07/02/2018
En el reinicio de las audiencias por el juicio Subzona 1.4 II, prestaron testimonio más víctimas pertenecientes al humanismo, detenidos en 1975 por las patotas policiales y militares que actuaban en el territorio nacional previo al golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.
Jose Luis Sosa, trabajaba en un taller de motos cuando fue detenido por las fuerzas represivas en febrero del 75. “Me metieron en un patrullero, me llevaron a la Jefatura de Policía y me pusieron solo en un calabazo, incomunicado”, declaró hoy ante el Tribunal Oral Federal.
Previo a su detención dijo que lo vigilaban, junto a otras personas con las que participaba de los encuentros humanistas, perseguidos y hostigados
“A muchos los conocía de chiquito, porque mi padre era policía, encargado de la cocina de la Jefatura. Yo andaba por ahí y me la conocía toda”, recordó,
Allí fue interrogado por efectivos que vestían como civiles. “Me apretaron, me amenazaron, de manera prepotente, pero no sufrí golpes”, dijo Sosa. Al rededor de una semana después fue liberado.
Un año después, la Policía pampeana allanó su casa.“Buscaban libros, si seguía con eso, preguntaban con quien andaba. Yo ya no tenía ningún libro, y no participaba más, me dedicaba al deporte”, declaró.
En otra oportunidad, fue detenido por oficiales de la Federal. “Mi hermano trabajaba allí y me dijo que me presentaba porque me iban a detener. Ahí me interrogaron y me advirtieron que no dijera nada”, recordó.
El último en declarar fue Omar Alaggio, quien también participaba en el grupo de personas que integraba la corriente de pensamiento siloista. Lo detuvieron la primera semana de febrero del 75 tras una allanamiento que realizó la policía en la casa donde vivía con sus padres.
Al lugar llegaron Reinhart y Faguala. “Secuestraron bibliografía que tenía y me llevaron”, contó. El acta del operativo lleva la firma de Yorio.
Fue llevado a la Seccional Primera, en donde lo registraron y lo detuvieron en una celda. Luego llegaron el resto de los humanistas detenidos. No recordó si fue interrogado en la planta alta del edificio.
“Creo que instintivamente borré parte de esa situación que me toco vivir y que después produjo un efecto en nosotros. Nos encontramos con el rechazo de la sociedad, amigos que ya no estaban, lugares a los que no podíamos concurrir más, los dueños se reservaban el derecho de admisión, nos enteramos a los días que fuimos varios días seguidos noticias en los medios locales, eso constituyó un choque muy fuerte. Quienes tuvieron la oportunidad de irse a otra ciudad, inmediatamente lo empezaron a hacer, algunos que no teníamos tantos medios tardamos un poco más, yo también me fui”, relató sobre las consecuencias de aquellos sucesos.
Luego de dos semanas de privación de la libertad fue sobreseído y dejado en libertad. “Supuestamente integrábamos una célula terrorista”, contó.
“Después de salir en libertad, algunos compañeros fueron perseguidos por la Federal. Eran hostigados al punto de que a Miguel Angel Gómez lo habían amenazado de que no querían verlo cruzar la vía para visitar a los amigos, yo vivía de ese lado”, declaró.
Cuando regresó a Santa Rosa pudo formar su familia, trabajar, y “las secuelas fueron desapareciendo”, expresó Alaggio.
“Si en algun momento algo pareció subversivo, fue porque hubo una violación de los derechos humanos, y no fuimos nosotros, pido que se haga justicia”, finalizó.
Fuente:PlanB
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