04-03-2016 |
Carta a Obama por su visita a la Argentina el 24 de marzo
"No puedes desconocer que tu país tiene muchas deudas pendientes con el nuestro y con muchos otros”
El Premio Nobel de la Paz argentino, Adolfo Pérez Esquivel, le envió una carta al Presidente y Premio Nobel de la Paz norteamericano, Barack Obama, con motivo de su visita a la Argentina el 24 de marzo, Día Nacional de la Memoria, por la Verdad y la Justicia.
Resaltando su interés por los positivos avances con referencia el reestablecimiento del diálogo y cooperación con Cuba de la mano del Papa Francisco, también le expresó su preocupación por las intenciones de la visita en Argentina: “Tu vendrás a mi país el mismo día en que se cumplen 40 años de la última dictadura genocida de Argentina, y en el año en que se cumplen 200 años de nuestra independencia nacional. Ciertamente no puedes desconocer que tu país tiene muchas deudas pendientes con el nuestro y con muchos otros”.
En su carta presentada formalmente en el día de ayer, el Presidente del Servicio Paz y Justicia le recordó que “En 1976, mientras tu tenías tan solo 14 años y tu país festejaba dos siglos de su independencia, nosotros comenzábamos el período más trágico de nuestra historia, con la instauración de un terrorismo de estado que sometió a nuestro pueblo a la persecución, la tortura, la muerte y las desapariciones para quitarle su derecho a la libertad, independencia y la soberanía”, y agregó, “te escribo como sobreviviente de ese horror” que contó con el “financiamiento, adoctrinamiento y coordinación de Estados Unidos”. Sin dejar de mencionarle que su lucha colectiva contra las dictaduras latinoamericanas fue el motivo por el que le entregaron el Premio Nobel de la Paz en 1980 y lo asumió en nombre de los pueblos de América Latina.
Haciendo referencia a la carta que Barack Obama le envió en 2015, lo destacó favorablemente en comparación a presidentes anteriores: “a diferencia de otros antecesores tuyos, has reconocido que tu país viola derechos humanos y has mencionado tu voluntad de 'llevar este capítulo de la historia de Estados Unidos a su final'”.
En este sentido, le transmitió que será bienvenido cualquier día a la Argentina si su intención es venir a reconocer que Estados Unidos “fue cómplice de los golpes de estado del pasado y del presente en la región”, a anunciar que su país “va a firmar y ratificar el Estatuto de Roma y someterse a la Corte Penal Internacional, y que dejará de ser el único país de América que no ratifica la Convención Americana de Derechos Humanos”, así como también si anuncia el cierre de las actuales Escuelas de las Américas (WHINSEC e ILEA por sus sigles en inglés), y bases militares que tiene Estados Unidos tiene en América Latina.
Pero al mismo tiempo le advirtió que la mayoría de los argentinos entenderá su visita como una provocación si no viene a anunciar ninguna reparación, y viaja “con la intención de imponernos Tratados de Libre Comercio”, “avalar los ilegítimos reclamos de los fondos buitres” o “recomendar la fracasada receta de intervención de las Fuerzas Armadas en seguridad interior para luchar contra el narcotráfico”.
Con clara referencia al encuentro que tendrá con el Presidente Argentino, Mauricio Macri, Pérez Esquivel le informó en su mensaje que “es importante que sepas que los días 24 de marzo ningún presidente ni personalidad puede representar al pueblo argentino, que en toda su diversidad siempre se representa a sí mismo a través de sus consignas y su movilización pacífica en todas las calles y plazas del país”.
En este sentido recordó las palabras del Papa Francisco en el Encuentro de Movimientos Sociales en Bolivia: “'El futuro de la humanidad no está únicamente en manos de los grandes dirigentes, las grandes potencias y las élites. Está fundamentalmente en manos de los Pueblos'. Por eso, si no decides posponer tu visita para otra fecha, podrás escuchar lo que el pueblo Argentino tiene para decir al mundo”.
Resaltando su interés por los positivos avances con referencia el reestablecimiento del diálogo y cooperación con Cuba de la mano del Papa Francisco, también le expresó su preocupación por las intenciones de la visita en Argentina: “Tu vendrás a mi país el mismo día en que se cumplen 40 años de la última dictadura genocida de Argentina, y en el año en que se cumplen 200 años de nuestra independencia nacional. Ciertamente no puedes desconocer que tu país tiene muchas deudas pendientes con el nuestro y con muchos otros”.
