15 de Febrero de 2015
Taiana prepara el programa para profundizar las conquistas KEl precandidato presidencial del Frente para la Victoria diseña un Ministerio de la Economía Popular, reformas a la Ley de Inversiones Extranjeras y al modelo tributario, recuperación de los bancos Hipotecario y de Desarrollo Industrial, sin dejar de lado la democratización de las fuerzas de seguridad y el combate a la violencia institucional.

Didáctico, el entrevistado no se acalora –no por nada sus compañeros ya le decían “el canciller” en las celdas de la muerte de la dictadura, y un poco antes, en las que pasó siete años de su vida que hoy transita por los 64 años–, y sigue con su lógica de proponer y seguir proponiendo. “Es imprescindible cambiar la matriz de acumulación, para eso hay que democratizar, argentinizar, desconcentrar, desmonopolizar la economía, para que el crecimiento se transforme en desarrollo, la inclusión se convierta en justicia social y se garantice trabajo para todos y con plenitud de derechos, pensando en los más humildes, que es la mejor tradición del peronismo.”
En tres oportunidades expresa una preocupación a lo largo de más de dos horas de duración, muchos mates, algún café y agua en hectolitros; mira a los periodistas como queriendo sellar una idea. Les dice que el trabajo principal es sacar a los ciudadanos del desinterés en que los quieren hundir los grupos de poder económico a través de sus medios, que “el pueblo no debe conformarse, ni dejarse convencer de que es mejor quedarse en el molde, conformarse, que las cosas no dan para más”.
Jorge Enrique Taiana. Sociólogo, ex canciller de Néstor y Cristina Kirchner, funcionario durante el gobierno de Héctor Cámpora, hijo de Jorge Alberto Taiana, uno de los médicos personales del general Juan Domingo Perón y ministro de Educación durante su último mandato; actual diputado de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Comprometido con las causas de violaciones a los derechos humanos, trabajó en la Organización de Estados Americanos y en la provincia de Buenos Aires. Es decir, hombre de buen currículo y mucho trabajo, lo que no le impidió ser un militante de tiempo completo, ni cuando integraba Descamisados y luego Montoneros ni ahora, cuando ya entrado en canas, lo llaman desde cualquier barrio, sindicato, unidad básica en la que haya un compañero que quiera escucharlo, de las fuerzas diversas que lo impulsan o desde su Movimiento Evita.
Candidato presidencial –“precandidato”, corrige siempre– del Frente para la Victoria. Sin embargo, durante la entrevista se lo ve más interesado en proponer, en tirar temas para contrastar con sus compañeros del kirchnerismo primero y, después, con quien considera “el enemigo a vencer”, el empresario Mauricio Macri, a quien no titubea en colocar al frente del intento de “repetir el modelo de la Generación del ’80, centrándose en la alta competitividad de los productos primarios, minería e hidrocarburos, con alto endeudamiento externo y generación de pobreza y desocupación”. Se muestra más entusiasmado con el armado de un programa que permita al país “aprovechar las ventajas comparativas de la producción agrícola y los recursos naturales, pero con una trama productiva y social que permita el bienestar para 40 millones de argentinos”, que con las danzas y contradanzas de las candidaturas, aunque sin ingenuidades. “Creo que los debates políticos requieren representaciones físicas. Si quiero que determinados temas estén al tope de la agenda nacional y se discuta sobre ellos para definir las políticas centrales de nuestro gobierno a partir del 10 de diciembre de este año, es necesario contar con esa figura para dar esos debates. Tan importante como definir qué candidato termina triunfando en la interna es ver con qué programa termina ganando”, sentencia. De ese pensamiento, surgió su candidatura, su precandidatura, corregiría si tuviese posibilidad de replicar.
Y vuelve a una lista que él mismo orienta día a día, y desarrollan los equipos propios y de los aliados variopintos que lo ayudan a convertir en herramientas, propuestas y proyectos.
