27 de marzo de 2017

ORFEBRES DE LA MEMORIA.

ORFEBRES DE LA MEMORIA

Producto de una investigación tan rigurosa como cuidada, el libro“Colectivos y Parcialidades Políticas y Sociales, los desaparecidos y asesinados de Córdoba en los ’70, quepublicó la Editorial de la FFyH, aporta datos inéditos y organicidad a un trabajo sobre la militancia en un período histórico intenso, de fuertes luchas y ebullición popular, que el Terrorismo de Estado buscó aniquilar. Silvia Romano, directora del proyecto, investigadora y responsable de la edición y Norma San Nicolás, investigadora integrante del equipo,  desmenuzan un material valioso e imprescindible.
“En el libro está el 80, 85 por ciento –no podemos precisarlo aún, por la complejidad del período, y por tratarse de datos sensibles- la adscripción política de los y las militantes que participaron, de una u otra manera, de las luchas políticas y sociales que sacudieron Córdoba entre el 69 y el 83, que es el período histórico que nosotros abordamos en la investigación”, cuentan en una luminosa mañana de marzo, Silvia Romano y Norma San Nicolás, responsable y autoras de capítulos del libro “Colectivos y Parcialidades Políticas y Sociales, los desaparecidos y asesinados de Córdoba en los ‘70”, que junto a contribuciones de otros autores y autoras, publica la Editorial de la FFyH. Un minucioso trabajo sobre la participación y la trayectoria pública de hombres y mujeres que fueron parte de un proyecto político revolucionario, y que precisamente por eso fueron destinatarios principales del aparato represivo estatal antes y después del 24 de marzo, que de manera clandestina, abierta o paraestatal (como fue el caso de la Triple A en el ámbito nacional y el Comando Libertadores de América en Córdoba) puso todo su poder y engranaje burocrático al servicio de la muerte y la desaparición de esas humanidades.
“Este libro es el resultado de un trabajo colectivo de muchos años, que representa una continuidad y, a la vez, una profundización en la laboriosa tarea de reconstruir el universo de las personas que resultaron víctimas del terrorismo de estado en/de la historia reciente de Córdoba”, señala Carol Solis, coordinadora del Programa de Derechos Humanos de la FFyH, y responsable de presentar el trabajo a fines de diciembre en el auditorio del Cepia. La actual vicedirectora de la Escuela de Historia de la FFyH, agrega: “Se podría decir que se trata de un libro y de dos a la vez, puesto que presenta una actualización de la nómina de personas desaparecidas y asesinadas en/de Córdoba entre 1969 y 1983, a la vez que integra aportes específicos respecto de algunas de las tramas y conflictos en los que esas trayectorias biográficas y públicas discurrieron, inscribiéndolas en una continuidad represiva que va de la dictadura de Onganía hasta la  iniciada por Videla”.


Presentación del libro en diciembre de 2016.



