30 de abril de 2016

TROPEL.

VIDEO DE RESUMEN LATINOAMERICANO SOBRE LA GRAN MOVILIZACIÓN DE TRABAJADOR@S CONTRA LAS POLÍTICAS DE MACRI 

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https://www.youtube.com/watch?v=-Rov8EhC7Gs&feature=youtu.be

Envío:ResumenLatinoamericano



IMÁGENES DE LA JORNADA
Fotos:AgentinaNoticias











29 de abril 2016 
JORNADA HISTÓRICA
Los trabajadores argentinos repudiaron a Macri en las calles 
Por Carlos Aznárez 
Macri y su política ultra neoliberal se ha convertido en el gran hacedor de un hecho poco común en estos últimos años. Ha sido tan brutal la embestida derechista contra la mayoría de la población argentina, que las cinco centrales sindicales en que se halla dividido el movimiento obrero se han visto exigidas (unos más que otros) y dar luz verde a una movilización de claro contenido de clase.

Por unas horas, el sujeto histórico de cualquier planteo revolucionario que se precie volvió a emerger en toda su dimensión.Los trabajadores y trabajadoras ganaron las calles de la capital argentina este 29 de abril en homenaje adelantado al 1º de mayo, y dejando a un costado diferencias que sus dirigentes tienen por arriba y que tendrán que solucionar o serán arrollados por las circunstancias, generaron un hecho político de gran contundencia.

Ciento cincuenta mil almas expresando su respuesta indignada a estos 120 días de despidos, subida descomunal de precios de los artículos de primera necesidad, devaluación continuada, ninguneo a los aumentos prometidos a jubilados y pensionados, destrucción de programas de avanzada en temas de salud popular y otros rubros, liquidación de la ley de Medios y amenazas represivas a partir de protocolos de “seguridad”.

Allí estaba otra vez el "subsuelo de la patria sublevada”, como diría el ilustre pensador Raúl Scalabrini Ortiz. Trabajadores y trabajadoras luciendo con orgullo sus ropas de trabajo y las identificaciones sindicales grabadas en gorras y camisas, demostrándole a los gobernantes y a las patronales que esta vez abandonaron las fábricas y los muy variados establecimientos laborales (a los que suelen ingresar a las 5 o 6 de la mañana para hacer turnos de 9, 10 y hasta 12 horas) para marchar por sus salarios devaluados y protestar por el vaciamiento laboral compulsivo que impulsa el macrismo.

Hacía mucho que no se veía una demostración obrera de tanta magnitud: metalúrgicos, camioneros, textiles, petroleros, panaderos, guincheros, portuarios, albañiles, marítimos, unidos a trabajadores estatales y de las distintas universidades, abrazados con bancarios, mercantiles y también con un buen número de estudiantes.

“Macri lo hizo” señalaba una pancarta de los bancarios, reflexionando con ironía sobre la presencia de tan abigarrada muchedumbre. “Unidad de los trabajadores, y al que no le gusta, se jode”, respondían bulliciosamente los estatales agrupados en ATE.

No faltaron tampoco los trabajadores golpeados por las crisis sucesivas vividas desde los años 90, y que se encolumnaron masivamente detrás de las banderas de la CTEP (Confederación de Trabajadores de la Economía Popular).

Fueron precisamente estos últimos (miles de ellos) que previo a la marcha realizaron un acto a pie de calle, donde volcaron cada una de sus reivindicaciones que son peleadas codo a codo para defenderse de la exclusión adonde quiere “arrojarnos el macrismo y su nefasta política”. No faltaron tampoco en esta jornada histórica algunos importantes movimientos sociales, organizaciones peronistas y partidos de izquierda que en su gran mayoría reclamaron la necesidad urgente de un paro nacional.

En el palco central, cada uno de los máximos referentes de las centrales sindicales convocantes le advirtieron al Gobierno que la paciencia tiene un límite y que "el salario no es ganancia”, dejando claro que si Macri se atreve a vetar la “ley de emergencia ocupacional” que ya cuenta con media sanción del Senado y deberá ser discutida por Diputados el miércoles próximo, el paro general será la respuesta inmediata.

De hecho, convocaron a movilizarse al Parlamento para presionar a que los diputados “no peguen el salto” como hicieron en la votación sobre los fondos buitres.

Lo dicho, fue una bocanada de viento fresco esta contundente expresión de rebeldía obrera, y más allá de las expresiones de mal gusto de Macri y sus ministros, cuando expresan que “todo lo dicho por las centrales sindicales es lo mismo que nosotros estamos impulsando desde el gobierno”, no pueden ignorar que esta movilización produjo un importante marcaje de territorio por parte de un sector de la población que no quiere volver a los temibles años 90.

Por otra parte, es verdad que Macri se ve a sí mismo con una dosis de impunidad suficiente como para ignorar las exigencias de viraje en sus políticas regresivas, pero el hecho de que sea en este momento un peón disciplinado de la estrategia de Washington para el continente, no significa que sea infalible o que no pueda estar pronto contra las cuerdas. De hecho, desde que pisó la Casa Rosada MM no duerme tan tranquilo como desearía.

En cada provincia que visita se encuentra con abucheos, cortes de rutas, o paredes pintadas donde lo nombran no muy amistosamente. Incluso, en algunas de estas andanzas tuvo que cambiar el plan de viaje y retirarse con anticipación para no seguir escuchando la frase “basta de despidos”. Si faltaba algo, este 29 la protesta se ha trasladado de forma multitudinaria a pocas metros de la Casa de Gobierno.

La representan hombres y mujeres con la piel curtida, solidarios y sensibles frente a las injusticias. Hablan un lenguaje que los ilustres y bien pagados asesores del macrismo están lejos de entender. Hacen gestos que pueden parecer ciertamente agresivos, aunque por momentos se ríen o bailan al sonar de bombos y redoblantes, gritan y también cantan. Son generalmente mansos, pero si los provocan, sacan fuerzas de donde sea, y avanzan hasta conseguir lo que se les niega con autoritarismo.

Bienvenidos otra vez las y los trabajadores al escenario político del país, carta decisiva para ponerle freno a la derecha macrista.



Unidos contra Macri y su política neoliberal las cinco centrales sindicales movilizaron 150 mil trabajadores 
Cientos de miles de personas acompañaron a las cinco centrales obreras que rechazaron "la solución empresaria para los problemas argentinos". Claras adventencias contra el eventual veto presidencial a la ley antidespidos
fotos Resumen Latinoamericano y Revista Venceremos 



El escenario desde donde hablaron Pablo Micheli, de la CTA Autónoma; Hugo Yasky, de la CTA de los Trabajadores; Antonio Caló, de la CGT Alsina y Hugo Moyano de la CGT Azopardo fue emplazado en Paseo Colón e Independencia.

Desde allí conmemoraron el Día del Trabajador y se pronunciaron contra las políticas de ajuste sistemático del gobierno de Mauricio Macri.

En el inicio del acto, el titular del gremio de Dragado y Balizamiento, Juan Carlos Schmid leyó un documento consensuado entre las cinco centrales obreras titulado “Unidad para la Justicia Social” y en el que centraron sus demandas en seis puntos.

El primero de ellos fue, “atento a la caída del empleo”, respaldar la votación de la ley de “emergencia ocupacional”, que ya tiene media sanción del Senado y que la semana próxima se tratará en la Cámara de Diputados.

El segundo punto critica “el incumplimiento de las promesas de campaña” de Mauricio Macri sobre el “impuesto al trabajo” y subraya que “el salario no es ganancia”.

En el tercero se reclama "la universalización de las asignaciones familiares", y en el cuarto la plena vigencia del 82 por ciento móvil para los jubilados y una solución integral de la problemática previsional”.

El quinto punto exige al Gobierno cumplir con “el respeto por el pleno derecho de huelga sin ningún protocolo de seguridad”, como el elaborado por el ministerio que encabeza Patricia Bullrich y que da carta blanca al accionar policial durante las protestas sociales. El último ítem del documento pide “la no intromisión de ningún organismo externo en la vida de los sindicatos”.

El texto, leyó Schmid, es “un llamado de atención a las fuerzas políticas para que asuman estos problemas”, también “al Gobierno, que debe anunciar anuncios concretos” para salir de la crisis y resaltó la “unidad sindical ante la gravedad de la situación”.

Además, demandaron al Poder Ejecutivo que "informe cuál es el plan antiinflacionario tan anunciado (en los últimos cuatro meses) y cuáles son los instrumentos" que se van a aplicar para ponerlo en marcha. "No podemos dejar cuentas pendientes" ni seguir apelando a "la herencia recibida.

