4 de mayo de 2017

LA CONFERENCIA EPISCOPAL ANUNCIÓ “UN TIEMPO DE REFLEXIÓN” SOBRE LO OCURRIDO DURANTE LA DICTADURA MILITAR .

04 de mayo de 2017 
LA CONFERENCIA EPISCOPAL ANUNCIÓ “UN TIEMPO DE REFLEXIÓN” SOBRE LO OCURRIDO DURANTE LA DICTADURA MILITAR 
Los obispos abrieron el camino al fallo 
En su asamblea, anunciaron que escucharán testimonios de familiares de “víctimas de la violencia” de la época, en lo que denominan “la cultura del encuentro”. Recibieron el rechazo de Abuelas y de Madres de Plaza de Mayo.
La asamblea de la Conferencia Episcopal se celebra durante esta semana en Pilar. (Imagen: DyN) 
Por Washington Uranga 
En el marco de la asamblea de la Conferencia Episcopal que se celebra esta semana en la localidad bonaerense de Pilar, los obispos católicos argentinos iniciaron lo que ellos mismos denominaron “un tiempo de reflexión sobre los acontecimientos ocurridos durante la última dictadura militar”. Cuarenta y un años después del golpe cívico militar que dio lugar a la dictadura más sangrienta que azotó a la Argentina, los obispos dieron comienzo a la “escucha de algunos testimonios de familiares de personas que sufrieron las consecuencias de este período marcado por la violencia en distintos ámbitos de la sociedad”. Si bien la lista de los invitados no fue dada a publicidad, se conoce que en esta serie de consultas estarán incluidos tanto los familiares de desaparecidos por el terrorismo de Estado como personas que reivindican a acusados y condenados por delitos de lesa humanidad.

Enmarcado en lo que los obispos denominan la “cultura del encuentro” la acción ahora emprendida recibió el inmediato rechazo de las Abuelas de Plaza de Mayo y de Madres de Plaza de Mayo, línea fundadora, a través de Estela de Carlotto y Nora Cortiñas respectivamente. Fue precisamente la titular de Abuelas, después de una entrevista personal con el papa Francisco, quien fue vocera de la decisión adoptada por el Vaticano de abrir los archivos de la Iglesia relacionados con la dictadura militar. Pero el repudio a la propuesta episcopal de “reconciliación” se extendió ahora también a grupos como los Curas en la Opción por los Pobres y el Colectivo de Teología de la Liberación (ver aparte).

Si bien el episcopado católico ha señalado que la tarea emprendida es “de largo aliento” está claro que la iniciativa se venía gestando desde hace tiempo en la Conferencia Episcopal, impulsada por un grupo de obispos que sostiene la idea de “la verdad completa” y que, aunque no lo admite públicamente, suscribe la “teoría de los dos demonios” para explicar lo ocurrido durante la dictadura militar y el terrorismo de Estado. Este grupo de obispos, que abierta o solapadamente enfrentaron la política de derechos humanos del kirchnerismo, sienten que su postura encuentra ahora un nuevo clima de época auspiciado por el macrismo y en el que se sienten más cómodos. No es ajeno a todo esto el anuncio también reciente de la normalización del obispado castrense con la designación del obispo Santiago Olivera.

Vale preguntarse los motivos por los cuales los obispos decidieron colocar ahora este tema en la agenda, cuando la misma jerarquía elude pronunciarse sobre cuestiones candentes de la realidad nacional, incluso sobre situaciones de crisis social diagnosticadas por el propio Observatorio de la UCA.

No son pocos los obispos que se mostraron molestos por la decisión del papa Francisco de abrir los archivos de la Iglesia relacionados con la dictadura. Si bien no existen demasiadas expectativas respecto de la información que allí se pueda obtener, hay obispos que insisten en “cuidar la imagen de la Iglesia” y recelan del uso que se pueda dar, aún en la Justicia, a lo que tales archivos puedan revelar. Entienden que debe “preservarse la imagen”, ya no de los actuales obispos, sino de quienes habiendo ocupado cargos de gran responsabilidad dentro del episcopado, como es el caso del arzobispo Adolfo Tortolo (presidente de la CEA entre 1970 y 1976 y obispo castrense desde 1975) y del cardenal Francisco Primatesta (cuatro veces presidente de la CEA), son considerados cómplices de la dictadura militar. 

