12 de septiembre de 2015

EUROPA.

La falsa «crisis de los refugiados» 
Por Thierry Meyssan / Red Voltaire / Resumen Latinoamericano / 7 de septiembre de 2015

Mientras la prensa europea pulsa la cuerda emotiva difuendiendo fotos de un niño ahogado y publicando reportajes sobre las multitudes que cruzan a pie los países de los Balcanes, Thierry Meyssan muestra que se trata de imágenes fabricadas. Son imágenes que favorecen los intereses del patrón de patrones alemán, Ulrich Grillo, y de la OTAN, pero que no reflejan el fenómeno en su conjunto y empujan a los ciudadanos europeos hacia respuestas que no resuelven el verdadero drama.

Una ola de emoción cayó brutalmente esta semana sobre los pueblos que viven en los países de la OTAN. Y bruscamente tomaron conciencia del drama de los refugiados que tratan de cruzar el Mediterráneo, tragedia que dura desde hace años, ante la permanente indiferencia de la opinión pública europea.

El cambio se debe a la publicación de una fotografía que muestra al público el cuerpo de un niño ahogado, depositado por las olas en una playa turca. Poco importa que esa imagen sea una grosera escenificación: los cuerpos devueltos por el mar quedan en posición paralela a las olas, nunca perpendicularmente a ellas. Poco importa también que en menos de 2 días casi todos los diarios de los países de la OTAN hayan publicado instantáneamente la misma imagen en primera plana. Ya se sabe lo libre y pluralista que es la prensa occidental.

Trabajando en el mismo sentido, las televisiones multiplicaron en estos días los reportajes sobre el éxodo de miles de sirios, a pie, a través de los países balcánicos. Particular atención prestaron al paso de esas personas a través de Hungría, país que comenzó construyendo una inútil valla de alambre de espino antes de tomar, una tras otra, toda una serie de decisiones contradictorias que dieron a las televisiones la posibilidad de filmar repetidamente la multitud de migrantes caminando a lo largo de las vías férreas y tomando los trenes por asalto.

«En reacción» ante la conmoción que habían suscitado en sus conciudadanos, los dirigentes europeos, «sorprendidos» y contritos, ahora discuten acaloradamente sobre la manera de socorrer a estos refugiados. Antonio Guterres, ex presidente de la Internacional Socialista y actual Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, intervino en el debate entre estos dirigentes preconizando «la participación obligatoria de todos los Estados miembros de la Unión Europea». Y agrega que: «Según estimados preliminares, los países europeos tienen una necesidad potencial de aumentar las oportunidades de reinstalación en 200 000 plazas.»

¿Cuál es realmente el problema? ¿Quién está explotándolo y con qué objetivo?


Los refugiados del Mediterráneo 
Desde el inicio de la «primavera árabe», en 2011, el número de personas que trata de cruzar el Mediterráneo y de entrar en la Unión Europea ha aumentado considerablemente, sobrepasando incluso el doble de cifras anteriores, y se elevó en 2014 a 626 000 personas. JPEG - 14.4 KB

Flujo de migrantes hacia la Unión Europea (en cientos de miles) 
Fuente: Eurostat 
Sin embargo, contrariamente a la idea generalizada, no se trata de una oleada de migrantes nunca vista e imposible de asimilar. En 1992, aunque la Unión Europea se componía entonces de sólo 15 de los 28 Estados que actualmente la integran, estaba recibiendo proporcionalmente más migrantes que en este momento: 672 000 por 380 millones de habitantes. Existe, por lo tanto, un considerable margen antes de que los migrantes lleguen a desestabilizar la economía de la Unión Europea, que hoy cuenta 508 millones de habitantes.

Más de 2 tercios de esos migrantes son hombres de entre 18 y 34 años, según sus propias declaraciones. Así que, por lo general, no se trata de familias.

Proporción de hombres entre los migrantes que entraron a la Unión Europea en 2014. 
Fuente: Eurostat
Contrariamente a la idea que están divulgando los medios de prensa, menos de un tercio son refugiados provenientes de zonas de guerra. Sólo un 20% son sirios, un 7% son afganos y un 3% son iraquíes.

O sea, los otros 2 tercios no provienen de países en guerra y son principalmente migrantes por razones económicas.

