de los combatientes y mandos farianos con los bienes y haciendas acumulados por los generales del ejército burgués, con los salarios, primas, y garantías de todo orden con que el Estado asegura la fidelidad de los hombres del pueblo transformados en verdugos de su propia gente. Mientras que todo lo que necesita un guerrillero para vivir, soñar y ser feliz lo lleva en el equipo que carga a sus espaldas, la oligarquía en el poder no podría mantenerse en él, si tan solo por un mes no pudiera cumplir con los pagos a sus tropas.
En este glorioso 50 aniversario, en nombre de todos los guerrilleros de las FARC-EP que extienden su abrazo fraternal al querido pueblo colombiano, al Ejército de Liberación Nacional y su comandante Gabino, a la vena consecuente y revolucionaria del EPL, al Partido Comunista Colombiano y demás organizaciones políticas anti sistema, quisiera manifestar nuestro profundo afecto por los pueblos de Cuba y Venezuela, que aun habiendo arrebatado el poder a la clase explotadora y violenta de sus países, se ven obligados a soportar las arremetidas traicioneras dispuestas desde la Casa Blanca, empeñada en revertir las cosas a su estado anterior.
También nuestra solidaridad con los pueblos y gobiernos de Bolivia y Ecuador, así como con todos los pueblos latinoamericanos y caribeños que se levantan por su soberanía, dignidad y desarrollo independiente. Al pueblo palestino, a todos los pueblos de Asia y África que enfrentan el saqueo imperialista, a los pueblos norteamericano y europeo obligados a cargar la cruz de la crisis capitalista, nuestros mejores deseos por la realización de sus justos anhelos. Un aliento de esperanza para Haití, ocupado y expoliado por la ferocidad trasnacional.
Estamos convencidos de que la lucha imbatible de los pueblos logrará salvar nuestro planeta de la depredación ambiental impulsada por las grandes corporaciones imperialistas, y que sólo la misma lucha hermanada podrá construir el paraíso terrenal que nos fue arrebatado por la avaricia de un puñado de explotadores y asesinos.
¡Hemos jurado vencer!… ¡Y venceremos!
¡Contra el imperialismo, por la patria! ¡Contra la oligarquía por el pueblo!
TIMOLEÓN JIMÉNEZ
Comandante del Estado Mayor Central de las FARC-EP 27 de mayo de 2014.
EL GRAN GANADOR ES LA ABSTENCIÓN
por Carlos Aznárez
Si hay que hablar de un ganador en las elecciones en Colombia, esa es la Abstención, ya que más del 60% de los colombianos y colombianas decidieron darle la espalda a unos comicios en que los dos principales candidatos (precisamente quienes pasan a una segunda vuelta) representan a la derecha y a la extrema derecha. Tanto Juan Manuel Santos como Ivan Zuluaga son parte del mismo Sistema que viene malgobernando Colombia desde hace décadas, y sus cantos de sirena no engañan tan fácilmente al electorado.
Esta Abstención, sumados a los más de 760 mil votos en blanco representan un claro repudio no sólo al uribismo paramilitar y narcotraficante, que representa Zuluaga, sino también a quien se vanagloria de ser "el candidato de la paz", el actual presidente Juan Manuel Santos, y que cuando compartía gobierno con Uribe, fue el impulsor del Plan Colombia y el Plan Patriota que tantos miles de ciudadanos asesinados dejaron como muestra de sus intenciones.
Ni uno ni otro expresan realmente la voluntad de cambio, urgente y necesario, que reclaman franjas muy amplias del pueblo colombiano. Campesinos, obreros, estudiantes, indígenas, que han venido movilizándose todos estos años.
Además, claro está, hay que tener en cuenta a la insurgencia de las FARC y el ELN, que junto con los sectores populares de la izquierda revolucionaria, como la Marcha Patriótica y el Congreso de los Pueblos, buscan transformar estas decadentes estructuras neoliberales e íntimamente ligadas al imperialismo yanqui, en una Nueva Colombia, donde sean los de abajo quienes decidan cuáles son las prioridades a resolver.
Al contrario de lo que dijeron varios medios de las corporaciones y el propio Santos, hasta el último día de su campaña electoral, la disyuntiva no es solamente "paz o guerra", sino que la paz que no venga acompañada de la resolución de los grandes problemas estructurales y la instalación de medidas que aseguren tierra para los campesinos y la distribución de la riqueza, de poco servirá en el futuro. No hay que olvidar que esta misma semana se recordó que hace 50 años se levantaban en armas las FARC, precisamente en respuesta a la falta de resolución de algunos temas vinculados a reivindicaciones que hoy siguen pendientes.
En conclusión, las dos formaciones de derecha, encabezadas por Santos y Zuluaga, ahora irán a una segunda vuelta que poco y nada significarán para las reales reivindicaciones de las masas populares, más que una retahila de falsas promesas y gestos engañosos para conseguir aliados entre los otros candidatos. Mientras que esos perfiles de una democracia hueca, monitoreada por la burguesía colombiana y sus patrones de Washington, no cambien, la verdadera Colombia, popular y rebelde, seguirá estando entre los millones de personas que hoy se abstuvieron en plan de resistencia. Son ellos y ellas quienes están seguros que los verdaderos cambios se seguirán logrando en las calles y en las rutas, movilizados y decididos a transformar a través de un proceso constituyente los destinos de una de los países claves del continente latinoamericano.
El candidato que resulte electo en la contienda del 15 de junio tendrá, entre otras responsabilidades, sacar adelante el proceso de paz que el gobierno desarrolla con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Además de los candidatos mencionados, participaron en la contienda de este domingo: el candidato por la Alianza Verde Enrique Peñalosa, la representante del Partido Conservador Marta Lucía Ramírez y la candidata por la alianza de izquierda Clara López, que representa al Polo Democrático, la Unión Patriótica y el Partido Comunista Colombiano.
Perfiles
Juan Manuel Santos | Partido de la Unidad Nacional
Nació en Bogotá el 10 de agosto de 1951. Estudió Economía y Administración de Empresas en la Universidad de Kansas, Estados Unidos. También hizo una maestría en Economía y Desarrollo Económico del London School of Economics y otra en Administración Pública de la Universidad de Harvard. Fue ministro de Defensa del polémico expresidente Álvaro Uribe. Es el actual presidente en Colombia.
Propuestas clave: Ha centrado su campaña en la defensa del proceso de paz que lleva adelante su gobierno con las Fuerzas Revolucionarias de Colombia (FARC). Habla de un eventual segundo mandato suyo como un "segundo tiempo" indispensable para consolidar la paz.
Óscar Iván Zuluaga | Partido Centro Democrático
Nació el 3 de febrero de 1959 en Pensilvania, Caldas. Estudió Economía en la Universidad Javeriana de Bogotá. Hizo un Máster en Finanzas Públicas en la Universidad de Exeter en Inglaterra. Enarbola las banderas de Uribe y se ha visto envuelto en un escándalo por un video en el que se le ve con el espía del proceso de paz en Colombia, Andrés Sepúlveda.
Propuestas clave: A la vez que hace una fuerte crítica del actual proceso de paz con las FARC, defiende un regreso a las políticas de seguridad y lucha contra los grupos insurgentes que caracterizaron al anterior gobierno de Uribe.
Entrevista de RESUMEN LATINOAMERICANO (texto completo)
CON EL COMANDANTE DE LAS FARC-EP, JESUS SANTRICH
no una organización de narcotraficantes"
por Tony López, desde La Habana
(para Resumen Latinoamericano)
24 de mayo 2014
El colaborador habitual en temas de Colombia para Resumen Latinoamericano, el periodista cubano Tony López acaba de entrevistar al Comandante de las FARC-EP, Jesús Santrich, integrante de la Delegación de esa organización insurgente en los diálogos con el Gobierno de Juan Manuel Santos, en La Habana. Este es el resultado del encuentro:
Con motivo de la culminación del ciclo número 25 de la conversaciones de paz entre el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo y al mismo tiempo con ocasión del cierre del tercer punto de discusión de la Agenda del Acuerdo General de la Habana, quisiera pedirle que nos presente un balance general de lo que hasta el momento se comprende en el conjunto de lo convenido entre las partes.
