8 M Paro Internacional de Mujeres. Uruguay se paralizó. Dijo Basta, Ni una menos. Hoy es un día de lucha.
Valeria Fariña, Resumen Latinoamericano, 8 de marzo 2018.
Las mujeres víctimas de la explotación, tumbamos las barreras y nos organizamos.
La jornada de lucha comenzó tempranamente en el medio urbano y rural del país.
Desde los sindicatos, centros estudiantiles, colectivos feministas, organizaciones políticas, barriales y culturales, se impulsaron numerosas actividades que culminaron en una enorme marcha por el centro de la ciudad.
MAS DE 300.000 MARCHAMOS
Hoy paramos obreras, estudiantes, jóvenes, desempleadas y mujeres víctimas de esta cultura patriarcal-machista, fundada en las más profundas injusticias y degradaciones que haya conocido jamás la humanidad en su historia.
En las charlas, talleres, pintadas e intervenciones, se hicieron sentir distintos reclamos.
-La triple explotación que somete el capitalismo a la mujer: en el trabajo asalariado, en las tareas domésticas y en el cuidado de los niñ@s.
-La mercantilización del cuerpo de las mujeres que promueve un ser femenino para otro.
-El mundo de las apariencias que agobia, distrae, quita energía a la esencia de las mujeres y busca fabricar autómatas para consumir, para ofertarse y venderse en el mercado.
-Los femicidios que ya asesinaron a más de cuatro mujeres uruguayas en la que va de este año.
-La prostitución, una de las más feroces explotaciones que sufren las mujeres más pobres.
-El secuestro, la violación y la trata de niñas y adolescentas.
-La sumisión y posesión como forma de vida del sistema.
-La enajenación que impide el desarrollo de las capacidades creativas.
-La uniformidad, los esquemas mecánicos y el pensamiento acrítico que fabrican ilusiones, felicidades espontáneas e inmediatismos banales.
-El peligro de la existencia de la vida de la humanidad, de las especies y del planeta tierra, que promueve las empresas transnacionales.
-La desaparición de las compañeras durante la dictadura. La impunidad y la falta de justicia.
-La injusta encarcelación de cientos de hermanas luchadores en el mundo entero.
-El atropello contra la joven palestina Ahed Tamimi, apresada por el sionismo-israelí.
Todas estas reivindicaciones estuvieron sobre la mesa en la variadas manifestaciones que hicieron las mujeres en esta jornada de lucha.
Quedó claro que no se trata de odiar a los hombres, que ellos son nuestros compañeros pares, amigos, hermanos, padres, hijos, camaradas. Que caminan a nuestro lado y que construimos colectivamente.
Quedó claro que somos muchas, más de la mitad de la humanidad explotada, que resolvimos darlo vuelta todo.
Desde el renacer de la utopía, contra el capitalismo, el patriarcado y el machismo.
Porque nos quieren reproductoras de la esclavitud, ahora tomamos las riendas de la historia, nos organizamos, somos visibles.
La historia nos enseñó que luchando es posible.
Cobertura fotográfica de Resumen Latinoamericano: Soledad Carnelli y Santiago Amorín
Bolivia: mujeres más visibles y empoderadas
Resumen Latinoamericano *, 8 de marzo de 2018
Por Lourdes Pérez Navarro
La Paz, 8 mar (PL) En la última década, la participación de la mujer en la vida social, política y económica de Bolivia transita en franco crecimiento, respaldada hoy por normativas jurídicas y programas gubernamentales que reafirman sus derechos y garantías.
La Paz, 8 mar (PL) En la última década, la participación de la mujer en la vida social, política y económica de Bolivia transita en franco crecimiento, respaldada hoy por normativas jurídicas y programas gubernamentales que reafirman sus derechos y garantías.
Bolivia es el segundo país del mundo, después de Ruanda, con mayor representación femenina en un parlamento, destacó recientemente la representante de ONU Mujeres en este país, Carolina Taborga.
Datos oficiales muestran que la presencia de las féminas en la Cámara de Diputados pasó del 51,54 al 53,8 por ciento como efecto de la incorporación en febrero de tres legisladoras como titulares.
A juicio de Taborga, ‘es un derecho que tienen las mujeres de ser candidatas y ser representantes en las máximas instancias de decisión política’.
Igualmente resaltó la mayor participación de la mujer boliviana en instancias como la Asamblea Legislativa Plurinacional, lo cual, dijo, ‘es un avance que nos va a llevar a seguir buscando transformaciones más profundas en la sociedad boliviana’.
De acuerdo con estadísticas, en 2010 existían 13 alcaldesas, cifra que se elevó a 27 en las elecciones de 2015, reflejo de cómo la mujer eleva su desempeño en la vida política de esta nación.
De hecho, por cuarto año consecutivo una mujer está al frente de la Cámara de Diputados, lo que es una muestra de estabilidad y confianza en las mujeres, según reconoció su presidenta, Gabriela Montaño.