La justificación de que la culpa está en el otro, no nos sirve", sentenciaron.

El texto destaca, además, que "el movimiento obrero organizado se moviliza por primera vez en mucho tiempo" en una acción en la que "todas las expresiones gremiales actuaron en conjunto".

Lo hicieron porque, prosiguió Schmid en su lectura, "el pueblo sigue con inocultable preocupación la evolución de las medidas económicas aplicadas" por el gobierno de Cambiemos, caracterizada por "la aceleración de la inflación" y el "traslado del costo (de la crisis) sobre las espaldas de los trabajadores".

Puntualiza, además, las "dudas e incertidumbres" del Ejecutivo para "hacer frente a la inflación" y los critica las "medidas de estricto orden financiero" aplicadas. "Creemos que (estas políticas) son el regreso de recetas que tuvieron tristes consecuencias", añade el documento y exhorta a que "las soluciones no se dejen libradas al mercado o al derrame". 

"¿Quién se beneficia con esto? -concluye el documento- Las empresas monopólicas de algunos sectores y el sector financiero. La sola herramienta de la discusión paritaria para actualizar el salario ya no basta para sostener la igualdad."



Multitudinario acto de los trabajadores contra el ajuste y los despidos 
En lo que fue una jornada histórica, 150 mil trabajadores se movilizaron al Monumento al Trabajador para dar un mensaje contundente al gobierno nacional contra el ajuste y los despidos.
Frente al Monumento al Trabajador se realizó un acto que con el devenir de los años quedará grabado en la memoria de la clase trabajadora. El primer orador fue Pablo Micheli, Secretario General de la CTA Autónoma.

Manifestó su emoción al ver la cantidad de compañeras y compañeros que están movilizados en Buenos Aires, muchos de los cuales han venido de distintos puntos del país.

Resaltó además que miles y miles de trabajadores están movilizados en las principales ciudades del interior:

“Estamos para festejar en vísperas del Día del Trabajador y no tenemos porque pasarlo tristes, porque cuando uno tiene dignidad para pararse frente al ajuste, tiene que estar contento”.

“Triste sería que estuviéramos escondidos, metidos en nuestras casas sin salir a la calle frente a los despidos, a la miseria que cobran nuestros viejos, frente a la pobreza, frente a lo que está pasando con nuestros salarios y el poder adquisitivo de los trabajadores.

Entonces sí festejamos que estamos juntas las centrales, y ésto no es menor en un momento donde se habla tanto de grietas. Los dirigentes hemos sido capaces de dejar de lado nuestras diferencias para poner por encima las necesidades de los trabajadores y las trabajadoras de nuestro país”, apuntó Micheli.

El titular de la CTA Autónoma siguió: “También estamos protestando, pero no es en contra de nadie sino en defensa propia porque nos meten las manos en los bolsillos todos los días, porque aumenta el costo de vida, porque todas las medidas de este gobierno son a favor de los grupos concentrados de poder y no a favor del pueblo”.

Se refirió además a la compleja situación en relación a la inflación que devora los salarios de los trabajadores: “no es verdad que tengan un plan para bajar la inflación. El plan que tienen es que sigamos pagando la crisis los trabajadores y el pueblo mientras ellos se siguen enriqueciendo”.

“Va a haber conflicto si vetan la Ley”, anunció Micheli y dijo: “vamos a agudizar la lucha, esto recién empieza. Más unidad, más lucha, y si no escuchan habrá paro nacional también”.

Unidad en la acción para frenar el ajuste 
Luego fue el turno de la CTA de los Trabajadores, cuyo líder, Hugo Yasky criticó las políticas de ajuste que está llevando adelante el gobierno nacional encabezado por Mauricio Macri: “con la unidad de las centrales conseguimos que el Senado apruebe la Ley para frenar los despidos por seis meses, pero si Macri se atreve a vetarla nos va a tener en la calle, movilizados todos juntos”.

Por su parte, Antonio Caló de la CGT Balcarce, le confirmó a la multitud que el próximo 22 de agosto “habrá una CGT unificada, porque así lo necesitan los trabajadores para frenar el ajuste que está encabezando este gobierno”.

Finalmente tomó la palabra Hugo Moyano, Secretario General de la CGT Azopardo que calificó la jornada de “histórica” y se solidarizó con los inundados del Litoral, los trabajadores de Tierra del Fuego y los taxistas que están en pie de lucha con lo que es “un nuevo modo de precarización laboral”.

Criticó además todas las medidas que tomó el gobierno nacional para favorecer a las clases empresarias en detrimento del bienestar de los trabajadores. En tanto reclamó el 82% móvil para los jubilados y que se consulte a los representantes de los trabajadores cuando se toman medidas que afectan sus intereses. Con la tradicional “Marcha Peronista” se dio por finalizado el acto.
FUENTE: ACTA 




Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, Abuelas e HIJOS afirmaron que "el Estado tiene el deber de garantizar el bienestar para todos" 
Adhieren los organismos de DDHH
Los organismos de derechos humanos, entre ellos Madres Línea Fundadora y Abuelas de Plaza de Mayo, adhirieron a la concentración convocada por las cinco centrales obreras en defensa del trabajo y en el marco del Día del Trabajador, que se realizará esta tarde. Manifestaron su preocupación por los despidos tanto en el sector público como en el privado y manifestaron que esa situación "implica el retroceso de cientos de políticas públicas que el Estado brindaba a todas y todos".

A través de un documento, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Abuelas, Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas e H.I.J.O.S., afirmaron que "el Estado tiene el deber de garantizar el bienestar para todos los habitantes de su pueblo, sin trabajo se ven afectados derechos económicos y sociales".

"En este sentido -añadió- adherimos a la movilización del para denunciar las cesantías y exhortamos al Congreso de Nación a que sancione una ley de emergencia ocupacional, para que los despidos cesen", plantearon en un comunicado en el que advierten que "un pueblo sin trabajo ve afectada su dignidad y su libertad".


LA MOVILIZACION EN IMÁGENES 
fotos Resumen Latinoamericano y Revista Venceremos
































Envío:ResumenLatinoamericano





EL DÍA DEL TRABAJO
Por Nicolás Lantos
Una concentración multitudinaria acompañó el reclamo sindical en defensa de los puestos de trabajo y los salarios, en la primera movilización conjunta de las CGT y las CTA. Los dirigentes anunciaron nuevas medidas de fuerza si no se respetan sus exigencias.


HISTORICA MOVILIZACION CONJUNTA DE LAS CENTRALES OBRERAS CONTRA LAS POLITICAS DEL GOBIERNO DE MAURICIO MACRI
“Estamos preparados para pelear”
Las CGT y las CTA se reunieron por primera vez en un multitudinario acto frente al Monumento al Trabajo. Plantearon un reclamo de cinco puntos y advirtieron que si no se producen cambios harán medidas de fuerza.
Por Nicolás Lantos

Las centrales prepararon un documento con duras críticas al gobierno de Mauricio Macri.
Imagen: Leandro Teysseire
La convocatoria del movimiento obrero organizado en vísperas del Día de los Trabajadores aglutinó a prácticamente todo el arco político opositor y convocó a cientos de miles de personas a la calle para transformarse en la primera advertencia seria al gobierno nacional, durante su quinto mes de administración. Ayer, cuatro centrales sindicales más el peronismo en pleno, sus aliados en el Frente para la Victoria, las organizaciones sociales y políticas más convocantes del país y algunos partidos de izquierda coincidieron para manifestar su repudio a las políticas económicas y sociales llevadas adelante por la administración que encabeza Mauricio Macri y amenazaron con escalar el plan de lucha e incluso hacer un paro general en caso de que no se tomen medidas inmediatas para paliar la situación social y económica.

En la misma semana que la oposición en el Senado dio media sanción, con más de dos tercios de los votos, a una ley de emergencia ocupacional que es rechazada por el Gobierno, el mensaje fue claro: si no hay en el corto plazo medidas concretas y que sirvan para paliar la drástica pérdida de poder adquisitivo y el creciente desempleo, el Presidente deberá enfrentar un escenario de alta conflictividad social y eventualmente un paro general en el primer semestre de su gobierno. “Estamos dispuestos a contribuir pero queremos que se nos respete”, planteó el secretario general de la CGT Azopardo, el camionero Hugo Moyano, último orador del acto. La alternativa fue tácita y la dejó flotando en el aire: “Si no hay respuesta...”.