J.S Como ya lo has dicho, las FARC al final de cada ciclo presenta su recuentos y balances de lo que ha sido la actividad y cuando se ha cerrado cada punto ha hecho lo mismo, de tal suerte que en nuestras páginas y sitios web y en documentos diversos publicados hemos dejado sentadas nuestras apreciaciones e inquietudes tanto referidas a cada tema como al conjunto, entendiendo que desde el principio le expresamos al gobierno que si bien por metodología separábamos la discusión de cada tema como asunto aparte, lo cierto es que cada uno está interrelacionado con el otro y eso hay que tomarlo en cuenta, porque no se puede hablar de reforma agraria, por ejemplo, sin hablar de los Tratados de Libre Comercio o sin aludir a problemas como el de la extranjerización de la tierra.
Entonces, tenemos que hasta el momento hay avances tangibles sobre los temas de la agenda que nunca antes se habían alcanzado. Yo tendría que reconocer que durante los diálogos de la Uribe en el gobierno de Belisario Betancur, los avances fueron formidables y de hecho se pactó una tregua que fue muy importante para el desarrollo de la vida política nacional, sobre todo en lo que concierne a la generación de espacios de participación democrática que no es del caso recontar ahora. Pero participación misma de la insurgencia en la actividad política abierta, al lado de múltiples sectores populares y sociales que se congregaron en el proyecto de paz que fue la Unión Patriótica, muestra cuan importante fue aquel proceso que desafortunadamente fue aniquilado por el terrorismo de Estado y el militarismo.
Digamos que, así, cada proceso ha tenido sus particularidades, han sido épocas de esperanza para los colombianos porque de verdad que durante ellos se despierta la confianza en la posibilidad real de la democratización del país, pero como constante las frustraciones irrumpen cuando la extrema derecha, los sectores guerreristas de dentro y fuera del país y sobre todo la mezquindad de los emporios económicos asoma con toda su fuerza defendiendo los intereses particulares por encima del interés común. Esta vez, pienso que el avance es sustancial, bastante superior al de otros momentos en lo que concierne a temas más específicos abordados.
Recordemos que en el primer informe conjunto que se hizo entre FARC y Gobierno el 21 de junio de 2013, se explicó que Luego de 7 meses de conversaciones alcanzamos una serie de acuerdos, resaltándose el que denominamos “Hacia un nuevo campo colombiano: Reforma Rural Integral”. El punto agrario lo cerramos con acuerdos parciales el 26 de mayo de 2013. Como vez ya se cumple un año. Para la época de aquel primer informe habíamos agotado 10 ciclos que en promedio tienen once días cada uno. de vez en cuando se abrevia o se prolonga alguno.
Lo regular es que sean once días que se distribuyen en miniciclos de 3 días de trabajo con uno de descanso y al final una semana de receso más o menos. Entonces hago este recuento que ha sido común para el desarrollo de cada punto, tratando de mostrar la intensidad del trabajo, la cual es fuerte si tomamos en cuenta que durante los recesos las delegaciones deben preparar los materiales, los debates, intercambiar con los expertos, para que las discusiones tengan profundidad y de verdad recojan las inquietudes e iniciativas del país. Por ejemplo, la Mesa de Conversaciones para enriquecer el diálogo, respecto al tema agrario, delegó la realización de dos foros nacionales al Sistema de Naciones Unidas en Colombia y a la Universidad Nacional-Centro de Pensamiento y Seguimiento al Diálogo de Paz. De las conclusiones de esos eventos las FARC-EP tomamos los elementos que permitieron la construcción de nuestras 100 propuestas mínimas referidas a este asunto.
El primer Foro Nacional sobre Política de desarrollo Agrario Integral (Enfoque Territorial), fue realizado durante los días 17, 18 y 19 de diciembre de 2012. Aquel evento contó con la participaron de 1.314 personas pertenecientes a 522 organizaciones de los 32 departamentos del país, y en el mismo se recogieron las propuestas de 411 personas que intervinieron oralmente en las mesas de trabajo. Se trató sin duda de escenarios muy importantes de participación de la gente en el proceso, pero para lo que significa el proceso en cuanto a la definición del destino del país, es muy restringido y mediatizado. Seguimos pensando que el protagonismo de la gente debe ser mayor. Y aquí, de paso, me estoy refiriendo a lo que ha sido el concurso de la población en el proceso. Y repito, que esta mecánica de los foros complementada con el ejercicio que se hace de recibir propuestas mediante la página web de la Mesa, es importante pero muy limitado. A nosotros nos ha servido de mucho para elaborar nuestras iniciativas atendiendo al querer de la población, pero la voz de las comunidades dentro de la Mesa no se suple con estos procedimientos.
Agregaría sobre esta misma temática que, pensado en que los insumos que brindan los foros no llegaran extemporáneamente sino que se tuviera listos al momento de iniciarse cada punto, el segundo foro sobre Participación Política, se realizó en Bogotá, los días 28, 29 y 30 de abril de 2013 por solicitud de la Mesa de Conversaciones, y esto se hizo con el apoyo de la Oficina de la Organización de Naciones Unidas en Colombia y al Centro de Pensamiento para la Paz de la Universidad Nacional.
Este evento contó con la participación de 1600 personas, representantes de los 32 departamentos. El 70% de los participantes pertenecían a las diferentes regiones del país, el 30% eran de Bogotá. Hubo representación de partidos políticos, de movimientos políticos, de organizaciones campesinas y organizaciones de mujeres. Al igual que en el foro agrario fue notoria la presencia de representantes de movimientos sociales y políticos, partidos políticos, gremios y del sector empresarial, de organizaciones y movimientos campesinos, indígenas, afro-descendientes, defensoras de derechos humanos, víctimas, desplazados, raizales, jóvenes, etc. pero ahora con más presencia urbana, incluyéndose al movimiento LGBTI, la presencia más fuerte de centrales y organizaciones sindicales, de Programas de Desarrollo y Paz e iniciativas nacionales y territoriales de paz, de Iglesias, del sector académico, de universidades y centros de investigación, de espacios institucionales de participación ciudadana, de organizaciones no gubernamentales vinculadas a los temas relacionados con la participación política, de medios de comunicación y sus asociaciones.
Pero bien, centrándonos en el prunto1 de la Agenda del Acuerdo General “Política de Desarrollo Agrario Integral” reiteraría que lo fundamental fue el logro de un documento de unas veinte cuartillas que titulamos “Hacia un nuevo campo colombiano: Reforma Rural Integral”, en el que en sentido general se plantea que la Reforma Rural Integral (RRI) debe ser el inicio de transformaciones estructurales de la realidad rural y agraria de Colombia, sobre bases de equidad y democracia, para con ello contribuir a la no repetición del conflicto y a la construcción de una paz estable y duradera, reconociendo que son las injusticias derivadas de la desigualdad y la miseria las que han engendrado la confrontación, y que por ello se requiere eliminar esas causas para que cese el conflicto.
Esta idea de Reforma rural Integral, en teoría se centrada en el bienestar y buen vivir de la gente del campo, de las comunidades campesinas, indígenas, negras, afro descendientes, palanqueras y raizales, y de la gente que habita en los espacios inter étnicos e interculturales, con la pretensión de integrar las regiones, de erradicar la pobreza, promocionar la igualdad, el cierre de la brecha entre el campo y la ciudad, la protección y disfrute de los derechos de la ciudadanía y la reactivación del campo, especialmente de la economía campesina, familiar y comunitaria. Y aquí de fondo hay un asunto que es el de la visión neoliberal del campo versus la visión de la insurgencia que aboga por la defensa de los derechos de esas masas empobrecidas que habitan las zonas rurales. En la primera visión la perspectiva es la migración campesina hacia la ciudad, y la enajenación de esas tierras por empresas extranjeras y el desarrollo bajo las manos
explotadoras de esas multinacionales; en la segunda visión el énfasis está en la economía campesina, familiar, comunitaria, obviamente poniendo en manos de la gente del campo las herramientas tecnológicas modernas y todos los recursos que le permitan realizar una labor digna y productiva en condiciones de soberanía.
