Por Gerardo Aranguren
Diario Tiempo Argentino
Este será el último 25 de agosto en que Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, realice un recordatorio por el asesinato de su hija Laura. Ocurre que, por primera vez, este aniversario la encuentra junto a su nieto, Ignacio Guido Montoya Carlotto. "Lo encontré a Guido, entonces Laura no está muerta", señaló Estela días atrás.
Según recordó Tiempo Argentino, el 25 de agosto de 1978 fue el último día en que Laura fue vista en La Cacha. A partir de los pocos sobrevivientes de ese centro clandestino de detención se pudieron reconstruir sus días en cautiverio, sus gestos solidarios hacia otros compañeros detenidos y su desesperación por la ausencia de su hijo.
"Hace diez meses que estoy acá, soy de Montoneros, me secuestraron en Capital junto a mi compañero y nos llevaron a la ESMA. Una semana estuvimos ahí y luego nos trajeron acá." Con esas palabras se presentó la joven, quien apenas tenía 24 años y ya había dado a luz a Guido en cautiverio. La detenida a quien le habló era Alcira Ríos, que estaba encadenada y encapuchada en su "cucha", su lugar de detención.
En ese momento, Laura tenía más libertad de movimiento por ser una de las detenidas más antiguas. Había sido secuestrada el 26 de noviembre de 1977 junto a su pareja, Walmir Oscar Montoya, y estaba embarazada de dos meses y medio. Tras un breve paso por la ESMA, ambos fueron conducidos a las inmediaciones de La Plata, en la antigua planta transmisora de Radio Provincia, que los represores denominaban La Cacha.
Alcira la conoció apenas ingresó al campo por su sobrenombre, Rita. Recién en 1980, cuando se encontró en el exilio con Estela, se enteró que Rita era Laura. Su testimonio le permitió a la titular de Abuelas de Plaza de Mayo conocer que Laura había dado a luz a su nieto Guido.
Días después de esa presentación, la joven fue la encargada de tomarle los datos en la cocina del centro clandestino, forzada por sus propios captores. "Ahí me contó que a su compañero lo habían fusilado a los pocos días de llegar a La Cacha, que le decían 'El Negro'", le dijo a Tiempo Argentino Alcira sobre el padre de Guido, quien a partir del ADN positivo del joven se pudo identificar que se trataba de "Puño" Montoya.
Durante esos encuentros también le contó sobre el nacimiento de su hijo. "Me relató que la sacaron en ambulancia y la llevaron al Hospital Militar. Que estaba engrillada a la cama y que pudo ver a un soldado en la puerta como custodia", recordó Alcira, que en su relato reproduce la crudeza de las frases de 'Rita'.
"Lo tuve cinco horas en brazos y le puse Guido, como mi papá. Ese momento fue inolvidable", le dijo entonces.
María Laura Bretal es otra de las sobrevivientes de La Cacha y conoció a Laura antes de que diera a luz, incluso le enseñó a hacer el trabajo de preparto porque ella también estaba embarazada, aunque fue liberada a tiempo y pudo parir en libertad.
En declaraciones judiciales, Bretal pudo reconstruir el momento exacto del nacimiento de Guido. El 26 de junio de 1978, Laura empezó con contracciones y ante sus gritos desesperados, y los del resto de los detenidos, fue asistida por los guardias. Cuando volvió a La Cacha, Laura le contó que le aplicaron una inyección para dormirla porque intentó aferrarse a su hijo todo el tiempo que pudo.
María Inés Paleo y Norma Aquín conocieron a Laura en cautiverio un mes después y en el juicio por el Plan Sistemático de Robo de Bebés recordaron que la joven esperaba ser liberada para reunirse con su hijo, a quien suponía junto a sus abuelos.
A pesar de las mentiras de los represores y las promesas de que sería liberada, Laura estaba intranquila sobre su hijo. Una noche, mientras lloraba desconsoladamente, Alcira todavía recuerda sus gritos desgarradores pidiendo por Guido. "Me quitaron a mi hijo, no sé dónde está, hace diez meses que estoy acá", lamentaba la hija de Estela.