En opinión de legisladoras, como la cruceña Muriel Cruz, la participación femenina no solo se refleja en la Asamblea Legislativa Plurinacional, sino también en otras instancias del Estado y en las organizaciones sociales, en las que se tiene en cuenta su opinión y se encuentran en los espacios de toma de decisiones.
Por otra parte, actualmente un 45,8 por ciento de las tierras son de propiedad de mujeres, a diferencia del año 2005, cuando la tenencia solo era del 15,3 por ciento.
En cuanto a la educación, el número de estudiantes que concluyen el bachillerato es de 79 mil mujeres y 76 mil varones, en contraste con 12 años atrás, cuando se cuantificaron 55 mil y 56 mil, respectivamente.
También en la salud se constatan avances, por ejemplo, ahora nueve de cada 10 mujeres atienden su parto en hospitales, en tanto en el 2003 apenas seis de cada 10 recibían asistencia médica durante este importante proceso.
Asimismo, están vigentes normativas que amparan sus derechos, como la Ley integral para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia, y la disposición contra el acoso y violencia política hacia las mujeres.
Sin embargo, en estos temas queda camino por recorrer, pues, a pesar del empeño del gobierno boliviano, datos publicados por la Fiscalía Especializada en Víctimas de Atención Priorizada, en 2017 se contabilizaron 109 feminicidios y 32 mil 42 casos de violencia familiar o doméstica.
En opinión de Montaño, aún está pendiente la lucha contra la violencia de género, luego de reconocer las ‘enormes transformaciones en participación política, acceso a créditos y a la tierra’, que en relación con las mujeres experimentó Bolivia en los últimos 12 años.
* Fuente: Prensa Latina
Foto-Reportaje 8M en El Salvador: Miles de mujeres hicieron oir sus reivindicaciones
Colombia. 8M: Este día no es de fiesta, es de lucha y resistencia
Resumen Latinoamericano / 9 de marzo de 2018 / Trochando Sin Fronteras
“Todas las mujeres hoy también luchan contra todo esto y es necesario hacer crecer la lucha contra el despotismo, para que todas seamos libres, viviendo y organizando un mundo libre. Por esto es necesario que nuestra lucha sea una lucha universal.”
8M mensaje de Heval Zerin, en nombre de las mujeres kurdas para Argentina y Latinoamérica
Con esta consigna organizaciones sociales de mujeres de la localidad de Bosa – Bogotá, de todos los sectores, ámbitos, identidades sexuales y espacios de acción, se dieron cita el día 8 de marzo día Internacional de la mujer trabajadora.
Desde las 8am aproximadamente se dio inicio a un re-conocimiento sobre el territorio, este reconocimiento comenzó con un momento de memoria sobre cuál es la importancia de esta fecha, su causa histórica y la comparación con las condiciones actuales de las mujeres trabajadoras. Luego alrededor de una cartografía social se concretaron las múltiples actividades, un trabajo realizado sobre un mapa de la localidad que permitió reconocer el territorio.
Una de las organizaciones que promovieron el encuentro local fue el Comité Operativo Local de Mujeres y Equidad de Género –COLMI-, cuyo antecedente que las llevó a organizarse y unir fuerza fue el encuentro recurrente de las mujeres preocupadas por los feminicidios que venían creciendo de forma exponencial en la localidad, la falta de oportunidades para las madres cabeza de hogar, el poco apoyo que reciben madres y cuidadoras de personas en condición de discapacidad, entre muchas otras condiciones a las se enfrentan cotidianamente en Bosa.
El encuentro tuvo gran impacto, a tal punto de volverse periódico; todos los segundos viernes del mes. Su principal objetivo es estudiar la política pública de las mujeres para su Territorio, evaluar su pertinencia, generar aportes y poder visibilizar su papel político en la construcción de sociedad.
La forma que encontraron para visibilizarse es por medio de plantones mensuales en la plaza central de Bosa y algunas de sus exigencias, a modo de consigna son:
- Ni una niña, ni un niño, ni una mujer más violada en Bosa.
- Ni de la Iglesia, ni del Estado, ni del marido, el cuerpo es mío y yo decido.
- Más mujeres, más política.
Para este 8 de marzo se unieron estas condiciones contextuales y las reivindicaciones históricas que asumen las mujeres, sentando su voz de inconformismo por un sistema que las anula, las invisibiliza y las mata. A través del arte, la música, la sanación, el compartir sororo, que sigue construyendo mensualmente la organización de mujeres en Bosa.
México. Palabras a nombre de las zapatistas en el Primer Encuentro de Mujeres que Luchan
Resumen Latinoamericano / 9 de marzo de 2018 / Enlace Zapatista
Lo que importa es que somos mujeres y que somos mujeres que luchamos, o sea que no nos quedamos conformes con lo que pasa y cada quien, según es su modo, su tiempo, su lugar, ahí lucha o sea que se rebela. Se encabrona pues y hace algo.