En su carta presentada formalmente en el día de ayer, el Presidente del Servicio Paz y Justicia le recordó que “En 1976, mientras tu tenías tan solo 14 años y tu país festejaba dos siglos de su independencia, nosotros comenzábamos el período más trágico de nuestra historia, con la instauración de un terrorismo de estado que sometió a nuestro pueblo a la persecución, la tortura, la muerte y las desapariciones para quitarle su derecho a la libertad, independencia y la soberanía”, y agregó, “te escribo como sobreviviente de ese horror” que contó con el “financiamiento, adoctrinamiento y coordinación de Estados Unidos”. Sin dejar de mencionarle que su lucha colectiva contra las dictaduras latinoamericanas fue el motivo por el que le entregaron el Premio Nobel de la Paz en 1980 y lo asumió en nombre de los pueblos de América Latina.
Haciendo referencia a la carta que Barack Obama le envió en 2015, lo destacó favorablemente en comparación a presidentes anteriores: “a diferencia de otros antecesores tuyos, has reconocido que tu país viola derechos humanos y has mencionado tu voluntad de 'llevar este capítulo de la historia de Estados Unidos a su final'”.
En este sentido, le transmitió que será bienvenido cualquier día a la Argentina si su intención es venir a reconocer que Estados Unidos “fue cómplice de los golpes de estado del pasado y del presente en la región”, a anunciar que su país “va a firmar y ratificar el Estatuto de Roma y someterse a la Corte Penal Internacional, y que dejará de ser el único país de América que no ratifica la Convención Americana de Derechos Humanos”, así como también si anuncia el cierre de las actuales Escuelas de las Américas (WHINSEC e ILEA por sus sigles en inglés), y bases militares que tiene Estados Unidos tiene en América Latina.
Pero al mismo tiempo le advirtió que la mayoría de los argentinos entenderá su visita como una provocación si no viene a anunciar ninguna reparación, y viaja “con la intención de imponernos Tratados de Libre Comercio”, “avalar los ilegítimos reclamos de los fondos buitres” o “recomendar la fracasada receta de intervención de las Fuerzas Armadas en seguridad interior para luchar contra el narcotráfico”.
Con clara referencia al encuentro que tendrá con el Presidente Argentino, Mauricio Macri, Pérez Esquivel le informó en su mensaje que “es importante que sepas que los días 24 de marzo ningún presidente ni personalidad puede representar al pueblo argentino, que en toda su diversidad siempre se representa a sí mismo a través de sus consignas y su movilización pacífica en todas las calles y plazas del país”.
En este sentido recordó las palabras del Papa Francisco en el Encuentro de Movimientos Sociales en Bolivia: “'El futuro de la humanidad no está únicamente en manos de los grandes dirigentes, las grandes potencias y las élites. Está fundamentalmente en manos de los Pueblos'. Por eso, si no decides posponer tu visita para otra fecha, podrás escuchar lo que el pueblo Argentino tiene para decir al mundo”.
Fuente:Rebelion
Dictadura argentina: Pérez Esquivel pide reparación histórica a Obama
Publicado el 3/04/16
El premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel solicitó hoy al presidente Barack Obama una reparación histórica por el accionar del gobierno de su país durante la última dictadura cívico-militar (1976-1983) en Argentina.
En una carta enviada al mandatario norteamericano y que subió a su página en Internet, el referente argentino de los derechos humanos igualmente le pide el cierre de las Escuelas de las Américas y de las bases militares en la región.
El eje de la misiva es solicitarle a Obama, a quien también le concedieron el Premio Nobel de la Paz, que modifique la fecha de su visita a Argentina, programada para el próximo 24 de marzo, Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia.
Esa es la fecha en que los argentinos recuerdan el sangriento zarpazo militar que dirigió el general Jorge Rafael Videla en contubernio con los grupos concentrados de poder político y económico de la sociedad civil.
Si bien Pérez Esquivel reconoce en la misiva algunos logros del mandatario estadounidense, como el reciente acercamiento entre ese país y Cuba, advierte: “Si no decides posponer tu visita para otra fecha, podrás escuchar lo que el pueblo Argentino tiene para decir al mundo”.
A fines del mes pasado el presidente Mauricio Macri aceptó finalmente reunirse con dirigentes de organismos de derechos humanos quienes le plantearon la necesidad de que garantice la celebración el 24 de marzo de las históricas marchas por la Verdad, Memoria y Justicia, a lo que accedió. Para Pérez Esquivel la visita del jefe de Estado el día en que el país celebra el día de la Memoria, la Verdad y la Justicia, será interpretada como una provocación por gran parte de los argentinos.
