Por Lorena Panzerini
Treinta años de prisión para Sergio "el Quemado" Rodríguez, Brian "Pescadito" Sprio y Daniel "Teletubi" Delgado, como autores del triple crimen de villa Moreno; y 26 años para Mauricio Palavecino, acusado de partícipe necesario. Son las condenas que pidió la fiscalía.
CONDENAS DE MAS DE 30 AñOS PARA LOS ACUSADOS DE ASESINAR A MONO, JERE Y PATOM.
Penas para los asesinos de Villa Moreno
Son las penas solicitadas por la fiscalía contra Sergio "el Quemado" Rodríguez, Brian "Pescadito" Sprio y Daniel "Teletubi" Delgado, como autores del triple crimen del 1º de enero de 2012. Mauricio Palavecino está acusado como partícipe necesario.
Por Lorena Panzerini
La fiscal Nora Marull había anticipado que solicitaría duras condenas para los implicados.
Imagen: Andrés Macera
La fiscal Nora Marull pidió 30 años de prisión para Sergio "el Quemado" Rodríguez, Brian
"Pescadito" Sprio y Daniel "Teletubi" Delgado, como autores del triple crimen de villa Moreno, el 1º de enero de 2012; y 26 años para Mauricio Palavecino, acusado de partícipe necesario. Los primeros tres fueron acusados como autores del delito de "homicidio calificado por el uso de arma de fuego y participación de menor, con portación de arma de fuego"; mientras que a Palavecino le cabe una participación por haber trasladado a los imputados en su Renault Kangoo. En tanto, la querella que representa a los padres de las víctimas, Jeremías Trasante, Claudio "Mono" Suárez y Adrián "Patom" Rodríguez, reclamó 35 años para todos. En el caso de Sprio, Marull pidió que se sume la pena a cinco años, por tráfico de estupefacientes. "Fueron jornadas arduas y estresantes; y es nuestro trabajo; pero para quienes fue muy duro es para los familiares que vieron el rostro de quienes dieron muerte a sus hijos, hermanos y amigos", dijo la fiscal, al cierre de su alegato de más de dos horas. El lunes será el turno de las defensa, por el juicio que comenzó el 12 de noviembre pasado. A mediados de la semana que viene se conocerá el veredicto.
En sus tres alegatos, la parte acusadora pidió penas duras, y sostuvo su teoría de que el móvil de hecho una venganza por el ataque a Maximiliano "el Quemadito" Rodríguez -hijo del Quemado-, pero que lo hicieron con las personas equivocadas: los tres militantes sociales del Movimiento 26 de Junio que estaban en la canchita "tranquilos, al aire libre y obviamente desarmados", dijo Jessica Venturi, abogada querellante; quien aseguró: "Los fusilaron".
La audiencia comenzó con el alegato de la fiscalía, quien dividió su teoría en varios puntos. "Hemos demostrado claramente que las cuatro personas que están siendo juzgadas fueron quienes dieron muerte a Jere, Mono y Patóm acribillándolos a balazos. También intervino Gerardo Mansilla (cuya causa está en la Justicia de Menores). Hemos probado la saga de delitos que generó el triple crimen. El atentado a Facundo Osuna (el 29 de diciembre de 2012, por el que acusaron a Palavecino y al Quemadito) tuvo el mismo modus operandi; y se probó que el ataque a Maxi (una hora antes del triple crimen) fue en venganza de aquel primer hecho. Testigos dijeron que todos comentaron que era la banda del Quemado".
Entre otras pruebas, Marull aseguró que, aunque no puede ahondar en temas de la Justicia Federal, "Maximiliano, Teletubi y Pez eran íntimos amigos y primera línea de narcotraficantes" en la banda. Al mismo tiempo habló de la cantidad de llamadas entre los imputados antes y después del hecho.
Con las imágenes de las cámaras del Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Heca) en la pantalla, Marull indicó que se lo ve entrar al Quemado a las 3.30, a ver a su hijo que recién llegaba herido. "Estaba con remera rayada y nervioso, tal como lo describió Marcelo Suárez", sobreviviente de la matanza, que en la audiencia señaló sin dudar a Rodríguez como el que disparó la ametralladora. La fiscal recordó que uno de los testigos, empleado del Heca, señaló que Rodríguez exigía beneficios dentro del efector: "Ustedes no saben quién soy yo y el poder que tengo". El mismo testigo dijo haber escuchado de boca del Quemado, "nos la van a pagar".