8 de marzo del 2018. Caracol de zona Tzots Choj.
Buenos días hermanas de México y del mundo:
Buenos días compañeras de la Sexta nacional e internacional:
Buenos días compañeras del Congreso Nacional Indígena y del Concejo Indígena de Gobierno:
Buenos días compañeras comandantas, bases de apoyo, autoridades autónomas, responsables de área, milicianas e insurgentas:
Antes que nada, queremos mandarle un gran abrazo a la familia de la compañera de baja california sur, Eloisa Vega Castro, de las redes de apoyo al concejo indígena de gobierno, quien murió cuando acompañaba a la delegación del CIG el pasado 14 de febrero.
Esperamos hasta este día para saludar la memoria de Eloisa para que nuestro abrazo fuera más grande y alcanzara a llegar lejos, hasta el otro lado de México.
Y este abrazo y este saludo son grandes porque son de todas las zapatistas y de todos los zapatistas en este 8 de marzo para esa mujer que luchó y hoy nos hace falta: Eloísa Vega Castro. Vaya nuestro sentimiento para su familia.
Hermanas y compañeras que nos visitan:
Gracias a todas que ya están presentes aquí en este Primer Encuentro Internacional de Mujeres que Luchamos.
Gracias que hicieron el esfuerzo para venir de todos los mundos a este rincón en que estamos.
Bien lo sabemos que no fue fácil llegar hasta acá y que tal vez muchas mujeres que luchan no pudieron venir a este encuentro.
Mi nombre es Insurgenta Erika, que así nos llamamos las insurgentas cuando no hablamos de individual sino de colectivo. Soy capitana insurgente de infantería y me acompañan otras compañeras insurgentas y milicianas de diferentes grados.
Nuestro trabajo va a ser cuidar este lugar para que sólo estén mujeres y no dejar que se meta ningún hombre. Porque lo sabemos que son mañosos.
Entonces pues nos van a ver que andamos por varios lados y es para eso de vigilar que no se metan hombres y si se mete uno pues lo vamos a agarrar y lo vamos a sacar porque claro se dijo que no están invitados hombres y por eso les toca estar allá afuera y ya luego se enteran de lo que pasó aquí.
Ustedes pueden andar donde quieran. Pueden salir o entrar las veces que quieran, sólo necesitan el gafete y ya. Pero los hombres no pueden entrar hasta que acabe nuestro encuentro.
Hay también compañeras promotoras de salud y algunas doctoras. Entonces si alguien se enferma o se siente mal, basta que nos digan a cualquiera de nosotras y rápido avisamos para que atiendan las promotoras y si es necesario revise la doctora y si es necesario pues tenemos una ambulancia lista para llevar a un hospital.
Hay también compañeras coordinadoras, técnicas de sonido, de la luz si es que se va, de la higiene como de la basura y los baños y para que estas compañeras también puedan participar en el encuentro pues les pedimos que cuiden de la basura, de la higiene, de los baños.
Hoy somos muchas pero como si fuéramos una sola para recibirlas y que se sientan lo mejor que se puede según nuestras condiciones.
Hermanas y compañeras:
Nuestra palabra es colectiva, por eso están aquí conmigo mis compañeras.
A mí me toca leer, pero esta palabra la acordamos en colectivo con todas las compañeras que son organizadoras y coordinadoras en este encuentro.
Para nosotras como mujeres zapatistas es un orgullo muy grande estar aquí con ustedes y les damos las gracias porque nos dieron un espacio para compartir con ustedes nuestras palabras de lucha como mujeres zapatistas que somos.
Como hablo en nombre de mis compañeras, mi palabra va a estar revuelta porque somos de distintas edades y de distintas lenguas, y tenemos distintas historias.
Porque lo mismo trabajé de sirvienta en una casa de la ciudad, antes del alzamiento, que crecí en la resistencia y rebeldía zapatistas de nuestras abuelas, mamás y hermanas mayores.
Lo mismo miré como está la situación en nuestros pueblos desde antes de la lucha, una situación muy difícil de explicar con palabras y más difícil de vivir, viendo cómo morían de enfermedades curables niños y niñas, jóvenes, adultos, ancianos y ancianas.
Y todo por falta de atención médica, de buena alimentación, de educación.
Pero también moríamos por ser mujeres y moríamos más.
No había clínicas y donde sí había quedaba lejos. Y los doctores del mal gobierno no nos atienden porque no sabemos hablar castilla y porque no tenemos dinero.
En la casa donde trabajé de sirvienta no tenía salario, no sabía hablar español y no podía estudiar más, apenas aprendí un poco de hablar.