“Tu vendrás a mi país el mismo día en que se cumplen 40 años de la última dictadura genocida de Argentina, y en el año en que se cumplen 200 años de nuestra independencia nacional”, rememora el presidente del Servicio Paz y Justicia.
“Ciertamente no puedes desconocer que tu país tiene muchas deudas pendientes con el nuestro y con muchos otros”, subraya.
El humanista escribe en su carta a Obama en condición de “sobreviviente del horror” de la dictadura y sostiene que como el gobierno argentino contó con el “financiamiento, adoctrinamiento y coordinación de Estados Unidos”, el país del norte debe realizar una “reparación histórica”.
Pérez Esquivel informa al presidente que será bienvenido en cualquier otra fecha, siempre y cuando reconozca que su nación “fue cómplice de los golpes de estado del pasado y del presente en la región”.
A su vez, el dirigente también solicita que Estados Unidos “firme y ratifique” el Estatuto de Roma que establece la Corte Penal Internacional y exige que Washington “deje de ser el único Estado de América que no ratifica la Convención Americana de Derechos Humanos”.
En una comparecencia hoy en Bariloche el presidente Mauricio Macri confirmó que su par estadounidense estará en esa patagónica ciudad de Río Negro durante su visita prevista el 23 y 24 de marzo, y se trata del regreso de un mandatario norteamericano al país luego de 19 años.
Macri no precisó cuando acompañará a Obama a Bariloche pero podría ser el mismo día 24 para alejarlo de Buenos Aires que será escenario de una gigantesca marcha y concentración en la Plaza de Mayo.
En su dura carta, Pérez Esquivel le enfatiza a Obama que “la potencia mundial que representas ha estado y está detrás de todos los intentos de desestabilización de gobiernos populares en nuestro continente, particularmente de Venezuela, Ecuador, Bolivia, Honduras, entre otros”.
Y recalca: “A 200 años de nuestra independencia debo informarte que no aceptaremos ni viejos ni nuevos colonialismos, no aceptaremos nuevos Consensos de Washington que impulsen reformas de hambre y exclusión”.
Fuente:ContraInjerencia
OPINION
A cuarenta años del golpePor Tununa Mercado *
Imagen: Verónica Martínez
La primera vez que regresé a la Argentina apenas restablecido el gobierno democrático, una amiga me ofreció dar una vuelta en su auto por Buenos Aires. Remontamos Avenida del Libertador hacia el norte. Ella se puso tensa. Algo la perturbó y sólo unas cuadras después me dijo que acabábamos de pasar por la Escuela de Mecánica de la Armada. En los últimos diez años había evitado ese camino y pensó que había llegado el momento de enfrentar lo que durante tanto tiempo había eludido: ese lugar, me dijo, es la ESMA. Se lo decía también a sí misma, como si palpara la realidad y la hiciera suya. Una semana después fui a Córdoba. En el trayecto en ómnibus hacia el Valle de Punilla, en voz muy baja, mi hermana me dijo “Esa es ‘La Perla’”. Pero ya habíamos pasado y sólo pude ver unos edificios, lejos de la carretera, sin fijarlos. La misma ansiedad, el mismo espasmo, la precaución aprendida y sedimentada durante los años de la dictadura.
Esos dos reconocimientos topográficos materializaban lo que ya sabíamos en México por los testimonios de sobrevivientes de los campos de concentración. Allí estaban, emplazados, se erguían sobre cimientos. “La Perla” más escondido entre sierras bajas. La ESMA un conjunto de edificios propios de una institución militar, urbanos, académicos. Se podía pasar frente a la ESMA. Hasta que el presidente Kirchner liberó el campo y en los años previos al 2004, se podía pasar frente a la ESMA, estar frente a las rejas de la entrada, gritar, maldecir a los que aparecían ocasionalmente o ex profeso en las ventanas, percibir maniobras en el interior, oficinistas, personal; afuera, a lo lejos, un campo de deportes. Incluso, se pudo “intervenir” las rejas con siluetas realizadas por artistas plásticos con diferentes técnicas y materiales para crear una figuración de las víctimas, para hacerlas presentes.
