27 de noviembre de 2014

JUNÍN: IMPLICAN A EX COMISARIO MASTANDREA y RELATAN CALVARIO DE MILITANTE PERONISTA PÍO SOBERANO.

COMENZÓ EL JUICIO POR DELITOS DE LESA HUMANIDAD COMETIDOS EN NUESTRA CIUDAD
Familiares y víctimas de la represión revivieron el horror sufrido en Junín
En la primera jornada, la esposa e hijos de Pío Soberano recordaron el momento en que el entonces dirigente gremial fue secuestrado. También testificaron Carlos Lablunda –cuyo hermano sigue desaparecido– y Patricio Griffin, detenido en 1976. Los siete acusados se negaron a declarar.

jueves, 27 de noviembre de 2014
Por Sebastián Martino
Familiares y víctimas de la represión revivieron el horror sufrido en Junín
El ex comisario Edgardo Mastrandrea está acusado por catorce casos de privación ilegítima de la libertad.
Ayer comenzó el juicio por delitos de lesa humanidad cometidos en Junín durante la última dictadura cívico militar y en ese marco, familiares y víctimas de la represión debieron revivir el horror de esa época al testificar ante al Tribunal Oral en lo Criminal Federal 1 de La Plata.

En esta primera jornada, la esposa e hijos del ex dirigente gremial Rubén Pío Soberano, fueron los primeros en prestar declaración ante los jueces Carlos Rozanski, Pablo Vega y César Álvarez.

Con profunda emoción, los familiares de Soberano relataron los pormenores del calvario sufrido por el ex empleado del Correo, mientras eran escuchados con atención por el público que colmó las instalaciones del Salón de la Democracia Argentina de la UNNOBA, lugar en el que se llevó a cabo el proceso.

Lusardi contó que su marido fue llevado de su puesto de trabajo en el Correo el 24 de marzo de 1976 , y alojado en la Comisaría Primera. Allí, según su testimonio, fue recibido por el comisario Edgardo Mastrandrea (uno de los acusados), quien “le pegó una trompada por la que se le cayó una pieza dental”.

En su testimonio, Lusardi explicó que estuvo buscando a su esposo en la Comisaría Primera, en el Cuartel, hasta que le informaron que había sido trasladado a San Nicolás.
Además, señaló que Soberano estuvo detenido ilegalmente cuatro meses, hasta que “lo soltaron”. Según dijo, luego de su detención “estaba muy deteriorado físicamente”.

“Crecimos en un contexto de miedo”
Luego, Pablo Soberano fue el que relató cómo vivió él, con sólo siete años, el secuestro de su padre: “Me acuerdo patente el lugar de detención, es algo que me quedó marcado. 

Cuando íbamos a visitarlo nos hacían desnudar para revisarnos y después podíamos pasar. Él estaba muy delgado, muy deteriorado en su aspecto”.
En tanto, Pablo explicó que su propia vida tampoco era sencilla ya que “había militares en la puerta de casa, en la esquina”, para luego confirmar que se sentía “perseguido”.
“Crecimos en un contexto de miedo”, afirmó.

Por su parte, su hermana Carolina aseveró que lo vivido en esa época le dejó a ella “secuelas en la salud”, y amplió: “Depresión, llanto, angustia, no poder llevar a mis hijos a la plaza, vivo con miedo y eso es la consecuencia de esos años”.

Para Carolina, su padre “era una persona muy grande, súper honesta, carismática, buen padre y buen marido”, y reconoció que los años posteriores también “fueron muy duros”.
Luego de cada testimonio, la concurrencia de la sala le brindó un caluroso aplauso a los declarantes.

“Dónde están”
El siguiente testigo citado fue Carlos Lablunda, quien fuera detenido antes del golpe de estado: el 18 de marzo de 1976.

Lablunda fue llevado a la Comisaría Primera junto con su padre y el mismo día ingresó a su celda su hermano Pedro, quien aún se encuentra desaparecido. En su declaración, recordó que le fue colocada una capucha, le tomaron huellas digitales y le “hicieron chistes sobre el gallito ciego”.