En otras palabras, el fenómeno de las migraciones está sólo marginalmente vinculado a la «primavera árabe» y las guerras. Los pobres están abandonando sus países para probar suerte en los países ricos, en total correspondencia con el orden postcolonial y con la lógica de la globalización. Este fenómeno, después de haber disminuido desde 1992 y hasta 2006, se ha reactivado y ahora va en aumento. Pero lo cierto es que actualmente equivale a un 0,12% anual de la población europea, o sea –manejado correctamente– no representa a corto plazo ningún peligro para la Unión Europea.

El presidente de la Federación de la Industria Alemana, Ulrich Grillo, quiere disponer de 800 000 trabajadores extranjeros suplementarios en Alemania. Como los acuerdos europeos prohíben esa entrada masiva de mano de obra extranjera, que encuentra además la hostilidad de la opinión pública, Grillo contribuye a poner en escena la «crisis de los refugiados» para obtener una modificación de la reglamentación existente.

¿Son los migrantes un problema? 
Este flujo de migrantes despierta inquietud en los pueblos europeos. Pero los grandes empresarios alemanes lo acogen con regocijo. En diciembre de 2014, el «patrón de patrones» alemán, Ulrich Grillo, escondía hipócritamente sus intereses tras una fachada de buena voluntad al declarar a la agencia DPA: «Somos desde hace mucho un país de inmigración y debemos seguir siéndolo». Y agregaba que «como país próspero y también por amor cristiano al prójimo, nuestro país debería permitirse a sí mismo acoger más refugiados». También afirmaba: «Yo me distancio muy claramente de los neonazis y de los racistas que se reúnen en Dresde y en otros lugares». Y, con un poco más de seriedad, «Debido a nuestra evolución demográfica, garantizamos el crecimiento y la prosperidad con la inmigración» [1].

Este discurso retoma exactamente los mismos argumentos que presentaban los empresarios franceses en los años 1970. Otro elemento a tener en cuenta es que hoy en día la población europea dispone de cierto nivel de educación y de calificación, algo de lo que carece la gran mayoría de los migrantes, que estarán por consiguiente más dispuestos a aceptar ciertos tipos de empleos que los europeos rechazan. Progresivamente, la llegada de mano de obra no calificada y dispuesta a aceptar condiciones de vida inferiores a las de los europeos suscitó en el pasado tensiones en el mercado laboral. El empresariado francés favoreció entonces la llamada «reunificación familiar». La ley de 1976, la interpretación que de ella hizo el Consejo de Estado en 1977 y la jurisprudencia de la Corte Europea de Derechos Humanos desestabilizaron ampliamente la sociedad. El mismo fenómeno puede observarse en Alemania desde que se adoptaron disposiciones similares a aquellas con la inclusión, en 2007, de la reunificación familiar en la legislación alemana sobre la inmigración.

Contrariamente a otra idea generalizada, los migrantes económicos no plantean un problema de identidad para Europa, pero su ausencia sí constituye un problema para sus países de origen. Y también plantean un problema social en Alemania, donde –debido a la política estimulada por Ulrich Grillo– la clase obrera ya está siendo víctima de una feroz explotación.

En todos los demás países donde se han aplicado ese tipo de políticas, no son los migrantes económicos los que han representado un problema sino la posterior reunificación familiar.

¿Quién fabrica la imagen actual de «crisis de los refugiados»?
Desde el inicio del año 2015, el cruce ilegal de la frontera de Turquía hacia a Hungría, que costaba 10 000 dólares, bajó a 2 000 dólares por persona. Hay ciertamente traficantes de personas que son verdaderos esclavistas, pero también hay gente que ayuda a los migrantes en el cruce de las fronteras simplemente porque quieren ayudar a personas en dificultad. En todo caso, cabe preguntarse ¿quién paga la diferencia?

Por otro lado, al principio de la guerra contra Siria, Qatar imprimía pasaportes sirios falsos y los entregaba a los yihadistas de al-Qaeda para que pudieran convencer a los periodistas de la prensa atlantista de que eran «rebeldes sirios» y no mercenarios extranjeros. Pero actualmente, algunos traficantes de personas están entregando pasaportes sirios falsos a migrantes de otras nacionalidades. Y los migrantes los aceptan pensando, acertadamente, que esos pasaportes falsos han de facilitarles la entrada en la Unión Europea. En efecto, como los Estados miembros de la Unión Europea han cerrado sus embajadas en Siria –con excepción de la República Checa y Rumania– ahora no tienen cómo verificar la autenticidad de esos pasaportes.