La semana antes de su asesinato hubo movimientos inusuales en el campo de concentración. Laura fue entrevistada por un grupo de marinos que la interrogó a cara descubierta. Contó que le preguntaron por la situación política en La Plata y que ella les contestó que la desconocía, que hacía años que no estaba ahí y que era tierra arrasada por la represión.
Un día antes de su asesinato, el 24 de agosto, Laura pidió despedirse de sus compañeros porque le habían anunciado que la someterían a un Consejo de Guerra en la ESMA y luego sería liberada.
"Me pidió que le diera algo para recordarme y le di lo único que sabía que no le iban a quitar: un corpiño de encaje negro", rememoró la abogada.
Al día siguiente, el 25 de agosto de 1978, Estela recibió un comunicado de la Comisaría 9ª citándola a concurrir a la Subcomisaría de Isidro Casanova. Allí estaba el cuerpo de Laura, todavía con el corpiño negro, junto al de Carlos Lahíte, quien también había estado detenido en La Cacha. Ambos habían sido acribillados. El parte oficial de la policía fue que el Ejército les había disparado por no acatar la orden de detención en un operativo de control automovilístico. Los gritos de Estela resonaron por la comisaría: "Asesinos, ella estaba secuestrada. ¿Dónde está el bebé?"
Recién más de un año después pudo confirmar el nacimiento de Guido en cautiverio, aunque dónde nació y cómo llegó hasta la localidad bonaerense de Olavarría todavía son cuestiones a investigar en la justicia. Fue en 1980, cuando Alcira y su marido, también sobreviviente de La Cacha, estaban viviendo en San Pablo. Se enteraron que un grupo de Abuelas viajó para contactarse con exiliados que hubiesen estado en los centros de detención. Junto a Estela de Carlotto viajó también María Isabel "Chicha" Mariani.
"Yo mencioné a Rita y Estela me dice que a su hija le decían así. Le aclaré que a ella la habían liberado y que estaba con su bebé. Ahí me mostró la foto y la reconocí", contó Alcira, 34 años después. En ese momento Alcira conoció que Rita en realidad era Laura Carlotto y Estela comenzó una búsqueda que terminaría el 5 de agosto de 2014 cuando el ADN confirmó la identidad de su nieto.
"Siempre es una alegría cuando aparece un nieto. Recuperar un nieto es ganarle al odio y al olvido que quisieron imponernos en la dictadura porque ese chico estuvo desaparecido por más de 30 años", celebró Alcira.
"Convicciones y carácter fuertes"
En su juventud en La Plata, Laura Carlotto estudiaba Historia cuando comenzó a militar en la Juventud Universitaria Peronista (JUP), rama estudiantil de Montoneros. "Las dos llegamos por diferentes vías al mismo lugar, que fue la militancia política, yo en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y ella en la JUP", relató Claudia, titular de CONADI, una de los tres hermanos de Laura, junto con Remo, diputado nacional, y Kibo, secretario bonaerense de Derechos Humanos. "Desapareció con 22 años y se casó a los 18, cuando yo tenía 16. Así que no fueron muchos años de mi vida que compartí con ella. Éramos dos hermanas comunes y corrientes que nos peleábamos, a veces a las trompadas", recordó Claudia.
A Laura la describió como "tozuda, de carácter fuerte y vehemente", y aseguró que tenía "convicciones muy fuertes". Sobre la aparición de su sobrino Ignacio Guido, manifestó: "Siempre soñé con encontrarlo porque sé que, si hubiera sido al revés, si hubiera desaparecido yo con mi hija Leticia, ella hubiese hecho exactamente lo mismo: buscar, buscar y buscar hasta encontrarla. Estoy en paz con ella y el recuerdo es darle todo el amor del mundo a su hijo."