Posteriormente contó que fue trasladado a la cárcel de San Nicolás, donde vio a Pío Soberano. “Sufrió mucho porque hubo una gran persecución sobre los sindicalistas”, relató.

Al finalizar su testimonio, pidió la palabra al Tribunal y sentenció con voz entrecortada por la emoción, pero contundente en su reclamo: “Quiero que Gómez Pola me diga dónde están Pedro Lablunda y Mabel Fontana”. Ante este reclamo, hubo un cerrado aplauso por parte del auditorio.

El último testigo de la primera jornada fue el actual titular del Inaes, Patricio Griffin, quien recordó que también fue detenido el 18 de marzo de 1976.
Griffin relató que lo ataron con un cinturón, le vendaron los ojos y lo llevaron a la Comisaría Primera: “En un momento me sacaron al patio e hicieron un simulacro de fusilamiento, en donde yo escuchaba que decían ‘sáquenle la capucha así le tiramos’, y cuando efectivamente me la sacaron yo, mientras pensaba en no hacer ninguna concesión, sonreí. 

Lo cierto es que no me tiraron sino que me sacaron una foto que después le fue mostrada a mi esposa diciéndole ‘usted se queja y mire cómo se ríe él’”.
Más adelante, Griffin contó que a él también lo enviaron a San Nicolás y luego fue trasladado a Sierra Chica.

La causa
En este proceso, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal 1 de La Plata juzga a los ex policías Edgardo Mastandrea, Abel Oscar Bracken, Julio Ángel Estelrich, Francisco Silvio Manzanares, Miguel Ángel Almirón y Aldo Antonio Chiacchietta, y al ex militar Ángel José Gómez Pola, quien no estuvo presente en la sala ya que por cuestiones de salud debió quedarse en el penal de Ezeiza, aunque participó de la primera parte del proceso a través de videoconferencia.

Los siete acusados se negaron a declarar en este juicio en el que se investigan los delitos de privación ilegal de la libertad y tormentos, cometidos en perjuicio de 24 víctimas.
El doctor Martín Adrogué, abogado defensor de Gómez Pola, solicitó para su patrocinado el beneficio de la detención domiciliaria alegando que “siempre se ha apegado al proceso” y señalando que los informes médicos advierten sobre “riesgos de descompensación”, por lo que consideró que si el acusado estuviera en su casa “podría concurrir a centros de alta complejidad en caso de que ocurriera una descompensación”. No obstante, el pedido fue rechazado por unanimidad por parte del Tribunal.

Asimismo, los abogados defensores de los restantes acusados, Ariel Hernández y Paula Colombo, pidieron que sus defendidos no tengan la obligación de asistir a las próximas audiencias para “evitar los traslados”, solicitud que será analizada por el Tribunal.

En este proceso se investiga la participación de los acusados en el circuito represivo conocido como Subzona 13, dependiente del área 131, en la que funcionaron tres centros clandestinos de detención: la Comisaría Primera de Junín, la Unidad Penitenciaria 13 (UP13) y el destacamento rural de Morse.

Para la fiscalía, representada por los doctores Hernán Schapiro y Juan Martín Nogueira, los hechos de Junín “respondieron a un plan criminal”. En los autos de elevación a juicio, adujeron que en la Comisaría Primera “había una parte legal y otra ilegal: en un sector había celdas compartidas pero se habilitó un lugar específico para torturas en el primer piso”.

En tanto, los fiscales advirtieron que el edificio de la UP13 aún no había sido inaugurado en aquellos años, por lo que “fue afectado para el citado plan y funcionó como centro clandestino de detención”.  
Fuente:DiarioDemocracia.com



Juicio por delitos de lesa humanidad en Junín
Implican a ex comisario Mastrandrea y relatan calvario de militante peronista Pío Soberano
Los primeros testigos en declarar en el juicio de lesa humanidad de Junín que comenzó hoy contra siete represores, implicaron al ex comisario Edgardo Mastandrea en el secuentro de Rubén Pío Soberano, miltante de las 62 Organizaciones peronistas que fue detenido el 24 de marzo de 1976.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Implican a ex comisario Mastrandrea y relatan calvario de militante peronista Pío Soberano
Comenzó el juicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos en Junín durante la última dictadura cívico-militar.
Los primeros testigos en declarar en el juicio de lesa humanidad de Junín que comenzó hoy contra siete represores, implicaron al ex comisario Edgardo Mastrandrea en el secuentro de Rubén Pío Soberano, miltante de las 62 Organizaciones peronistas que fue detenido el 24 de marzo de 1976.