Esa noche, según el alegato, "Sprio llevó el auto de Maxi (baleado) a la casa de otro amigo, en Cafferata 5400. Volvió al Heca en moto, a las 3.38. Fue a reunirse con el resto para llevar adelante la venganza", lanzó Marull. Además, habló de la complicidad policial para tirar por tierra la versión del Quemado, quien dijo haberse fugado porque temía represalias policiales por una denuncia a personal de la fuerza que había hecho su hijo, meses antes.
"Tenía un amigo inspector de zona", agregó después la querella, por Eduardo Carrillo, quien junto a Lisandro Martín (Heca) y Norberto Centurión, tienen una causa por encubrimiento. "Sprio habló con Martin y seguramente le dio su recompensa por ocultar el ingreso de Maximiliano al Heca", dijo. Y remarcó que a las 3.42, los imputados dejan de aparecer en las cámaras, donde sí se sigue viendo a Sofía Laffatigue, novia del Quemadito, y su amiga. "Se retiraron 20 minutos antes del triple crimen. Fueron todos juntos en la Kangoo. El hecho fue perpetrado apenas pasadas las 4. Se bajaron todos menos Palavecino y atacaron".
Marull se refirió a la "dramática espera de los familiares de los muertos, en el mismo lugar donde Laffatigue recibía llamados de los imputados, quienes seguramente le daban cuenta de lo sucedido en villa Moreno".
Sobre los cruces de llamadas y mensajes, mencionó que todos los imputados contaban con dos o tres números de teléfono diferentes. Además, recordó algunos mensajes resonantes.
"Soy Maxi, el del triple crimen. El ex jefe de la barra de Ñuls; el quemado", leyó. Llamadas de Rodríguez hablan de que tenía "todo armadito"; su esposa dice en otro audio a la hija de éste que "vayan armando todo sobre esa noche". Palavecino "también tenía su coartada, delatando a sus compañeros de la banda, sustrayéndose. Y presentó una denuncia por apremios, aunque tres meses después ratificó la primera testimonial", dijo Marull. También habló de las armas y las vainas coincidentes.
"Asumo el riesgo de pecar de crédula: tiene que haber sido duro también para los imputados, haber visto y oído el daño que causaron. Haber visto llorar a Lita, cuando su hijo le suplicaba que no lo deje morir; al padre de Patóm, que estuvo aquí sentado día tras día escuchando las audiencias; o a Trasante, contando que su hijo murió en sus brazos. Sobre todo para Rodríguez, que también perdió a su hijo (el 5 de febrero de 2013). Ya tienen la condena de sus conciencias, y ahí no hay beneficios. Que se haga justicia".
"Se trató de un fusilamiento"
La abogada querellante Jessica Venturi enumeró las evidencias en contra de los acusados: habló del testimonio de Suárez, que apunta directo al Quemado; y recordó que "Villalba también lo sindicó". Testimonios como el de Juan Cano, hijo de un hombre asesinado en 2010 -causa por la que la familia acusa al Quemado y su hijo-, hablaron del "miedo" en el barrio. Federico Garat se refirió a los "enfrentamientos recíprocos" que consideró "acreditados". Y dijo: "Fue un fusilamiento a corta distancia y se podría haber dado muerte a quien se cruzara". Para Garat, la actitud de "escape" del Quemado "amerita preguntar por qué quien tiene a un hijo en grave estado, no vuelve a verlo; y sus amigos tampoco". Junto con el abogado Norberto Olivares, pidieron 35 años para los cuatro imputados.
Fuente:Rosario12
28-11-2014
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El juicio por el asesinato de tres militantes en Villa Moreno entró en su etapa final. El lunes será el turno de las defensas y el viernes, la sentencia. Con cientos de horas de escuchas, testimonios y pruebas, el juicio develó la trama narco policial alrededor del crimen.