Ante un desafío tan complejo como el de armar el rompecabezas de la represión, Romano aclara que “algunos de quienes están en el libro no tienen su adscripción política, aunque sabemos que eran militantes de tal o cual organización. Pero, al no estar publicada en ningún medio público, ni ventilarse en un juicio oral, ni ser confirmada por sus familiares, no podemos publicarla, más allá de que sabemos cuál era la organización en la que militaban”.
Para la investigadora, la diferencia con “Historias Recientes de Córdoba”, el anterior libro publicado por el equipo en 2013, “éste último ofrece más organicidad al abordar los colectivos y parcialidades”.
-¿Se podría decir entonces que aquí están todos los grupos políticos de Córdoba?
Sí, nosotras decidimos no publicar las pertenencias políticas en el libro anterior porque habíamos llegado a una conclusión: teníamos los dos tercios de los colectivos políticos, porque la Ley de Habeas Data no nos permitía publicar todos si no teníamos autorizaciones expresa de los familiares, o que estuvieran publicadas en algún medio o fueran parte de los testimonios en el marco de un juicio oral. Teníamos muchos datos del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) y de ahí sacamos muchas pertenencias políticas, pero el EAAF se negó a que las hiciéramos públicas porque son datos confidenciales. De todas maneras, esa base fue de vital importancia para avanzar en la identificación e ir completando el rompecabezas”, dice Romano.
Para las investigadoras, otro aspecto novedoso es que descubrieron también “una serie de tránsitos de los militantes de una organización a otra. El problema es que tantos unos como otros grupos reivindicaban a la misma persona, o no los incluían entre los propios porque se habían cambiado de organización. Algo lógico en una situación política de gran efervescencia como fueron los 70”, resaltan Romano y San Nicolás, y completan: “No era fácil identificarlo con tal o cual organización, y por eso elegimos incluir la última pertenencia política para poner las cifras. Con ello hicimos un mapa de las agrupaciones que existían en ese momento, y como se fragmentaron o unieron; lo que fue publicado en Historias recientes”.
-¿Por qué “de” Córdoba?
-El recorte es un recorte de historia política, por lo tanto lo que se reconstruye es cómo ese ciclo de protesta social, que nucleó a una enorme cantidad de gente, que coexistió, participó en los mismos espacios -por eso es un colectivo pero a la vez parcialidades-, ocurrió en un período determinado, que va de mediados de los 60 a mediados de los 70, y transitaron por Córdoba. Sean estudiantes, trabajadores, militantes o refugiados. Aunque algunos tuvieron un paso fugaz, lo importante es que militaron, trabajaron, estudiaron en Córdoba” señala Romano.
En este sentido, Romano cuenta que “el otro objetivo del proyecto es recuperar las imágenes de los noticieros de Córdoba sobre protestas, manifestaciones, actos,  asambleas, marchas, detenciones, conferencias de prensa, porque viendo esas imágenes pudimos localizar a personas que estaban en ese período y que luego serían desaparecidas”.
Por eso, agrega la investigadora, “este recorte de historia política que presentamos está atado a que hayan salido en la tv, las dos cosas están articuladas. Buscamos reconstruir la trayectoria pública de los protagonistas y fuimos acumulando imágenes de esa ebullición. Luego convocábamos a familiares, amigos, compañeros de trabajo y de militancia, para poder identificar a los protagonistas de las imágenes. Las imágenes dialogan continuamente, nos iban tirando pistas”. Para ambas fue importante el hecho de haber sido militantes: “Fue importante para acceder a mucha información, porque veíamos las imágenes e íbamos identificando gente. El hecho de haber sido protagonistas abrió caminos entre los ex militantes y sus familiares, generamos confianza. Y la segunda cosa es que nosotros dejamos de ser sectarias, como éramos en los 70 (risas). Nos importan todos y por eso incluimos a todos, por lo tanto estamos con toda la libertad de llamar a todos para identificarlos”, reconocen las dos.
Ni víctimas ni héroes, militantes