Y preciso esto porque si bien el documento tiene muchos aspectos positivos que recogen esta filosofía, las falencias también son inmensas, comenzando por el debate pendiente sobre la necesidad de acabar con el latifundio, o la de colocarle limites a la extranjerización de la tierra. Existen problemas de grueso calibre como el de los conflictos de uso de la tierra que incluyen problemas como el del traslape de las grandes ganaderías sobre suelos que deben ser destinados para la siembra y para garantizar la soberanía alimentaria. Pero no, un tercio del país está en manos del sector ganadero y el gobierno no se atreve a tocarles un centímetro de tierra en función de la reforma Rural Integral.
Con motivo de la culminación del ciclo número 25 de la conversaciones de paz entre el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo y al mismo tiempo con ocasión del cierre del tercer punto de discusión de la Agenda del Acuerdo General de la Habana, quisiera pedirle que nos presente un balance general de lo que hasta el momento se comprende en el conjunto de lo convenido entre las partes.
-Comenzaría por preguntar: ¿se puede decir que el proceso de diálogos ya ha agotado la mitad de sus puntos de discusión?
J. S. Primero que todo mi agradecimiento por la deferencia de la posibilidad de esta entrevista y el reconocimiento del logro obtenido con este nuevo paso en la búsqueda de la paz para los colombianbos. Respecto a su pregunta, lo que podemos decir es que se han abordado la mitad de los puntos que contiene el Acuerdo General de la Habana, precisando que esto no quiere decir que vayamos a mitad de camino en el tratamiento delos problemas que tiene el país y que han sido la causa de la confrontación que padecemos.
Me explico; si bien la Agenda tiene seis puntos que guían las discusiones, nadie debe olvidar que existe un preambulo del Acuerdo que es el espíritu del mismo. Hago la precisión porque hay una serie de temas que no están consignados taxativamente en el texto dela Agenda pero que son parte escencial de la problematica a resolver. Un ejemplo claro es el del modelo económico que impacta directamnete sobre las condiciones de vida de todos los colombianos generando mayor deisgualdad y miseria y que, obviamente, hay que buscarle alternativa si se quiere realmente ponerle fin a la confrontación. Debemos agregar también, que así se hable generalmente, sobre todo desde los medios de comunicación, del agotamiento de tres de los seis puntos, con seguridad es mucho el trecho que resta por andar si consideramos que lo que tenemos son acuerdos parciales, y que tengan esa característica esos tres acuerdos, significa que son solamente parte del todo, nada está completo aun, y lo que está sin resolver, porque en torno a ello no hemos encontrado entendimiento, se ha ido ubicando por nuestra parte como salvedades, de manera nítida para que luego sea retomada la discusión. Por el momento digamos que son discusiones postergadas que en algún momento deberemos concluir y que de no resolverse deberán ser sometidas al examen del mecanismo de refrendación, el cual según nuestro punto de vista debe ser la Asamblea Nacional Constituyente.
J. S. Primero que todo mi agradecimiento por la deferencia de la posibilidad de esta entrevista y el reconocimiento del logro obtenido con este nuevo paso en la búsqueda de la paz para los colombianbos. Respecto a su pregunta, lo que podemos decir es que se han abordado la mitad de los puntos que contiene el Acuerdo General de la Habana, precisando que esto no quiere decir que vayamos a mitad de camino en el tratamiento delos problemas que tiene el país y que han sido la causa de la confrontación que padecemos.
Me explico; si bien la Agenda tiene seis puntos que guían las discusiones, nadie debe olvidar que existe un preambulo del Acuerdo que es el espíritu del mismo. Hago la precisión porque hay una serie de temas que no están consignados taxativamente en el texto dela Agenda pero que son parte escencial de la problematica a resolver. Un ejemplo claro es el del modelo económico que impacta directamnete sobre las condiciones de vida de todos los colombianos generando mayor deisgualdad y miseria y que, obviamente, hay que buscarle alternativa si se quiere realmente ponerle fin a la confrontación. Debemos agregar también, que así se hable generalmente, sobre todo desde los medios de comunicación, del agotamiento de tres de los seis puntos, con seguridad es mucho el trecho que resta por andar si consideramos que lo que tenemos son acuerdos parciales, y que tengan esa característica esos tres acuerdos, significa que son solamente parte del todo, nada está completo aun, y lo que está sin resolver, porque en torno a ello no hemos encontrado entendimiento, se ha ido ubicando por nuestra parte como salvedades, de manera nítida para que luego sea retomada la discusión. Por el momento digamos que son discusiones postergadas que en algún momento deberemos concluir y que de no resolverse deberán ser sometidas al examen del mecanismo de refrendación, el cual según nuestro punto de vista debe ser la Asamblea Nacional Constituyente.
Jesús Santrich en la entrevista con Tony López de Resumen Latinoamericano
-Bien, pero entonces, si hablamos de hacer balance, aunque las FARC en momento de culminación de cada ciclo presenta sus análisis de la situación, hoy, desde la perspectiva del conjunto, ¿cómo valoran lo alcanzado?, y te pedirían que en su orden comiences por el primer punto, el referido al asunto de la Reforma Rural Integral.J.S Como ya lo has dicho, las FARC al final de cada ciclo presenta su recuentos y balances de lo que ha sido la actividad y cuando se ha cerrado cada punto ha hecho lo mismo, de tal suerte que en nuestras páginas y sitios web y en documentos diversos publicados hemos dejado sentadas nuestras apreciaciones e inquietudes tanto referidas a cada tema como al conjunto, entendiendo que desde el principio le expresamos al gobierno que si bien por metodología separábamos la discusión de cada tema como asunto aparte, lo cierto es que cada uno está interrelacionado con el otro y eso hay que tomarlo en cuenta, porque no se puede hablar de reforma agraria, por ejemplo, sin hablar de los Tratados de Libre Comercio o sin aludir a problemas como el de la extranjerización de la tierra.
Entonces, tenemos que hasta el momento hay avances tangibles sobre los temas de la agenda que nunca antes se habían alcanzado. Yo tendría que reconocer que durante los diálogos de la Uribe en el gobierno de Belisario Betancur, los avances fueron formidables y de hecho se pactó una tregua que fue muy importante para el desarrollo de la vida política nacional, sobre todo en lo que concierne a la generación de espacios de participación democrática que no es del caso recontar ahora. Pero participación misma de la insurgencia en la actividad política abierta, al lado de múltiples sectores populares y sociales que se congregaron en el proyecto de paz que fue la Unión Patriótica, muestra cuan importante fue aquel proceso que desafortunadamente fue aniquilado por el terrorismo de Estado y el militarismo.
Digamos que, así, cada proceso ha tenido sus particularidades, han sido épocas de esperanza para los colombianos porque de verdad que durante ellos se despierta la confianza en la posibilidad real de la democratización del país, pero como constante las frustraciones irrumpen cuando la extrema derecha, los sectores guerreristas de dentro y fuera del país y sobre todo la mezquindad de los emporios económicos asoma con toda su fuerza defendiendo los intereses particulares por encima del interés común. Esta vez, pienso que el avance es sustancial, bastante superior al de otros momentos en lo que concierne a temas más específicos abordados.