Los focos fueron para Moyano, Antonio Caló, Hugo Yasky y Pablo Micheli, secretarios generales de las dos CGT y las dos CTA: las cuatro principales centrales obreras en el atomizado mapa gremial argentino. Pocas horas antes se bajó del convite, sin elegancia, el gastronómico Luis Barrionuevo, quien desde hace más de una década encabeza la CGT Azul y Blanca, una central chica conformada por gremios menores. Un acto aparte organizado a último momento para salir del paso no logró disimular el motivo de su ausencia, y el 1º de mayo compartirá un locro con Macri

La ausencia de la Celeste y Blanca barrionuevista y de un sector del Movimiento de Acción Sindical Argentino, que encabeza el poderoso gremio metalmecánico Smata -que igualmente ayer dio a conocer un comunicado con duras críticas al Gobierno- no alcanzó para hacer mella entre los organizadores de la multitudinaria movilización de ayer, que durante todo el acto hablaron de “las cinco centrales obreras”. Incluso Caló llegó a ponerle fecha a la siempre prometida unificación de la CGT: el 22 de agosto, en un nuevo aniversario del Renunciamiento Histórico de Eva Perón, cuando se celebre el próximo congreso nacional de esa organización. En la CTA todavía no hay fecha pero ya hay charlas entre los dos sectores para normalizar ese espacio.

Cerca del escenario se soplaba que el nombre elegido para la lista de unidad era Juan Carlos Schmid, de Dragado y Balizamiento y hombre de confianza de Moyano, y que por eso fue elegido para leer el documento que confeccionaron las cuatro centrales en conjunto al comienzo del acto, minutos después de las tres de la tarde y cuando las nubes se abrieron paso para dejar pasar, por un rato, el sol, que dio calor a la multitud abrigada que desbordó las avenidas Independencia y Paseo Colón. Los organizadores calcularon la asistencia en 350 mil personas.

Las principales columnas fueron las de los sindicatos más poderosos: la verde, de Camioneros, justo frente al escenario y estirándose por varias cuadras por Independencia; la azul de la UOM; la de la Uocra con sus banderas de color amarillo fluorescente apostados sobre Colón de espaldas a la Casa Rosada; la de ATE, blanca y verde, junto al resto de la CTA, blanca y azul, del otro lado, como siguiendo camino hacia Parque Lezama.
También se veían las columnas de gremios como Luz y Fuerza, el Suterh, los textiles y los de subterráneos.Contra el cielo cambiante flotaban los clásicos inflables con siglas trabalenguas cuyo significado preciso pocos conocen.

Pero la convocatoria excedía largamente el ámbito sindical, y hubo aportes importantes de sectores del PJ, organizaciones kirchneristas y hasta partidos que forman parte del Frente de Izquierda y los Trabajadores. También fue la presentación en sociedad de la Central de Trabajadores de la Economía Popular, una iniciativa del Movimiento Evita para representar a trabajadores informales y de cooperativas. La diversidad de la convocatoria quedó en evidencia cuando al comienzo del acto algunos aprovecharon el minuto de silencio en memoria de “quienes dejaron su vida luchando por los trabajadores, como Rucci, Eva y Perón” para entonar el ya célebre “Vamos a volver”.

Más allá de eso no hubo incidentes y el acto se desarrolló con normalidad. Antes de las tres de la tarde, hora señalada, mientras las columnas se enredaban por las callejuelas de San Telmo para confluir frente a la Facultad de Ingeniería y el Monumento al Trabajo, los principales dirigentes hicieron quincho en el edificio histórico de la CGT sobre la calle Azopardo, a una cuadra de ahí. Moyano, Yasky, Caló, Micheli, el estatal Andrés Rodríguez, el judicial Julio Piumato, el docente Roberto Baradel, el canillita Omar Plaini y, un colado, el senador correntino Nito Artaza fueron algunos de los que participaron de esa tertulia.
Ya en el escenario, Schmid leyó el documento que plantea al gobierno cinco puntos: emergencia ocupacional, impuesto a las ganancias, asignaciones familiares, 82 por ciento móvil, derecho a huelga sin aplicación del protocolo de seguridad y la no intromisión del gobierno en la vida sindical. Luego fue el turno para los cuatro secretarios generales, aunque los primeros tres fueron breves y concretos y Moyano, que estuvo a cargo del cierre, se extendió un poco más con un discurso de tono más político.

Cuatro discursos
El primero fue Micheli, que destacó que los dirigentes hayan sido “capaces de dejar de lado por un momento las diferencias para defender a los trabajadores” ante los avances del gobierno PRO. El titular de la CTA Autónoma destacó el proyecto de ley de emergencia ocupacional y advirtió que si el Presidente la rechaza se va a “agudizar la lucha” y habrá paro general. También apuntó contra la política económica: “Dice que después de julio la inflación va a bajar a un punto pero es una expresión de deseo, no es un dato de la realidad. No es cierto que tenga un plan para cambiar esto, el plan que tienen es que la crisis la sigan pagando los trabajadores y el pueblo”.

A continuación, Yasky sostuvo que ayer comenzó “una historia distinta” y que la marcha de las cuatro centrales “va a pasar a la historia” por haber cambiado el rumbo del gobierno de Macri. “No queremos volver a ver en las escuelas a los pibes pidiendo un plato de comida, no queremos volver a ver a compañeros revolviendo un tacho de basura”, indicó el docente que conduce la CTA de los Trabajadores, que también destacó que “si bien es importante” la “mesa de unidad” entre las cúpulas sindicales, “es más importante ver al pueblo en estas calles que demuestran la unidad y la voluntad de lucha”.

Caló, presentado en una pequeña victoria de nomenclatura de Moyano como secretario general de la CGT Alsina, dio la noticia del día al anunciar la fecha de la reunificación de “las tres CGT”. Ignorando la ausencia barrionuevista, el flamante vicepresidente segundo del PJ señaló que el 6 de junio se llevará a cabo una reunión del Comité Central de la confederación y que el 22 de agosto se realizará el Congreso Nacional en el que se reunificará la central obrera, si todo sale según está previsto.

Moyano, encargado de cerrar la tarde, comenzó amonestando a las gobernadoras de Tierra del Fuego, Rosana Bertone, y Santa Cruz, Alicia Kirchner, por los conflictos que hay en esas provincias. También se dio tiempo de comentar el problema de la aplicación Uber contra los taxistas, que enmarcó como un caso de “precarización laboral, que es la nueva flexibilización”. El dirigente camionero, presentado como secretario general de la CGT, a secas, destacó que “los intereses de los trabajadores están por encima de los dirigentes” y celebró la presencia de “sectores sociales y políticos” en la marcha.

“Lo importante es que los que queremos defender los derechos de los trabajadores estemos todos juntos”, agregó Moyano, en una involuntaria cita al discurso de Cristina Fernández de Kirchner frente Comodoro Py, a comienzos de este mes. “No somos enemigos del gobierno, sino de las políticas que lleva este gobierno en contra de los trabajadores”, definió el dirigente. “Quien se ponga enfrente de los trabajadores lo vamos a enfrentar. Estamos preparados para pelear hasta las últimas consecuencias”.



Un documento con reclamos
Por Nicolás Lantos


Ley de emergencia ocupacional, la derogación del Impuesto a las Ganancias, la universalización de las asignaciones familiares, el 82 por ciento móvil para los jubilados, el derecho a huelga sin limitación por parte del protocolo de seguridad y la no intromisión del gobierno en la vida sindical son los seis puntos que tiene el documento que firmaron ayer las cuatro centrales obreras más importantes con la amenaza de escalar la conflictividad laboral y social en caso de que sean deoídos por el gobierno nacional.

“Unidad para la justicia social” es el nombre del texto planteado por el moyanismo y que, con el visto bueno de los otros tres sectores que oficiaron ayer de anfitriones del multitudinario acto frente al monumento del Trabajo, fue leído al comienzo de la ceremonia por Juan Carlos Schmid, el lugarteniente de Hugo Moyano que podría ser la prenda de unidad para encabezar la futura CGT unificada si es que el camionero no puede reclamar ese lugar para él.

“El movimiento obrero organizado unido se moviliza después de tanto tiempo para expresar en las calles que el pueblo argentino sigue con inocultable preocupación las medidas económicas hasta aquí aplicadas” por el gobierno nacional, comienza el texto, sin anestesia. “La CGT observa con preocupación la política de shock dispuesta por el actual Gobierno. Las medidas hasta aquí adoptadas, siguen atentando contra el poder adquisitivo y profundizan las necesidades de los sectores populares”, agrega.