Fuente:Diagonales
Diario Tiempo Argentino
Este será el último 25 de agosto en que Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, realice un recordatorio por el asesinato de su hija Laura. Ocurre que, por primera vez, este aniversario la encuentra junto a su nieto, Ignacio Guido Montoya Carlotto. "Lo encontré a Guido, entonces Laura no está muerta", señaló Estela días atrás.
Según recordó Tiempo Argentino, el 25 de agosto de 1978 fue el último día en que Laura fue vista en La Cacha. A partir de los pocos sobrevivientes de ese centro clandestino de detención se pudieron reconstruir sus días en cautiverio, sus gestos solidarios hacia otros compañeros detenidos y su desesperación por la ausencia de su hijo.
"Hace diez meses que estoy acá, soy de Montoneros, me secuestraron en Capital junto a mi compañero y nos llevaron a la ESMA. Una semana estuvimos ahí y luego nos trajeron acá." Con esas palabras se presentó la joven, quien apenas tenía 24 años y ya había dado a luz a Guido en cautiverio. La detenida a quien le habló era Alcira Ríos, que estaba encadenada y encapuchada en su "cucha", su lugar de detención.
En ese momento, Laura tenía más libertad de movimiento por ser una de las detenidas más antiguas. Había sido secuestrada el 26 de noviembre de 1977 junto a su pareja, Walmir Oscar Montoya, y estaba embarazada de dos meses y medio. Tras un breve paso por la ESMA, ambos fueron conducidos a las inmediaciones de La Plata, en la antigua planta transmisora de Radio Provincia, que los represores denominaban La Cacha.
Alcira la conoció apenas ingresó al campo por su sobrenombre, Rita. Recién en 1980, cuando se encontró en el exilio con Estela, se enteró que Rita era Laura. Su testimonio le permitió a la titular de Abuelas de Plaza de Mayo conocer que Laura había dado a luz a su nieto Guido.
Días después de esa presentación, la joven fue la encargada de tomarle los datos en la cocina del centro clandestino, forzada por sus propios captores. "Ahí me contó que a su compañero lo habían fusilado a los pocos días de llegar a La Cacha, que le decían 'El Negro'", le dijo a Tiempo Argentino Alcira sobre el padre de Guido, quien a partir del ADN positivo del joven se pudo identificar que se trataba de "Puño" Montoya.
Durante esos encuentros también le contó sobre el nacimiento de su hijo. "Me relató que la sacaron en ambulancia y la llevaron al Hospital Militar. Que estaba engrillada a la cama y que pudo ver a un soldado en la puerta como custodia", recordó Alcira, que en su relato reproduce la crudeza de las frases de 'Rita'.
"Lo tuve cinco horas en brazos y le puse Guido, como mi papá. Ese momento fue inolvidable", le dijo entonces.
María Laura Bretal es otra de las sobrevivientes de La Cacha y conoció a Laura antes de que diera a luz, incluso le enseñó a hacer el trabajo de preparto porque ella también estaba embarazada, aunque fue liberada a tiempo y pudo parir en libertad.
En declaraciones judiciales, Bretal pudo reconstruir el momento exacto del nacimiento de Guido. El 26 de junio de 1978, Laura empezó con contracciones y ante sus gritos desesperados, y los del resto de los detenidos, fue asistida por los guardias. Cuando volvió a La Cacha, Laura le contó que le aplicaron una inyección para dormirla porque intentó aferrarse a su hijo todo el tiempo que pudo.
María Inés Paleo y Norma Aquín conocieron a Laura en cautiverio un mes después y en el juicio por el Plan Sistemático de Robo de Bebés recordaron que la joven esperaba ser liberada para reunirse con su hijo, a quien suponía junto a sus abuelos.
A pesar de las mentiras de los represores y las promesas de que sería liberada, Laura estaba intranquila sobre su hijo. Una noche, mientras lloraba desconsoladamente, Alcira todavía recuerda sus gritos desgarradores pidiendo por Guido. "Me quitaron a mi hijo, no sé dónde está, hace diez meses que estoy acá", lamentaba la hija de Estela.