Recordemos que en el primer informe conjunto que se hizo entre FARC y Gobierno el 21 de junio de 2013, se explicó que Luego de 7 meses de conversaciones alcanzamos una serie de acuerdos, resaltándose el que denominamos “Hacia un nuevo campo colombiano: Reforma Rural Integral”. El punto agrario lo cerramos con acuerdos parciales el 26 de mayo de 2013. Como vez ya se cumple un año. Para la época de aquel primer informe habíamos agotado 10 ciclos que en promedio tienen once días cada uno. de vez en cuando se abrevia o se prolonga alguno.
Lo regular es que sean once días que se distribuyen en miniciclos de 3 días de trabajo con uno de descanso y al final una semana de receso más o menos. Entonces hago este recuento que ha sido común para el desarrollo de cada punto, tratando de mostrar la intensidad del trabajo, la cual es fuerte si tomamos en cuenta que durante los recesos las delegaciones deben preparar los materiales, los debates, intercambiar con los expertos, para que las discusiones tengan profundidad y de verdad recojan las inquietudes e iniciativas del país. Por ejemplo, la Mesa de Conversaciones para enriquecer el diálogo, respecto al tema agrario, delegó la realización de dos foros nacionales al Sistema de Naciones Unidas en Colombia y a la Universidad Nacional-Centro de Pensamiento y Seguimiento al Diálogo de Paz. De las conclusiones de esos eventos las FARC-EP tomamos los elementos que permitieron la construcción de nuestras 100 propuestas mínimas referidas a este asunto.
El primer Foro Nacional sobre Política de desarrollo Agrario Integral (Enfoque Territorial), fue realizado durante los días 17, 18 y 19 de diciembre de 2012. Aquel evento contó con la participaron de 1.314 personas pertenecientes a 522 organizaciones de los 32 departamentos del país, y en el mismo se recogieron las propuestas de 411 personas que intervinieron oralmente en las mesas de trabajo. Se trató sin duda de escenarios muy importantes de participación de la gente en el proceso, pero para lo que significa el proceso en cuanto a la definición del destino del país, es muy restringido y mediatizado. Seguimos pensando que el protagonismo de la gente debe ser mayor. Y aquí, de paso, me estoy refiriendo a lo que ha sido el concurso de la población en el proceso. Y repito, que esta mecánica de los foros complementada con el ejercicio que se hace de recibir propuestas mediante la página web de la Mesa, es importante pero muy limitado. A nosotros nos ha servido de mucho para elaborar nuestras iniciativas atendiendo al querer de la población, pero la voz de las comunidades dentro de la Mesa no se suple con estos procedimientos.
Agregaría sobre esta misma temática que, pensado en que los insumos que brindan los foros no llegaran extemporáneamente sino que se tuviera listos al momento de iniciarse cada punto, el segundo foro sobre Participación Política, se realizó en Bogotá, los días 28, 29 y 30 de abril de 2013 por solicitud de la Mesa de Conversaciones, y esto se hizo con el apoyo de la Oficina de la Organización de Naciones Unidas en Colombia y al Centro de Pensamiento para la Paz de la Universidad Nacional.
Este evento contó con la participación de 1600 personas, representantes de los 32 departamentos. El 70% de los participantes pertenecían a las diferentes regiones del país, el 30% eran de Bogotá. Hubo representación de partidos políticos, de movimientos políticos, de organizaciones campesinas y organizaciones de mujeres. Al igual que en el foro agrario fue notoria la presencia de representantes de movimientos sociales y políticos, partidos políticos, gremios y del sector empresarial, de organizaciones y movimientos campesinos, indígenas, afro-descendientes, defensoras de derechos humanos, víctimas, desplazados, raizales, jóvenes, etc. pero ahora con más presencia urbana, incluyéndose al movimiento LGBTI, la presencia más fuerte de centrales y organizaciones sindicales, de Programas de Desarrollo y Paz e iniciativas nacionales y territoriales de paz, de Iglesias, del sector académico, de universidades y centros de investigación, de espacios institucionales de participación ciudadana, de organizaciones no gubernamentales vinculadas a los temas relacionados con la participación política, de medios de comunicación y sus asociaciones.
Pero bien, centrándonos en el prunto1 de la Agenda del Acuerdo General “Política de Desarrollo Agrario Integral” reiteraría que lo fundamental fue el logro de un documento de unas veinte cuartillas que titulamos “Hacia un nuevo campo colombiano: Reforma Rural Integral”, en el que en sentido general se plantea que la Reforma Rural Integral (RRI) debe ser el inicio de transformaciones estructurales de la realidad rural y agraria de Colombia, sobre bases de equidad y democracia, para con ello contribuir a la no repetición del conflicto y a la construcción de una paz estable y duradera, reconociendo que son las injusticias derivadas de la desigualdad y la miseria las que han engendrado la confrontación, y que por ello se requiere eliminar esas causas para que cese el conflicto.
Esta idea de Reforma rural Integral, en teoría se centrada en el bienestar y buen vivir de la gente del campo, de las comunidades campesinas, indígenas, negras, afro descendientes, palanqueras y raizales, y de la gente que habita en los espacios inter étnicos e interculturales, con la pretensión de integrar las regiones, de erradicar la pobreza, promocionar la igualdad, el cierre de la brecha entre el campo y la ciudad, la protección y disfrute de los derechos de la ciudadanía y la reactivación del campo, especialmente de la economía campesina, familiar y comunitaria. Y aquí de fondo hay un asunto que es el de la visión neoliberal del campo versus la visión de la insurgencia que aboga por la defensa de los derechos de esas masas empobrecidas que habitan las zonas rurales. En la primera visión la perspectiva es la migración campesina hacia la ciudad, y la enajenación de esas tierras por empresas extranjeras y el desarrollo bajo las manos
explotadoras de esas multinacionales; en la segunda visión el énfasis está en la economía campesina, familiar, comunitaria, obviamente poniendo en manos de la gente del campo las herramientas tecnológicas modernas y todos los recursos que le permitan realizar una labor digna y productiva en condiciones de soberanía.
Y preciso esto porque si bien el documento tiene muchos aspectos positivos que recogen esta filosofía, las falencias también son inmensas, comenzando por el debate pendiente sobre la necesidad de acabar con el latifundio, o la de colocarle limites a la extranjerización de la tierra. Existen problemas de grueso calibre como el de los conflictos de uso de la tierra que incluyen problemas como el del traslape de las grandes ganaderías sobre suelos que deben ser destinados para la siembra y para garantizar la soberanía alimentaria. Pero no, un tercio del país está en manos del sector ganadero y el gobierno no se atreve a tocarles un centímetro de tierra en función de la reforma Rural Integral.
-Pero entonces, ¿la definición de si el país transitará la primera o la segunda senda está o no está definido, esa Reforma Rural Integral pactada no resuelve la contradicción?
J.S: Como decía hace un momento, lo acordado reconoce y se centra en el papel fundamental de la economía campesina, familiar y comunitaria para el desarrollo del campo, y en el mismo escenario promocionaría diferentes formas de asociación y cooperativismo en miras a la generación de ingresos y empleo, la dignificación y formalización del trabajo, la producción de alimentos y la preservación del medio ambiente. Siempre como FARC, cuando hablamos de asociación insistimos mucho en que debía ser solidaria, y no aquella que se da entre el zorro y la gallina, que es la que generalmente opera en Colombia, ocurriendo que los señores del “músculo financiero” aplastan al campesino con sus fortunas y terminan quitándole la tierra de manera “legal”.
Entonces, nosotros no negamos la necesidad de articulación formas de producción agrícola y pecuaria diversas como condición para garantizar el desarrollo rural, pero ante todo hay que garantizar que a las poblaciones rurales no se les arrebate la tierra mediante mecanismos de bancarización u otros trucos que se despliegan dentro de una dañina concepción de asociación capitalista.
Entonces, nosotros no negamos la necesidad de articulación formas de producción agrícola y pecuaria diversas como condición para garantizar el desarrollo rural, pero ante todo hay que garantizar que a las poblaciones rurales no se les arrebate la tierra mediante mecanismos de bancarización u otros trucos que se despliegan dentro de una dañina concepción de asociación capitalista.