Después supe que hay una organización que lucha y empecé a participar como base de apoyo y salía en las noches a estudiar y regresar ya amaneciendo porque en ese tiempo nadie lo sabía de la lucha que hacíamos porque era todo clandestino.
En ese tiempo participaba en trabajos colectivos con otras mujeres zapatistas como en artesanía, frijolar, milpa, granja.
Y todo lo hacíamos en clandestino porque si teníamos reuniones o estudios políticos, teníamos que decir de otra manera porque algunos no sabían nada ni en sus propias familias.
Pero también nací y crecí después del inicio de la guerra.
Nací y crecí con las patrullas militares rondando nuestras comunidades y caminos, escuchando a los soldados decirles chingaderas a las mujeres nomás porque ellos eran hombres armados y nosotras éramos y somos mujeres.
Pero no tuvimos miedo así en colectivo, sino que decidimos luchar y apoyarnos en colectivo como mujeres zapatistas que somos.
Así aprendimos que podemos defender y que podemos dirigir.
Y no fueron palabras de un discurso, sino que en verdad lo tomamos las armas y peleamos contra el enemigo, y en verdad tomamos el mando y dirigimos combates con mayoría de hombres en nuestras tropas.
Y sí nos obedecieron porque no importaba si eras hombre o mujer sino si estabas dispuesta luchar sin rendirte, sin venderte y sin claudicar.
Y aunque no teníamos estudios, sí teníamos mucha rabia, mucho coraje de todas las chingaderas que nos hacen.
Porque viví el desprecio, la humillación, las burlas, las violencias, los golpes, las muertes por ser mujer, por ser indígena, por ser pobre y ahora por ser zapatista.
Y sépanlo bien que no siempre era hombre quien me explotaba, me robaba, me humillaba, me golpeaba, me despreciaba, me mataba.
También muchas veces era mujer quien así me hacía. Y todavía así hacen.
Y también crecí en la resistencia y vi cómo mis compañeras levantaron escuelas, clínicas, trabajos colectivos, y gobiernos autónomos.
Y ví fiestas públicas, donde todas sabíamos que éramos zapatistas y sabíamos que estábamos juntas.
Y ví que la rebeldía, que la resistencia, que la lucha, es también una fiesta, aunque a veces no hay música ni baile y sólo hay la chinga de los trabajos, de la preparación, de la resistencia.
Y miré que donde antes sólo podía morir por ser indígena, por ser pobre, por ser mujer, construíamos en colectivo otro camino de vida: la libertad, nuestra libertad.
Y miré que donde antes sólo teníamos la casa y el campo, ahora tenemos escuelas, clínicas, trabajos colectivos donde como mujeres manejamos aparatos y dirigimos la lucha, aunque con errores pero ahí vamos avanzando, sin que nadie nos diga cómo debemos hacer sino nosotras mismas.
Y miro ahora que sí hemos avanzado, aunque sea un poco pero siempre sí algo.
Y no crean que fue fácil. Costó mucho y sigue costando mucho.
Y no sólo por el pinche sistema capitalista que nos quiere destruir, también porque tenemos que luchar contra el sistema que les hace creer y pensar a los hombres que las mujeres somos menos y no servimos.
Y a veces también, hay que decirlo, mismo entre mujeres nos chingamos y nos mal hablamos, o sea que no nos respetamos.
Porque no sólo los hombres, también hay mujeres de las ciudades que nos desprecian que porque no sabemos de la lucha de mujeres, porque no hemos leído libros donde las feministas explican cómo debe ser y tantas cosas que dicen y critican sin saber cómo es nuestra lucha.
Porque una cosa es ser mujer, otra es ser pobre y una muy otra es ser indígena. Y las mujeres indígenas que me escuchan lo saben bien. Y otro cosa muy otra y más difícil es ser mujer indígena zapatista.
Y claro lo sabemos que nos falta mucho todavía, pero como somos mujeres zapatistas, pues no nos rendimos, no nos vendemos y no cambiamos nuestro camino de lucha, o sea que no claudicamos.
Y qué tanto es que podemos hacer, pues aquí lo ven en este encuentro, porque lo organizamos entre mujeres zapatistas.
Porque no es que fue una idea así como así.
Desde hace varios meses, cuando el congreso nacional indígena y el concejo indígena de gobierno dijeron que como mujeres vamos a decir que no tenemos miedo o que sí tenemos pero lo controlamos, nosotras empezamos a pensar en colectivo que también tenemos qué hacer algo.
Así que en todas las zonas, en los colectivos de mujeres grandes y pequeños se empezó discutir qué hacemos como mujeres zapatistas que somos.
Y en el comparte del año pasado salió la idea que sólo mujeres zapatistas vamos a hablar y a honrar al concejo indígena de gobierno. Y así hicimos, porque sólo mujeres recibimos a nuestras compañeras del Concejo Indígena de Gobierno y la vocera Marichuy que aquí está presente.