“Tenemos que crear un Ministerio de la Economía Popular que comprenda las problemáticas de los trabajadores de la ciudad y del campo no incluidos, sin plenos derechos, que generaron sus propias fuentes de trabajo, desde los recicladores hasta los agricultores familiares, pasando por quienes recuperaron fábricas quebradas por sus propios dueños y por Martínez de Hoz con el apoyo de los fusiles. Hace falta un Banco de Desarrollo Industrial y no podemos perder un minuto más sin una reforma tributaria profunda y una nueva Ley de Inversiones Extranjeras y sin mecanismos de control y regulación de las empresas que trabajan en las industria extractivas”.
Picado por los periodistas que le preguntan si los kirchneristas que hablan de “continuar” el modelo apuntan a lo mismo que aquellos que hablan de “profundizar”, no se deja tentar. Apenas remarca que, por eso, quiere debatir y explica que “la única forma de continuar es defender todas las medidas favorables a la Nación y, sobre todo, a los más humildes, y profundizar”, y en ese momento vuelca el conjunto de propuestas que lo acompañan a todos lados, no importa cuántos sean sus interlocutores ni qué nivel de importancia, prestigio o representatividad tengan. Es ese “Segundo Tomo” del que tanto le gusta hablar.
Pero no es un hombre de cuatro paredes y una buena biblioteca, que la tiene. Junto a sus pautas programáticas, plantea la necesidad de “tener una militancia organizada, en defensa del Gobierno presente y al mismo tiempo comenzando a debatir cómo seguimos. Tenemos que darle más participación al pueblo, desarrollar el tejido social y tener en cuenta que la gente no sólo va a elegir al Gobierno por lo que se hizo sino, sobre todo, por lo que se proponga hacer”.
Aquel “canciller” carcelario, después fue el vicecanciller que organizó la Cumbre de las Américas de 2005 en Mar del Plata y el canciller que secundó al presidente Néstor Kirchner en el rechazo, en las narices de George Bush hijo, de la propuesta estadounidense de integración regional sin respeto por las soberanías nacionales que era el tratado de “libre comercio”, junto a Lula Da Silva y Hugo Chávez. Se lo nota cómodo, en sus aguas, cuando analiza la región, los beneficios de haber acordado avances conjuntos, por consenso y por encima de diferencias políticas entre los países de Latinoamérica y el Caribe.
Sin embargo, no esquiva el bulto cuando se lo lleva a temas difíciles en tiempo de campaña. El de la seguridad, por ejemplo. Sin titubear asegura que “falta que las fuerzas de seguridad, las policías provinciales, se democraticen y tenemos que acabar con esa práctica afincada en muchas de ellas de ‘administrar el delito’, tolerando situaciones delincuenciales. También es necesario trabajar con urgencia en la eliminación de la violencia institucional que sufren tantos chicos en nuestros barrios”.
La ciudad, sus calles, sus bares, son testigos de hombres y mujeres acalorados. En una oficina luminosa, despojada, Taiana trabaja sin corbata, con sus eternas camisas claras y pantalones azules, eso sí, y con todas las propuestas que prepara para discutir y, sobre todo, para darle al Frente para la Victoria una respuesta a sus simpatizantes que les permita saber qué harán sus gobernantes para mantener lo alcanzado y dar un paso más en su bienestar.
15 de Febrero de 2015
América latina y el mundo
Foto: FOTOS: NICOLÁS VILLANOVA (MAFIA)
Y es señalando, justamente, ese enorme mapa que Taiana recurre a la historia reciente para reforzar su concepto sobre el punto central del desafío que propone esa mayor integración.
Conoce las muchas razones que se dieron para llegar a las buenas condiciones internacionales para América latina: el precio de los alimentos, los minerales y las materias primas; las tasas altas de China, de India; la salida política regional del esquema tradicional de apertura / desregulación / privatización.
Sabe que América latina logró crecer por encima del promedio mundial, siendo la primera región en salir del neoliberalismo impuesto en los ’80 y los ’90. Formó parte del proceso político que planteó una visión crítica de esos años y que hoy se trata de llevar adelante en Europa con el empuje de Grecia y España, en África, en Asia. Y sabe que ahora, en esta segunda década, se plantea una etapa distinta, con distintas perspectivas de crecimiento, con no tan buenos precios internacionales.