Ver fugazmente durante veinte años La Perla, a lo lejos desde la carretera, en auto o en ómnibus. Veinte años después de aquel regreso a la Argentina entrar en la ESMA. Dos acciones y sus efectos: una cosa pasar y mirar, y otra atravesar las puertas de lo que fue un centro clandestino de detención y de exterminio en plena Ciudad de Buenos Aires, que será convertido en un Espacio para la Memoria. ¿Cómo será esa Memoria?
Somos un grupo de unas quince personas: Familiares de desaparecidos y detenidos por razones políticas, gente que estuvo en el exilio y regresó, miembros del proyecto de recuperación de esos espacios; un sobreviviente, Víctor Basterra, que pasó cuatro años en ese lugar y cuyo testimonio es capital para juzgar a quienes en esos lugares torturaron, vejaron, esclavizaron, mataron. No vamos a recorrer las 15 hectáreas del predio, sólo la parte que nos importa, la que estuvo habilitada como campo de exterminio, rodeada por una valla de lámina que la separa del resto, donde siguen funcionando de manera provisoria los pabellones de la Armada. Singular y paradójica decisión oficial la de ese “destierro” que experimentan ahora los oficiales y cadetes de la Marina, veinte años después de que sus colegas de armas compartieran como victimarios el mismo espacio que sus víctimas. Están “exiliados” detrás de la barda; se los ve en sus tareas, al fin los exiliados son ellos, intrusos, por añadidura, porque deberán abandonar el sitio, se supone que pronto, no se sabe cuándo.
El recorrido flanquea la barda divisoria. Repite el que hacían los secuestrados cuando eran llevados a la Esma. El ingreso es por un “playón” de estacionamiento. La misma senda de los prisioneros, el mismo trayecto: la “huevera” o sala de tortura, así llamada porque “era un lugar muy hermético, muy cerrado”, dice Víctor Basterra ; la “maternidad” en la que las prisioneras parían a sus hijos que serían robados por sus verdugos; los altillos –los llamados “capucha” y “capuchita”– en los que se hacinaban los detenidos, tabicados, esposados y con grilletes –hay muescas en el borde de los peldaños provocadas por las cadenas–; el “pañol” que atesoraba el botín conquistado en los operativos de secuestro; los sectores de “inteligencia”: documentación, fotografía, supuestamente una imprenta.
No tenemos conciencia de las relaciones con ese espacio hasta que nuestras antenas calculan por nosotros las dimensiones reales de un recorrido y de un lugar. Si “pasaron” por allí cinco mil personas, esa población tuvo que ser permanentemente diezmada para que cupieran todos, más los propios oficiales entrenados en el terror y otros que podían convivir allí sin molestarse por lo que sucedía a su alrededor, un piso más abajo. En el transcurso de varios años de su funcionamiento el interior de esos edificios fue modificado, para disimular las tareas que allí se habían ejecutado, lo que no impide una reconstrucción precisa de lo que allí pasó.
He descrito sintéticamente ese recorrido. Fue lento el desplazamiento de la mirada y la conciencia se agolpó en el cuerpo, preparándose para después, para cuando la impresión fatídica cediera y fuera posible pensar. Nos señalan una escalera clausurada, aunque hay marcas que delatan su existencia. Allí, en los primeros escalones, Martín Grass, un sobreviviente, vio el cuerpo de Rodolfo Walsh acribillado y pudo recuperar ese momento sólo hace poco, cuando se abrió la ESMA y “exiliaron”, “trasladaron”, “concentraron” a los marinos detrás del cerco. Adviértanse las comillas que connotan estos verbos.
Sabemos por Lilia Ferreyra, mujer y compañera de Walsh, que en el verano de 1977, unos meses antes de su muerte, había empezado a escribir la Carta de un escritor a la Junta Militar y que había terminado un cuento, Juan se iba por el río, entre otros textos. El grupo que lo emboscó y mató en las inmediaciones de la Avenida San Juan, terminó la tarea entrando a saco en su casa de San Vicente y llevándose todos sus escritos inéditos.
El relato que sigue me fue entregado por Lilia Ferreyra.
“En el año 82 viajé a España desde México, donde estaba exiliada. En Madrid conocí a Martín Grass, sobreviviente de la ESMA, con quien hablamos durante una larga noche sobre la historia del horror en ese centro clandestino. Mi primera pregunta fue ¿qué pasó con Rodolfo? Escuché la descripción pausada, casi cuidadosa, de la imagen brutal de la muerte que vio en el sótano de la ESMA: el cuerpo acribillado de Rodolfo, con el pecho cortado por una diagonal de impactos, tirado en el cemento frío. Martín lo reconoció y se estremeció. Había visto otros muertos por las balas, pero nunca un cuerpo al que le hubieran disparado con tanto odio, quizá porque querían agarrarlo con vida y Rodolfo se resistió para impedirlo. ¿Y qué hicieron con él?, pregunté. No sabía; suponía que quizá lo hubiesen quemado, porque difícilmente preparaban un vuelo para tirar sólo un cuerpo al río. En estos casos, en la ESMA solían desaparecerlos con lo que ellos llamaban un ‘asadito’”.