“La caída de la actividad económica golpea a nuestros compañeros, tanto públicos como privados donde más de 50.000 empleos se han perdido en este último trimestre”, plantea el documento, que promete llevar el reclamo al Congreso “para que el Parlamento argentino, trate la emergencia ocupacional con la finalidad de impedir cualquier política que genere la pérdida de puestos de trabajo”.

A continuación destaca que “la promesa de campaña de Macri de que el trabajo no es ganancia, ha sido incumplida” y que ante ese incumplimiento también harán llegar “a los representantes legislativos el reclamo de una pronta modificación de la normativa vigente”y advierte sobre la situación vulnerable de los trabajadores ante el conjunto de medidas económicas tomadas por el gobierno en sus primeros meses.

Resulta “urgente adoptar medidas de naturaleza socioeconómicas para que las soluciones no se dejen libradas al mercado o a promesas de derrame de la riqueza, sino que la política económica y social gire alrededor de una expresión que evite la consolidación de una solución empresaria para los problemas de los argentinos”, concluye el comunicado.



PANORAMA POLITICO
El avión y el aluvión
Por Luis Bruschtein


Imagenes: Bernardino Avila.
Mucha gente otra vez. El gobierno de Macri moviliza a los peronistas más que los gobiernos peronistas. Gente por todos lados en el acto de las centrales obreras en Paseo Colón, un acto diferente al de los derechos humanos del 24 de marzo, como fue también diferente el de Comodoro Py el 13 de abril. Mucha gente movilizada en cuatro meses. Cambia parte del público y otro se comparte. En todos hubo seres humanos, expectativas, miedos o broncas que no figuran en Clarín o La Nación, es mucha gente que no aparece en la tele ni en las encuestas. Gente que no existe para intelectuales o creyentes de un espectáculo monopolizado por el show Lázaro Báez y la insólita búsqueda del tesoro kirchnerista enterrado en la Patagonia.

Ni siquiera comparten la pantalla. La estrategia de los medios oficialistas ha sido inundarla con las villanías de Lázaro Báez para tapar una crisis que se escurre por zonas invisibilizadas o que se trata de invisibilizar. La velocidad con que el gobierno conservador ha tomado las medidas económicas se quiso interpretar como demostración de fuerza. Pero, en realidad, ha sido expresión de debilidad. Un gobierno fuerte busca tiempos más políticos. Uno débil tiene que ejecutar todo lo que pueda antes de perder la fuerza que ganó en las urnas. El gobierno deja entrever una apuesta al borde del abismo: “Este es el peor momento, en el segundo semestre se verán los beneficios”. Esperan que baje la inflación. Pero su política antiinflacionaria es a costa de los trabajadores, de su estabilidad laboral y de la capacidad adquisitiva. Cuando baje la inflación (si es que sucede) será porque los trabajadores estarán en su peor momento, del cual será difícil recuperarse porque habrán cerrado fuentes de trabajo y el salario habrá quedado muy atrasado. El acto en Paseo Colón demostró que ni las aventuras del fiscal Marijuán en Santa Cruz alcanzan a tapar el temor que despertaron las medidas económicas.

Fue el acto sindical más grande de los últimos 20 años por lo menos. Independencia estaba repleta hasta la 9 de Julio. Y varias cuadras de Paseo Colón hacia los costados del escenario, también. Un aluvión de Camioneros, Uocra, ATE, UPCN y Suteba en las columnas más nutridas, pero hubo presencia de todos los sindicatos incluyendo el de serenos de buques. Con este acto, los gremios han recuperado un protagonismo que había retrocedido desde los años 90.

Analistas PRO, medio PRO o algo PRO siguen con las encuestas que dan imagen favorable al gobierno. O las encuestas no consultan a todas estas personas o leen mal los resultados. Para la gran mayoría de los argentinos la principal preocupación es la inflación y el trabajo. No una o la otra, sino las dos. Y no está instalado por ninguna campaña mediática como sucede en otros temas como la inseguridad que ahora visiblemente ha sido erradicado de las ediciones y de las prioridades. En la cabeza de la gente se enquistó el dúo inflación y trabajo. En sectores humildes, medios y más arriba también. Hay nubarrones para cualquier clima de negocios, menos para los grandes capitales que tienen espalda para aguantar el sacudón y ocupar el espacio de los chicos. Es el horizonte más probable. En ese brusco retorno de millones de argentinos a la pobreza y el desempleo, la única apuesta que puede existir, por parte del que ha promovido ese escenario, es dividir o comprar a la oposición y acorralar al que se quiera instalar como alternativa. Claramente y a pesar de sus límites, es donde trata de instalarse el kirchnerismo y claramente también es la estrategia para dividirlo y aislarlo. Hay variantes de corto aliento, como el millón de soluciones de vivienda que prometió el gobierno el jueves, de los cuales, la mitad son créditos por quince mil pesos. No alcanzan ni para una puerta, pero le van a servir para punterear en las villas y competir con los movimientos sociales.

Cuanto más se desgasta más se cierra el espacio de maniobra. Hay un tiempo de desgaste del oficialismo que ha sido muy rápido, más que el de la oposición para generar una alternativa. Esos son tiempos más lentos. En esa diferencia de tiempos, el desgaste del oficialismo todavía no puede ser capitalizado por algún sector de la oposición. Se los puede enumerar según la distancia con el gobierno: el progresismo antiperonista, el massismo, ahora el sindicalismo, y el más lejano, el kirchnerismo. Sacando los primeros, los demás son más o menos peronistas. Hay una zona impenetrable en el corazón del macrismo, en las clases altas y en un sector de las clases medias que es irreductible y que se convierte en la esencia de un microclima que los medios y algunas encuestadoras tratan de extender al resto de la sociedad. Esa zona puede ser importante, pero es una minoría muy representada por los que patotearon a Carlos Zannini en un avión. En el resto hay preocupación y a medida que el malestar aumente, la distancia con el gobierno será mayor e irá beneficiando al opositor que se encuentre en la distancia adecuada. Parece una cuestión geométrica, pero en realidad se trata de contenidos. Los que están más cerca, no solamente lo hacen por los beneficios de esa cercanía, sino también porque tienen más expectativa en el funcionamiento de estas políticas. En su intento por acorralar al kirchnerismo, el macrismo lo convirtió también en el principal interlocutor de oposición.
Este malestar con las medidas económicas del gobierno, que no aparece en la información de los medios corporativos ni en las encuestas, impulsó las conversaciones para reunificar las dos CTA. Y Antonio Caló anunció ayer que el 22 de agosto se realizará un Congreso para reunificar a las CGT, donde es probable que se incorporen los gremios que maneja Luis Barrionuevo. Hay un trasfondo de malestar en las bases que presiona sobre esos procesos. En el caso de la izquierda no hay mucha diferencia entre lo que moviliza y su base social. Pero una concentración como la de ayer, con sus cientos de miles de personas, es una punta de iceberg. En esa concentración está representado un entorno social mucho más amplio donde prima la preocupación por las medidas del gobierno. Puede decirse que era predominante la imagen positiva del gobierno en el avión de American, donde el empresario Leandro Liberman, el abogado Juan Manuel Parafita y el patovica Claudio Palumbo hostigaron a Zannini. Entre los que participaron en el aluvión humano de ayer, la imagen de Macri es mala. Pero en los medios, la que sobresale, la que promueven, es la de los tres cobardes del avión.

Son comparaciones: un aluvión, el acto del movimiento obrero de ayer, por un lado, y el avión de American, por el otro. Son dos climas, uno favorable al gobierno, que ha sido muy difundido, y otro muy crítico pero que nunca se revela en las encuestas ni en la información de los medios oficialistas. Pareciera que todo el mundo está feliz con tarifazos y despidos masivos. En el universo de esos medios manda Macri y la especulación con el dólar que arruinó el salario de los trabajadores o la millonaria fuga de divisas más la evasión de impuestos en off shore, son rebusques honorables y no delitos graves de corrupción como en todo el mundo. Después de los Panama Papers, en el exterior empiezan a definir al presidente como el Berlusconi argentino.