Los testimonios correspondieron a la esposa y los hijos de Soberano, un trabajador del correo que fue capturado por efectivos militares cuando ingresaba a su trabajo.
Silvia Luzardi, la esposa de Pío Soberano, y sus hijos, Pablo y Carolina, que al momento del hecho tenían siete y tres años, relataron el calvario que padecieron tras el apresamiento de este trabajador postal.

"Recorrí las comisarías de Junín, estuve en la Primera, y en el cuartel militar de la ciudad, y nunca pude encontrarlo. Hasta que me instalé con mis hijos en la puerta de la unidad del Ejército hasta que un mayor de apellido Assef me recibió y me dijo que estaba en el penal de San Nicolás", revivió Luzardi.

Y agregó: "Lo encontramos allí, muy mal de ánimo. Ahí me contó que Mastandrea lo interrogó y le pegó una piña ´con la que le voló una pieza dental".
La compañera de Pío Soberano contó además que conocía al oficial por su actividad laboral, "de cuando iba a despachar cartas para la Policía".

"Sin embargo le dijo no sabía quien era y le pegó. Después lo mandó al calabozo y lo trasladaron a San Nicolás. Lo soltaron a los cuatro meses y sufrió mucho", narró la testigo.

En tanto que Pablo repasó "el sufrimiento" que padeció junto a su madre y su hermana en la búsqueda de su padre, y "las secuelas que la familia debió sorpotar a lo largo de los años".

"De pibe viví con miedo de que a mi viejo se lo llevaran de vuelta. Era un tipo muy entero, un luchador, y la cárcel lo cambió, lo volvió apocado, tímido", señaló.
Por su parte, Carolina aseguró que el dolor de aquellos años marcó toda su infancia y le dejó "secuelas en la salud".

"Nunca puede hacer una vida normal después de los tres años. Viví con miedo de que se llevaran a mi viejo y eso se los trasmití luego a mis seres queridos. Es un trauma que nunca me abandonó", remarcó.

Otro de los testigos en brindar testimonio fue Carlos Lablunda, militante de la Juventud Peronista, detenido el 18 de marzo de 1976, antes del golpe de Estado, y que permaneció cautivo en la Comisaría Primera, el penal de San Nicolás y luego en la cárcel de Sierra Chica, desde donde salió en libertad en 1977.

"Me llevaron a la comisaría Primera y luego a San Nicolás. Ahí lo conocí a Pío Soberano, en los recreos. La verdad es que lo vi muy mal. Se ensañaron con él por su actividad gremial", testimonió.

Antes de retirarse, Lablunda pidió la palabra y de frente al Tribunal preguntó con la voz quebrada: "Quiero que Angel Gómez Pola me diga dónde están Pedro Lablunda y Mabel Fontana".

Aunque el ex militar imputado en este jucio presenció esta audiencia desde la unidad sanitaria del penal de Ezeiza, donde se encuentra detenido, ello no impidió que la audiencia despidiera al testigo con un cerrado aplauso.

El hoy titular del INEAS, Patricio Griffin, y entonces vinculado a organizaciones gremiales de la izquierda peronista como abogado, repasó las alternativas de su detención y confirmó haber visto a Pío Soberno en la Comisaría Primera y en el penal de San Nicolás.
"Me llevaron a mí, igual que a otros compañeros, por mi actividad política. Creo que era una forma de preparar lo que se venía. Eramos parte de algo que se entendía como la guerrilla industrial que apoyaba las protestas y huelgas que se habían dado en la costa del Paraná", apuntó.

Tras este testimonio, el Tribunal decidió que las audiencias proseguirán el lunes 1 de diciembre con la declaración de más testigos.

Pío Soberano murió en 2010, y fue una de los primeros en declarar en esta causa y "militó durante años para que se llegará a este juicio", contaron integrantes de los organismos de drerechos humanos de Junín.