Pero no sólo, también en los colectivos pensamos y discutimos que tenemos qué hacer más porque vemos algo que está pasando.
Y lo que vemos, hermanas y compañeras, es que nos están matando.
Y que nos matan porque somos mujeres.
Como que es nuestro delito y nos ponen la sentencia de muerte.
Entonces pensamos de hacer este encuentro y de invitar a todas las mujeres que luchan.
Y les voy a decir por qué pensamos esto:
Aquí están presentes mujeres de muchas partes del mundo.
Hay mujeres que tienen grandes estudios, que son doctoras, licenciadas, ingenieras, científicas, maestras, estudiantes, artistas, dirigentas.
Bueno, nosotras no tenemos muchos estudios, algunas apenas hablamos algo de español.
Vivimos en estas montañas, las montañas del sureste mexicano.
Aquí nacimos, aquí crecemos. Aquí luchamos. Aquí morimos.
Y vemos por ejemplo esos árboles que están allá y que ustedes dicen que es “bosque” y nosotras le decimos “monte”.
Bueno, pero lo sabemos que en ese bosque, en ese monte, hay muchos árboles que son diferentes.
Y lo sabemos que hay. Por ejemplo, ocote o pino, hay caoba, hay cedro, hay bayalté, y hay muchos tipos de árboles.
Pero también lo sabemos que cada pino o cada ocote no es igual, sino que cada uno es diferente.
Lo sabemos, sí, pero cuando vemos así decimos que es un bosque, o que es un monte.
Bueno, aquí estamos como un bosque o como un monte.
Todas somos mujeres.
Pero lo sabemos que hay de diferentes colores, tamaños, lenguas, culturas, profesiones, pensamientos y formas de lucha.
Pero decimos que somos mujeres y además que somos mujeres que luchan.
Entonces somos diferentes pero somos iguales.
Y aunque hay mujeres que luchan y no están aquí, pero también las pensamos aunque no las veamos.
Y también lo sabemos que hay mujeres que no luchan, que se conforman, o sea que se desmayan.
Y entonces en todo el mundo podemos decir que hay mujeres, un bosque de mujeres, que lo que las hace iguales es que son mujeres.
Pero entonces nosotras, como mujeres zapatistas, vemos algo más que está pasando.
Y es que también nos hace iguales la violencia y la muerte que nos hacen.
Así vemos de lo moderno de este pinche sistema capitalista. Lo vemos que hizo bosque a las mujeres de todo el mundo con su violencia y su muerte que tienen la cara, el cuerpo y la cabeza pendeja del patriarcado.
Entonces les decimos que las invitamos para hablarnos, para escucharnos, para mirarnos, para festejarnos.
Pensamos que sólo mujeres para que podemos hablar, escuchar, mirar, fiestar sin la mirada de los hombres, no importa si son buenos hombres o malos hombres.
Lo que importa es que somos mujeres y que somos mujeres que luchamos, o sea que no nos quedamos conformes con lo que pasa y cada quien, según es su modo, su tiempo, su lugar, ahí lucha o sea que se rebela. Se encabrona pues y hace algo.
Entonces les decimos, hermanas y compañeras, que podemos escoger qué vamos a hacer en este encuentro.
O sea que podemos elegir.
Podemos escoger de competir a ver quién es más chingona, quién tiene la mejor palabra, quién es más revolucionaria, quién es más pensadora, quién es más radical, quién es más bien portada, quién es más liberada, quién es más bonita, quién está más buena, quién baila más mejor, quién pinta más bonito, quién canta bien, quién es más mujer, quien gana el deporte, quién lucha más.
Como quiera no va a haber hombres que digan quién gana y quién pierde. Sólo nosotras.
O podemos escuchar y hablar con respeto como mujeres de lucha que somos, podemos regalarnos baile, música, cine, video, pintura, poesía, teatro, escultura, diversión, conocimiento y así alimentar nuestras luchas que cada quien tenemos donde estamos.
Entonces podemos escoger, hermanas y compañeras.
O competimos entre nosotras y al final del encuentro, cuando volvamos a nuestros mundos, vamos a darnos cuenta de que nadie ganó.
O acordamos luchar juntas, como diferentes que somos, en contra del sistema capitalista patriarcal que es quien nos está violentando y asesinando.
Aquí no importa la edad, si son casadas, solteras, viudas o divorciadas, si son de la ciudad o del campo, si son partidistas, si son lesbianas o asexual o transgénero o como se diga cada quien, si tienen estudios o no, si son feministas o no.
Todas son bienvenidas y, como mujeres zapatistas, las vamos a escuchar, las vamos a mirar y les vamos a hablar con respeto.
Nos hemos organizado para que en todas las actividades, en todas, haya algunas de nosotras que lleve su mensaje a nuestras compañeras en los pueblos y comunidades.