El principal factor que produjo el acto de ayer –el primero que realizan en conjunto las cinco agrupaciones en que está dividido el movimiento obrero– es que las bases que se movilizaron tampoco le dan demasiada importancia a las diferencias que pueda haber entre los dirigentes. Están más enfocadas en resolver los problemas que les plantea el nuevo gobierno. Descreen de la mejora que les prometen para el segundo semestre y piensan que la situación empeorará para ellos. Al principio Moyano se había mostrado conciliador con el macrismo e incluso participó en algunas de sus reuniones públicas. Le pesaba más su disputa con el kirchnerismo y asumía una cercanía con el oficialismo parecida a la del massismo. El acto de ayer lo aleja del gobierno y lo pone en un territorio donde el massismo no existe y ni siquiera mandó una adhesión, como sí lo hicieron el PJ y bloques legislativos del Frente para la Victoria. Al mismo tiempo le devuelve un protagonismo en el terreno sindical, que había disminuido por las divisiones y por sus choques con Cristina Kirchner. El contenido fuertemente político del acto de ayer no quita que haya sido un acto esencialmente gremial que no tiene dueño político. Tampoco implica que las diferencias entre las centrales haya sido saldada. Pero la convocatoria tan masiva impacta en esos dos procesos limando asperezas y dibujando espacios comunes.



CADA COLUMNA GREMIAL SE DISTINGUIO CON GORROS Y BANDERAS Y TODOS MARCHARON JUNTOS CONTRA EL AJUSTE Y LOS DESPIDOS
“Se necesitaban los muchachos en la calle”
Juan Carlos Schmid entusiasmó con “más de 350 mil trabajadores”. Frente al monumento Canto al Trabajo una multitud reclamaba contra los cientos de miles de despidos y se entusiasmaba con “la presencia unida” de todo el movimiento obrero.
Por Ailín Bullentini

Las avenidas Belgrano, Independencia, San Juan, Garay y Brasil fueron desbordadas por la multitud.Imagen: Pablo Piovano
La jornada de protesta por las políticas de ajuste del gobierno nacional estuvo signada por la confluencia de las centrales obreras y una asistencia de trabajadores y trabajadoras que desbordó las calles que rodean el monumento Canto al Trabajo. La presencia de centenas de miles encendió en muchos de ellos y ellas la esperanza de “un movimiento obrero unificado”.

Las avenidas Belgrano, Independencia, San Juan, Garay y Brasil fueron las arterias por las que el torrente de movimientos sindicales y sociales circuló con dirección al epicentro: el monumento al trabajador. Allí, sobre la avenida Paseo Colón y de espaldas a las escalinatas de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires el escenario desde donde los dirigentes de las dos CGT y las dos CTA ofrecieron las arengas con las que clausuraron la jornada contuvo el caudal de manifestantes que se fue agolpando de a poco, cerca del mediodía.

Las multitudes
“Más de 350 mil trabajadores”, anunció desde el micrófono el titular del gremio de Dragado y Balizamiento, Juan Carlos Schmid. Todavía no eran las 16. Schmid leyó el documento consensuado y las calles lo celebraron. La masividad de la asistencia, tema obligado en todos los comentarios, así como la convocatoria conjunta de centrales obreras que durante los últimos tiempos no solo estuvieron separadas entre sí sino que también sufrieron rupturas internas fueron los puntos que la calificaron como “histórica” en el análisis posterior. Sin embargo, las calles, los cuerpos e incluso el aire, ocupado con globos inflables gigantes con el nombre de diferentes organizaciones –Uocra, Sadop, CGT, entre otros– ayer fueron territorios de disputa identitaria. Cada colectivo marchó ataviado con gorros, remeras, camperas o chalecos con el nombre del sindicato o agrupación que los aúna. A excepción del Frente de Izquierda, que reclamó un paro nacional en grandes letras negras, las organizaciones no dijeron más que su nombre en las banderas que portaron. El gol lo anotó el sindicato de Panaderos, que enarboló la mitad de la fachada de la facultad con una gigante tela celeste y blanca con una leyenda que marcó presencia nomás. A unos edificios de distancia, UPCN intentó lo suyo.

Había que buscar finamente a los autoconvocados, que los había, pero en bastante menor medida que en otras movilizaciones populares. Hugo y Ernesto se ubicaron en el escalón de una fachada comercial de Independencia, a metros de Paseo Colón. Son jubilados, pero supieron ser panaderos y participar del gremio. “Ojalá el reclamo prenda. Se necesitaban los muchachos en la calle”, apuntó Ernesto, con la vista puesta en un pogo de una decena de camioneros que se había armado ahí nomás, entre carros de choripán y baños químicos bastante poco usados por los “muchachos”.

Inquietas
Hasta la 9 de Julio, Independencia quedó gobernada por Camioneros, quienes protegieron a la organización sindical liderada por Andrés Rodríguez UPCN, refugiada entre Perú y Bolívar. La disputa con ATE por la representación de los empleados públicos no está en su mejor momento, luego de que se le endilgue a UPCN una ausencia marcada en el reclamo por los recientes despidos en las diferentes carteras del Ejecutivo nacional. Las columnas de trabajadores que marcharon ayer con ATE miraron con recelo la enorme bandera que los que los “abandonaron en la lucha” colgaron de la fachada de uno de los edificios cercanos al escenario. “No les da vergüenza. Ni aparecieron en todo el conflicto, fueron los primeros en arreglar con los nuevos funcionarios y hoy aparecen acá a pedir por los derechos de los trabajadores”, se descargó Aníbal, un empleado público que “por suerte” resiste en su puesto de trabajo en el Ejecutivo nacional.

Del otro lado de la 9 de Julio, Independencia fue territorio de organizaciones sociales y sindicales de izquierda del Encuentro de los Pueblos. La columna de los colectivos gremiales representados en el Frente de Izquierda, tras una bandera sostenida por sus principales dirigentes políticos, avanzó por Paseo Colón desde Hipólito Yrigoyen.

El ala norte de la principal avenida del Bajo porteño se repartió entre centros de estudiantes universitarios, el rojo del Nuevo Mas y el amarillo fluorescente de la Uocra. El ala sur fue territorio de los obreros textiles, de la Federación de Obreros y Empleados de la Industria del Papel, de la CTA y de ATE. “Los trabajadores públicos estamos siendo víctimas de un Gobierno que no quiere un Estado activo”, puntualizó Paula Enz, que se desempeña en el área de Salud y ejemplificó el “abandono” que sufre con sus compañeros integrantes del Programa Organización Comunitaria en Salud: “Sin tareas, destinados más de 40 personas a una oficina en donde caben diez, yendo a cumplir horario ocho horas sentados en el piso desde hace cuatro meses”. Con uno de los pilares de la bandera de Ate Salud en la mano rescató que “si bien cada gremio tiene su problemática, acá los unifica la defensa de lo popular y de los derechos de los trabajadores”.

Desde el extremo sur de la ciudad, más temprano, ingresó la Asociación Bancaria, que pisó la calle tras cerrar una de las negociaciones paritarias más auspiciosas de los últimos meses: 33 por ciento de aumento con posibilidad de revisión “si la inflación supera esa cifra” y la reincorporación de todos los despedidos de los bancos Central y Provincia. “Por la coyuntura se necesita la fuerza de los trabajadores juntos y unidos, esperábamos una manifestación con todas las centrales gremiales en la calle”, opinó Victoria Prado, una de las integrantes de la Comisión de Cesanteados del Banco Central que desde el lunes volverá a su puesto de trabajo. Para ella, quien destacó la labor de “la Bancaria” en el conflicto que les permitió recuperar el trabajo, “la unidad es muy importante para que el movimiento de trabajadores pueda imponer políticas públicas que no sean las de los poderes económicos”. Al final de ese extremo de la avenida quedaron Barrios de Pie, la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular y la Federación Universitaria Buenos Aires.



OPINION
Un acto monumental
Por Mario Wainfeld



El Monumento Canto al Trabajo está emplazado en el cruce de las anchas avenidas Independencia y Paseo Colón. El palco estaba de frente a la primera. Los manifestantes que colmaban cuadras y cuadras podían ver detrás la gigantesca Facultad de Ingeniería y al fondo una torreta del edificio de la CGT identificable por la sigla con una despintada bandera celeste y blanca.

La sede histórica de la Central está en Azopardo, la primera paralela después de Paseo Colón. Hugo Moyano, a quien se le reconoció primacía, eligió el lugar, ahorrándole al gobierno una movilización en Plaza de Mayo o, así más no fuera, en el Congreso.
La multitud no mosqueó, fatigó las avenidas. El otoño porteño, años ha, prodigaba innumerables días lindos, frescos, soleados. Hablamos de antes del cambio climático. Ayer, como en tantas otras facetas, retomó las costumbres de viejos, buenos tiempos.
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Buenos Aires tiene un trazado sencillo, inteligible, legado de la tradición colonial. Las calles son rectas, las cuadras miden cien metros. Cada cuatro o cinco hay una avenida. Algunos barrios, pocas diagonales alteran el diseño, son excepciones.