Hace 6 meses, yo expresaba mi sorpresa ante la ceguera de los dirigentes de la Unión Europea, señalando que no percibían la voluntad de Estados Unidos de debilitar a sus países, incluso mediante la «crisis de los refugiados» [2]. El mes pasado, la publicación Info Direkt señalaba que, según los servicios de inteligencia de Austria, el éxodo de refugiados sirios hacia Europa estaba siendo orquestado por Estados Unidos [3]. Es una imputación que está por verificar, pero también constituye una hipótesis sólida.

En todo caso, todos estos acontecimientos y manipulaciones carecerían de gravedad si los Estados miembros de la Unión Europea pusieran fin a la reunificación familiar. El único verdadero problema no sería entonces la entrada de los migrantes sino la tragedia de los que mueren en el intento, tratando de cruzar el Mediterráneo, precisamente la única realidad que no moviliza a ningún dirigente europeo.

¿Qué trama la OTAN? 
La OTAN, o sea el brazo armado internacional de Estados Unidos, no ha reaccionado. Pero, según sus nuevas misiones, la alianza atlántica se reserva la posibilidad de intervenir militarmente ante los grandes flujos migratorios.

Sabiendo que sólo la OTAN dispone de la capacidad de “incrustar” una información tendenciosa o simplemente falsa en la primera plana de todos los diarios de sus países miembros, es altamente probable que ese bloque militar esté organizando la actual campaña. Además, el hecho que esa campaña esté presentando a todos los migrantes como refugiados que huyen de las zonas de guerra y la insistencia sobre el origen supuestamente sirio de todos estos migrantes hacen pensar que la OTAN está preparando una acción pública relacionada con la guerra que secretamente dirige contra Siria.



“Políticos Británicos Condenan la Próxima Visita de Netanyahu a Londres”
Resumen Latinoamericano/ABNA/ septiembre 8, 2015 – 

Un grupo de políticos y dignatarios británicos condenó la visita del premier sionista, Benyamin Netanyahu, a su país, programada para el próximo jueves.

Agencia de Noticias de Ahlul Bait (ABNA) – En un comunicado recogido el lunes, por el diario británico The Guardian, este grupo insistió en que el premier sionista debe responder por los crímenes de guerra que cometió su régimen en verano de 2014 contra la Franja de Gaza.

El premier israelí, Benyamin Netanyahu, debe asumir la responsabilidad por los crímenes de guerra contra Gaza en 2014, reconocidos por el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas”, se lee en la nota. “El premier sionista, Benyamin Netanyahu, debe asumir la responsabilidad por los crímenes de guerra en Gaza en 2014, reconocidos por el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas”, se lee en la nota.

Este ente internacional aprobó el pasado 3 de julio, una resolución por los crímenes de guerra que cometieron los israelíes en Gaza, después de que los resultados demostraran que entre el 8 de julio y 26 de agosto de 2014, el régimen israelí lanzó 6000 ataques aéreos y disparó 50.000 proyectiles contra esa zona palestina, matando a miles de residentes, entre ellos mujeres y niños.

De igual manera, los signatarios de esa misiva opinaron que el primer ministro británico, David Cameron, no debe recibir a un hombre que lidera la ocupación israelí y el bloqueo a ese enclave costero.

Además, subrayaron que el régimen de Tel Aviv ha creado un “infierno” en la Franja de Gaza, razón por la cual, varios palestinos se ven obligados a abandonar sus hogares, convirtiéndose en refugiados; Muchos de ellos se han ahogado este año en el Mediterráneo, dicen.

Cabe recordar que la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y el Desarrollo (CNUCYD) en su informe anual advirtió de que Gaza podría volverse inhabitable para el año 2020, si las tendencias económicas actuales persisten.

Las élites británicas también exigieron a Cameron que imponga un embargo de armas contra el régimen usurpador israelí hasta que cumpla con las leyes internacionales y levente el asedio que mantiene desde 2006, contra el enclave costero, bajo el pretexto de la captura de uno de sus soldados que fue posteriormente liberado en el 2011.