A esa segunda etapa, Taiana la llama “Segundo Tomo”. Un segundo tomo que obliga a un debate sobre las prioridades que enfrenta la integración regional luego de la creación del Mercosur, la Unasur, la Celac. “Ahora –dice, y señala el mapa– es necesario un nuevo impulso imprescindible, porque este mundo en el que estamos viviendo tiende a ser más multipolar. Los bloques existen, y la posibilidad de andar solos es una limitación grande.
Por eso es necesario el fortalecimiento de esos bloques.”
Para Taiana, el centro de la discusión está en el desarrollo de las cadenas productivas y de las cadenas de valor integradas: “No podremos avanzar desde una perspectiva de comercio en el Mercosur si no lo hacemos en una visión de cadenas productivas integradas. Eso no se hace de un día para el otro. Necesitamos tener cadenas lo suficientemente sólidas como para que aguanten la enorme presión que va a producir el resto del mundo y los niveles de globalización productiva que hay. Entonces, el gran desafío en cuanto al avance y la integración es lograr reforzar esas cadenas. Para eso es imprescindible una decisión política: la integración implica negociar, implica darles prioridad a unos sectores, implica ver cómo se compensa a los otros”.
Paradójicamente, es en América latina (la región más desigual de la Tierra) donde disminuyó la desigualdad mientras sigue creciendo en el resto del mundo: en China, en Suiza, en los países nórdicos, en Europa, en los Estados Unidos. “El hecho extraordinario y positivo que tiene la región, y la Argentina a la cabeza, es que disminuyó la desigualdad a través de políticas públicas que demostraron que la voluntad política es capaz de modificar el tipo de distribución. Tenemos ese éxito, pero hay que avanzar en la modificación de una matriz productiva que cada vez es más concentrada –y en el caso de la Argentina también más extranjerizada– y que, además, por el tipo de revolución tecnológica que se vive en
todo el mundo, hace que se vuelva a generar mayor desigualdad.”
Taiana hace hincapié en las decisiones políticas, esas decisiones que marcan el rumbo de la economía. Y es mirando ese mapa cuando aparece el interrogante de las posibilidades de profundización del proyecto si se produjeran cambios de signo político en los gobiernos de la región. Sobrevuelan, entonces, los nombres del venezolano Henrique Capriles, del chileno Sebastián Piñera y, cómo no, del argentino Mauricio Macri.
“No hay ninguna duda que con Piñera se ralentizó el proceso de integración física con Chile –dice–. Pero tengo mis reservas en cuanto a polarizar concretamente e ideológicamente el proceso de integración. Cuando se creó Unasur, el debate político era que había algunos países (específicamente Perú, con Alan García, y Colombia, con Álvaro Uribe) que no creían en un proyecto que pudiera ser hegemonizado por una política del justicialismo. Sin embargo, se dio un debate y quedó claro el interés en tener un grado de articulación en la región común a todos. Los cambios de signo político pueden hacer perder un poco de impulso a la fuerza integradora. Pero esa potencia va a seguir presente y tiene que volver a hacernos avanzar, no sólo por razones ideológicas sino, de hecho, por razones prácticas. Parte de la superación de algunas de esas dificultades desde el punto de vista productivo sólo se puede dar si tenemos una dimensión, una escala y una fuerza que sea mayor que la local”.
15 de Febrero de 2015
Economía, producción y empleo
Foto: FOTOS: NICOLÁS VILLANOVA (MAFIA)
“Salimos de lo básico del neoliberalismo pero no se terminó en el mundo. Tampoco se lograron aquellos cambios estructurales a nivel general que programamos y pensábamos que se producirían después de la crisis financiera mundial de 2008 y de la emergencia del G20, poniéndole límites a la centralidad que había adquirido el capital financiero, los sectores más especulativos de ese capital”.
Entre los aspectos clave, e identificados como desafíos en materia económica, Taiana destaca como fundamental la matriz productiva: “Ahí surge la necesidad de avanzar en la desconcentración y democratización del proceso económico porque si no la tensión entre una economía que crece pero que se concentra cada vez más y un mecanismo político de redistribución del ingreso que tiende a compensarlo se vuelve cada vez más compleja. Tiene que estar presente en los próximos gobiernos para avanzar hacia una mayor democratización o diversificación de la estructura productiva, objetivo estratégico por razones de equidad social, de sustentabilidad y también por las características del modelo de desarrollo”.