Dentro de esta perspectiva, es importante que otro propósito central sea el de democratizar el acceso a la tierra en beneficio de los campesinos sin tierra o con tierra insuficiente, y de las comunidades rurales más afectadas por la miseria, el abandono y el conflicto. Aquí será fundamental que el Fondo de Tierras que se proyecta crear se haga realidad de manera pronta y que la distribución gratuita, que es lo que está pactado, tampoco demore. Se ha hablado de un proceso de regularizar los derechos de propiedad, de desconcentrar y promover una distribución equitativa de la tierra, de promover las Zonas de Reserva Campesina sin que se presenten más obstrucciones, que entre otras cosas son aspecto que están contemplados por la ley en Colombia, pero que no se cumplen, pero aún habría que esperar para ver si efectivamente esto procederá tal como se ha hablado. Hasta el momento son solamente promesas, con la advertencia de que hasta que no se llegue a la firma del acuerdo final estos acuerdos no proceden, lo cula es absurdo si reflexionamos en que estamos hablando no de necesidades de la insurgencia sino de reivindicación de la población más marginada, de soluciones a problemas que tiene que ver con la vida misma de las personas.
Bueno, en este acuerdo se ha incluido la necesidad de garantizar un desarrollo sostenible con especial atención a la importancia de proteger y preservar el agua y el medio ambiente, ese concluyó un plan para delimitar la frontera agrícola y proteger las áreas de especial interés ambiental que incluyen las zonas de reserva forestal, siempre buscando alternativas para los pobladores que colindan con ellas o las ocupan y garantizando los principios de participación de las comunidades rurales y de desarrollo sostenible.
Como decía, y a pesar del ministro de defensa que durante todo el tiempo en que transcurrieron los debates disparó contra el proceso, el acuerdo reconoce que las Zonas de Reserva Campesina como una figura que tiene el Estado para promover la economía campesina, y contribuir al cierre de la frontera agrícola y la producción de alimentos. Por tal razón, se estableció que el Gobierno Nacional hará efectivo el apoyo a los planes de desarrollo de las zonas constituidas y de las que se constituyan, en respuesta a las iniciativas de las comunidades y de las organizaciones agrarias que éstas consideren representativas, siguiendo lo dispuesto en las normas vigentes, y promoverá la participación activa de las comunidades en la ejecución de estos planes, y se habló de la creación de infraestructura, de la construcción de la red de vías terciarias, de electrificación y conectividad en comunicaciones, de ampliar y recuperar la infraestructura de riego y drenaje de la economía campesina, familiar y comunitaria, de ampliar la cobertura en salud, de atención integral en educación, de planes de vivienda, agua y saneamiento básico, de estímulos a la economía campesina, familiar y comunitaria, de fomentar la economía solidaria y cooperativa rural que fortalezca la capacidad de las comunidades rurales organizadas para comercializar productos, acceder a bienes y servicios y, en general, mejorar sus condiciones de vida, trabajo y producción.
Se acordó un plan de asistencia integral técnica, tecnológica y de impulso a la investigación, se incluyó poner en marcha un plan para apoyar y consolidar la generación de ingresos de la economía campesina, familiar y comunitaria, y de los medianos productores con menores ingresos; se acordó un plan con el fin de promover condiciones adecuadas para la comercialización de los productos provenientes de la producción de la economía campesina, familiar y comunitaria y se convino fortalecer el sistema de protección y seguridad social de la población rural y garantizar condiciones laborales dignas y la protección de los derechos de los trabajadores agrarios.
En materia de alimentación y nutrición, se pactó asegurar la disponibilidad y acceso suficiente en oportunidad, cantidad, calidad y precio a los alimentos necesarios para una buena nutrición. Se habló del incremento progresivo en la producción de alimentos por parte de la economía campesina, familiar y comunitaria y de la creación de condiciones que permitan a los trabajadores del campo mejorar sus ingresos, y para la concreción de las diversas iniciativas se acordó la puesta en marcha de programas de desarrollo con enfoque territorial que permitirán implementar con mayor celeridad y recursos los planes nacionales.
Todo esto es muy promisorio, pero existen salvedades sin cuya solución las FARC consideran que en la disyuntiva entre neoliberalismo o bienestar social el régimen terminaría inclinándose por el primero. Aspiramos a que esto tenga solución porque como ya se expresó, es un sofisma pensar en que todas las buenas cosas aprobadas, pactadas, se hagan realidad si no se toman medidas de solución frente a un latifundio que configura un coeficiente de Gini que está en 0.87, casi el reino de la desigualdad absoluta si tomamos en cuenta que la extranjerización de la tierra se ha desbocado. Lo pactado sería solo un sueño si no se renegocian los Tratados de Libre Comercio o no se define de manera clara y en función de la nación el ordenamiento territorial, etc.
-¿Podríamos decir, entonces que existe una indefinición sobre el rumbo del proceso?
J.S: No quisiera con algún adjetivo o con cualquier expresión concluyente dar la impresión de incertidumbre o sencillamente descalificar las posibilidades de paz enormes que tiene este proceso. Sencillamente estoy haciendo una descripción de la realidad para que el optimismo que tenemos, si se contagia que es lo que queremos, sea con los pues bien puestos sobre la tierra, entendiendo que la mayoría de los aspectos esenciales que generaría una verdadera reforma rural integral, como un verdadero proceso de participación política en democracia están por definir, y que esas definiciones solamente son posibles con el concurso de la población, eso no se hace en una mesa de conversaciones. La población debe hacer suyos estos problemas y pelear sus soluciones con la valentía y el arrojo con que lo han hecho en este último lustro a pesar de la guerra sucia.
Hasta el momento, los avances logrados son significativos, pero no son la panacea. Falta mucho por alcanzar, y estamos hablando de lo mínimo, porque en realidad las propuestas que hemos hecho apuntan a la democratización y modernización del país dentro de parámetros que nadie podría decir que son los del socialismos sino sencillamente los de un moderno Estado Social de Derecho, de lo cual aun dista mucho Colombia.
-¿Cuántas propuestas han hecho ustedes y qué porcentaje crees que se ha incluido en los acuerdos logrados?
J. S: Nuestras propuestas son públicas, siempre las presentamos a la opinión nacional primero y antes de llevarlas a la Mesa. Esto lo hacemos para que la gente sepa cuales son nuestras posiciones, qué es lo que defendemos. Al hacerlas públicas la gente tienen la oportunidad de observar que efectivamente la insurgencia está llevando a debate sus propuestas, las propuestas que las comunidades lanzaron en los foros. Es decir que nuestra posición política, aunque las discusiones estén arropadas por la confidencialidad, es de conocimiento de la población. Es muy importante, para nosotros que la gente sepa que estamos en la Habana no para hablar por las FARC como organización sino que estamos principalmente para hablar de sus necesidades. Si se observa, hasta el momento en nada de lo pactado hay párrafo alguno que se refiera a requerimientos para los guerrilleros. Lo primero deben ser las comunidades. En tal sentido, del punto agrario hicimos cien propuestas mínimas que están publicadas, como publicado está la totalidad de lo acordado con sus salvedades, que para el caso del primer punto son diez y para el caso del punto de participación política, en torno al que también hiciéramos cien propuestas mínimas, existen catorce salvedades. El punto que menos salvedades tiene es el tercero, que solamente acumuló cuatro salvedades para un total de cincuenta propuestas mínimas que hicimos. De todo nuestro cúmulo de propuestas, sin incluir las del tercer punto que aún requieren un poco más de análisis reposado, pienso que queda recogido más o menos de un 8 a un 10 %, lo cual es muy bajo, más aún si se toma en cuenta que algunos acuerdos son postergación de debates y traslado a otros escenarios, como ocurre con el tema del Estatuto para la oposición política o la definición de normas que reconozcan el ser sujeto de oposición política al movimiento social. Estos asuntos serian tratados por eventos nacionales donde organizaciones políticas y sociales tomarían las decisiones que den herramientas para la creación de estos cuerpos normativos.