Los acusados son el ex militar Ángel Gómez Pola -que presenció la audiencia por videoconferencia desde el penal de Ezeiza-, y los ex policías Edgardo Mastandrea, Abel Oscar Bracken, Julio Ángel Estelrich, Francisco Silvio Manzanares, Miguel Ángel Almirón y Aldo Antonio Chiacchietta.

Los hechos que se investigan tuvieron lugar entre marzo de 1976 y fines de 1977, en la denominada subzona 13, dependiente del área 131, según el organigrama represivo que el Ejército desarrolló en la provincia durante el terrorismo de Estado.

Los represores estuvieron bajo las órdenes del Primer Cuerpo del Ejército que entonces comandaba el general genocida Guillermo Suárez Mason, y el caso que comenzó a juzgarse hoy forma parte de la megacausa del Primer Cuerpo que fue instruida por el juez federal Daniel Rafecas.

Los imputados son investigados por privación ilegal de la libertad de las personas que pasaron por los tres centros clandestinos que funcionaron en Junín a disposición de la Policía bonaerense y el Ejército: la Comisaría Primera, el destacamento Morse y la Unidad Penal 13, que en esos años se encontraba en construcción.

Según la acusación que leyó el Tribunal, "el Estado se desdobló en esos lugares, ya que dispuso que esas instalaciones se utilizaran para mantener cautivas a personas que estaban secuestradas".

Se aguarda que pasado el mediodía declaren los primeros testigos ante el Tribunal. 
Fuente:DiarioDemocracia.com





Lesa Humanidad: Comienza en Junín el juicio contra siete represores entre los que se encuentra el mediático ex-comisario Edgardo Mastandrea

  Miércoles, 26 de Noviembre de 2014
--El comisario retirado Edgardo Mastandrea, quien durante años se presentó ante la sociedad como un experto en seguridad que denunciaba las irregularidades cometidas por las cúpulas de la Bonaerense, comenzará a ser juzgado, junto con otros seis represores, en el marco de un proceso por delitos de lesa humanidad que investiga la desaparición de 24 personas en Junín durante la última dictadura cívico militar.

El juicio estará a cargo del Tribunal Oral 1 de La Plata, integrado por Carlos Rozanski, Pablo Vega y César Alvarez. Junto con Mastandrea están imputados el militar Ángel Paola; los policías Abel Oscar Bracken, Julio Ángel Estelrich, Francisco Silvio Manzanares, Miguel Ángel Almirón y Aldo Antonio Chiacchietta.

Todos están acusados de haber participado en el circuito represivo conocido como subzona 13, dependiente del área 131, en la que funcionaron tres centros clandestinos de detención: la Comisaría Primera de Junín, la Unidad Penitenciaria 13 y el destacamento rural de Morse.

Mastandrea también es juzgado actualmente en San Nicolás en la causa Saint Amant II, que investiga los delitos de lesa humanidad perpetrados en el área de Pergamino.

El ex oficial de la bonaerense fue denunciado en 2007 por José María Budassi, ex alumno del colegio Don Bosco de San Nicolás, quien fuera secuestrado junto a un grupo de estudiantes de esa institución educativa.

Budassi hizo públicos los antecedentes de Mastandrea cuando este se desempeñaba "como asesor en seguridad" en la campaña presidencial de la líder de la Coalición Cívica Elisa Carrió, quien rápidamente se despegó del sospechoso. "Lo que hacía Mastandrea era participar de los interrogatorios, en los cuales había tormentos.

Después armaba los sumarios en la comisaría de Junín, donde entonces era oficial inspector. En base a esos documentos, a los detenidos nos blanqueaban y nos pasaban a los Consejos de Guerra", explicó el sobreviviente en diálogo con Télam.

El juez de federal de San Nicolás Carlos Villafuerte Ruzo citó al denunciado a indagatoria; lo procesó y más tarde le concedió la excarcelación, sin embargo, organismos de derechos humanos de Junín aportaron nuevas evidencias en contra del policía.

Tres años después, y en base a esas denuncias, el juez Daniel Rafecas ordenó la detención de Mastandrea por su participación en el centro clandestino de la Comisaría de Junín, como parte de la megacausa del Primer Cuerpo de Ejército.

