3 de junio de 2015

MENDOZA: MIENTRAS UNA DIRECTORA ESTUVO DETENIDA y DESPUÉS EXILIADA, ALGUIEN SE QUEDABA CON SU SUELDO.

02/06/2015
Lo reveló Carolina Abrales en la testimonial del lunes por la megacausa Mendoza
Mientras una directora estuvo detenida y después exiliada, alguien se quedaba con su sueldo

El temible "D2" mendocino, estación obligada para secuestrados y detenidos ilegales de la dictadura 
El debate oral y público en el marco del cuarto juicio por delitos de lesa humanidad que se realiza en los Tribunales Federales de Mendoza se reanudó ayer con los testimonios de Juan Carlos Montaña, Carolina Marta Abrales, Gladis Isabel Escamez y María Elina Vega. Juan Carlos Montaña, trabajador de la desaparecida Bodega Giol, militante del Sindicato Soeva y del Partido Comunista, fue el primero en prestar declaración a través de videoconferencia desde el Consejo de la Magistratura de la Nación, en Buenos Aires, relatando su detención ilegal ocurrida el 5 de diciembre de 1975.

Aquella noche un grupo de militares ingresó violentamente a su domicilio y tras saquear objetos de valor lo llevaron detenido a la Compañía de Comunicaciones, centro clandestino de detención en donde, relató, pudo hablar con Luis Rodolfo Moriña, joven estudiante de Medicina detenido el 22 de noviembre de 1975 y actualmente desaparecido. “Después de esa charla no lo vi más”, dijo, y describió el trato inhumano a que fue sometido allí: “Las sesiones iban desde los golpes hasta pasarnos corriente eléctrica por el cuerpo”, afirmó.

Luego fue trasladado a la Penitenciaría Provincial, de la que identificó entre los penitenciarios a los oficiales Barrios y Quenan, y contó que los hábeas corpus presentados por sus familiares durante su cautiverio fueron rechazados.

Entre septiembre de 1976 hasta octubre de 1979, el testigo fue trasladado a los penales de La Plata, Sierra Chica -donde recordó haber recibido la visita del juez Gabriel Guzzo-, y Caseros, hasta que recuperó su libertad bajo un régimen de vigilancia, que duró hasta 1980.

Por su parte, Carolina Marta Abrales declaró sobre su detención ocurrida el 28 de noviembre de 1975, cuando se desempeñaba como directora del Jardín de Infantes Nº5 de Godoy Gruz y militaba en el Sindicato Unido de Trabajadores de la Educación (Sute).

Abrales, luego de sufrir un violento allanamiento en su casa, en el que le sustrajeron libros y objetos de valor, fue trasladada al D2 donde permaneció incomunicada durante seis días y luego fue llevada a la Penitenciaría Provincial, donde fue interrogada por oficiales sobre su militancia política y gremial.

En septiembre de 1976 fue trasladada al penal de Devoto, en Buenos Aires, hasta junio de 1977, cuando recuperó su libertad y exiliándose en España hasta agosto de 1984 en que retornó al país.

“Durante los meses que estuve detenida, alguien siguió cobrando mi sueldo en mi nombre, quedándoselo para él”, aseguró.

A su vez, Gladis Isabel Escamez, declaró sobre la detención ilegal y posterior desaparición de su hermano Francisco Alfredo, quien era estudiante en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Tecnológica Nacional e integrante de la Juventud Peronista.

“A partir del 24 de marzo muchos compañeros de Francisco empezaron a desaparecer por lo cual decidió irse a San Juan”, contó.

El 27 de octubre de 1976, Gisela Tenembaum -una nadadora que en abril de 1977 también pasaría a estar desaparecida– quien convivía con su hermano en San Juan, alertó a la familia Escamez que esa noche él no regresó a su casa.

Finalmente declaró María Elina Vega, sobre la desaparición de su hermana, Mercedes Vega de Espeche, y su cuñado Carlos Espeche.

"Mechita" como la llamaban en su familia, estudió en el colegio San Pedro Nolasco y se recibió como doctora en Medicina en la Universidad Nacional de Cuyo, y luego se desempeñó en el Hospital Lencinas y contrajo matrimonio con su compañero, el médico Carlos Espeche.

Espeche fue asesinado en marzo de 1976 y sus restos fueron encontrados por el equipo el Equipo Argentino de Antropología Forense en noviembre de 2014, en una fosa común conocida como Pozo de Vargas, en Tafí Viejo, Tucumán.

El matrimonio residía en el Barrio Espejo, hasta que Carlos -militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores- se trasladó a Tucumán y Mercedes retornó con sus dos hijos, a la casa materna, donde fue secuestrada.
Fuente:Telam

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