En la mismo jornada, los activistas británicos en una campaña de solidaridad con Palestina pidieron al primer ministro británico que suspenda esa visita, que según varios medios de comunicación, podría provocar multitudinarias protestas en este país europeo. 

Anteriormente, más de 100.000 personas de nacionalidad británica o residentes en el Reino Unido firmaron una petición que exige al Gobierno británico detener al premier israelí por crímenes de guerra durante la ofensiva israelí contra el enclave costero.

Captura de pantalla de la página gubernamental británica de solicitudes Directgov, tras superar las 100.000 firmas la demanda de que se arreste al premier israelí por crímenes de guerra

En unos 50 días, el régimen de Israel perpetró una brutal ofensiva contra la Franja de Gaza y, como consecuencia, al menos 2310 palestinos perdieron la vida (de los cuales más de 500 eran niños), y otros 10.626 resultaron heridos.

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no representan necesariamente el punto de vista de ABNA24.



Éxodo sirio y “crisis migratoria” en Europa 
Por Atilio Boron / Resumen Latinoamericano / LaHaine / 7 de septiembre de 2015 – 

Ante la intensificación de la mal llamada “crisis migratoria” surgieron voces de gobernantes, políticos y supuestos expertos en el tema asegurando que este no era un problema europeo sino africano o, en todo caso del Medio Oriente. La estremecedora imagen del niño kurdosirio yaciendo inerte en una playa de Turquía luego de que naufragara la barcaza en que junto con su familia intentaba llegar hasta la isla de Kos, en Grecia, conmovió a la opinión pública mundial y puso de relieve el inmenso drama humanitario que se está desenvolviendo en el Mediterráneo. No fue el primero que paga con su vida la crisis desatada por la desestabilización de un país, Siria, desgraciadamente convertido en el blanco de siniestros cálculos geopolíticos de EEUU y sus aliados que destruyeron uno de los países más prósperos y estables de la región. En esa misma barcaza murieron otros cinco, uno de ellos su hermanito de cinco años, aparte de su madre y un número todavía indeterminado de adultos. Si ampliamos el foco del análisis para abarcar con la mirada el torrente humano procedente del África Subsahariana el número de víctimas infantiles sería abrumador, aunque no haya registro fotográfico de ello. Queda en pie la pregunta: ¿por qué se produce la crisis, qué es lo que la dispara?

Por empezar se impone una clarificación, porque la disputa por el sentido es crucial para plantear correctamente los términos del problema. Suele hablarse, indistintamente, de una “crisis migratoria” como si esta fuera un transitorio desequilibrio en el flujo poblacional entre el África Subsahariana, Medio Oriente y Europa. Pero, ¿son migrantes o refugiados? En el caso de los sirios que huyen de la devastación sembrada en su país no existe la menor duda de que se trata de lo segundo, y lo mismo cabe decir de los libios, que dejan sus hogares luego de la tragedia desatada por la criminal decisión de Washington y Bruselas de auspiciar un “cambio de régimen” en Libia. El caso del África Subsahariana es más complejo, porque allí se entremezclan migrantes impulsados por el hambre y la pobreza inescapable con sectores, minoritarios, que abandonan sus países por razones políticas. 

Ahora bien: ¿por qué el infortunado niño de la minoría kurda en Siria tuvo que dejar su país? Porque, como decíamos más arriba, el diseño estratégico de Washington en Medio Oriente tenía como objetivo fundamental -¡pero ya no más, porque ahora la Casa Blanca tiene otras prioridades en el área!- provocar la caída de la República Islámica en Irán, para lo cual había que destruir los apoyos con que contaba Teherán en su entorno inmediato y entre los cuales sobresalía Siria por su locación geográfica, su condición de país limítrofe con Israel y Turquía, su población, su economía y la prolongada estabilidad política del régimen imperante. En consecuencia, la “guerra civil” en Siria no es tal, pues se trata de una agresión pergeñada desde afuera por EEUU y sus compinches europeos (al igual que hicieran con Libia pocos años antes) y en donde bandas de atroces mercenarios son exaltados como heroicos “combatientes por la libertad” y respaldados política y diplomáticamente mientras cometen toda clase de desmanes. De esta madriguera creada por las democracias occidentales y sus reaccionarios socios en la región brotó, incontrolable, el Estado Islámico, con luz verde para perpetrar horrendos crímenes. [1] El resultado ha sido la entronización de esa banda terrorista en algunas regiones de Siria e Irak, con su interminable secuela de decapitaciones, degüellos y destrucción de venerables reliquias históricas, consumidas en las llamas del fundamentalismo yihadista.