Mientras ascendía en el escalafón de la fuerza, el hoy acusado de crímenes de lesa humanidad cursó la carrera de derecho y se recibió a finales de los '70 como abogado. 

Trabajó como jefe de una división de combate al narcotráfico con sede en Berazategui, pero con la llegada de Pedro Klodczyk a la jefatura bonaerense, durante la gestión de Eduardo Duhalde como gobernador, Mastandrea resultó desplazado de la fuerza, acusado de cobrarle protección a una red de casinos clandestinos que funcionaba en La Plata.

Comenzó entonces a desfilar por los medios y a presentarse en programas en los que se tocaba el tema de la inseguridad y la corrupción policial. En esos espacios se mostraba como experto en la materia, al definirse partidario de "una policía profesional, garantista y democrática". En paralelo, actuaba como abogado e impulsaba la conformación de los "sin gorra", un grupo de efectivos exonerados que pretendían conformar un sindicato policial.

El periodista Ricardo Ragendorfer, autor junto a Carlos Dutil del libro "La Bonaerense", cuenta que a fines de los '90 trató a Mastandrea en varias oportunidades, y entonces, el antiguo oficial "se mostraba como una suerte de capitán Dreyfus de la fuerza policial más grande del país".

"Traté a Mastandrea en varias ocasiones y parecía un crítico convencido de la gestión de Klodczyk y de la plana mayor de la bonaerense. Daba el perfil de un policía bueno", evoca Ragendorfer en dialogo con esta agencia.

Y al respecto, aportó una anécdota: "Recuerdo que una vez estuve con Mastadrea y el comisario Mario Naldi en un programa de TV, en el que se tocó el tema de la participación de la Bonaerense en el terrorismo de Estado. 'Nunca tuve ninguna causa', repetía Naldi mientras miraba de reojo a su antiguo camarada".

Budassi contó que hoy, el otrora asesor de la Coalición Cívica ARI se encuentra bajo arresto domiciliario en La Plata; está vinculado a una mutual policial y "se desplaza en silla de ruedas, ya que debieron amputarle una pierna como consecuencia de la diabetes que padece".

"Cuando lo veía en la TV hablando de cómo debería actuar la policía y de qué forma se tenía que arreglar el tema de la inseguridad me daba una bronca bárbara", apuntó Budassi. Y en ese sentido, enfatizó: "Mastandrea es un tipo que sabe mucho y podría aportar datos concretos sobre la suerte de muchos compañeros. Ojalá se decida a hablar".
Fuente:ReportePlatense





JUICIO POR DELITOS DE LESA HUMANIDAD EN JUNIN
Mastandrea, complicado
En el proceso a ex policías y militares por crímenes cometidos en 1976 y 1977, los primeros testigos vincularon al ex comisario Edgardo Mastandrea con un secuestro.
El juicio empezó ayer y abarca crímenes de la Subzona 13.
Los primeros testimonios del juicio por delitos de lesa humanidad que comenzó ayer en Junín implicaron al ex comisario Edgardo Mastandrea en el secuestro de Rubén Pío Soberano, militante de las 62 Organizaciones detenido el 24 de marzo de 1976. Mastrandrea es un ex policía que durante años se paseó por los medios como “experto en seguridad” y llegó a presentarse como “asesor” de la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, que en su momento tomó distancia.

El proceso a cargo del Tribunal Oral Federal 1 de La Plata investiga delitos cometidos en 1976 y 1977 en la denominada Subzona 13, jurisdicción del Primer Cuerpo de Ejército, incluida la desaparición de 24 personas. Los hechos tuvieron lugar en tres centros clandestinos: la comisaría 1ª, el destacamento Morse y la Unidad Penal 13, por entonces en construcción. Los acusados son el militar Angel Gómez Pola (presenció la audiencia por videoconferencia desde el penal de Ezeiza) y los ex policías Mastandrea, Abel Oscar Bracken, Julio Angel Estelrich, Francisco Silvio Manzanares, Miguel Angel Almirón y Aldo Antonio Chiacchietta.