El borde de la Plaza de Mayo está a cuatro cuadras de Paseo Colón y a ocho de Independencia, redondeando. Dos horas antes de la fijada para los discursos una mujer con pechera de ATE preguntaba “¿adónde es el acto?”. Cuando se va a la cancha, se sabe: hay unanimidad en el rumbo elegido. Ayer, temprano, columnas o peatones desconcertaban: se entrecruzaban buscando seguramente el lugar de cita. Toda la jornada fue una romería en las avenidas y en las calles aledañas. La desconcentración empezó antes de los discursos.
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El cronista se arrima al palco y luego camina en sentido opuesto a la oleada humana. El ojímetro registra a la clase trabajadora hecha cuerpos. Si se afina la medición, a riesgo de ser más falible, más hombres que mujeres aunque la proporción varía según el sindicato. Las representaciones de los territorios llegan con más paridad de género.
Laburantes desde ya... ¿Cuántos pagarán Impuesto a las Ganancias? Una minoría, marca el ojímetro, sin arriesgar mucho.

Sin un dron, ni un helicóptero, a pura infantería, se renuncia al inventario de todas las columnas. Muchísimas, con marcada hegemonía gremial.
La vastedad del movimiento obrero se expresa en las siglas: la Uocra, Camioneros y UPCN abarcan cuadras y cuadras, las dos CTA se dejan ver y oír.

Los sindicatos se identifican y autocelebran con cánticos sencillos, clásicos. “Olé, olé, olé, olé, oleé, olée, olá” entonan un montón. “Oh, Luz y Fuerza”... los compañeros expertos en percusión son vanguardia. “Sos un sentimiento”. La orquesta lleva bombos, redoblantes, tambores, algún platillo. “No puedo paraar”. El cronista cuenta los músicos, llega a cien y para. ¿Quién le va a creer? Créame, por favor, se midieron con el ábaco digital.
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En el aire había olor a pólvora, exclusivo producto de petardos, bombas de estruendo y cuetes. Optamos por la escritura fonética retomando enseñanzas de Domingo Faustino Sarmiento y deslices de Jorge Luis Borges, formulados con libertá.

Es un acto tranqui, la gente se disemina en las laterales. Es un acto opositor, se escuchan consignas contra (el presidente Mauricio) Macri.
La policía brilla por su ausencia, casi absoluta. Ha de ser difícil cumplir con el protocolo de la ministra Patricia Bullrich y estipular de antemano el número de asistentes. Una masa, ministra. Ambulancias al costado, las provee “Sanidad”.
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“¿Cuántos somos?” es la pregunta consabida en cualquier acto. El interés cuantitativo se complementa con uno histórico: “¿desde cuándo no se vive una convocatoria con todas las vertientes del movimiento obrero?”.

La división de la CTA ocurrió en la etapa kirchnerista. La coexistencia de dos CGT no es pura novedad. La suma de cuatro expresa una fragmentación excesiva, que no se corresponde con representación de sectores.

Todas las vertientes del peronismo, las centrales autónomas, expresiones de la izquierda... La Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) que aspira a representar a la enorme cantidad de informales también cubre varias cuadras.

El mapa de la clase trabajadora es otro, distinto a los 90 o a los años dorados (1945-1975). De cualquier forma, para dar con una convocatoria comparable en contextos muy diferentes habría que remontarse al apogeo de Saúl Ubaldini, durante la presidencia de Raúl Alfonsín y el primer tramo de Carlos Menem. Los ochenta, los primeros noventa.
Insinuamos que no se congrega un abanico tan amplio desde hace un cuarto de siglo: se aceptan debates y disquisiciones.
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Hay micro emprendedores en calles chicas con una oferta alimenticia nac & pop. Algunos se colocan a diez cuadras, no en línea recta. El olfato les indica que venderán, la demanda parece darles razón.
En la pituitaria del cronista ranquean alto bondiolas fragantes seguramente dispensadas de controles del Estado, siempre enojosas. Y las hamburguesas sin marca con un huevo candente encima. Por sentido del deber profesional y auto preservación se auto reprime. Promete clavarse una hamburguesa a medio caballo con chimichurri en la próxima marcha. No ha de tardar mucho si el macrismo sigue obcecado con la política económica “market friendly” y “pro ricos”.
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En casi todas estas tenidas la procesión, el pueblo, los cánticos y la liturgia son más interesantes que el sermón. De cualquier manera, hubo contenido en los discursos, de diferente nivel.

Hugo Yasky, el expositor más dotado, y Pablo Micheli interpelaron frontalmente al gobierno: un paro responderá al eventual y factible veto a la ley antidespidos. Movilizaciones frente al Congreso se lo harán saber de cerca a los legisladores.

El metalúrgico Antonio Caló quedó por debajo del marco. Anunció la inminente reunificación de la CGT sin mística ni elocuencia.

Moyano es un autodidacta inteligente, de cuna humilde, formado desde abajo, aunque ha recorrido un largo camino ascendente. Elige su registro: no se “saca” ni se posesiona cuando supone que no le conviene. “Cuidó” al presidente. Enalteció a los trabajadores, cuestionó la política oficial, fue cauto para comprometerse en acciones futuras. Su verbo se ubicó en las antípodas de sus años de oficialismo kirchnerista y fue notoriamente más considerado que cuando enfrentó a la ex presidenta Cristina Fernández Kirchner. De cualquier modo, marcó distancias respecto del gobierno. Dos campos, si se quiere. Contrapuso a la clase trabajadora con el oficialismo. Un gobierno de ricos versus los humildes. Un planteo sencillo, un buen común denominador.

El documento conjunto que leyó Juan Carlos Schmid, el fiel y cerebral aliado de Moyano, rumbeó para el mismo lado, demarcó mejor las críticas.
La advertencia, todo modo, se expresaba en la calle. ¿Cuántos asistentes habrán votado a Macri en la segunda vuelta? No la mayoría pero sí una cantidad apreciable, ponderemos.
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Pancartas inmensas, zepelines de gremios o intendentes o líderes territoriales. La visibilidad es un objeto de deseo.

La muchedumbre matancera camina tras un cartel “Fernando Espinoza conducción. Verónica Magario intendente”. El politólogo sueco el que hace su tesis sobre la Argentina le remite fotos por Whatsapp al Decano de Sociales de Estocolmo. Insaciable, el jefe pregunta: “¿qué es más por importante: “¿conducir o ser alcaldesa?”. “No es sencillo, profesor, le respondo en unos días” mensajea oral el sueco. La pelirroja progre camina a su lado, canta, grita. Dejó de lado las reservas de “ir a un acto con Moyano”. Está de fiesta. La noche del 29 se promete grata. Cambio y fuera, Decano.
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Un mercadito con la reja puesta expende Cocas grandes, a granel. Los ciudadanos consumidores practican una cultura híbrida, anota el politólogo. Media cuadra más allá, un morocho hace su agosto vendiendo fernet al hielo. La realidad es compleja, hay que leerla con visión panorámica.

Está en boga debatir si Macri ha disuelto la combatividad de los argentinos. La polémica es interesante, da para más que el final de la crónica. Va un anticipo. El oficialismo supo capitalizar la derrota del Frente para la Victoria, la dispersión lógica ulterior. Se manejó bien con los dirigentes. En las últimas semanas sus políticas re-juntaron a los adversarios.

Es buen ejercicio rememorar la condición de la clase trabajadora a fines del siglo pasado o a principios de éste. La gente de a pie que demandaba en calles y plazas. Cambió, mucho.

Los laburantes se ven mejor, con autoestima superior. Han ascendido social y económicamente, en promedio. El macrismo pone en jaque sus conquistas, sus puestos de trabajo y el nivel de ingresos. Se los convocó a la protesta, vaya si se sumaron.

La movilización de ayer es una señal para los diputados que tratarán la ley de emergencia laboral. Y para el gobierno, en particular. La expresan decenas o cientos de miles de trabajadores. En paz, disfrutando del encuentro colectivo pero haciendo notar la majestad del número. La historia continuará.