Ministerio de Economía popular. Este es uno de los ejes en los que Taiana desarrolla una innovadora propuesta que atienda a las demandas existentes: “Tenemos un sector de la economía en el que un tercio de nuestros trabajadores se encuentra sin derechos, y además tenemos un sector muy grande de trabajadores que ante las dificultades del proceso productivo limita la generación de nuevas fuentes de trabajo. Este es un sector numeroso –tanto en el ámbito urbano como en sectores de la agricultura familiar–, al mismo tiempo tiene bajas remuneraciones, baja productividad y baja protección social, en todo sentido. A ese sector nosotros tenemos que pensarlo, no sólo como una transición de gente que quedó fuera del mercado y vuelve en el modelo tradicional, sino que requiere políticas específicas. Hay un sector grande de trabajadores que, ante las dificultades del proceso productivo que limita a la generación de fuentes de trabajo, generó su propio empleo. Es un proceso extraordinario y no vale el concepto tradicional de ‘desocupado’ y de ‘ejército de reserva’, como un rol pasivo que simplemente servía para hacer caer la sindicalización, la productividad de los trabajadores, el nivel de salario. Ese sector autogeneró un empleo (venta ambulante, recicladores, fábricas recuperadas). Hay que ayudarlos a formar cooperativas, brindarles apoyo técnico, algún capital semilla y, sobre todo, información y acceso a mercado”.
Otra de las propuestas que Taiana destaca como imprescindibles es la de llevar adelante una reforma tributaria. “La Argentina mejoró en su capacidad recaudatoria. Sin embargo, seguimos teniendo un sistema que es muy regresivo, que se sigue basando en un porcentaje excesivamente alto en los impuestos indirectos –el IVA, impuesto al consumo– y en lo relativo al Impuesto a las Ganancias. No se establece correctamente la parte que corresponde, sobre todo, a los más ricos. Creo que hay una carga demasiado elevada a los trabajadores y las pymes. Carga que tiene que ser segmentada, definida y categorizada de una manera mucho más nítida.”
La recuperación y revalorización del papel del Estado, la implementación de políticas públicas y de infraestructura, fueron determinantes en la mejora de las variables económicas, sociales y productivas. Al respecto, Taiana apunta a adoptar medidas que avancen en ese dirección: “Tenemos un Estado que tiene todavía deudas enormes, en funciones que son básicas del Estado, en la administración, en justicia, en salud, en seguridad y, por supuesto, si además queremos darle un rol de redistribuidor en el caso de las políticas sociales. Pero también, incluso en la función del Estado tradicional, liberal, pequeño, esas funciones básicas no se están cumpliendo. Es por eso que necesitamos un Estado bien financiado. Esto es imprescindible también para seguir revirtiendo el atraso en obras de infraestructura que tiene décadas y que no se ha solucionado en estos años, ni se puede solucionar en pocos años”.
La propuesta de encarar una nueva ley de servicios financieros y de inversiones extranjeras son destacadas por Taiana como de imperiosa necesidad, a fin de revertir el funcionamiento de un sistema financiero con elevadísimos niveles de rentabilidad y casi nulo acceso al crédito al sector productivo. “La Argentina es uno de los países que tienen más baja bancarización y utilización de crédito de toda la región. La cantidad de préstamos que hay en la Argentina respecto del producto bruto es enormemente baja respecto del resto de la región, no digamos de países desarrollados. El sistema financiero hoy no está dirigido en brindarles crédito a la producción o a los trabajadores. Están concentrados en algunos servicios que le producen enormes ganancias y la especulación financiera sigue siendo un sector que gana muchísimo dinero y que no apuesta al desarrollo de un modelo productivo y eso no lo podemos mantener mucho más tiempo. La reforma de la Carta Orgánica del Banco Central sin duda fue un paso muy importante, que permitió que un Banco Central que estaba restringido al tema de cuidar la moneda se orientase a marcar ciertas prioridades en el terreno productivo y en la inversión del crédito. Pero eso no es suficiente, necesitamos una ley de servicios al servicio del trabajo y de la producción y no el trabajo y la producción al servicio de la banca; y en eso hay que tener en cuenta a bancas que tengan mucha inserción regional, que tengan prioridades específicas con las economías regionales que atraviesan dificultades y tienen, muchas veces, dificultades para lograr condiciones para exportar y desarrollarse”.