Aylan Kurdi, tal es el nombre del niño ahogado, pereció porque tuvo que huir del infierno en que Washington y los gobiernos europeos convirtieron a su patria, pese a la heroica resistencia del pueblo kurdo que supo poner freno a la expansión militar del EI en sus territorios. Y murió también porque las autoridades del Canadá le negaron tres veces a su familia el permiso para asilarse en ese país. El Primer Ministro británico, David Cameron, acaba de acusar a Bashar Al Assad y al Estado Islámico por su muerte. Miente, porque sabe muy bien que el holocausto social de Siria no es un asunto doméstico sino responsabilidad directa y criminal de los gobiernos que conforman el condominio imperial, que en su afán por posicionarse más favorablemente en el tablero geopolítico mundial no dudan un instante en adoptar políticas que desquician sociedades y provocan destrucción y muerte a su paso, precipitando así la avalancha de refugiados que huyen para salvar sus vidas y la de sus familiares, con las consecuencias que todos se lamentan.

Tanto en el caso de Libia como en el más actual de Siria la intervención imperialista estuvo precedida por una cobertura mediática falaz que demonizó las figuras de Muammar El Gadafi y Bashar al-Asad y tergiversó la información originada en el terreno para justificar ex ante las cruentas tácticas de desestabilización y caos social, económico y político requeridas para hacer posible el “cambio de régimen”, frase amable que sustituye la más brutal de “subversión del orden constitucional vigente”. Mentiras que, en los casos de Libia y Siria, son análogas a las proferidas cuando antes de la invasión y destrucción de Irak desde Washington, Londres o París se denunciaba la existencia de armas de destrucción masiva en ese desdichado país, cuando todos sabían que no las había y que el único que sí las tenía en esa parte del mundo era Israel.

Ahora el problema de los refugiados en Europa ha adquirido proporciones inéditas desde fines de la Segunda Guerra Mundial, e indigna comprobar la indiferencia de algunos gobiernos europeos ante esa crisis, o la estupidez de las políticas con las que se pretende enfrentar la situación. Por ejemplo establecer ridículos cupos migratorios ante el desastre generado en Siria e Irak, para mencionar apenas los más directamente involucrados en la situación actual, que tienen una población conjunta de unos 55 millones de habitantes. O el cinismo de la Administración Obama, que acentúa las políticas de desestabilización inherentes al “imperio del caos”, según la feliz expresión de Pepe Escobar, porque, total, los refugiados no podrán cruzar el Atlántico en sus frágiles barcazas y el problema lo deberá padecer Europa. Actitud semejante adopta al atizar la guerra civil en Ucrania: en última instancia, la batalla se librará, como las dos guerras mundiales en el escenario europeo y la destrucción resultante será beneficiosa para apuntalar la primacía global de EEUU al debilitar, gracias a la guerra, a sus principales competidores.

Ante las ridículas tentativas de los países europeos, o de la Unión Europea, para “regular” el tsunami de los refugiados y los migrantes, sobre todo del África Subsahariana, conviene recordar las clarividentes palabras de José Saramago: “El desplazamiento del sur al norte es inevitable; no valdrán alambradas, muros ni deportaciones: vendrán por millones. Europa será conquistada por los hambrientos. Vienen buscando lo que les robamos. No hay retorno para ellos porque proceden de una hambruna de siglos y vienen rastreando el olor de la pitanza. El reparto está cada vez más cerca. Las trompetas han empezado a sonar. El odio está servido y necesitaremos políticos que sepan estar a la altura de las circunstancias.”