DIRIGENTES DEL PJ, LA CAMPORA Y EL FIT ACOMPAÑARON A LOS TRABAJADORES
Un acto con apoyo opositor
Estuvieron también Scioli, Espinoza, Larroque y Kicillof. Además Del Caño y Bregman. Massa y el Bloque Justicialista, ausentes.
Por Sebastian Abrevaya

El vice del PJ, Daniel Scioli, junto a trabajadores bancarios.Imagen: AFP
La multitudinaria movilización de las principales centrales obreras, que por primera vez marcharon juntas contra el gobierno de Mauricio Macri, marcó también un mensaje político hacia adentro del peronismo y el Frente para la Victoria. Las conducciones del PJ nacional, bonaerense y porteño adhirieron a la convocatoria realizada por el Día de los Trabajadores, así como otros movimientos sociales y dirigentes kirchneristas alineados con la conducción de Cristina Fernández, que asistieron al acto frente al monumento Canto al Trabajo. Daniel Scioli, Fernando Espinoza, intendentes bonaerenses y legisladores nacionales se mezclaron entre las distintas columnas y apoyaron el reclamo de los sindicalistas: “Mi solidaridad y acompañamiento a todos los trabajadores y organizaciones gremiales por la gran muestra de unidad”, afirmó Scioli. “Vamos a defender el empleo en el Congreso y en la calle junto a los trabajadores. Basta de despidos”, afirmó Eduardo “Wado” de Pedro, diputado de La Cámpora. Referentes del Movimiento Evita como Jorge Taiana y Leonardo Grosso ocuparon un lugar en los palcos, a la izquierda del escenario. Sergio Massa no asistió, como tampoco el Bloque Justicialista, aunque algunos de sus integrantes expresaron su adhesión. El Frente de Izquierda marchó pero dejó en claro sus diferencias con las “cúpulas sindicales”.

Con el protagonismo concentrado en las cuatro mayores centrales sindicales del país y en los cientos de miles de trabajadores manifestándose en las calles, el grueso de la dirigencia política opositora optó por adoptar un perfil más bajo. El ex gobernador de San Juan y flamante presidente del PJ, José Luis Gioja, había viajado a su provincia la noche anterior, por lo que la delegación peronista estuvo encabezada por Scioli, acompañado por el titular del PJ bonaerense, Fernando Espinoza, los intendentes Verónica Magario (La Matanza), Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas), Gustavo Menéndez (Merlo), Marisa Fassi (Cañuelas) y Alberto Descalzo (Ituzaingó), el senador nacional Juan Manuel Abal Medina, la diputada nacional Cristina Alvarez Rodríguez y los legisladores provinciales Gustavo Arrieta y Walter Abarca, entre otros. En ese grupo también estuvo el ex precandidato a gobernador, Julián Domínguez.

“Fue un acto muy contundente. Las centrales han dado un gesto enorme de madurez anteponiendo el reclamo colectivo de terminar con los despidos a históricas y profundas diferencias políticas e ideológicas. En ese sentido le han marcado un camino a la política”, señaló Abal Medina. En diálogo con Página/12, el senador remarcó la unidad del FpV-PJ en la aprobación de la declaración de la emergencia ocupacional y llamó a los diputados a seguir ese camino. Espinoza también hizo un llamado a la unidad: “Es un mensaje muy fuerte para la dirigencia política esta gran movilización del pueblo trabajador. Está diciendo claramente: unidos seremos fuertes y organizados invencibles”.

Desde el PJ bonaerense evitaron criticar a sindicalistas como Luis Barrionuevo y Gerónimo Venegas, que a último momento decidieron bajarse del acto. Ninguno de los dirigentes de las CGT, Hugo Moyano y Antonio Caló, así como los de la CTA, Hugo Yasky y Pablo Micheli, los cuestionaron. “A lo mejor cometieron un error, ellos no querían la participación de otro tipo de dirigentes que no fueran gremiales pero estoy seguro que van a recapacitar porque acá hay un problema contundente que es el trabajo y el salario y hay que defenderlo”, afirmó Magario.

Los grandes ausentes fueron los dirigentes del peronismo más cercano al Gobierno. Algunos de los diputados del Bloque Justicialista como Diego Bossio expresaron su apoyo en las redes sociales: “Si el Congreso aprueba la ley para proteger el empleo y el presidente decide vetarla cometería un grave error político. Tiene que escuchar a los gremios, a los partidos de la oposición y a los 40 millones de argentinos”, afirmó Bossio vía Twitter. Mientras tanto el gobernador salteño, Juan Manuel Urtubey, estaba en Estados Unidos celebrando la “reintegración de la Argentina al mundo” junto a la vicepresidenta Gabriela Michetti.

El sector más cercano a la ex presidenta Cristina Fernández también estuvo presente. “Estamos acompañando a los miles de trabajadores que salieron a la calle para defender su dignidad. Por el empleo y el salario, contra el ajuste y los despidos”, dijo Mariano Recalde, perdido entre la multitud junto a su padre y jefe del bloque de Diputados del FpV, Héctor Recalde y el ex ministro de Economía, Axel Kicillof, entre otros. Otro que se mezcló entre distintas columnas fue el ex ministro de Trabajo, Carlos Tomada, quien denunció que “todas las medidas que ha tomado el gobierno nacional favorecen a los grupos más poderosos de la economía”.

“Hoy es un día muy importante porque las cinco centrales tradicionales y la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular están en la calle defendiendo los derechos de los trabajadores y rechazando las políticas de ajuste y de despidos que impulsa Macri”, aseguró Taiana, presidente del Parlasur. El Evita marchó junto a la CTEP con una agenda propia que incluyeron un salario mínimo de 4 mil pesos para trabajadores de programas sociales y el impulso a la ley de emergencia social. En el acto también estuvieron los dirigentes del Frente Grande Adriana Puigross y Eduardo Sigal, el ex embajador ante el Vaticano, Eduardo Valdés, el ex jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra y el líder del Suterh, Víctor Santa María. Pese a sus diferencias internas, el FIT logró reunir a sus dos facciones, el PTS y el PO, detrás de una bandera del sindicalismo combativo. Exigió un paro nacional con movilización como el inicio de un plan de lucha contra el ajuste macrista.



La dilaciónde Cambiemos
El macrismo no escatima métodos para dilatar el tratamiento en el Congreso de la ley de emergencia ocupacional que suspende los despidos por seis meses y que respaldó todo el arco opositor en el Senado. El proyecto que obtuvo media sanción el miércoles todavía no fue girado a Diputados por la vicepresidenta Gabriela Michetti. El jefe del bloque de Diputados del FpV-PJ, Héctor Recalde, intentó presentar su queja con una nota por la “inexplicable demora” e intimar que se realice en 24 horas, pero la nota fue rechazada en la Mesa de Entradas del Senado y en las oficinas de Michetti y del senador macrista Federico Pinedo. Ayer por la noche, un escribano certificaba el derrotero de la misiva que no llegó a destino.



OPINION
Luz y sonido
Por Martín Granovsky

Las cinco centrales obreras no solo demostraron un enorme poder de movilización: marcaron que son la mayor herramienta disponible para canalizar la oposición concreta a medidas del Gobierno. Ya lo habían hecho en el Congreso, cuando juntaron a todas las variantes opositoras para discutir proyectos de ley contra los despidos. Ayer, además, ganaron la calle. Y la ganaron, otra vez, todas las centrales juntas. Las tres que usan la sigla CGT y las dos que usan la sigla CTA.

No hay otra herramienta con igual capacidad de respuesta frente al Poder Ejecutivo y de articulación entre sectores políticos dispersos e incluso enfrentados entre sí.
Los sindicatos se recompusieron en los 12 años de kirchnerismo. Lo hicieron en buena medida por el crecimiento económico y en buena medida por una gimnasia constante que puede sintetizarse en un dato: negociaron y firmaron dos mil convenios colectivos homologados por un Estado que alentó ese marco. Ni siquiera la ruptura entre el gobierno y el sector liderado por Hugo Moyano en 2011 –una ruptura que se revelaría electoralmente letal para el peronismo en 2015– debilitó el poder de los gremios.

Con Mauricio Macri en la Presidencia el riesgo para los sindicatos era que un escenario de despidos atenuara su potencia. Que el miedo a perder el empleo licuase la fuerza reivindicativa. Cada una de las cinco centrales leyó esa realidad por su cuenta y muy pronto todas entendieron que debían reaccionar antes de sufrir el desgaste. Por eso el vértigo. Todavía Macri no cumplió cinco meses en la Casa Rosada y las centrales trabajan en conjunto hacia la sociedad mientras, de paso, las CGT discuten la unificación orgánica.

La inflación y los despidos son grandes temas de proyección social. Por eso el Gobierno quiere enfrentar al movimiento obrero con las pequeñas y medianas empresas. A Macri lo seduce la idea de que carniceros, textiles o verduleros piensen que se fundirán si hay una ley que les prohíbe despedir empleados por 180 días.