En cuanto a la necesidad de avanzar en una nueva ley de inversiones extranjeras, afirma: “Debemos disponer de una nueva ley de inversiones extranjeras que brinde, por supuesto, garantías a la inversión para su desarrollo, pero que, al mismo tiempo, establezca con claridad cuáles los deberes y obligaciones y para qué queremos la inversión extranjera. Nosotros disponemos de medidas que restringen la especulación financiera respecto de los movimientos golondrina, pero seguimos teniendo una ley de inversiones extranjeras que básicamente habla de derechos pero no plantea ni obligaciones ni estrategias para el mediano o largo plazo”.
En cuanto al crecimiento económico en la última década, destaca: “Una de las enseñanzas de esa década es que el alto crecimiento no garantiza automáticamente el desarrollo ni garantiza automáticamente la desaparición de focos o núcleos de exclusión o de pobreza, o sea, son políticas públicas lo que garantiza eso y son las políticas públicas lo que conservan. Es decir, no hay un derrame automático. Eso lleva a que lo que tenemos que hacer –en esta segunda etapa–, la forma de seguir creciendo es discutir el modelo productivo y avanzar en la necesidad de modificar el patrón de acumulación y hacerlo menos concentrado, y en eso es determinante el incentivo a la pequeña y mediana empresa”.
15 de Febrero de 2015
El camino a recorrer
Sus equipos están en plena elaboración de los proyectos que corresponden a cada una de las propuestas de su candidato, que apuntan a la defensa de los sectores más vulnerables del trabajo y a la redefinición de la matriz productiva del país.
Creación del Ministerio de Economía Popular. Destinado a dar respuesta a unos 4 o 5 millones de personas que trabajan en la agricultura familiar, en fábricas recuperadas, como vendedores ambulantes y en toda una serie de actividades que se enmarcan en la economía popular y social. Este sector se caracteriza por tener bajos salarios, malas condiciones de trabajo, poca protección social y baja productividad.
El Ministerio va a desarrollar una política claramente diferenciada, con la intención de favorecer las formas asociativas, asegurar los derechos plenos como trabajadores, brindar apoyo técnico, apoyar con capital de trabajo y facilitar la comercialización de sus productos.
Profundización del proceso de industrialización. Creación de un Banco de Desarrollo Industrial y fortalecimiento del crédito a tasas favorables, para que este segmento pueda dar un salto en la integración de las cadenas de valor.
Redefinición de la matriz productiva industrial, diseñada y controlada, en gran medida, por los intereses de las corporaciones. Fortalecimiento de la asistencia técnica a la pequeña y mediana industria. Profundización de la articulación del desarrollo científico y tecnológico nacional con la industria. Impulso a la presencia de los productos industriales en los mercados internacionales, sobre todo los regionales.
Acción Social. Creación de una Agencia que centralice las políticas sociales y constituya el brazo único del Estado para construir equidad. Reconversión de los planes sociales existentes en auténticas formas de trabajo. Profundizar en legislaciones para avanzar en los derechos de las minorías.
Apoyo a los pequeños y medianos productores agrarios. Industrialización de la ruralidad. Fortalecimiento de la asistencia técnica y crediticia para el desarrollo productivo de estos sectores. Generación de nuevas modalidades de comercialización para estos sectores, a través de modelos como el de las compras públicas o los mercados populares.
Reforma tributaria y financiera. Aquellos que ganan más deben aportar más al Estado. Se deben establecer mayores impuestos a las Ganancias a las corporaciones financieras, comerciales, agropecuarias e industriales, que son quienes obtienen mayores niveles de rentabilidad en la economía y capturan la mayor parte del ingreso nacional.
