20 de noviembre de 2014

CAUSA AREA PARANÁ: RECHAZARON EXCARCELAR A UN POLICÍA ACUSADO EN LA CAUSA.

20/11/2014 
Delitos de lesa humanidad en la dictadura
Rechazan excarcelar a un policía acusado en la causa Área Paraná
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Cámara Federal de Apelaciones falló en contra de las pretensiones del represor.
El ex policía provincial Carlos Horacio Zapata, imputado por crímenes de lesa humanidad, seguirá detenido en su domicilio diamantino después de que la Cámara Federal de Apelaciones de Paraná rechazara concederle la excarcelación que había solicitado su defensa en virtud de un agravamiento en su estado de salud.

Zapata, de 68 años, está acusado por los delitos de privación ilegítima de la libertad, imposición de severidades, vejaciones y apremios y la aplicación de tormentos contra 13 personas durante la última dictadura cívico-militar. Por eso está sentado en el banquillo de los acusados en el juicio escrito por la denominada megacausa Área Paraná, junto con otros siete represores, dos de los cuales permanecen alojados en la unidad penal y los otros, bajo arresto domiciliario.

El represor se encuentra detenido desde el 1 de diciembre de 2009, aunque hace un año recibió el beneficio del arresto domiciliario por razones de salud: padece cáncer de pulmón primario con metástasis en ganglios (mediastino) y huesos (clavícula y vértebra), por lo que está realizando un tratamiento de quimioterapia en el Hospital Italiano de Rosario.

Sin embargo, la Cámara Federal de Apelaciones, siguiendo el argumento del fiscal Ricardo Álvarez, rechazó concederle la libertad porque “no se advierte de qué modo su excarcelación podría mejorar la realización de tratamientos de salud de Zapata”, en la medida en que tiene un permiso judicial para atender su enfermedad.

Asimismo, el tribunal integrado por Cintia Gómez, Daniel Alonso y Mateo Busaniche consideró que todavía existe un riesgo de que Zapata intente fugarse, “frustrar el descubrimiento de la verdad” y/o entorpecer el curso de una investigación que por estos días se encuentra en su etapa final. “La extrema gravedad de los delitos atribuidos al encausado, así como la sanción que eventualmente le corresponderá, la naturaleza de aquellos, la repercusión que producen son, en principio, un serio impedimento para que pueda acceder a su libertad caucionada”, expusieron los camaristas en su fallo, fechado el 11 de noviembre pasado.

Secuestrador y torturador

Zapata, a quien los ex presos políticos identifican como Zapatita, es nacido en Federación. Entre 1976 (o antes) y 1978 se desempeñó como oficial de la Dirección de Investigaciones de la Policía de Entre Ríos y estuvo a cargo de la Jefatura Departamental de Diamante.

A partir del 24 de marzo de 1976, el régimen militar puso en práctica operativos masivos que tuvieron como objetivo central anular toda forma de oposición. Gran cantidad de personas fueron secuestradas por grupos integrados por personas, tanto uniformadas como vestidas de civil, pertenecientes a las fuerzas armadas y policiales.

En esos años, la Policía de Entre Ríos estaba bajo el control operacional del Ejército y se abocó al plan sistemático de represión clandestina e ilegal. Desde ese lugar, Zapatita fue un engranaje central dentro del esquema represivo porque era uno de los encargados de realizar las detenciones ilegales, traslados y alojamiento de esas personas en lugares donde permanecían en condiciones deplorables, con deficiente o nula alimentación, privados de toda higiene y padeciendo amenazas, golpes, vejaciones y torturas.

La complicidad de la patota policial con la represión queda claramente expuesta por los testimonios de los sobrevivientes: varios de ellos refieren haber sido ilegalmente detenidos por Zapatita, entre otros, mientras que algunos también lo ubican en la tortura, tanto en la Jefatura Departamental de Diamante, como en la Comisaría de El Brete, en el Escuadrón de Comunicaciones del Ejército y en una casita ubicada en cercanías de la Base Aérea.

Néstor Antonio Zapata, por ejemplo, fue una de las personas que lo padeció en todas las instancias: el ex policía participó de su secuestro, el 11 de septiembre de 1975, estaba cuando fue golpeado y sometido a tormentos en la sede policial, luego lo trasladó a Paraná y volvió a reconocerlo en la tortura, en los cuarteles y en la Base Aérea, “por la voz y el olor a alcohol”, pero también porque lo conocía de Diamante. “Cada vez que pasaba por donde yo estaba acostado, me pegaba en la cabeza con la llave de las esposas”, recordó. “Era un psicópata y torturador crónico”, lo describió.

Apunten contra Appiani y Demonte

Al momento de justificar su decisión de mantener las condiciones de detención de Carlos Horacio Zapata, la Cámara Federal de Apelaciones hizo hincapié no solo en la posibilidad de fuga y/o entorpecimiento de la causa por parte del ex policía, sino también “en la gravedad (y naturaleza) de los delitos atribuidos al encausado; y la sanción que eventualmente le corresponderá (una expectativa de pena de 25 años de cárcel)”.

El tribunal también respondió al cuestionamiento de la defensa de Zapata por el tiempo que lleva tramitándose la causa y porque Zapata está a próximo a cumplir cinco años detenido sin condena. En es sentido, consideró “que la duración del proceso no está originada en una morosidad injustificada de la actividad procesal del Juzgado Federal, sino que parece estar causada por la naturaleza y número de los hechos que se investigan, la índole de las personas involucradas y la persistente actividad recursiva de las partes”.

Al respecto, la Cámara volvió a cuestionar “las reiteradas y sistemáticas articulaciones efectuadas por dos de los consortes procesales de la causa, (Jorge Humberto) Appiani y (Cosme Ignacio Marino) Demonte, a través de recusaciones sucesivas, nulidades e interposición de recurso de reposición y apelación”. A esta altura, se percibe que esa estrategia dilatoria escogida por los represores ha llegado a molestar también a los otros imputados, en este caso al ex policía Zapata.

Fuente:AnalisisDigital

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