MARINA DESTEFANI DECLARO EN EL SEGUNDO JUICIO A VICTOR BRUSA.
En el nombre de la madre
Es la hija de Silvia Suppo, ex detenida política asesinada en 2010. Repasó la militancia política de sus padres y de su tío, Hugo Suppo, en la Juventud Peronista. A los tres, los secuestraron en Rafaela, el 24 de mayo de 1977.
Por Juan Carlos Tizziani
Desde Santa Fe
"Mi madre tenía que declarar en esta causa. Pero la mataron en 2010", dijo Marina.Imagen: Alberto Gentilcore
"Mi mamá era Silvia Suppo y mi papá Jorge Destéfani". Marina se sentó el viernes frente al Tribunal Oral de Santa Fe que juzga por "asociación ilícita" al ex juez Víctor Brusa y a los policías Juan Calixto Perizzotti, María Eva Aebi y Eduardo Ramos y habló en nombre de sus padres. "En este lugar, me hubiera gustado que estuviera mi mamá, pero la perdimos por la misma injusticia", dijo.Destéfani falleció poco antes del juicio que condenó a Brusa en diciembre de 2009 y Suppo fue asesinada tres meses después, el 29 de marzo de 2010. "Tenía que declarar en esta causa, pero la mataron de nueve puñaladas. Nosotros sospechamos que esta asociación ilícita sigue funcionando en la actualidad y sigue cometiendo delitos", agregó.
Marina repasó la militancia política de sus padres y de su tío, Hugo Suppo, en la Juventud Peronista. A los tres, los secuestraron en Rafaela, el 24 de mayo de 1977. Pasaron por la Jefatura de Policía, que estaba al mando del comisario Italo Falchini y después los llevaron a Santa Fe: Silvia y Hugo en la parte de atrás de un auto y Jorge en el baúl. El destino era la seccional 4ª y luego un centro clandestino al que llamaban "La Casita. "Mi mamá decía que una quinta cerca de Santa Fe, a unos quince minutos en auto, se cruzaba una vía, en una ruta", relató.
En el testimonio que atesora de sus padres, Marina dijo que ellos mencionaban "a los autores materiales" de sus secuestros a varios policías: Carlos Raúl Hoffmann, Américo José Oviedo, Luis Ascencio Bravo y un agente encubierto del Ejército que operaba como PCI, Felipe Miglietto. "Había un tal Gauna, que está vivo y es empleado municipal", agregó. "La patota se movilizaba en un Falcon verde y en un Torino rojo". Cuatro meses antes, el 25 de enero de 1977, el mismo grupo de tareas había secuestrado a Reinaldo Hattemer, en el atrio de la Iglesia de Rafaela, donde se casaba su hermano Oscar. Hattemer era el primer novio de Silvia y sigue desaparecido. "La patota es la misma".
"Ellos también mencionaban como responsables de los traslados a Perizzotti, Aebi y Oscar Farina", dijo Marina. Y relató el suplicio de su madre en el circuito del terrorismo de estado, donde sufrió torturas, tres violaciones y un aborto. Uno de los traslados fue a un consultorio privado de Santa Fe, donde le obligan a hacer el aborto. "La llevaron Aebi y Farina, por orden de Perizzotti", afirmó. "Ella siempre recordaba que Perizzotti le había dicho que 'lo del embarazo era un error y había que arreglarlo'. Ella pensaba en la ironía de esas palabras, el embarazo no era un error, sino el producto de la violencia sistemática contra las mujeres".
El defensor oficial Fernando Sánchez se opuso a que Marina siguiera con el relato del aborto. "Estos hechos ya se investigan en otra causa en el Juzgado Federal", se quejó. La presidenta del Tribunal, Lilia Carnero, corrió vista al fiscal Martín Suárez Faisal, quien sostuvo que las preguntas de los abogados querellantes eran "razonables".
-Por mayoría, el Tribunal resuelve que la testigo continúe con su relato -dijo la jueza Carnero.