Terminar con el carácter regresivo de los impuestos y que se impida la evasión y la elusión y
proteger la soberanía económica. Favorecer la producción y no la especulación financiera. Una Ley de Servicios Financieros que acabe con la de la dictadura, que ponga a la banca al servicio de la producción y el trabajo y canalice el ahorro de los argentinos en actividades productivas.
Seguridad Democrática. Democratización de las fuerzas de seguridad.
Eliminación de la violencia institucional que sufren tantos chicos, en particular de los sectores más humildes, y terminar con el procedimiento de "administración del delito" que sustentan muchas policías provinciales. Capacitación de las policías con remuneraciones acordes. Modificación de estatutos de las fuerzas de seguridad para que estén atadas a la democracia. Creación de Agencia Federal de lucha contra delitos complejos: trata de personas, lucha contra el narcotráfico, etc.
Nueva Ley de Inversiones Extranjeras. Destinada a orientar la inversión hacia aquellos rubros más útiles y necesarios y a garantizar el control y la organización de las utilidades y los flujos de capitales en función de los intereses nacionales.
Concertación social de precios. Convocatoria a empresarios y trabajadores para generar un gran espacio de acuerdo sobre precios, salarios, tasas de interés e inversión que fortalezca el crecimiento de la economía.
Plan masivo de construcción de vivienda social. Fortalecimiento de los planes de construcción de viviendas para los sectores de menores recursos. Plan de fomento para acceso a la primera vivienda. Reordenamiento territorial para el desarrollo sustentable, con proyectos de suelo seguro, creación del banco de tierra. Fortalecimiento de los planes de construcción de viviendas para los sectores de menores recursos. Recuperación del Banco Hipotecario, para créditos como los de “primer hogar”.
Integración regional. Consolidación del bloque regional, para garantizar con su solidez la independencia y la autonomía y fortalecer el proceso de recuperación del empleo y la reindustrialización de la Argentina y el desarrollo integral de los países del Mercosur, Unasur y Celac. Fortalecer las relaciones y el poder de negociación conjunta con las demás regiones y bloques económicos del mundo.
Ley Nacional de Salud. Basada en el entendimiento de la salud como un proceso dinámico de construcción colectiva, con acciones que articulen e integren progresivamente los distintos Subsistemas de Salud, con rectoría del Ministerio de Salud de la Nación.
Garantizar el cumplimiento efectivo de la Ley de Producción Pública de Medicamentos y la creación de la Agencia de Laboratorios Públicos. Construcción de centros sanitarios regionales en todo el país que dependan del Ministerio de Salud de la Nación, dedicados a la alta complejidad, polivalentes y cerrados. Cada región geográfica debe tener un Hospital Polivalente (adultos, perinatología y pediatría) de alta complejidad.
Creación del Ministerio de Medio Ambiente. Defensa integral de los recursos naturales. Articulación entre los diferentes organismos nacionales en materia ambiental con incorporación de políticas propias del sector a las diferentes áreas. Desarrollo de un plan nacional de gestión integral de residuos sólidos urbanos. Mejorar los sistemas y control de gestión de los residuos peligrosos en todo el territorio, apuntando a su descentralización. Desarrollar, junto con el sector empresarial, políticas de consumos ambientales amigables. Generación de mecanismos de control sobre todas las actividades que afectan al ambiente.
Aumento en el presupuesto educativo. Destinar parte de las ganancias que se obtengan de la explotación de Vaca Muerta a seguir aumentando el presupuesto en educación.
Mejorar la calidad del proceso enseñanza-aprendizaje.
Creación del Ministerio de la Mujer. Para jerarquizar el trabajo por la equiparación definitiva de derechos entre hombres y mujeres. Trabajar especialmente en el tema de la erradicación de la violencia de género.
Reforma constitucional. Destinada a institucionalizar y consagrar, mediante un amplio consenso de los sectores populares y nacionales, nuevos derechos y garantías (de los trabajadores, sobre recursos naturales, etc.) Constituye una forma de trabar cualquier intento de retroceso en las conquistas alcanzadas por nuestro pueblo.
Fuente:MiradasAlSur
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