“... La Perla ¿existió? Sí, era un lugar de reunión de detenidos, no una cárcel clandestina... los subversivos estaban ahí más a resguardo de sus pares...”. (Luciano Benjamín Menéndez, 15 de marzo de 1984, Revista Gente).
“Para mí, el campo de concentración significó una gran explosión dentro de mi cerebro.” (Teresa Celia Meschiati, Testimonio)
Voy de un sitio a otro de la información electrónica; encuentro el emplazamiento de La Perla, busco nombres, un plano me sitúa en la ruta 20, de Córdoba a Carlos Paz, dos ciudades que fueron mías por nacimiento y por frecuentación. A un costado, Malagueño, un pueblo que para mí siempre fue sólo el nombre de una estancia o finca de la aristocracia, donde se hacían “bacanales” según la óptica de la beatería cordobesa que no soportaba que gente de su propia clase diera escándalo. ¿No estuvo allí el Che Guevara, jovencito, enamorado de alguna Ferreira?
Teresa Celia Meschiati, sobreviviente de La Perla, menciona un puente nuevo que permite la entrada a ese pueblo. Leo: “Sobre un terreno elevado, a la derecha, se encuentra el campo de concentración. El mismo es visible desde la ruta, llamando la atención las cuatro garitas que lo rodean. Durante 1979 comenzó a funcionar una unidad de caballería. Aparentemente no se modificó la construcción, pero sí los aspectos exteriores (pintura, plantación de árboles, etc.) (...) Desde el patio externo del campo los prisioneros podían ver la fábrica de cemento Corcemar (llamada Calera de Yocsina)”.
Y más adelante: “Señalo especialmente la ‘cuadra’ (lugar por el cual pasaron entre 1500 y 2000 personas), con capacidad para setenta personas acostadas en colchonetas de paja sin separación ninguna, las cuales estaban dispuestas contra las paredes y en el centro del salón”. Reconozco en el testimonio el mismo sistema de tortura que en la ESMA: “Me atan los pies y las manos a los barrotes de una cama, quedando suspendida en el aire. Me ponen un cable en el dedo del pie derecho”. La misma descripción estaba haciéndonos Víctor Basterra en la visita a la ESMA cuando inesperadamente, apoyada en una pared de “Capucha”, donde el hacinamiento fue igual que en la “cuadra” de La Perla, hay una cama de hierro, la típica de los cuarteles. Una sola. ¿Se les olvidó? ¿Sería esa una de las camas que conoció Basterra?
Evoco el paisaje de ese valle suave que empieza ya a la altura de Yocsina, vuelvo a repasar de memoria el momento en que las construcciones de La Perla se ven desde el camino. En efecto, en mi primer viaje de hace tres décadas, había árboles que no dejaban ver los edificios bajos. Ahora tengo incorporadas las imágenes que vieron y reconstruyeron los sobrevivientes. En esos textos el paisaje descansa sobre la muerte. Meschiati relata en su testimonio una conversación escuchada durante su cautiverio.
A mediados de 1978, estando presentes el teniente primero Villanueva, el suboficial mayor Vega, los sargentos Aytes Ríos y Padivani, y el civil Yañez conversaban sobre el suboficial que arrendaba los campos vecinos a La Perla para sembrarlos. La jefatura del III Cuerpo no quería renovarle el contrato. Este señor, a pesar de plantear su desacuerdo con la mencionada jefatura, prefería esta resolución... “porque mientras roturaba la tierra, había encontrado restos humanos”.
El campo de concentración no cesa de estallar en el cerebro, es cierto. Las partículas que esa bomba de fragmentación ha dejado a lo largo de la historia en circunstancias semejantes no han dejado de estallar. Una frase, sin embargo, puede configurar una nueva significación: los restos, en efecto, son humanos; tienen un destino de perduración precisamente en los atributos de su humanidad: la palabra, la memoria, la escritura. Son tierra fértil.
* Escritora.
Fuente:Pagina12
No hay comentarios:
Publicar un comentario