Leo Vaca
Hoy la fiscalía resaltó el testimonio del sobreviviente y del presunto blanco de los atacantes, quienes los situaron en la escena del crimen. Y la querella detalló que se trató de un crimen organizado, con logística y dinero para intentar encubrir el ataque a balazos que dejó al descubierto la manera en que operan las bandas en el territorio.
El juez Gustavo Salvador volvió a presidir el Tribunal integrado por Ismael Manfrín y José Luis Mascali. Durante cinco horas se escucharon los alegatos de los fiscales y de los querellantes Federico Garat y Jesica Venturi –por las familias de las víctimas Claudio Suárez y Jeremías Trasante– y Norberto Olivares, por los padres de Adrián Rodríguez.

La audiencia empezó con un análisis cronológico de los hechos por parte de la Fiscalía, donde se resaltó la conexidad de la masacre de Villa Moreno con dos delitos previos. El primero ocurrió el 29 de diciembre, cuando Facundo Osuna fue atacado a balazos en la puerta de su casa, en Villa Moreno. Osuna acusó a Maximiliano “Quemadito” Rodríguez de la agresión. El 1 de enero, llegó la represalia: el “Quemadito” fue baleado unas horas antes de los crímenes de Jere, Mono y Patóm. Las partes afirmaron que el múltiple homicidio fue en venganza de la agresión al hijo del “Quemado” y respaldaron la postura con los diversos testimonios que se brindaron en la sala. Sostuvieron que el “Quemadito” se defendió con un arma calibre 9 mm. Si bien no fue hallada en el automóvil en el que circulaba, sí se encontró un cargador de ese calibre al igual que vainas 380, calibre que utilizó el agresor.
La fiscal Marull recordó que este hecho derivó en el traslado del Quemadito al HECA, donde la Fiscalía produjo un detallado muestreo de las filmaciones del hospital donde se observa a Sofia L., novia de Rodríguez, su amiga Mariana C., y a dos de los amigos de la víctima, Delgado y Sprio. Según registros telefónicos fueron llamados por Sofía para auxiliar a su pareja y trasladarlo al hospital. Luego se observa a “Teletubi” charlando con el policía Lisandro Martín –enjuiciado en una causa paralela por incumplimiento de los deberes de funcionario público y encubrimiento agravado junto a Eduardo Carrillo y Norberto Centurión– que presuntamente le brindó los datos personales del herido, que son consignados erróneamente.
También se basaron en la llegada del padre del “Quemadito” y su ex mujer, la pelea que protagonizan con el personal del lugar en el que un empleado declaro haber escuchado decir “nos la van a pagar”. Marull recordó que en el video se observan las idas y venidas de los acusados. Y agregó que Sofía L. sindicó a Palavecino en el hospital, aunque no fue tomado por una cámara. También agregó el cruce de llamadas telefónicas entre todos ellos y la partida de los acusados a las 3.42 del hospital.
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Testimonios contra el “Quemado”
La fiscalía relató también el ataque contra los chicos de Villa Moreno, quienes estaban sentados en un banco de la cancha ubicada en Presidente Quintana y Dorrego sólo veinte minutos después dela salida de los acusados del hospital. Según refirieron, está probado que llegaron en una Kangoo blanca, se bajaron por Biedma, cruzaron el predio y uno de ellos era quien comandaba a los otros. Esa persona preguntó a las víctimas por Andrés y como no contestaron disparó hacia arriba. En ese momento el único sobreviviente, Marcelo “Moki” Suárez comenzó a correr. Y sostuvieron la veracidad de su testimonio y el reconocimiento que efectuó del “Quemado”, a quien describió y señaló en la filmación del HECA: dijo que tenía la misma remera rayada que al momento del ataque. Al resto no pudo identificarlos porque estaban más atrás, en los árboles y no los alcanzaba la luz de la calle.
El testimonio fue complementado por Ezequiel Villalba, que era la persona que presuntamente buscaban los agresores y que -según expresaron- era parte de una banda de Villa Moreno enfrentada a la del “Quemado”. El joven declaró verlos subirse a la Kangoo y partir frente a él. Dijo que Palavecino manejaba, el “Quemado” iba como acompañante y Delgado atrás. Dijo también que había una cuarta persona que no reconoció, pero no vio a Sprio.