- Ya de manera práctica, ustedes ven en el gobierno voluntad de sacar adelante el proceso y voluntad de realizar los cambios que se han acordado?
JS: Cuando cumplimos catorce ciclos de intercambios con el gobierno, las FARC-EP habían puesto sobre la mesa cerca de 200 propuestas mínimas para resolver los problemas rurales y los de Participación Política y ciudadana. Ya se había hecho el primer acuerdo parcial y estábamos metidos de lleno en el de la participación política. De hecho estábamos completando nuestras cien propuestas mínimas para ese punto y llevábamos cinco cuartillas de acuerdo, que se sumaban a las veinte que redactamos en el punto de la reforma rural. Por entonces dijimos que se trataba de acuerdos muy importantes, pero modestos, la mayoría de los cuales no son otra cosa que reivindicaciones cuyas soluciones se pueden materializar cumpliendo las normas legales y constitucionales. Sin embargo, por los mismos días lo que se veía en las calles y carreteras de Colombia era le desenvolvimiento del paro nacional agrario y popular, corroborando la insatisfacción e inconformidad social.
En pleno debate sobre participación política, que no es otra cosa que el debate sobre el ejercicio verdadero de la democracia; sobre el desmonte de la doctrina de la seguridad nacional y del enemigo interno. El debate sobre el replanteamiento de las libertades y normas de seguridad ciudadana, mientras se nos ofrecía que había que cambiar las balas por los votos, el resultado de las jornadas de protesta fue de 19 muertos, 850 heridos y centenares de detenidos y judicializados.
Y digo esto para expresar que en la práctica el gobierno no se ha preocupado por reflejar en la realidad lo que promete para el futuro. De hecho, la actividad legislativa neoliberal contradice lo que se está aprobando en La Habana , y se mantuvo durante todo el tiempo de las conversaciones.
Por eso era que expresábamos en un informa que hicimos como FARC, que en la mesa y en el país se enfrentan dos visiones tratando de encontrar puntos de coincidencia. Por un lado, decíamos, está el enfoque neoliberal de desarrollo del país, que en cabeza del gobierno prioriza los intereses de las trasnacionales, y por otro lado el enfoque de la insurgencia que enarbola las reivindicaciones de las mayorías, que por ejemplo, se manifiestan por una reforma agraria rural integral, por la justicia social y la democracia en función de paz con soberanía. Esas visiones han chocado en las calles, pero cuando están en cabeza de la gente inerme, no encuentran el oído despierto y atento del gobierno para atender las querellas, sino que tropiezan con la brutalidad del ESMAD y con la muerte.
-Tocando el balance del primer punto creo que hemos abordado aspectos de los otros puntos que nos dan una visión muy amplia de lo que piensan las FARC frente al conjunto del proceso, pero, quisiera que ahora te refieras más en específico respecto a lo acordado en el segundo y tercer punto de discusión de la Mesa.
-Los debates sobre el punto de participación política se comenzaron en firma desde mediados de junio, quizás el 11, tiempo en el cual comenzamos también a insistir en la necesidad de crear una Comisión de esclarecimiento de la historia del conflicto, a fin de irnos haciendo a criterios de verdad que nos permitieran avanzar en el proceso, pero especialmente ir acumulando insumos para cuando correspondiera abordar el tema de víctimas, que para nosotros es fundamental.
Como ya expliqué. de los eventos de participación ciudadana se realizaron en Bogotá surgieron las propuestas mínimas, cien en total, que llevamos a la Mesa, y habría que subrayar en que una de las principales propuestas fue la de convocar una Asamblea Nacional Constituyente que requerirá de un acuerdo político previo que la impulse y la haga realidad.
Durante los mismos ciclos en que se debatían lo aspectos de la participación política y ciudadana, tocamos aspectos referidos al marco jurídico para la paz o a los mecanismos de refrendación de acuerdos, aprovechando para dejar sentadas posiciones claras que hemos venido reiterando en todos los ciclos. Por ejemplo, se sentaron posiciones que dejan clara nuestra oposición a la definición unilateral tanto del marco jurídico parea la paz como a la definición unilateral de un mecanismo de refrendación, que para el caso, el gobierno insistía en que fuera el referendo. Por aquellos días y luego, en otras oportunidades, también de manera especial nos referimos al tema de las víctimas de la confrontación inquiriendo por la responsabilidad histórica de quienes generaron y participaron en esta guerra, pero planteando la realización de un acto de contrición de todos.
Al respecto de estos temas, y por la vigencia que tienen para esta época voy a transcribirte lo que textualmente expresamos en un informa que oriento hacer para el país el comandante Timoleón Jiménez:
“Sobre el denominado Marco Jurídico. En Colombia se declaró oficialmente que hay un conflicto entre dos partes con responsabilidades para cada una de ellas, pero además, se da la circunstancia terrible de que el conflicto continúa con la injerencia de bases militares norteamericanas que pisotean nuestra soberanía. Se requiere entonces que cualquier transicionalidad o normativa para la misma, sea producto de un pacto y no de una imposición”.
“Se debe tener en cuenta que de nada sirve la unilateralidad sobre todo si se observa que la aceptación de responsabilidad por el conflicto le quita al Estado la legitimidad necesaria para ser juez. No se puede ser juez y parte, sobre todo cuando se trata de un Estado responsable; y mucho más, cuando la guerra interna persiste sin vencedor ni vencido. Un proceso de paz requiere de absoluta soberanía jurídica, sin injerencias foráneas que obstruyan la reconciliación”.
“Sobre víctimas. De lo que se trata es de abrir en las conversaciones de La Habana el capítulo que permitirá establecer la verdad histórica que condujo a más de sesenta años de desangre nacional, a la identificación de las víctimas y a su necesaria reparación. Todo con el ánimo de resaltar la necesidad de que el resarcimiento incluya la obligación para las partes, del perdón colectivo, a efectos de que una vez alcanzada la paz definitiva -de llegarse a ella-, nos obliguemos todos a un “nunca más”.
“En consecuencia, hemos propuesto que se proceda de inmediato a la integración de la comisión de revisión y esclarecimiento de la verdad de la historia del conflicto interno colombiano conformada por expertos nacionales y extranjeros para que establezca la verdad de lo acontecido durante la violencia partidista, el origen de la actual contienda como resultado de dicho enfrentamiento fratricida, el porqué del surgimiento de las guerrillas y el desencadenamiento desde entonces del conflicto social armado interno”.
“Hemos invitado al país entero a un día de reflexión y contrición, en el que todos los responsables por el conflicto social armado hagan presencia masiva en todos los rincones de la Patria adolorida. Un día para que se expresen los partidos tradicionales y aquellos que se han desprendido de estos como responsables que son; El Estado en cabeza del señor Presidente y sus ministros, haciendo eco de lo manifestado por el doctor Juan Manuel Santos ante la Corte Constitucional; las cabezas de la fuerza pública; los paramilitares desde los sitios en que encuentren; las cabezas de los demás órganos constituidos; quienes fueron las comandancias de fuerzas insurgentes hoy en retiro; los ex presidentes y ex comandantes de fuerzas, los gremios y empresarios, los medios de comunicación, las potencias extranjeras que han apoyado a los gobiernos en la guerra contra el pueblo, y la iglesia del régimen”.
“El día que se escoja para los fines propuestos, la insurgencia se estará manifestando de igual manera desde cada rincón de la Patria colombiana”.
“Sobre la propuesta de referendo del gobierno. En la mesa debe prevalecer el principio de igualdad en momentos en que la suerte del bien supremo de la paz está de por medio. Es con el concurso del pueblo, mediante mecanismos confiables, evitando que se cedan atribuciones a una sola persona, o a institucionalidades cuestionadas, que se deben refrendar los acuerdos.