La responsabilidad de Europa es mucho mayor, más visible e inocultable en el caso del África Subsahariana. Porque, ¿quién ocupó, colonizó y saqueó por siglos al mal llamado “Continente Negro” si no las potencias coloniales europeas? ¿Quién organizó el tráfico de esclavos a través del Atlántico si no los gobiernos y las clases dominantes de Europa? No fueron los africanos quienes se abalanzaron sobre esta para saquear sus riquezas y esclavizar a sus poblaciones, sino que ocurrió exactamente lo contrario. ¿Quiénes impusieron sus intereses, perpetraron un cruel etnocidio y arrasaron con formas tradicionales de organización económica, social y política en África? ¿No fueron acaso los colonialistas europeos los que se repartieron ese continente, practicando un sistemático pillaje y redibujaron el mapa político para inventar fronteras artificiales que dividían viejas sociedades y ancestrales etnias y naciones, convertidas en fragmentos destrozados, ahora caprichosamente repartidos en diferentes “países” y sembrando las bases de una rivalidad que perdura hasta nuestros días? ¿No fueron ellos los que impusieron el inglés, el francés, el portugués, y otras lenguas europeas como las oficiales de aquellas arbitrarias creaturas políticas? ¿Dónde más podrían ir esos antiguos súbditos europeos que a sus metrópolis de otrora, cuando la crisis deja sin futuro a millones de africanos?

¿O es que los colonialistas de hoy creen que podrán salirse con la suya y no pagar la cuenta de los crímenes y fechorías cometidas por sus antepasados? ¿Reclaman acaso impunidad, o fingen desconocer su responsabilidad histórica? Para colmo de males, una vez obtenida la independencia los tentáculos del neocolonialismo –reforzado ahora por el protagonismo de EEUU- se hundieron todavía con más fuerza, acelerando la descomposición económica, social y política de las situaciones poscoloniales. De nuevo: ¿adónde sino a Europa podrían ir para buscar un alivio a sus interminables padecimientos? ¿Cómo podrían los gobiernos europeos y sus mandantes decir que la crisis migratoria que tantas muertes ha causado es “un problema africano” cuando no es otra cosa que el inexorable y demorado resultado de su pasada expansión colonial?

¿Cómo evolucionará esta situación? No es exagerado afirmar que el torrente de refugiados ha desbordado todas las previsiones y nada autoriza a pensar que la situación irá a mejorar porque ni Washington ni Bruselas han archivado sus planes de derrocar al gobierno sirio, acabar con Hezbollah el vecino Líbano y cerrar el círculo en torno a Irán. El resultado de esta macabra iniciativa sólo puede ser más destrucción y muerte, y renovados contingentes de refugiados golpeando a las puertas de la opulenta Europa.

EEUU está casi por completo aislado de esas dolorosas corrientes de seres humanos en búsqueda de una vida mínimamente digna, así como la Unión Europea lo está en relación al flujo migratorio que desde México, Centroamérica y el Caribe se amontona en las puertas del imperio. La “solución” por la que se ha venido inclinando la política de EEUU pasa por el reforzamiento de los controles fronterizos, las deportaciones y la construcción del muro en la frontera con México. Los países europeos no gozan de las ventajas estadounidenses por la porosidad de sus fronteras, su heterogeneidad estatal y la proximidad de los países originarios de los migrantes. Si Occidente creyera firmemente en su tan pregonada doctrina de los derechos humanos tendría que modificar radicalmente su política migratoria y hacerse cargo de su responsabilidad en la crisis actual.

Pero ni EEUU ni la Unión Europea han dado muestras de tomarse en serio los derechos humanos, por lo que lo único que aparece en el horizonte europeo es una política de mayor control migratorio, cierre de fronteras, expulsión y deportación de migrantes ilegales. Lo ocurrido con los camiones cargados de africanos muertos hallados en Austria o la odisea de los que intentan cruzar el Mediterráneo demuestran los límites morales y prácticos de tales políticas. Como lo recordaba José Saramago, el proyecto de parar esta avalancha humana construyendo la “Fortaleza Europa” ( o la “Fortaleza Americana”) está condenado al fracaso y no pondrá fin a un éxodo cada vez mayor, alimentado por las inequidades del capitalismo contemporáneo en su proyección global y por las estrategias norteamericanas de producir un “cambio de régimen”, por vías violentas como las evidenciadas en Siria y Libia, en Medio Oriente, y también, no lo olvidemos, en algunos países latinoamericanos. Ante este cuadro, lo único sensato sería construir un nuevo orden económico internacional que haga posible el bienestar de esos pueblos y que les permita acceder a una vida digna dentro de sus respectivos países. Pero el capitalismo es un sistema esencial e incorregiblemente irracional y además nada indica que la sensatez sea un atributo de sus círculos dirigentes a ambos lados del Atlántico. Lo que hicieron con Grecia es una prueba rotunda de que lo único que les importa es garantizar la tasa de ganancia de sus transnacionales. Así las cosas lo único que cabe esperar es la intensificación de las migraciones subsaharianas, el éxodo sirio y nuevas tragedias como la del niño Aylan.