Pío Soberano fue secuestrado cuando entraba a su trabajo en el correo. Fue uno de los primeros testigos en declarar en la instrucción, a cargo del juez Daniel Rafecas, y murió en 2010. “Recorrí las comisarías de Junín, estuve en la Primera y en el cuartel militar, y nunca pude encontrarlo. Me instalé con mis hijos en la puerta de la unidad del Ejército hasta que un mayor de apellido Assef me recibió y me dijo que estaba en el penal de San Nicolás”, declaró Silvia Luzardi, esposa de la víctima. “Lo encontramos muy mal de ánimo. Ahí me contó que Mastandrea lo interrogó y le pegó una piña con la que le voló una pieza dental”, agregó. Precisó que su marido conocía al oficial “de cuando iba a despachar cartas para la policía”. “Sin embargo, le dijo que no sabía quién era y le pegó. Después lo mandó al calabozo y lo trasladaron a San Nicolás. Lo soltaron a los cuatro meses y sufrió mucho”, narró.

Sus hijos Pablo y Carolina tenían entonces siete y tres años. El varón repasó “el sufrimiento” y “las secuelas que la familia debió sorpotar”. “De pibe vivía con miedo de que a mi viejo se lo llevaran de vuelta. Era un tipo muy entero, un luchador, y la cárcel lo cambió, lo volvió apocado, tímido”, señaló. Carolina dijo que el dolor marcó su infancia y le dejó “secuelas en la salud”. “Nunca puede hacer una vida normal después de los tres años. Viví con miedo de que se llevaran a mi viejo y eso se lo trasmití luego a mis seres queridos. 

Es un trauma que nunca me abandonó.”

El cuarto testigo fue Carlos Lablunda, militante de la Juventud Peronista, detenido el 18 de marzo de 1976, quien declaró que conoció a Pío Soberano “en los recreos” durante su cautiverio en el penal de San Nicolás. “Lo vi muy mal. Se ensañaron con él por su actividad gremial”, testimonió. Antes de retirarse, con la voz quebrada, pidió la palabra: “Quiero que Angel Gómez Pola me diga dónde están Pedro Lablunda y Mabel Fontana”, reclamó. Los presentes lo despidieron con un aplauso.

El actual titular del Ineas, Patricio Griffin, entonces vinculado con organizaciones gremiales de la izquierda peronista como abogado, repasó las alternativas de la detención y confirmó haber visto a Pío Soberano en la comisaría 1ª y en el penal de San Nicolás. “Me llevaron a mí, igual que a otros compañeros, por mi actividad política. Creo que era una forma de preparar lo que se venía. Eramos parte de algo que se entendía como la guerrilla industrial que apoyaba las protestas y huelgas que se habían dado en la costa del Paraná”, apuntó.
Fuente:Pagina12






23.11.2014
Junín
Juzgan a Edgardo Mastandrea, el policía que quiso ocultar su pasado vinculado al terrorismo de Estado
Por:Leonardo Castillo

El ex comisario Edgardo Mastandrea, quien durante años se presentó ante la sociedad como un experto en seguridad que denunciaba las irregularidades cometidas por las cúpulas de la Policía bonaerense, comenzará a ser juzgado el martes en el marco de un proceso de lesa humanidad que investiga la desaparición de 24 personas en Junín durante la última dictadura cívico militar.

El proceso estará a cargo del Tribunal Oral 1 de La Plata, integrado por Carlos Rozanski, Pablo Vega y César Alvarez y, junto con Mastandrea, también están imputados el ex militar Ángel Paola; los ex policías Abel Oscar Bracken, Julio Ángel Estelrich, Francisco Silvio Manzanares, Miguel Ángel Almirón y Aldo Antonio Chiacchietta.

Todos están acusados de haber participado en el circuito represivo conocido como subzona 13, dependiente del área 131, en la que funcionaron tres centros clandestinos de detención: la Comisaría Primera de Junín, la Unidad Penitenciaria 13 y el destacamento rural de Morse.

Mastandrea también es juzgado actualmente en San Nicolás en la causa Saint Amant II, que investiga los delitos de lesa humanidad perpetrados en el área de Pergamino.