Respecto de los archivos, el episcopado ha dicho que se trata de unas tres mil cartas y documentos que se conservan en el Episcopado, en la Nunciatura Apostólica y en la Santa Sede, “sobre pedidos que llegaron a la Iglesia para conocer el paradero de detenidos y desaparecidos, y reclamar gestiones ante las autoridades militares de entonces”. Saliendo al cruce de algunas críticas, el cardenal de Buenos Aires, Mario Poli, afirmó que “no le tenemos miedo a los archivos. Los ponemos a disposición como un servicio a la reconciliación, a la justicia y a la verdad”.

Si bien dentro del episcopado existen discrepancias con Francisco y tales diferencias se manejan con reserva, no menos cierto es los obispos buscan utilizar los pronunciamientos -que pueden resultar ambiguos- del Papa, para el propio beneficio. En tal sentido no extraña ahora que para justificar la iniciativa tendiente a la “reconciliación entre los argentinos” –según la catalogan algunos– se use como eslogan la propuesta papal de la “cultura del encuentro”. ¿Conocía Francisco de antemano la iniciativa que ahora propone la jerarquía católica argentina? Difícil será tener una respuesta precisa sobre este punto.

El arzobispo Víctor Manuel Fernández, rector de la UCA y uno de los teólogos más cercanos al Papa, escribió en un libro aparecido en estos días que “Bergoglio siempre rechazó las dialécticas que enfrentan, y su ideal es el poliedro, que tiene muchas facetas, muchísimos lados, pero todos formando una unidad cargada de matices”. Según Fernández “se trata de recoger algo de la experiencia y de la perspectiva del otro, pero eso no significa perder mi identidad”, dado que “si no hay identidades claras no hay conflicto, pero tampoco hay vida, todo es cáscara vacía y marketinera”. Por eso, “no es sano huir de los conflictos o ignorarlos. Hace falta aceptarlos y sufrirlos hasta el fondo, nunca esconderlos”.



04 de mayo de 2017
UNA CARTA SOBRE LA POSICIÓN QUE DEBÍA TENER LA IGLESIA ANTE LA DICTADURA 
Las razones de De Nevares 
La carta, de abril de 1980, estaba dirigida a los obispos para explicarles por qué no debían peregrinar junto a las autoridades militares. La misiva finalmente no fue enviada, pero quedó como testimonio de su posición.
El fallecido obispo de Neuquén Jaime de Nevares mantuvo una firme postura sobre derechos humanos. (Imagen: Archivo PáginaI12) 
Por Washington Uranga 
En abril de 1980, el entonces obispo de Neuquén, Jaime de Nevares (1915-1995) escribió una carta dirigida a todos los obispos argentinos argumentado su rechazo a una propuesta que el gobierno de la dictadura militar había hecho a la jerarquía eclesiástica para realizar una peregrinación a Luján, prevista para el 1º de mayo de 1980, en la que participarían obispos y militares. La iniciativa de la peregrinación finalmente no prosperó, por lo que la carta del obispo no fue enviada. Sin embargo, quedó como testimonio de la postura de quien, junto con los obispos Miguel Hesayne y Jorge Novak, fueron aquellos que dentro del episcopado mantuvieron un firme postura de defensa de los derechos humanos. El texto tiene aún valor testimonial.

Escribía entonces de Jaime de Nevares:

“Por lo que expreso a continuación ningún obispo debe ir a Luján el 1º de Mayo: Porque van las autoridades militares nacionales y provinciales.

Porque las autoridades militares afirman: “que desde el 24 de marzo de 1976 no operan en el país grupos paramilitares o parapoliciales” (General Sasiaín), y “no hemos necesitado fuerzas paramilitares como se nos acusa, hemos actuado con la doctrina en la mano, cumpliendo órdenes de nuestros jefes” (General Riveros).

Porque han sido autoridades militares las que asesinaron a nuestro hermano obispo Enrique Angelelli.

Porque han sido autoridades militares las que han asesinado a sacerdotes en La Rioja, en la Parroquia San Patricio y en otros puntos.

Porque han sido autoridades militares las que han secuestrado y, muy probablemente muerto también, a varios hermanos nuestros en el sacerdocio y a religiosos y religiosas, entre las cuales dos de nacionalidad francesa.

Porque han sido autoridades militares las que torturaron salvajemente al sacerdote Patricio Rice y otros.

Porque han sido autoridades militares las que han secuestrado un mínimo de seis mil personas, las cuales, al no haber campos de detención no oficiales como ellos mismos afirman, con toda probabilidad han sido asesinadas sin forma de juicio.

Porque han sido autoridades militares las que han arrojado desde aviones militares al mar o al Río de la Plata cadáveres o personas con vida sin conocimiento a causa de una inyección.