Con este nuevo trabajo, el equipo del proyecto Patrimonio audiovisual, derechos humanos e historia reciente, radicado en el Centro de Documentación Audiovisual y el CIFFyH aborda un tema  espinoso, complejo, porque no siempre la dimensión política de los y las militantes tuvo el mismo consenso o aceptación en la sociedad. Apenas terminada la dictadura, en el auge de la “Teoría de los dos demonios”,  se evitó reconocer la pertenencia política  y se instaló la idea de que los militantes fueron “chicos inocentes que estudiaban y trabajaban sin tener nada que ver”, y no fue así, afirma San Nicolás: “Todos o al menos su inmensa mayoría tenía una identidad política, una pertenencia a algún grupo político y ejercían  un accionar militante de tipo  social, político, gremial”. También explica que tampoco fueron “héroes”, como se los quiso catalogar años después. “No fueron ni una cosa ni la otra”, coinciden ambas. “Lo que pasa es que al principio de los 80 no había consenso para introducir la pertenencia política de los militantes, sobre todo en las organizaciones  revolucionarias. Había mucha estigmatización, circulaba el “por algo será” y ese tipo de caracterizaciones en la sociedad. Esto empieza a cambiar con el surgimiento de HIJOS a mediados de los 90, y a partir de un proceso de maduración de la sociedad, que empieza reivindicar –aunque tibiamente todavía-, la militancia política de sus padres”, tal como lo planteamos en el artículo “La militancia de los 70…” del libro Historias recientes…
Para quienes fueron protagonistas de una época intensa en lo político, “lo que hace este libro es completar la identidad política de los militantes. Es decir, que fueron destinatarios de la represión precisamente por su compromiso político, que fue siempre nuestro discurso. Los mataron y desaparecieron por su militancia política, estudiantil, sindical, barrial, por adscribir a un proyecto revolucionario, de transformación social. Ahora, con este último libro decidimos jugarnos porque incluir la pertenencia política es una parte esencial que permite completar la identidad  de los desaparecidos y/ o asesinados. Nosotros no abonamos la idea de que fue una represión indiscriminada, no. Se reprimió a la militancia política. Discutimos con el equipo si la incluíamos junto a los nombres y nos jugamos. Y todos fueron víctimas del Terrorismo de Estado, porque en todo caso muchos formaron parte de grupos insurgentes y el Estado debe garantizar el derecho a la vida y la justicia, y no lo hizo. El discurso fue que todos eran subversivos y por eso se los aniquiló”, añade Romano.
Rompecabezas para armar
El proceso de trabajo de búsqueda de información en distintas fuentes y de identificación en registros audiovisuales que llevan adelante Romano, San Nicolás, Paty Palacios y Malvina González  Lanfir (en fotografía digital) y el resto del equipo que las acompaña desde hace años, es tan minucioso y cuidado, que abruma tanta tenacidad al servicio de la memoria, porque parece una tarea interminable. “La idea del rompecabezas está siempre en la tapa de nuestros libros, porque hay archivos de la represión que fueron destruidos o los han ocultado” dice Romano; “aunque yo sospecho que están microfilmados en Estados Unidos”, observa San Nicolás. Romano duda, su hipótesis es más casera: “Para mí están acá, en algún lado del país, porque los militares y sus cómplices civiles eran burócratas, existe una burocracia de la represión”. Ahora, en lo que ambas coinciden es que “hay un pacto de sangre y silencio muy notable”. Como será de complejo terminar el rompecabezas, que advierten que “la gran mayoría de pruebas de los juicios son testimonios de las víctimas sobrevivientes, más algunos otros documentos que son colaterales sobre ascensos y felicitaciones  a los represores, que te pueden llevar a alguna hipótesis, pero  las listas, informes, fichas que utilizaron para concretar la represión son pocas, casi que no hay” .
Si bien el trabajo es descomunal por la información cuantitativa y cualitativa que aporta, “el libro es rengo en muchas otras parcialidades”, sostiene Romano y San Nicolás asiente con un movimiento de cabeza. “Queríamos incluir más información de trabajadores, de gremios, de mujeres, de empleados públicos. En las estadísticas están, porque hay una sobrerrepresentación de los universitarios que tiene que ver con el acceso a las fuentes, con la posibilidad de acceder a los archivos universitarios. Esta documentación se conserva de manera casi íntegra, y tuvimos posibilidad de verlos. Fue fundamental, poder  entrar a la mayoría de los archivos y revisar una a una las fichas de los estudiantes, en las cuales pudimos registrar los datos y las fotos de las personas y compararlas con las imágenes en movimiento, además de ver que muchos militaban o estudiaban en algún lado. Para darte un ejemplo, encontramos 10 o 12 desaparecidos más Arquitectura, que no se sabía que estudiaban esa carrera, a pesar del excelente trabajo realizado por la comisión de homenaje de esa Facultad. Es oscuro el tema, porque siempre se dice que los desaparecidos o asesinados eran en su mayoría trabajadores o estudiantes. Y nosotros buscamos poner claridad en las cosas, porque había muchos estudiantes trabajadores y mucha proletarización, que era una opción entre la militancia”.