Vamos a poner una mesa especial para recibir sus críticas, ahí pueden entregar o decir lo que ven que hicimos o hacemos mal.
Ahí lo vamos a ver y analizar y, si es cierto lo que dicen, lo vamos a ver cómo hacemos para mejorar.
Y si no es cierto, pues como quiera lo vamos a pensar por qué nos dicen eso.
Lo que no vamos a hacer es echarle la culpa a los hombres o al sistema de los errores que son nuestros.
Porque la lucha por nuestra libertad como mujeres zapatistas que somos es nuestra.
No es trabajo de los hombres ni del sistema darnos nuestra libertad.
Al contrario, como que su trabajo del sistema capitalista patriarcal es mantenernos sometidas.
Si queremos ser libres tenemos que conquistar la libertad nosotras mismas como mujeres que somos.
Las vamos a mirar y a escuchar con respeto, compañeras y hermanas.
De lo que miremos y escuchemos, sabremos tomar lo que nos ayude en nuestra lucha como mujeres zapatistas que somos, y lo que no, pues no.
Pero nosotras no juzgaremos a nadie.
No diremos que esto está bien o está mal.
No las invitamos para juzgarlas.
Ni tampoco las invitamos para competir.
Las invitamos para encontrarnos como diferentes y como iguales.
Aquí habemos compañeras zapatistas de diferentes lenguas originarias. Ya van a escuchar las palabras colectivas de las mujeres de cada zona.
No estamos todas.
Somos muchas más y es mucha más la rabia y el coraje que tenemos.
Pero no nada más por nosotras es nuestra rabia, o sea nuestra lucha, sino que por todas las mujeres que son violentadas, asesinadas, violadas, golpeadas, insultadas, despreciadas, burladas, desaparecidas, presas.
Entonces te decimos, hermana y compañera, que no les pedimos que vengan a luchar por nosotras, así como tampoco vamos a ir a luchar por ustedes.
Cada quien conoce su rumbo, su modo y su tiempo.
Lo único que sí les pedimos es que sigan luchando, que no se rindan, que no se vendan, que no renuncien a ser mujeres que luchan.
Y ya para terminar les pedimos algo especial en estos días que van a estar con nosotras.
Vienen de varias partes de México y del mundo, hermanas y compañeras ya de edad, “de juicio” les decimos nosotras.
Son mujeres que ya tienen años y que luchan.
Entonces les pedimos que les tengan respeto y consideración especial, porque nosotras queremos llegar a ser como ellas, llegar a tener edad y saber que seguimos luchando.
Queremos llegar a ser mayores de edad y poder decir que tenemos muchos años y que cada año quiere decir un año de lucha.
Pero para eso tenemos que estar vivas.
Por eso este encuentro es por la vida.
Y nadie nos va a regalar eso, hermanas y compañeras.
Ni el dios, ni el hombre, ni el partido político, ni un salvador, ni un líder, ni una líder, ni una jefa.
Tenemos que luchar por la vida.
Ni modos, así nos tocó a nosotras, y a ustedes hermanas y compañeras, y a todas las mujeres que luchan.
Tal vez, cuando ya acabe el encuentro, cuando regresen a sus mundos, a sus tiempos, a sus modos, alguien les pregunte si sacaron algún acuerdo. Porque eran muchos pensamientos diferentes los que llegaron en estas tierras zapatistas.
Tal vez entonces ustedes responden que no.
O tal vez responden que sí, que sí hicimos un acuerdo.
Y tal vez, cuando les pregunten cuál fue el acuerdo, ustedes digan “acordamos vivir, y como para nosotras vivir es luchar, pues acordamos luchar cada quien según su modo, su lugar y su tiempo”.
Y tal vez también respondan “y al final del encuentro acordamos volver a encontrarnos el año que viene en tierras de las zapatistas porque ellas nos invitaron otra vuelta”.
Es toda nuestra palabra, gracias por escucharnos.
¡que vivan todas las mujeres del mundo!
¡que muera el sistema patriarcal!
Desde las montañas del sureste mexicano.
Las mujeres zapatistas.
Marzo 8 del 2018, Chiapas, México, el mundo.
Panamá. En el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, Exigimos Respeto a la Vida y a la Libertad de las Mujeres Combativas
Resumen Latinoamericano / 9 de marzo de 2018 / Olmedo Beluche, Polo Ciudadano
Una de las perseguidas por la defensa de la naturaleza es la reconocida periodista Ligia Arriaga, quien tuvo que salir del país por las constantes amenazas de las que ha sido víctima, por denunciar las intenciones de acabar con la Laguna de Matusagartí, en Darién, Panamá.