Migrantes: el precio de la indiferencia migrantes
Federico Pita*/Resumen Latinoamericano/Marcha, 8 de septiembre de 2015 – 

Las imágenes se suceden y se agolpan, la foto de ayer tapa la de hoy, y el mundo del sensacionalismo instantáneo en el que vivimos reclama con la ansiedad del adicto la imagen de mañana. La falta de contexto anula la posibilidad de ver más allá y sólo hay lágrimas de impotencia, sembradas por los grandes medios que desinforman y atontan.

El mar Mediterráneo hecho un cementerio, la violencia institucional desborda en Estados Unidos y en Brasil se cobra más de 50.000 víctimas al año. En la Argentina, con el patrocinio de la derecha nacional, una porción de la opinión pública reclama linchamientos, más cárcel y baja de la edad de imputabilidad a los negros cabeza. Los medios hierven de indignación ante las crisis de los migrantes árabes y africanos subsaharianos; se denuncia la falta de humanismo de los países europeos, mientras que en casa se avala que la policía persiga y criminalice a los vendedores ambulantes africanos y se estigmatiza a los migrantes de países limítrofes que “llenan las villas”, son asociados al narcotráfico y “reciben planes sociales”.

Libertad, igualdad, fraternidad, democracia, suenan hoy, a la luz de los acontecimientos, como conceptos vacíos y se hace necesario redoblar los esfuerzos y seguir luchando por darle contenido a estos conceptos, que siguen siendo deuda de nuestras democracias. En tiempos electorales, como estamos en la Argentina, nos vemos obligados a llamar a la reflexión y a recuperar la variable étnica y racial a la hora de hablar de democracia si buscamos profundizar en libertad, igualdad, equidad y justicia.

Existe un proceso que se está dando en nuestra América Latina, un proceso que mira el mundo entero, al que algunos líderes han decidido plantearlo en términos de que hoy los presidentes se parecen a sus pueblos. Hace unas semanas el filósofo Enrique Dussel visitó Buenos Aires y llamó a este proceso la segunda emancipación de América Latina. La primera emancipación fue con respecto a la ocupación española, y se hace necesaria una segunda porque la primera ha resultado meramente formal, no quizás con respecto a España sino con respecto a Occidente, a Europa y su “cultura universal”. Prueba de que necesitamos emanciparnos, decía Dussel, es el eurocentrismo del que todavía adolecen nuestras casas de estudio (escuelas y universidades), nuestros sistemas de valores, nuestros horizontes aspiracionales.

Me permito agregar que otra prueba de que aún no nos hemos emancipado es la supremacía racial blanca, hermana del eurocentrismo, que todavía estructura nuestra sociedad. Argentina sigue ese proceso unos pasos atrás. Teniendo en cuenta que se trata de un proceso arduo, lleno de contradicciones, de marchas y contramarchas, no hay que desalentarse. Sin embargo, el cambio no llega con el mero correr del reloj sino con la lucha sostenida en el tiempo. Es por eso que debemos seguir preguntando, cuestionando, y desafiando el estado de cosas. El cambio no llega, se lo llama, se lo exige. Por eso desde la tribuna que es El Afroargentino, reclamamos más afrodescendientes y más integrantes de los pueblos originarios en las listas presentadas por los partidos políticos en las elecciones, para que el pueblo tenga la posibilidad de formar parte del proceso de toma de decisiones. Por eso decimos que el color preferido de nuestra clase política es el blanco y denunciamos a viva voz el racismo estructural. Por eso preguntamos: ¿Qué pasa que las caras de las cabezas de lista de nuestros partidos no se parecen a nuestro pueblo?
*Editorial del número 3 del periódico El Afroargentino.



