4 junio, 2017
Se trata de una iniciativa del Área de Promoción de Derechos Humanos, propone que estudiantes y docentes participen de las audiencias en los juicios por delitos de lesa humanidad, para profundizar en la historia.
La primera convocatoria es para el martes 6 de junio en Paraná, donde se iniciará el juicio por la Causa Mazzaferri. En el marco de una jornada de intercambio entre cátedras de Derechos Humanos de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER), se confirmó la iniciativa “La UADER va a los juicios”, que convoca a trabajadores de la educación pública y estudiantes universitarios y secundarios para que participen de las audiencias públicas y orales de los juicios por delitos de lesa humanidad, con el objetivo de profundizar en la historia.
La propuesta fue impulsada por el Área de Promoción de Derechos Humanos y Participación Ciudadana de la Universidad, en un encuentro que se llevó a cabo el miércoles 31 de mayo en Paraná, en el Auditorio “Amanda Mayor” de Rectorado. Allí, Lic. Sabrina Gullino y el Lic. Alfredo Hoffman, junto a docentes de las facultades, avanzaron en la puesta en común de diversos aspectos académicos y de los contenidos de derechos humanos que se enseñan en la Universidad. Especialmente, resolvieron avanzar con esta convocatoria en torno a los juicios.
“La idea es que puedan asistir, en primer término, el martes 6 de junio, a las 10:30, al Tribunal Oral Federal de Paraná, ubicado en Urquiza 872, donde se iniciará el juicio por la causa Mazzaferri, donde se investigan los sucesos ocurridos en Concepción del Uruguay durante La Noche del Mimeógrafo, en julio de 1976, precedente de La Noche de los Lápices”, indicó Gullino. En ese hecho fueron secuestrados estudiantes secundarios a manos de la dictadura cívico-militar. Según información aportada por la agrupación H.I.J.O.S, en la causa hay un solo imputado: José Darío Mazzaferri, ex oficial de la Policía Federal Argentina.
Quién es Mazzaferri
Está acusado de ser coautor responsable de los delitos de: Violación de domicilio, Detención ilegal, Privación ilegal de la libertad, Torturas e integrante de una Asociación ilícita; todos crímenes considerados de lesa humanidad, cometidos en el marco del genocidio argentino, en perjuicio de ocho víctimas. Maestro en torturas “Al momento de los hechos Mazzaferri tenía 23 años. Integraba la patota de la Policía Federal que secuestraba militantes en sus casas o en la vía pública.
Era el torturador del grupo de tareas: aplicaba la picana eléctrica a los detenidos y enseñaba a sus camaradas a utilizarla. La mayoría de sus víctimas eran estudiantes secundarios: tenían entre 16 y 18 años. Mazzaferri y el resto de la patota de Concepción del Uruguay ingresaban a las casas sin orden judicial, muchas veces de madrugada y provocando destrozos. Los detenidos eran trasladados en el baúl de un auto o acostados en el piso de la parte trasera hasta la delegación de la PF, donde permanecían encapuchados y atados con alambre.
En una oficina de la planta alta funcionaba el centro de torturas. Allí ataban a los estudiantes al elástico de una cama y les pasaban la picana eléctrica. Otros métodos de tortura eran el submarino; el submarino seco; las palizas y los simulacros de fusilamiento. También los sometían a vejaciones y todo tipo de agresiones y amenazas; los privaban de comida y los obligaban a permanecer desnudos en un patio, bajo la lluvia, en pleno invierno. Todas esas torturas físicas y psicológicas dejaron graves secuelas a las víctimas”.
La excusa del mimeógrafo “Cuando los golpeaban y los torturaban, los represores preguntaban a los jóvenes por un mimeógrafo. Era el instrumento que usaban para imprimir panfletos de protesta contra la dictadura, que desde el 24 de marzo de ese año había anulado muchas de las conquistas del movimiento estudiantil, como el medio boleto estudiantil, certámenes literarios, campeonatos de fútbol y otras actividades consideradas “subversivas” por los represores. Si las respuestas no eran satisfactorias, los maltratos se agravaban.
El mimeógrafo era la excusa para pasar a la tortura y así quebrar la dignidad y la resistencia de los jóvenes militantes, a la vez que destruir sus lazos de solidaridad y aleccionarlos y aterrorizarlos”. Al banquillo “Mazzaferri se fugó en 2009 y permaneció prófugo durante cuatro años. Por eso no fue juzgado en 2012, cuando estos mismos hechos fueron llevados a juicio en la causa Harguindeguy, que finalizó con la condena de cuatro represores.
Lo detuvieron el 12 de diciembre de 2013, en la provincia de Buenos Aires. Había cambiado su aspecto: se había dejado crecer el pelo y la barba. Ahora le llegó la hora de la Justicia”.
Fuente: H.I.J.O.S. Paraná
Fuente:ELDia
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