Marina siguió: "Después del aborto, a mi madre la llevaron de vuelta a la Casita, donde la cuidaban dos represores a cara descubierta. A uno le decían "Monito". Y el otro era un gordo canoso", recordó. Silvia Suppo los reconoció en una galería fotográfica, el 18 de junio de 2008. Señaló una de las fotos que le mostraron y dijo: "Ese es uno de los que me cuidó en la Casita después de que tuve mi aborto". Era la foto de un suboficial del Ejército retirado, Jorge Eleodoro Hauque, que operaba en el Destacamento de Inteligencia Militar 122 como jefe de los PCI. Después señaló otra foto. "Me parece que ese es 'el Monito', pero no estoy segura". Destéfani también reconoció a Hauque: "Es una cara conocida, lo relaciono con mi detención o tal vez estaba en la seccional 4, no lo puedo ubicar precisamente, pero estoy seguro que su cara me es familiar". En esa convalecencia en el chupadero, Silvia Suppo reconoció a una tercera persona. "Me dijo que Aebi también estuvo ahí, comiendo con esos dos hombres", el "Monito" y el otro (que era Hauque). Marina se quedó con la impresión de su madre, que ese chupadero estaba muy cerca de la Guardia de Infantería Reforzada, donde operaban Perizzotti y Aebi. "Se comunicaban".
PRIMERA MADRE DE LA PLAZA QUE DECLARA EN SANTA FE
El testimonio que dio Otilia AcuñaPor Juan Carlos Tizziani
Desde Santa Fe
Otilia Acuña tiene 92 años. Es una de las fundadoras de las Madres de Plaza de Mayo y la primera que declara en un juicio de lesa humanidad en Santa Fe. El viernes, abrió la segunda audiencia ante el Tribunal Oral que juzga a Víctor Brusa y a tres policías para denunciar el "fusilamiento" de su hija, Nilda Elías de Silva, en su casa del barrio Santa Rosa de Lima, donde vivía con sus tres nietos, el más chiquito de cuatro meses que quedó protegido debajo una cama. Era el 11 de abril de 1977. "A mi hija no la fueron a buscar, la fueron a matar", dijo. "Lo que me pasó a mi no se lo puedo desear ni a mi peor enemigo porque te maten una hija delante tuvo es dolor muy grande". Y mencionó a uno de los integrantes del grupo de tareas que asaltó su casa, Héctor Colombini ("Pollo"), un comisario que estuvo imputado en la causa, pero falleció en 2012.Acuña ofreció el primer testimonio ante el Tribunal. Después, siguió Marina Destéfani . Y cerraron la audiencia dos sobrevivientes del terrorismo de estado, José Alberto Cettour y Alberto Raúl Chiartano, quien denunció que Brusa lo amenazó y llegó a golpearlo para que firmara una declaración autoincriminatoria, en la cárcel de Coronda.
Otras tres Madres de Plaza Mayo, Celina Koffman, Ramonita Escobedo de Maldonado y Huri Nigro de Tournay escucharon a Otilia desde la primera fila del público. La aplaudieron al ingresar a la sala y al concluir su relato con un legado: "La única lucha que se pierde es la que se abandona", afirmó.
Con firmeza y dolor, Otilia pudo denunciar ante los jueces el crimen de la patota, el día que fusilaron a Nilda delante de sus ojos. Sus nietos estaban en la casa. "Lo que me pasó a mi es algo que no se lo puedo desear ni a mi peor enemigo porque que te maten una hija delante de tuyo, es un dolor muy grande. A mi hija no la vinieron a buscar, la vinieron a matar", insistió. Cinco meses antes, el 11 de noviembre de 1976, en Morón, provincia de Buenos Aires, otro grupo de tareas había secuestrado a Luis Silva, el esposo de Nilda, que está desaparecido.
Otilia dijo que uno de lo represores de la patota que arrasó su casa y asesinó a Nilda era Colombini. "Los vecinos me dijeron que era el Pollo". "Le pedí que no matara a mi hija porque tenía un nene de cuatro meses", afirmó. Los otros nietos estaban en la casa, Marcelo de 6 años y Valeria, de tres.

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