Como para dejar sentado que este año 2016 ha sido un año devastador, que se empeñó en llevarse cosas muy valiosas y queridas, ahora fue Coco Marca quien dijo chau, y para siempre. Justo él que era la esperanza misma de reencontrarte con lo imposible, él que se encargó de hacerle burla a los momentos más terribles de su propia vida, y reírse a carcajadas de las desgracias que llegaban como boletas a cobrarle los excesos. El Coco Marca que de abogado de los presos en la causa Masacre de Capilla del Rosario ( 11 de agosto de 1974), terminó siendo compañero de pabellón de los mismos, y uno de los más queridos por todo aquel que compartió algún tiempo de su detención con su “vigorizante” compañía.
El Coco Marca y su afición a los placeres terrenales: las mujeres, el tabaco, el buen vino, y dar a manos sueltas hasta lo que no tenía. El mismo que viviendo en Córdoba, sólo y pobre, recibe la visita de una colla con su hijita pidiendo limosna, y él termina ofreciéndole su propia casa para que vivan allí hasta que consigan trabajo, porque era de los que pensaba que tanto la riqueza como la miseria son mucho más llevaderas y se pueden compartir. El Coco que teniendo todas las dolencias era el peor de los pacientes. El mismo que en los últimos años, su dependencia de la silla de ruedas, no le impidió asistir a los actos por la memoria de los compañeros fusilados en Capilla del Rosario o celebrar todo aquello que había que celebrar en recuerdo de los viejos y amados militantes de una generación que, poquito a poquito, se está yendo.
Ese hombre, ese abogado, ese amigo, ese compañero, ese inmenso y solidario ser humano, que se fue con este año. Este año, que en su cosecha se llevó lo más querido que pudo llevarse, y dejaba como frutilla de su torta al mismo Coco Marca. Encima, si hay tristeza, hay que hacer un esfuerzo, y disimularla, porque dejar que fluya sería un atentado a la memoria del gran Coco.
Mi abrazo a todos los compañeros que saben lo que implica la partida de este inmenso ser.
Ese hombre, ese abogado, ese amigo, ese compañero, ese inmenso y solidario ser humano, que se fue con este año. Este año, que en su cosecha se llevó lo más querido que pudo llevarse, y dejaba como frutilla de su torta al mismo Coco Marca. Encima, si hay tristeza, hay que hacer un esfuerzo, y disimularla, porque dejar que fluya sería un atentado a la memoria del gran Coco.
Mi abrazo a todos los compañeros que saben lo que implica la partida de este inmenso ser.
HASTA LA VICTORIA, SIEMPRE QUERIDO COMPAÑERO!!!
Pato Torne
Envío:AgNotDD.HH.
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