Los colombianos debemos procurar un ente con reales atribuciones para conocer de la reforma a la justicia, de la independencia orgánica de la jurisdicción, del reordenamiento territorial, de la creación de un órgano electoral independiente. Un ente que resuelva el asunto de la seguridad jurídica que requiere el futuro de la paz”.
Pero bien, ya sobre el tema en si de la participación política y ciudadana es muy conocido lo acordado en torno al estatuto para la oposición, la ampliación de los mecanismos de participación ciudadana, el fortalecimiento de la democracia, al creación de circunscripciones especiales electorales para las zonas rurales o más marginadas del país, la mayor participación de las comunidades en medios de comunicación de orden local y regional, la mayor presencia en los organismos de control, etc.
Concretamos acuerdos importantes, entonces, como el compromiso de convocar sin más demoras a los partidos y voceros de las organizaciones sociales para que tracen los lineamientos que permitan elaborar por fin un estatuto para la oposición política, y también una normalización que dé un verdadero reconocimiento, con garantías, a la existencia y a los derechos del movimiento social.
Este escenario de debate fue empleado a fondo para hablar de la necesidad de reformar la ley de mecanismos de participación ciudadana (Ley 134 de 1994) y la urgencia de replantear las leyes de seguridad ciudadana: al respecto, se logró el compromiso de generar garantías para la movilización y la protesta, reforzando el respeto por las formas de acción política, el ejercicios legítimos del derecho a la reunión, a la libre circulación, a la libre expresión, a la libertad de conciencia y a la oposición en democracia; que estas prácticas deben ser observadas como aporte a la inclusión política y, por tanto el gobierno debe garantizar los espacios para canalizar las demandas ciudadanas, sin atropellos. En este mismo sentido se logró el compromiso de la revisión, y de ser necesaria, la modificación de todas las normas que se aplican a la movilización y la protesta social. Esto sumado al compromiso de ampliar y reforzar las instancias de participación ciudadana para la interlocución y construcción de las agendas de trabajo en todos los niveles que permitan la atención temprana de las peticiones y propuestas de la ciudadanía.
Otras veinte cuartillas de acuerdos recogen estos compromisos hacia la expansión de la democracia. No obstante, insistimos en la solución urgente a problemas como la corrupción, a la que hay que poner fin urgentemente, como fin hay que ponerle a la interferencia de las mafias que de una u otra forma han capturado al Estado, en todos los órganos: ejecutivo, legislativo y judicial. Creemos urgente la necesidad de ponerle freno a la criminalidad de cuello blanco de un sector financiero que se ha dedicado a destruir el país, depredando sin control los recursos naturales del país, al tiempo que hace un saqueo usurero al bolsillo de todos los colombianos y entrega la patria a las trasnacionales.
Todos estos son aspectos que tiene que ver con la democracia y en ellos insistimos como lo hicimos también, y es una de las salvedades, en que los medios de comunicación no pueden seguir en manos de tres o cuatro ricachones que se han adueñado de ellos secuestrando la democracia para manipular la conciencia nacional. Hemos dicho y lo repetimos, que puede haber toda suerte de mecanismos de participación si se quiere mostrar al país como una democracia de papel, pero la información es la que conduce a que esos mecanismos terminen siendo canales de expresión de pensamientos previamente cocinados y vendidos por tales tres o cuatro individuos, que siempre son los detentadores del poder.
Es una necesidad vital para la democracia redefinir la tenencia de los medios. Y así, en esge relato creo que quedan recogidos los aspectos nodales de este punto, resaltando que un a de las salvedades principales está en el tema de la Seguridad Nación, respecto a la que exigimos su desmonte en el marco de la necesaria desmilitarización de la sociedad y del Estado que requiere la paz.
-Finalmente porque no nos da algunas puntadas sobre lo que fue el acuerdo sobre el tercer punto.
- Me parece que ese es el que está más fresco en la cabeza de la gente, así que no voy con mucho detalle. Aquí lo esencial es que se definiría una nueva política para la lucha contra las drogas que de un tratamiento diferenciado a los eslabones más débiles que involucra el fenómeno, y nos referimos sobre todo a la población o comunidades que en el campo están relacionadas con los cultivos y por otro lado a los consumidores. Creemos que el énfasis de la persecución debe centrarse en los narcotraficantes. Entonces, qué ocurre, que dentro de este esquema, el prohibicionismo o el mero tratamiento punitivo, policivo o militarista del asunto quedaría relegado y se asumiría una visión con enfoque en el respeto a los derechos humanos considerando que se trata de un problema social que requiere medidas sociales para su solución, la cual, entre otras cosas, no depende de Colombia sino del conjunto de las naciones tocadas por el flagelo. Así, dentro de este panorama que implica el compromiso de generar una nueva institucionalidad para adelantar los planes, por fuera de las acciones contrainsurgentes, se ha pactado crear un Programa nacional integral de sustitución de cultivos de uso ilícito (PNIS), que mediante Planes integrales de sustitución y desarrollo alternativo (PISDA) pongan en marcha las acciones que tienen que ver con la nueva política. Lo esencial aquí es el concurso, el protagonismo de las comunidades, la base de las decisiones son las Asambleas Comunitarias, y la escencia del programa y de los Planes son las soluciones sociales a los problemas de miseria de los campesinos y población rural comprometida con los cultivos. Por todo ello es que este Programa y los Planes hacen parte estructural de la Reforma Rural Integral.
Al lado de esto se pactó la creación de un Programa Nacional de Intervención Integral frente al Consumo de Drogas, integrado al sistema público de salud, que en si sería una instancia de alto nivel, para articular las instituciones con competencia en la materia y coordinar un proceso participativo de revisión, ajuste y puesta en marcha de la política frente al consumo, como una prioridad y una política de Estado que requiere, entre otros, el fortalecimiento de las capacidades, tanto nacionales como territoriales, en el marco del sistema de protección social, y la disposición correspondiente de recursos.
En este mismo el Gobierno Nacional tiene el compromiso de diseñará y poner en marcha un Sistema Nacional de Atención al Consumidor de Drogas Ilícitas que incluya acciones complementarias de rehabilitación e inserción social.
Y finalmente está el asunto de la solución al fenómeno de producción y comercialización de narcóticos, tercer ítem del punto 3 de la Agenda., para cuyo análisis se partió de reconocer que el problema es de orden transnacional y por ello su solución supone actuar simultáneamente tanto al interior del país como en coordinación y con el compromiso de la comunidad internacional.
Internamente el compromiso es trazar políticas y programas para desactivar los factores y mecanismos que estimulan y mantienen el problema la producción y comercialización de drogas ilícitas lucrándose de la misma. El propósito central, desarticular las organizaciones criminales comprometidas con este flagelo, incluyendo las redes dedicadas al lavado de activos.
El propósito mayor, mancomunado, es lograr a un país sin narcotráfico, y ello supone dentro de la lucha planteada con nueva visión abordar el tema del esclarecimiento de la relación entre producción y comercialización de drogas ilícitas y conflicto, incluyendo la relación entre el paramilitarismo y el narcotráfico, y la disposición de todos de contribuir a ese esclarecimiento.
Para este sub-punto, hemos hablado de Judicialización efectiva, de estrategia contra los activos involucrados en el narcotráfico y el lavado de activos, de control de insumos, de estrategia de lucha contra la corrupción, de la realización de una conferencia Internacional y espacios de diálogos regionales para tratar el tema y se ha pactado seguir hablando en puntos posteriores, quizásen el marco de la discusión del punto 5.2 de la Agenda del Acuerdo General de mecanismos que deberá, entre otros, abordar el tema del esclarecimiento de la relación entre producción y comercialización de drogas ilícitas y conflicto, incluyendo la relación entre el paramilitarismo y el narcotráfico, como antes expresamos, pero que es aspecto importante a ser subrayado.