Sobre el tema de las armas la fiscalía destacó que los tres expertos que declararon en el juicio afirmaron que la pericia balística conectó tres escenarios delictivos. En el triple crimen secuestraron 32 vainas servidas, 2 balas deformadas y 1 plomo encamisado, todas calibre 9 milímetros. En Vera Mujica y Garay, donde fue baleado el Quemadito, se levantaron dos vainas servidas 9 milímetros. Una de ellas coincide las vainas recogidas en Villa Moreno y en jurisdicción de la comisaría 33ª, donde fue abandonado el vehículo del Quemadito luego del ataque. En el interior del auto encontraron una vaina coincidió con las encontradas en la escena del triple crimen. Lo que hizo conjeturar a las partes que el arma de Maximiliano Rodríguez fue utilizada en el múltiple homicidio.
A ello agregaron que la ametralladora utilizada en el triple homicidio fue encontrada en otro procedimiento en barrio Tablada, donde coincidieron 8 vainas servidas secuestradas en Villa Moreno y un arma calibre 9 milímetros fue secuestrada a Gerardo M., alias “Jeta”, otro de los presuntos participantes en el hecho, donde la coincidencia se dio en una sola vaina.
Otro punto tuvo que ver con las escuchas entre los diversos acusados y sus familiares o parejas donde se muestran coartadas, el traspaso de información sobre el hecho y se habla de armas, kioscos y sobrenombres vinculados al mundo de la droga, según refirió la fiscal.

Las partes consideraron probado el escape del “Quemado” y su pareja a Entre Ríos donde posteriormente fue detenido. Y la huida de Sprio y Delgado a Villa Gesell, donde sus celulares fueron captados por antenas del lugar, aunque ambos fueron detenidos con posterioridad en la ciudad. Recordaron también que Palavecino fue testigo de la causa, aunque luego terminó imputado. Esa primera declaración fue incorporada por lectura y en ella afirmó que “Jeta” –el menor involucrado– contó que les dieron con todo a los amigos de Ezequiel, que tenían una metralleta y una pistola y que a los 3 o 4 días Delgado y Sprio se fueron a la costa.
El adolescente le contó que fueron Rodríguez, el “Jeta”, Delgado y Sprio y que pensaron que eran cuatro los muertos. Palavecino pidió custodia luego de la testimonial y a los días solicitó que se levantara, lo que coincidió con una charla telefónica con Maximiliano Rodríguez en el que afirma iba a arreglar todo, sostuvo la fiscal. Luego presentó una denuncia por apremios que ratificó a los meses.

“Yo robo, yo mato, yo trafico”
La querella compuesta por Garat y Venturi sostuvo que el triple crimen no fue aislado o casual, sino que debe verse en el marco de enfrentamiento recíproco de bandas. Hubo modalidad homicida, un despliegue organizado, efectuado con rapidez, con recursos económicos, vehículos y armas disponibles en un breve lapso de tiempo. Agregó que se infundió terror en el lugar que derivó en obstáculos a la investigación y se mostró una violencia inusitada. Afirmó que se trata de una disputa territorial vinculada al narcotráfico, donde el entorno de las víctimas debieron desagraviar sus nombres. Se refirió a la cantidad de balas que recibieron los jóvenes asesinados y la corta distancia con la que fueron atacados y el vínculo de los acusados, especialmente el quemado, con el personal policial.
Por último, Olivares apoyó los argumentos de sus colegas, desecho que se haya producido un montaje cinematográfico o un golpe de efecto a la garantía constitucional del debido proceso como afirmaron las defensas. Sostuvo que son profusas y variadas las pruebas que sostiene a los acusados como integrantes de una banda delictiva. Afirmó que tenían motivos para estar en el lugar del hecho, ya había una disputa despiadada con otra banda de Villa Moreno. Fueron quienes materializaron el hecho y luego se fugaron, agrego y detalló que los autores lograron ser identificados a partir de los dichos de Palavecino y el secuestro al celular de la novia de “Teletubi”.
Concluyó con una frase que surgió de una escucha: “Yo robo, yo mato, yo trafico”, achacada a Palavecino, para sintetizar la cultura que se ha instalado. Y la reemplazó por otra del poeta español Miguel Hernández, en referencia a la libertad: “Yo sangro, lucho y pervivo”.
Fuente:Infojus
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