El ex oficial de la bonaerense fue denunciado en 2007 por José María Budassi, ex alumno del colegio Don Bosco de San Nicolás, quien fuera secuestrado junto a un grupo de estudiantes de esa institución educativa.

Budassi hizo públicos los antecedentes de Mastandrea cuando este se desempeñaba “como asesor en seguridad” en la campaña presidencial de la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, quien rápidamente se despegó del sospechoso.

“Lo que hacía Mastandrea era participar de los interrogatorios, en los cuales había tormentos. Después armaba los sumarios en la comisaría de Junín, donde entonces era oficial inspector. En base a esos documentos, a los detenidos nos blanqueaban y nos pasaban a los Consejos de Guerra”, explicó el sobreviviente en diálogo con Télam.

El juez de federal de San Nicolás Carlos Villafuerte Ruzo citó al denunciado a indagatoria; lo procesó y más tarde le concedió la excarcelación, sin embargo, organismos de derechos humanos de Junín aportaron nuevas evidencias en contra del ex policía.

Tres años después, y en base a esas denuncias, el juez Daniel Rafecas ordenó la detención de Mastandrea por su participación en el centro clandestino de la Comisaría de Junín, como parte de la megacausa del Primer Cuerpo de Ejército.

Mientras ascendía en el escalafón de la fuerza, el hoy acusado de crímenes de lesa humanidad cursó la carrera de derecho y se recibió a finales de los '70 como abogado.

Trabajó como jefe de una división de combate al narcotráfico con sede en Berazategui, pero con la llegada de Pedro Klodczyk a la jefatura bonaerense, durante la gestión de Eduardo Duhalde como gobernador, Mastandera resultó desplazado de la fuerza, acusado de cobrarle protección a una red de casinos clandestinos que funcionaba en La Plata.

Comenzó entonces a desfilar por los medios y a presentarse en programas en los que se tocaba el tema de la inseguridad y la corrupción policial.

En esos espacios se mostraba como experto en la materia, al definirse partidario de “una policía profesional, garantista y democrática”.

En paralelo, actuaba como abogado e impulsaba la conformación de los “sin gorra”, un grupo de efectivos exonerados que pretendían conformar un sindicato policial.

El periodista Ricardo Ragendorfer, autor junto a Carlos Dutil del libro “La Bonaerense”, cuenta que a fines de los ’90 trató a Mastandrea en varias oportunidades, y entonces, el antiguo oficial “se mostraba como una suerte de capitán Dreyfus de la fuerza policial más grande del país”.

“Traté a Mastandrea en varias ocasiones y parecía un crítico convencido de la gestión de Klodczyk y de la plana mayor de la bonaerense. Daba el perfil de un policía bueno”, evoca Ragendorfer en dialogo con esta agencia.

Y al respecto, aportó una anécdota: “Recuerdo que una vez estuve con Mastadrea y el comisario Mario Naldi en un programa de TV, en el que se tocó el tema de la participación de la Bonaerense en el terrorismo de estado. ‘Nunca tuve ninguna causa’, repetía Naldi mientras miraba de reojo a su antiguo camarada”.

Budassi contó que hoy, el otrora asesor de la Coalición Cívica ARI se encuentra bajo arresto domiciliario en La Plata; está vinculado a una mutual policial y “se desplaza en silla de ruedas, ya que debieron amputarle una pierna como consecuencia de la diabetes que padece”.

“Cuando lo veía en la TV hablando de cómo debería actuar la policía y de qué forma se tenía que arreglar el tema de la inseguridad me daba una bronca bárbara”, apuntó Budassi.

Y en ese sentido, enfatizó: “Mastandrea es un tipo que sabe mucho y podría aportar datos concretos sobre la suerte de muchos compañeros. Ojalá se decida a hablar”.
Fuente:Telam 

Edgardo Mastandrea
FuenteFoto:Web





26-11-2014
Lesa Humanidad
En el Salón Democracia de la Universidad del Noroeste
"Para poder dormir nos turnábamos en un rectángulo de 2 por 6"
Lo había declarado el delegado gremial de Correos, Rubén Pío Soberano, en la etapa de instrucción del juicio que empezó esta mañana en Junín, donde serán juzgados siete represores acusados del secuestro de 24 personas -cuatro de ellas están desaparecidas.