Policía húngara rocía con gas pimienta a niños refugiados sirios 
Resumen Latinoamericano/ 5 sep 2015 .-

La guardia fronteriza húngara ataca con gas pimienta a un grupo de refugiados sirios, incluidos niños, cuando intentaban ingresar al país desde la vecina Serbia. Los agentes permanecieron impasibles observando detrás de las vallas de alambre de púas a los desplazados, que les suplicaban ayuda para dejarles cruzar la frontera, informa ‘The New York Times‘. Entre ellos había mujeres y niños.

Cuando los desplazados se acercaron a la verja la guardia fronteriza roció con gas pimienta a los inmigrantes indiscriminadamente mientras se les gritaba que regresaran a Serbia. Entretanto, los niños se retiraron entre gritos y lágrimas por los efectos del gas.

Este sábado las autoridades de Alemania y Austria decidieron abrir sus fronteras para los miles de refugiados que permanecían en Hungría y calificaron la política hacia los refugiados de este último país como “difícil de entender” y “no satisfactoria”. Por su parte, Budapest aseguró que la crisis que afronta con los refugiados es “consecuencia del fracaso de la política migratoria de la UE y de las graves e irresponsables declaraciones” de los políticos europeos.

Además, las autoridades húngaras pretenden cerrar en todo el país el corredor para los refugiados que se dirigen hacia Alemania y Austria, debido a que sus vecinos occidentales han creado “una incontrolable situación migratoria”, informa la agencia Tass. 
fuente: RT 



Hungría amenaza con mandar al Ejército a la frontera con Serbia desde el día 15 para frenar a los refugiados 
El primer ministro húngaro, Viktor Orban, ha anunciado que enviará al Ejército a la frontera sur del país a partir del 15 de septiembre

05/09/2015
Septiembre 05 de 2015.- El primer ministro húngaro, Viktor Orban, ha anunciado que enviará al Ejército a la frontera sur del país a partir del 15 de septiembre para controlar el flujo de inmigrantes y refugiados si el Parlamento apoya esta medida. “Los cambios importantes vendrán después del 15 de septiembre (…). Vamos a controlar la frontera paso a paso”, ha explicado Orban en rueda de prensa. “Vamos a enviar a la Policía y después, si conseguimos la aprobación del Parlamento, enviaremos al Ejército”, ha indicado.

Orban se refería así a la entrada en vigor de las nuevas leyes aprobadas ayer por el Parlamento que penalizan con hasta tres años de cárcel el cruce de la frontera de forma ilegal y hasta cinco años si la persona entra armada o causa daños a la valla que se ha instalado en la delimitación meridional con Serbia.

Además, se aprobó la creación de zonas de tránsito a lo largo de las fronteras para realizar allí los trámites de inmigración. Las medidas fueron duramente criticadas por la oposición y por diversas organizaciones de defensa de los derechos humanos. También la alambrada de metro y medio de altura que ha instalado Hungría en los 175 kilómetros de frontera con Serbia, así como una segunda valla más sólida y de cuatro metros de altura que está construyendo en el mismo lugar.

Orban, del partido Alianza Cívica Húngara (Fidesz), ha insistido en rechazar las cuotas obligatorias en un reparto del número de refugiados en toda la Unión Europea (UE), que piden países como Alemania, Francia o Austria.

“Las fronteras europeas no solo deben de ser defendidas por Hungría, sino por todos, y la inmigración tiene que ser mantenida en un marco controlado”, dijo Orban antes a la emisora pública M1 desde Kötcse, a unos 150 kilómetros al suroeste de Budapest.

Firme opositor de las cuotas Ayer, en una entrevista en la radio estatal Kossuth, el primer ministro conservador llegó a decir que la ola de inmigrantes y refugiados amenaza la existencia de Europa. “Si dejamos entrar a todos, eso significaría el fin de Europa (…) De repente podríamos observar que somos una minoría en nuestro propio continente”, dijo. Hoy volvió a insistir en que decenas de millones de personas vendrán a Europa.

Por otro lado, Orbán minimizó las diferencias en este tema con su homólogo austríaco, Werner Faymann, con quien dijo que se entrevistará en los próximos días. Un punto de tensiones es el rechazo de Budapest a la propuesta de la Comisión Europea (CE) de repartir a los refugiados entre los países miembros de la UE mediante cuotas vinculantes, algo que sí quiere Viena.

“¿Qué sentido tiene si repartimos a 150.000 personas, mientras llegan millones?”, se preguntó el líder magiar.
Envío:ResumenLatinoamericano

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