-Al respecto de este tema de conflicto y narcotráfico, la presa de derecha y de ello han hecho eco medios internacionales, incluso el presidente Santos se refirió al tema, han dicho que en este acuerdo las FARC se comprometen a desvincularse del narcotráfico. ¿Quiere decir esta afirmación que se admite que hay vínculos con el narcotráfico?
J.S: No, de ninguna manera. Está claro que las FARC-EP son una organización política, militar, revolucionaria, no una organización de narcotraficantes. Otras cosas es la propaganda sucia que cotidianamente hace el régimen para desprestigiarnos y quitarnos nuestra condicion de luchadores populares. El problema con el argumento que contiene tu pregunta es la tergiversación, la manipulación, el sesgo con el que generalmente actúan los medios de comunicación que responden a los intereses de sus dueños, de los conglomerados económicos, o a los intereses del régimen y peor aún, a los intereses de Estados Unidos. Dentro de todas esas matrices la insurgencia debe ser desacreditada y de ahí se deriva la actitud en la cual hasta un acuerdo tan importante como el que acabamos de firmar se distorsiona.
Lo primero que habría que aclarar es que en este acuerdo no se dice que el conflicto en Colombia deriva del narcotráfico, no. Hay causas de orden social muy anteriores a la aparición del fenómeno de producción y comercialización de las drogas ilícitas. Incluso el fenómeno de los cultivos de hoja de coca y la vinculación de campesinos y otros sectores rurales a las etapas primarias de producción está ligado a la situación de miseria que padecen. Entonces, el conflicto político, social, armado de Colombia no comienza ni termina con actuando contra el narcotráfico sino contra las causas de miseria que lo engendraron. Otra cosa es que en ese escenario de miseria aparezca el fenómeno del narcotráfico agravando las cosas, y de qué manera, pues de lo que se trata es que este flagelo a permeado la institucionalidad y partes esenciales de todo el tejido social.
Entonces, hay aspectos claves del acuerdo como por ejemplo el reconocimiento que se hace de manera textual y de primero en cuanto a que “El conflicto interno en Colombia tiene una larga historia de varias décadas que antecede y tiene causas ajenas a la aparición de los cultivos de uso ilícito de gran escala, y a la producción y comercialización de drogas ilícitas en el territorio”. También es importante subrayar en que lo que analizamos es que “la persistencia de los cultivos está ligada en parte a la existencia de condiciones de pobreza, marginalidad, débil presencia institucional”, esto sin descartar que también está de por medio “la existencia de organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico”. Pero el fenómeno no lo podemos resolver solos y por eso hemos dicho que “somos conscientes de que lograr tal propósito depende también de consensos y definiciones de alcance global por parte de todos los Estados, en particular por aquellos que de manera directa o indirecta se han visto afectados por este problema de carácter transnacional”.
En todo caso se trata de un acuerdo entre el gobierno y una organización política, no un acuerdo con una organización de narcos, y ese acuerdo se hace porque se logra definir que el problema es asunto de todos y su solución también; es decir que estamos hablando de una responsabilidad colectiva en su solución, y en ello, el primer compromiso que logramos es el de que el Gobierno Nacional a partir del entendimiento de que en la instituciones hay corrupción causada por el problema de las drogas ilícitas, pondrá en marcha las políticas y programas que acordamos, incluyendo liderar un proceso nacional eficaz para romper de manera definitiva cualquier tipo de relación de este flagelo con los diferentes ámbitos de la vida pública. A partir de ese compromiso, las FARC-EP, hemos dicho que el compromiso es de contribuir de manera efectiva, con la mayor determinación y de diferentes formas y mediante acciones prácticas con la solución definitiva al problema de las drogas ilícitas, lo cual se refiere a nuestra capacidad de convocatoria política y persuasión en el escenario rural, a gente que confía en nuestras capacidades para ayudar a impulsar un proceso de cambio en este y cualquier otro aspecto de los acuerdos. Pero por otra parte también hemos dicho que pondremos fin a cualquier relación, que en función de la rebelión, se hubiese presentado con este fenómeno.
Entonces qué ocurre, que todo lo que hacemos en cuanto a búsqueda de financiación es en función de la rebelión, y efectivamente, como lo hemos dicho en otras ocasiones, en algunas áreas del país establecimos mecanismos impositivos a quienes se valen de este negocio capitalista transnacional.
No se trata este procedimiento ni de producción ni de comercialización sino de un impuesto tal como se hace con cualquier capital que se mueve en las áreas de influencia, donde al mismo tiempo hemos establecido controles para evitar que los campesinos sean atropellados por los negociantes de cualquier índole.
Finalmente diría que es diferente que digamos “poner fin a cualquier relación que, en función de la rebelión, se hubiese presentado con este fenómeno”, a decir como lo expresó el presidente Santos en su alocusión del 16 de mayo, que nuestro compromiso es el de “poner fin a cualquier relación con este fenómeno”. Según esto, lo que se dice es que tenemos relación con el conjunto del fenomeno y que ya la vamos a cesar, lo cual es falso. Lo que decimos es que se le pone fin si se hubiese presentado, porque delo que se trata es que estamos dispuestos a nalizar cualquier situación en cualquier área pero en ralción a la impuestación que se le hace, reitero, a ese negocio trasnacional capitalista, y esto lo sabe bien el gobierno.
Y para no cerrar con la referencia a los sesgos, quisiera reiterar que en este punto quedan pendientes algunas salvedades:
1. Nueva política criminal. En el proceso de redefinición de la política anti-drogas se debe proceder con el diseño de una nueva política criminal del Estado que concentre sus esfuerzos en la persecución y el encarcelamiento de los principales beneficiarios del mercado de drogas ilícitas, así como en el desmantelamiento de las redes transnacionales de tráfico y de lavado de activos. Las FARC-EP insisten en la conformación de la “Comisión para el diseño de una política nacional antidrogas democrática y participativa”, con grupos de trabajo de académicos y expertos que formule los lineamientos generales para esa nueva política criminal del Estado en esta materia. Sobre todo en momentos en que el país entero cuestiona el sistema judicial que rige.
2. Suspensión inmediata de las aspersiones aéreas con glifosato y reparación integral de sus víctimas. Las FARC-EP consideran que en desarrollo de los lineamientos generales de la Nueva política antidrogas se debe proceder con la suspensión inmediata de las aspersiones aéreas con glifosato, o cualquier otro agente químico, y con la reparación integral de sus víctimas. Esto implica: la identificación de las víctimas de las aspersiones aéreas con agentes químicos; la reparación integral de las víctimas de las aspersiones aéreas con agentes químicos; el establecimiento de un fondo para la reparación de las víctimas de las aspersiones aéreas con agentes químicos.
En definitiva, el viejo esquema de erradicaciones forzadas-fumigaciones, ha fracasado generando enormes daños al tejido ambiental y social, lo cual implica que deben buscarse alternativas urgentes.
3. Frente a salud pública: reconociendo la importancia de lo acordado en este sub-punto, las FARC-EP consideran necesario concretar el compromiso de transformación estructural del sistema de salud pública, que permita encuadrar el desarrollo del programa y de los planes.
4. necesidad de una Conferencia Nacional: las FARC-EP, consideran que es necesaria la realización, a instancias de la Mesa de Diálogos, de una Conferencia Nacional sobre política soberana de lucha contra las drogas, a fin de avanzar, también, en la concreción de los ajustes y adecuaciones normativas y de las acciones que requiere esta lucha, considerando las nuevas tendencias internacionales que enfatizan en el enfoque en derechos humanos, al momento de enfrentar el fenómeno de producción, consumo y comercialización de drogas ilícitas.
Una de las tareas principales de esta Conferencia Nacional, debe ser la de analizar y arrojar conclusiones sobre el problema de la comercialización y producción de drogas ilícitas, como fenómeno ligado al paramilitarismo. La Conferencia también deberá abordar el asunto concerniente a la relación entre conflicto, narcotráfico e impacto en la institucionalidad.
Envío:DiariosdeUrgencia












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