En el Día Internacional de la Mujer Trabajadora,
Exigimos Respeto a la Vida y a la Libertad de las Mujeres Combativas
Este 8 de marzo, cuando se conmemora la fecha en que las socialistas promulgaron el día internacional de la mujer trabajadora, como homenaje a las obreras que sacrificaron sus vidas por mejores condiciones laborales, y a las que no desmayaban en las luchas por reivindicaciones de los derechos que les eran vedados por el patriarcado patronal capitalista, nos encontramos con injusticias que viven mujeres que luchan por distintas causas y están en cárceles o son hostigadas y amenazadas sus vidas, en distintas partes del mundo.
Entre las encarceladas se encuentran las palestinas Ahed Tamimii, y su madre Nariman, quienes, por defender el honor de su pueblo, fueron agredidas en la puerta de su casa en Nabi Saleh, Cisjordania. Ellas están próximas a un juicio sesgado e injusto por el gobierno sionista israelí, pese a las millones de firmas recogidas exigiendo su liberación. Son esos mismos sionistas que mantienen sitiado al noble pueblo de Palestina, a quienes les han robado sus tierras y sus derechos a vivir dignamente y en paz. ¡Exigimos la libertad de Ahed Tamimi y Nariman!
Una de las perseguidas por la defensa de la naturaleza que provee a las personas calidad de vida, es la reconocida periodista Ligia Arriaga, quien tuvo que salir del país por las constantes amenazas de las que ha sido víctima, por denunciar las intenciones capitalistas de acabar con la Laguna de Matusagartí en la provincia del Darién. ¡Exigimos seguridad y respeto a la vida de Ligia Arriaga!
Ellas, entre muchas más, representan a esas mujeres valientes, ejemplo de liderazgo por convicción en sus luchas contra las injusticias políticas y ambientales, en un capitalismo que nos está llevando a la barbarie y que no descansa porque está sumergido en todos los frentes inimaginables. Este sistema prefiere mantener en el sometimiento a las mujeres, en un rol de sumisión tradicional, calladas, en silencio, soportando la violencia machista que pulula dentro y fuera de los hogares. Sin embargo, quedarse calladas no es una opción, hay que seguir denunciando y luchar a diario en cualquier rincón del planeta. ¡Denuncia y lucha sin sumisión! ¡Basta del sometimiento patriarcal femicida!
El patriarcado capitalista y fundamentalista ha lanzado una campaña ideológica que busca retroceder las conquistas alcanzadas por las mujeres y los sectores más progresistas de la sociedad, promoviendo el miedo a las políticas públicas de prevención de los embarazos en adolescentes, al derecho al conocimiento científico y la atención apropiada de la salud sexual y reproductiva, como a vedar y confundir a las personas cuando se trata de las reivindicaciones vinculados a los derechos y al respeto de la diversidad sexual. ¡Exigimos que se respeten los derechos humanos de todas las personas, sin ningún tipo de discriminación! ¡Basta de campañas de odio y de discriminación!
El Polo Ciudadano hace un llamado a seguir denunciando los atropellos de las cuales son víctimas miles de mujeres en el mundo, como en Panamá. El 8 de marzo es un día de lucha por los derechos a la igualdad de condiciones para todas las personas, con equidad y justicia social. ¡Exigimos respeto a la vida y a la libertad de las mujeres combativas!
¡Sin sumisión, ni injusticias sexistas, fuera el patriarcado capitalista!
Resumen Latinoamericano / 9 de marzo de 2018 / Laia Estrada
La huelga del 8M, por lo tanto, es un grito rebelde contra el expolio cotidiano, contra las mordazas, contra los abusos de poder que sufrimos en los trabajos, en los hogares y, sí, también en la cama.
Hay quien afirma que la huelga feminista del 8 de marzo no tiene sentido. Nada más lejos de la realidad. La huelga feminista tiene más sentido que nunca, en un momento de recuperación económica que sólo está beneficiando a los bolsillos de unos pocos, los de siempre, que son hombres y grandes empresarios. Y es que las crisis capitalistas sirven por eso, para garantizar los procesos de acumulación de quien tiene más capacidad de acumular. Y, a la vez, el resto, la mayoría, que somos precisamente quien producimos la riqueza, cada vez tenemos menos. Menos poder adquisitivo y, por supuesto, menos derechos fundamentales, pues no fue casualidad que la ley mordaza se aprobara justo en el mismo momento en que se producían los mayores recortes de la historia.
La huelga del 8M, por lo tanto, es un grito rebelde contra el expolio cotidiano, contra las mordazas, contra los abusos de poder que sufrimos en los trabajos, en los hogares y, sí, también en la cama. La huelga del 8M es un homenaje a todas las mujeres que a lo largo de la historia y en todo el planeta han roto las cadenas y se han levantado contra el poder. La huelga del 8M va por todas las mujeres que han sido asesinadas durante todos estos años ante la desidia de los gobiernos de turno, va por todas las mujeres anónimas que se ven obligadas a convivir a diario con la violencia. Va por todas aquellas que han sido agredidas o asediadas sexualmente en la calle, en sus universidades, en el trabajo o en casa.