La semana antes de su asesinato hubo movimientos inusuales en el campo de concentración. Laura fue entrevistada por un grupo de marinos que la interrogó a cara descubierta. Contó que le preguntaron por la situación política en La Plata y que ella les contestó que la desconocía, que hacía años que no estaba ahí y que era tierra arrasada por la represión.
Un día antes de su asesinato, el 24 de agosto, Laura pidió despedirse de sus compañeros porque le habían anunciado que la someterían a un Consejo de Guerra en la ESMA y luego sería liberada.
"Me pidió que le diera algo para recordarme y le di lo único que sabía que no le iban a quitar: un corpiño de encaje negro", rememoró la abogada.
Al día siguiente, el 25 de agosto de 1978, Estela recibió un comunicado de la Comisaría 9ª citándola a concurrir a la Subcomisaría de Isidro Casanova. Allí estaba el cuerpo de Laura, todavía con el corpiño negro, junto al de Carlos Lahíte, quien también había estado detenido en La Cacha. Ambos habían sido acribillados. El parte oficial de la policía fue que el Ejército les había disparado por no acatar la orden de detención en un operativo de control automovilístico. Los gritos de Estela resonaron por la comisaría: "Asesinos, ella estaba secuestrada. ¿Dónde está el bebé?"
Recién más de un año después pudo confirmar el nacimiento de Guido en cautiverio, aunque dónde nació y cómo llegó hasta la localidad bonaerense de Olavarría todavía son cuestiones a investigar en la justicia. Fue en 1980, cuando Alcira y su marido, también sobreviviente de La Cacha, estaban viviendo en San Pablo. Se enteraron que un grupo de Abuelas viajó para contactarse con exiliados que hubiesen estado en los centros de detención. Junto a Estela de Carlotto viajó también María Isabel "Chicha" Mariani.
"Yo mencioné a Rita y Estela me dice que a su hija le decían así. Le aclaré que a ella la habían liberado y que estaba con su bebé. Ahí me mostró la foto y la reconocí", contó Alcira, 34 años después. En ese momento Alcira conoció que Rita en realidad era Laura Carlotto y Estela comenzó una búsqueda que terminaría el 5 de agosto de 2014 cuando el ADN confirmó la identidad de su nieto.
"Siempre es una alegría cuando aparece un nieto. Recuperar un nieto es ganarle al odio y al olvido que quisieron imponernos en la dictadura porque ese chico estuvo desaparecido por más de 30 años", celebró Alcira.
"Convicciones y carácter fuertes"
En su juventud en La Plata, Laura Carlotto estudiaba Historia cuando comenzó a militar en la Juventud Universitaria Peronista (JUP), rama estudiantil de Montoneros. "Las dos llegamos por diferentes vías al mismo lugar, que fue la militancia política, yo en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) y ella en la JUP", relató Claudia, titular de CONADI, una de los tres hermanos de Laura, junto con Remo, diputado nacional, y Kibo, secretario bonaerense de Derechos Humanos. "Desapareció con 22 años y se casó a los 18, cuando yo tenía 16. Así que no fueron muchos años de mi vida que compartí con ella. Éramos dos hermanas comunes y corrientes que nos peleábamos, a veces a las trompadas", recordó Claudia.
A Laura la describió como "tozuda, de carácter fuerte y vehemente", y aseguró que tenía "convicciones muy fuertes". Sobre la aparición de su sobrino Ignacio Guido, manifestó: "Siempre soñé con encontrarlo porque sé que, si hubiera sido al revés, si hubiera desaparecido yo con mi hija Leticia, ella hubiese hecho exactamente lo mismo: buscar, buscar y buscar hasta encontrarla. Estoy en paz con ella y el recuerdo es darle todo el amor del mundo a su hijo."
Fuente:Diagonales
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