Porque han sido autoridades militares las que han torturado sistemáticamente en establecimientos castrenses a los detenidos, algunos de los cuales murieron en la tortura. 

Porque son autoridades militares las que someten a los detenidos en las cárceles oficiales a un trato bárbaramente inhumano, hasta llevarlos en algunos lugares al límite de la resistencia física y psíquica.

Porque son autoridades militares las que mantienen indefinidamente durante años en prisión a muchos centenares de personas sin acusación concreta y sin proceso.

Porque son autoridades militares las que mantienen en prisión a quienes han cumplido la pena que le fue impuesta o han sido absueltos por los jueces.

Porque han sido autoridades militares las que han amedrentado a abogados mediante secuestros, atentados y muerte a fin de impedirles la defensa de los detenidos.

Porque han sido autoridades militares las que con iguales métodos, han silenciado a la prensa.”
Firmado: obispo Jaime Francisco de Nevares.



04 de mayo de 2017
REACCIONES EN LA IGLESIA 
“No hay reconciliación” 
Por Washington Uranga 
“No hay reconciliación posible entre víctimas y victimarios, particularmente cuando estos no han dado ni un solo paso en ese sentido” sostiene en una declaración el Grupo de Curas en la Opción por los Pobres (COP) al pronunciarse sobre la iniciativa anunciada por la jerarquía católica de “iniciar un tiempo de reflexión sobre los acontecimientos ocurridos durante la última dictadura militar” que llevaría a la escucha de víctimas de hechos de violencia acaecidos en ese entonces.

Los sacerdotes que trabajan en medios populares sostienen que no es posible la reconciliación con los victimarios porque estos “siguen afirmando que lo que hicieron fue lo correcto, siguen sin dar información sobre los detenidos-desaparecidos, siguen sin dar información sobre los entonces niños apropiados, siguen en una cadena de silencio y complicidad cuyas resonancias siguen día a día presente en la sociedad”.

En un sentido similar el Colectivo de Teología de la Liberación “Pichi Meisegeier”, afirmó que “nuestros obispos siguen creyendo que el poder religioso está por encima del poder político, que la iglesia es la reserva moral de la sociedad y que su palabra es rectora de la misma”. En la misma declaración estos cristianos se preguntan “¿quiénes son ellos (los obispos) para iniciar un ‘proceso de reconciliación’ cuando hay juicios en curso con todas las garantías constitucionales?”. Y agregan: “¿qué autoridad moral tienen cuando muchos de ellos tienen relaciones espurias con empresarios políticos y jueces que les tapan escándalos varios a cambio de distintas prebendas?”.

Al expresar su “repudio” a la iniciativa oficial de la jerarquía el Colectivo sostiene, en concordancia con lo señalado por los organismos defensores de derechos humanos y con los Curas que “no hay posibilidad de reconciliación sin arrepentimiento ni justicia”.

El grupo de sacerdotes católicos sostuvo también que “si de ‘tiempo de reflexión’ se trata, quizás la CEA (Conferencia Episcopal Argentina) debiera comenzar por revisar sus propios archivos, y convocar a los capellanes militares para conocer de ‘propia mano’ las complicidades y activa participación en un terrorismo de estado del cual varios de sus miembros fueron responsables y ejecutores. Si lo que pretenden es - a 41 años del golpe cívico-eclesiástico-militar - saber qué pasó, seguramente tendrán buen material en sus propios archivos”.

Entienden los Curas que “buena parte” del Episcopado del aquel entonces fue “instigador”, “bendecidor” o “cómplice” del genocidio y por tal motivo “no nos parece sensato que clamen por una reconciliación o encuentro sin comenzar por pedir expreso perdón a las víctimas y esperar de ellas que por propia iniciativa decidan si quieren o no otorgarlo”.

Los COP critican a los obispos al recordar que “Cristian von Wernich sigue sin ser expulsado del estado clerical a pesar de haber sido condenado por la justicia independiente por crímenes de lesa humanidad” y señalan que todavía se encuentran con vida capellanes de las fuerzas armadas y de seguridad que tienen mucho que informar y que fueron “cómplices sagrados de la represión ilegal en nombre de una cultura occidental y cristiana”. 

Tras reiterar su crítica al modelo económico del presente gobierno y a sus actitudes respecto del tema de derechos humanos, los Curas en la Opción por los Pobres reiteran que “toda reconciliación, o encuentro empieza posicionándonos claramente del lado de las víctimas” porque “quedar bien ‘con Dios y con el diablo’ sin duda nos dejaría bien con este y rechazando a aquél”.
Fuente:Pagina12

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