Por: Laureano Barrera

Con más de 200 personas colmando el salón de la Democracia de la Universidad del Noroeste (UNNOBA), los siete represores que participaron directamente en el secuestro y las torturas de 24 personas -cuatro de las cuales nunca volvieron a aparecer- y comenzaron a ser juzgados hoy, eligieron el silencio. “Ninguno declaró, todos dijeron que van a hablar cuando sea el momento”, dijo a Infojus Noticias durante el cuarto intermedio Gabriel Forte, un periodista local. Con la reanudación de la audiencia, se prevé el comienzo de los testimonios sobre el cautiverio de Rubén Pío Soberano, docente, gremialista y dirigente peronista, que fue secuestrado el mismo 24 de marzo.

La audiencia empezó  pasadas las diez de la mañana, cuando los jueces Carlos Rozanski, Pablo Vega y Pablo Álvarez del Tribunal Oral Federal 1 de La Plata leyeron las acusaciones fiscales contra los siete represores, que había hecho la fiscalía federal N° 6 a cargo de Federico Delgado. El coronel (RE) Ángel José Gómez Pola, que estuvo a cargo del Área 131 –geográficamente, el partido de Junín- siguió el debate desde la cárcel de Ezeiza por su estado de salud. Después de negarse a declarar, los jueces le permitieron volver a su celda.

Los seis ex policías que están acusados -Abel Oscar Bracken, Julio Angel Esterlich, Francisco Silvio Manzanares, Miguel Ángel Almirón, Edgardo Mastandrea y el ex médico policial Aldo Antonio Chiacchietta- emularon su discreción, pero permanecieron en la sala. 

“Es una ciudad conservadora. En estos días entrevisté al hijo de Rubén Pio Soberano, y me contaba que en su grupo de amigos de toda la vida, recién hace tres o cuatro años se enteraron lo que le había pasado cuando era chico, y quién era su padre”, contó el periodista Forte. El caso de Rubén Pío Soberano será el primer en tratarse en el juicio, esta misma tarde.

Secuestrar al Soberano
La esposa y los hijos de Rubén Pio Soberano se sentarán ante los jueces para rememorar el dolor familiar que significó el secuestro de Rubén, que murió hace unos años. El mismo 24 de marzo, en la puerta de la oficina de correos de Junín, un grupo de soldados lo vendaron y lo esposaron. El Capitán del Ejército Olicharriaga –a quien Rubén ya conocía- encabezaba el operativo.
- Te tengo que detener. Los motivos te los vamos a explicar después.
El capitán hizo una pausa y preguntó:
- ¿Vos sos el delegado del correo y de las “62 Organizaciones”?
- Sí.
- Fue.

Ciego, y esposado, lo llevaron caminando hasta la comisaría 1°  de Junín. Al mismo tiempo, la patota entró a la fuerza a su casa, revolvió  todo y robó  libros de arte. En la seccional lo desataron y lo tuvieron unos días. Él mismo contó en la instrucción de la causa: “(a)hí no me dieron de comer, la comida la traía mi familia (...) En estos días no me pude bañar. Para ir al baño llamábamos a la guardia y nos llevaban al baño (…) Para poder dormir nos turnábamos, eran 12 baldosas por 32 baldosas, que serían de 20 por 20”.

En uno de los interrogatorios, Edgardo Mastandrea, que durante la democracia asesoraba partidos de centro izquierda como “especialista en Seguridad”, le hizo perder un diente: “...como el trato era despectivo, lo escupí y el me pegó una trompada en la boca y con el tiempo perdí un diente...”, testificó Soberano.

Cuando salió, las cosas no fueron fáciles para él ni para su familia en una ciudad donde el silencio variaba entre la indiferencia y una secreta justificación. Su hijo, Pablo Hernán Soberano, lo contó en la etapa de instrucción del juicio que hoy empezó. “Después de que volvió, mi papá no tenía laburo, los compañeros de trabajo hicieron una colecta para que podamos comer. A él lo habían dejado cesante del correo”, recordó.
Fuente:Infojus

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