– ¿Qué archivos faltan, gremios, empleados públicos?
– Sí, de esas organizaciones y de las empresas también, aunque una parte obtuvimos de  empleados municipales.  El trabajo sobre los gremios es la segunda etapa del proyecto, cuenta Romano.
-¿Qué otros aportes tiene el libro?
Hay varios y muy interesantes, resume Romano. Está el artículo de  Juan Ignacio González, que trabaja la militancia en la Universidad Católica a fines de los ’60, con la experiencia de la Agrupación de Estudiantes Secundarios (AES) Es muy interesante y poco estudiado, aunque fue una universidad que tuvo un fuerte protagonismo político, donde surgieron militantes que después van a tener mucha participación, algunos los matan en Trelew, o van a ser parte de otras organizaciones, como Montoneros, aunque también hubo de OCPO y otras posiciones políticas. Fue tal la magnitud de la Católica, que después muchos de esos estudiantes se sumaron al movimiento de estudiantes de Córdoba, migrando hacia la UNC, o a la militancia y al trabajo en distintos ámbitos.
Sumamos también el artículo de Abel Bohoslavsky, ex -militante del PRT, que vivió y fue protagonista y dirigente de una huelga de médicos no rentados entre el año 72 y 73. Hay un montón de notas de la tv de los médicos no rentados, porque fue una lucha muy importante y reconocida en Córdoba. Eran médicos del Hospital Rawson y de varios lugares. El autor hace una crónica de esa experiencia de la huelga, y cómo lograron un triunfo. Encontramos en esas imágenes un montón de personas para el libro, tarea en la que también contribuyó Abel.
La otra es la experiencia es la del Taller Total. Gonzalo Pedano hace un relato en primera persona de cómo fue su proceso de investigación desde antropología de la memoria, y va relatando el desarrollo del Taller Total y de los conflictos por la memoria de esa experiencia político pedagógica.
Y luego el texto de Norma sobre la Facultad de Filosofía y Humanidades, que toma diferentes documentos generados por docentes de la UNC que respaldan el accionar del gobierno militar y desmienten la represión en Córdoba.  Revisa también resoluciones de la FFyH  que muestran la actividad de la intervención militar, el sustento político e ideológico de docentes enrolados con el nacionalismo católico y su influencia en la facultad, además del accionar efectivo de personal de la Universidad como Gabriel Pautasso, ligado a los servicios de inteligencia.
El fundamento de San Nicolás es que “la represión no hubiera sido posible sin el respaldo e inteligencia y seguimiento de todo un sistema de delaciones. Para ello utilizaron unas nóminas que había mandado a hacer el rector Menso a López Carusillo en el 75, con la universidad intervenida por la gestión Ivanissevich, que hace un relevamiento de a cada Facultad. Ahí hay datos de los estudiantes y docentes, su lugar de trabajo, domicilio, domicilio de los padres, o sea, información clave para la represión. Muchos legajos de alumnos fueron utilizados en los campos de concentración.
El último capítulo, elaborado por Silvia Romano (al igual que la presentación del volumen) introduce la nómina documentada de los desaparecidos y asesinados de Córdoba en los 70, dando cuenta de las características de la misma, los criterios de su construcción desde 2007 y del trabajo con fuentes diversas realizado en la investigación, reflexiones acerca de los contenidos y de los gráficos elaborados e incluidos en el capítulo, que representan -en porcentajes y números- algunas de las parcialidades que contiene la nómina, así como las imágenes obtenidas en los registros de la televisión de una centena de víctimas del terror estatal.

EL EQUIPO

El equipo de investigación está conformado por Silvia Romano (directora del proyecto e investigadora), Norma San Nicolás y Paty Palacios (integrantes investigadoras) y Malvina González Lanfir del CDA (digitalización de fotos). Otros integrantes del equipo, algunos investigadores que desarrollaron su líneas vinculadas y otros asistencia técnica son: Agostina Gentili, Gonzalo Pedano, Juan Ignacio González, Pedro Sorrentino, Renée Torres, la ayudante alumna Paula Romani  (ayudante alumna) y Eliana Díaz (adscripta).
Envío:Abajero

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