La realidad es distinta. Hoy en ese sector el costo más importante no está dado por la acumulación de recursos para pagar eventuales indemnizaciones. El costo que sienten ya mismo las pymes es el aumento en las facturas de luz. El estallido de tarifas puede derribar un comercio con dos o tres empleados. Peligran las ganancias del dueño y el sueldo de los operarios de una fábrica de pastas o una imprenta de barrio.

El futuro dirá si el peligro que viene de las tarifas acabará unificando a los trabajadores con una franja numerosa de la clase media.

La historia revela que la unificación sucedió en el pasado. Un ejemplo es el movimiento en la zona sur del conurbano, con centro en Avellaneda, que en 1962 se organizó con una consigna: “No pague la luz”. La misma consigna se repitió en Mendoza en 1972. Los mendocinos crearon una “Coordinadora Provincial No Pague la Luz” y en los frentes de casas y comercios pusieron carteles de “Yo no pago la luz, ¿y usted?”. La CGT local acompañó la protesta con paro y movilización. Como gobernaba una dictadura y el Ejército decidió reprimir las manifestaciones, los trabajadores y la clase media se alzaron en lo que fue conocido desde entonces como “Mendozazo”.

Las circunstancias son obviamente diferentes. El país de hoy es una democracia con instituciones que funcionan. Pero la luz puede convertirse, como antes, en un factor común.
Alguien dirá: “Si no pagás la luz te la cortan y chau protesta”. Error. En 2004 Alberto Ferrari Etcheberry, un ex funcionario de Raúl Alfonsín que había vivido su exilio en Inglaterra, escribió que cortar la luz sin proceso judicial es lo mismo que hacer justicia por mano propia. La nota completa, con la fundamentación jurídica y el antecedente inglés, puede leerse haciendo click en http://bit.ly/1rondy1. Incluso admitiendo que el kirchnerismo atrasó demasiado las tarifas, si el Gobierno no planifica un nuevo tipo de subsidios, uno que mantenga el que reciben los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo y lo amplíe a trabajadores y pequeñas empresas, terminará aumentando el malestar que ya se huele en el ambiente. La novedad, desde el acto sindical de ayer, es que ya existe la estructura que puede canalizar las demandas cotidianas y ponerles luz y sonido.


BARRIONUEVO SE BAJO DEL ACTO A ULTIMO MOMENTO Y CELEBRARA EL 1º DE MAYO JUNTO A MAURICIO MACRI
Un sindicalista fiel a sus principios
El líder de la CGT Azul y Blanca no fue a la movilización y ordenó que sus gremios se paren lejos del palco. Criticó la presencia del kirchnerismo y de los partidos de izquierda, y ahora festejará el Día de los Trabajadores con el Presidente.
Mauricio Macri y Luis Barrionuevo ya se habían mostrado juntos el martes pasado en un acto en la Casa Rosada.Imagen: DyN
Luis Barrionuevo se borró de la marcha con que las cinco centrales sindicales conmemoraron el Día de los Trabajadores en un multitudinario acto contra el ajuste económico y los despidos del gobierno de Mauricio Macri. El secretario general de la más pequeña de las fracciones cegetistas convocantes, primero se bajó de la lista de oradores del acto, luego decidió colocar la columna de sus gremios lejos del palco y justificó así su ausencia ante la prensa: “En la CGT Azul y Blanca no estamos de acuerdo con que se vengan a colgar de esta marcha la izquierda, que plantea un paro de 24 horas, el PJ residual, (Daniel) Scioli, (Fernando) Espinoza, los mariscales de la derrota. No estamos de acuerdo con que quieran estar atrás nuestro, a adherirse con picardía política”, lanzó el cacique gastronómico. En vez de protesta, ahora celebrará el 1º de Mayo con un locro junto al presidente Mauricio Macri y su esposa en la sede porteña de su gremio. Otro de los borrados del acto de ayer, el jefe de los peones rurales y dirigente de las 62 Organizaciones Peronistas, Gerónimo “Momo” Venegas, será homenajeado el lunes en la Legislatura de la Ciudad por los representantes PRO.

“Yo a la concentración de Paseo Colón no voy. No tenemos nada que ver con estos que marchan. Nadie me aprieta cuando hay que hacer un paro. No voté a Macri, pero no quiero que le vaya mal. Lo eligió la gente. Punto. Estos que se creían que estaban para toda la vida se nos quieren colar. Nos empomaron”, declamó Barrionuevo en Radio Mitre para mostrar su desagrado con el claro sesgo opositor al Gobierno que adquirió la primera marcha conjunta de las centrales sindicales.

“Esto no es un paro. Esto era una marcha que tenía que ver con el movimiento obrero. No hay paro”, se quejó el gastronómico y lanzó sus dardos contra las fuerzas de izquierda y los kirchneristas que adhirieron a la marcha. “Es un arco peor que el arco iris, con el cual no tenemos que ver nosotros”, insistió Barrionuevo sobre la amplitud de la convocatoria.

“Nuestra agenda incluía Ganancias, que afectaba a 2 millones de trabajadores, pero Macri algunas medidas ya tomó. Y hay temas puntuales como frenar los despidos. Y para esto el Gobierno necesita tiempo. Por eso pedimos que los empresarios pongan un sacrificio y por 6 meses que no haya despidos. No estoy de acuerdo con la doble indemnización. Héctor Recalde se negaba y ahora la plantea desde el bloque. No podemos aceptarlos en la marcha. No podemos ser funcionales a los que perdieron y además, van a ir en cana, porque se robaron el país. No se nos pueden colar”, gruñó el sindicalista que respaldó la alianza electoral entre los peronistas disidentes Sergio Massa y José Manuel de la Sota.

“La puta madre, me daría vergüenza que me acompañen a Comodoro Py. Van a ver que cuando ella caiga en cana de a poco no queda nadie. Ni cigarrillos le van a llevar”, agregó sobre la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner con la que mantiene una larga
disputa personal.

Oficialista acérrimo durante la etapa neoliberal de los 90, Barrionuevo organizó ahora su propia celebración del Día de los Trabajadores. Será con un locro que organizó su cuñado Dante Camaño, en la sede de los gastronómicos porteños de San Juan y Salta y que tendrá como invitados especiales al presidente Macri, su esposa Juliana Awada y el ministro de Trabajo, Jorge Triaca. Del ágape también participará la esposa de Barrionuevo, Graciela Camaño, la diputada que conduce el bloque del massismo en la Cámara baja.

Otro sindicalista que se borró de la marcha contra los despidos y que tendrá festejo del Día de los Trabajadores con homenaje personal será el Momo Venegas, aunque con un día de retraso. La Legislatura porteña homenajeará el lunes al mediodía en el Salón Dorado al titular de la Uatre, “por su trayectoria como representante nacional e internacional de los trabajadores rurales, como así también del conjunto de los trabajadores” y le entregarán una bandeja y un diploma. La promotora de la iniciativa es la diputada Claudia Calciano, miembro del partido FE del Momo llegó a la Legislatura en diciembre pasado en reemplazo de Iván Petrella por haber integrado la boleta PRO de 2005. Con la presencia de la vicepresidenta primera de la Legislatura, la macrista Carmen Polledo, el oficialismo porteño bendecirá el homenaje a su aliado político.


La evaluación del Gobierno
El jefe de Gabinete, Marcos Peña, buscó mostrarse contemplativo con los reclamos de los gremios en su evaluación de la multitudinaria movilización de ayer. “Coincidimos con prácticamente todas las preocupaciones del sindicalismo planteadas hoy, en el sentido de que la prioridad para nosotros es reducir la inflación”, sostuvo en una conferencia de prensa en la Casa Rosada. Si bien consideró el acto como “una sana expresión del movimiento obrero”, Peña advirtió que no compartía el diagnóstico sobre la caída del empleo y el reclamo para sancionar la ley antidespidos en el Congreso. Por eso, pidió a la Cámara de Diputados que convoque al Gobierno y a las entidades empresarias para “dar la discusión números de verdad y un diagnóstico”. Insistió sobre las cifras presentadas por el Gobierno en los últimos días “que indican que la situación laboral en Argentina es aproximadamente la misma que en los últimos cinco años, donde el empleo formal no crece ni decrece”. “Todos los días anunciamos obras que van a generar decenas y miles de puestos en distintos rubros, a partir de la confianza que se ha generado en Argentina”, aseguró Peña.
Fuente:Pagina12                         

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