TUCUMÁN
Operativo Independencia: nueva ronda de testigos de contexto
Se abordó las relaciones entre el vicariato castrense y el Ejército, la situación de los conscriptos y del movimiento obrero.
Viernes 3 de junio
En la jornada de ayer se reanudaron las audiencias del juicio por la megacausa del Operativo Independencia.
En este tramo, están declarando los testigos de contexto sobre aspectos de la metodología represiva entre febrero de 1975 y marzo de 1976.
Entre los testigos de ayer estuvo Julio César Urien, por videoconferencia, integrante del cuerpo de Infantería de la Marina entre diciembre de 1971 y diciembre de 1972.
Urien ingresó al Instituto de Formación de la Escuela Naval en 1968, allí fue formado en los lineamientos de la Doctrina de Seguridad Nacional, utilizada para la represión interna.
A modo de ejemplo contó cómo en la formación se incluían la proyección de la película La Batalla de Argelia, donde se ilustraban los métodos de tortura durante los interrogatorios.
En esas ocasiones, el obispo Victorio Bonamín expresa apoyo moral y legitimación “cristiana” de los métodos de tortura y represión.
Uriel también señaló que su “formación” incluyó un curso en Tierra del Fuego donde les aplicaron torturas.
Luego de revistar en Bahía Blanca, durante diciembre de 1971 y octubre de 1972, fue trasladado a la ESMA y sostiene que desde esa época ya existían los grupos de tareas y que los detenidos estaban a disposición de los órganos de inteligencia.
Por negarse a participar, un grupo de 16 oficiales, 30 suboficiales y varios conscriptos se sublevaron, por lo que fueron detenidos.
Tras una amnistía durante del gobierno de Cámpora, Uriel fue condenado en diciembre de 1975 y permaneció detenido hasta 1983. Por último, Uriel agregó que de su clase, se encuentran tres desaparecidos (Legrón, Galli y Tejerina) y cuatro imputados o condenados (Astiz, Cavallo, Suárez Mason, Rolón).
El antropólogo de la UBA Santiago Garaño brindó una extensa exposición a partir de la investigación plasmada en su tesis Entre el cuartel y el monte, que se publicará como libro.
A partir de entrevistas y análisis de publicaciones, Garaño sostiene que el sur tucumano fue elegido como un teatro de operaciones donde el Ejército montó una escenificación de la guerra, realzando elementos patrios (“Tucumán, cuna de la Independencia”, “una guerra en defensa de la nación”) y difundiendo mitos sobre la guerrilla (que tenían 5000 combatientes, hasta que tenían un helicóptero desarmable).
Esto fue combinado con una importante campaña de propaganda y acción psicológica para infundir el terror en la población a través de una espectacularización.
Por la tarde declararon Pilar Gómez Sánchez, integrante del LIGIAAT y perito arqueológica en el Arsenal Miguel de Azcuénaga, donde funcionó un centro clandestino de detención. La última testigo de contexto de la jornada fue Silvia Nassif, doctora en Historia e investigadora del CONICET.
Nassif realizó su tesis de doctorado sobre las luchas obreras en Tucumán durante 1996 y 1973, en el que buscó señalar que la alta conflictividad del periodo trascendía el accionar de grupos políticos específicos.
Detalló algunos hechos del periodo, haciendo hincapié en los ingenios como el Fronterita donde funcionó un centro clandestino de detención.
Entre maniobras y provocaciones
La defensa oficial de Burtnik planteó que entre la indagatoria y el procesamiento no tuvo una defensa apropiada, ya que su abogado defensor se opuso a que ampliara la declaración indagatoria.
Con este argumento rebuscado, el defensor Bertini pidió la anulación del procesamiento. El planteo fue rechazado por extemporáneo.
Por su parte, Lazarte pidió que cuando se dirijan a él lo llamen “coronel” y no “señor”. Se lo dijo a Garaño, cuya investigación calificó de paupérrima.
Hoy a partir de las 9 se retoma la audiencia.
Fuente:LaIzquierdaDiario
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