La huelga del 8M va por Carme, que a pesar de haber desarrollado Síndrome de Sensibilidad Química sigue trabajando en sector de la limpieza, por una multinacional en la que, con su sueldo, necesitaría trabajar 100 años para que ella ganara la retribución anual del primer ejecutivo. Va por Magda, que se ve obligada a mendigar las bajas laborales, a pesar de tener fibromialgia, porque no le reconocen la enfermedad. Va por Lola, que ha trabajado toda la vida sin poder cotizar y ahora sobrevive de las ayudas de los servicios sociales. Va por Maite, que ha tenido que dejar el trabajo porque le sale más a cuenta renunciar al sueldo paupérrimo de la subcontrata y hacerse cargo ella misma de la criatura y de su padre con Alzheimer que pagar la guardería del niño y contratar a una persona que cuide del padre. Va por Rita, que limpia escaleras y pisos en negro, en casas de parejas en las que la distribución de las tareas domésticas es muy equitativa.
La huelga del 8M va por la Piedad, que murió analfabeta, siempre pendiente de lo que hacía o dejaba de hacer su marido, sin conocer que era la autonomía y el empoderamiento feminista. Va por su hija, que la cuidó, igual que ahora cuida a su padre viudo, igual que cuidó de sus hijos, ahora ya mayores y desarraigados de casa, haciendo equilibrios vertiginosos para compaginar su trabajo en el hospital con casi todos los trabajos de la casa y la crianza.
La huelga del 8M va por la Marta que, a pesar de hacer exactamente el mismo trabajo que sus compañeros, acaba cobrando mucho menos por razones incomprensibles puesto que ella no tiene no sé cuántos complementos que los otros sí que tienen. Va por la Diana, que tiene que levantar la voz y repetir mil veces la misma idea en el trabajo cada vez que quiere que tengan en cuenta sus propuestas. Va por Lina, que ha acogido en su pequeño piso a su hija, a su compañero, y a sus dos hijos.
La huelga del 8M va por todas las mujeres que trabajan en los sectores más precarizados y que, a la vez, son los fundamentales y esenciales: la sanidad, la educación, la atención a los niños y a la gente mayor. Va por todas las mujeres que tienen que soportar una brecha salarial injustificable, por todas las que discuten día sí y día también para que las tareas de la casa no recaigan sobre ellas, por todas las que cuando les tiran “florecitas” en la calle se giran malcaradas para decir que no las necesitan, por todas las que se han enfrentado a la (in)justicia patriarcal, por todas las que muerden, llaman y no se someten.
La huelga del 8M va por todas las mujeres que el pasado 1 de octubre defendieron su derecho a votar por una República Feminista, como única salida a la demofobia y la tiranía del Estado español y que hoy lo siguen haciendo llenando las plazas y las calles con asambleas, concentraciones y lazos amarillos.
Somos la mitad de la población, y nos quieren sometidas, silenciadas y precarizadas, pero nos encontrarán de pie, rebeldes y animadas.
Queremos ser mujeres libres en un país libre e igualitario.
Somos y seremos tres veces rebeldes.
Madrid 8M: “¡Patriarcado y Capital: alianza criminal!”… Gritado a todo pulmón por centenares de miles de mujeres
Por Cecilia Zamudio, Resumen Latinoamericano, 9 marzo 2018
Una primera crónica del 8 de marzo 2018*
“¡Patriarcado y Capital: alianza criminal!”… Gritado a todo pulmón, cuerpo y alma: nos hemos dejado la garganta pegada a las paredes de la ciudad, despertándola, por un lapso de tiempo, de su sopor consumista…
Gran asistencia en la mañana del 8 marzo en los piquetes y los diferentes puntos de concentración. En la tarde, nueva concentración: enorme.
En los piquetes de la mañana, las compañeras de sindicatos todavía combativos, y algunas de grandes sindicatos, lograron hacer cerrar varias tiendas del templo del consumo, e hicieron gran labor en los centros de trabajo. Las compañeras estudiantes hicieron gran labor en las aulas, llamando a la huelga (hubo algunos altercados en la Universidad de Madrid con estudiantes machistas muy agresivos, pero ellas igualmente hicieron valientemente el trabajo de concientización).
Éramos muchas mujeres enardecidas: la mayoría de consignas con contenido de clase y feminista… ¡y con digna rabia! ¡Vamos fuertes a tumbar este sistema que nos explota y saquea la naturaleza! La mayoría de consignas eran muy coherentes; hubo solo pocas consignas algo insulsas (las que inyecta el edulcorado y confusivo “feminismo” burgués. Algunas de estas consignas del “feminismo” Burgués muy confundidas sobre la prostitución: todavía con el rancio y pro-proxeneta discurso de que la “prostitución empodera”, mientras muchas feministas coherentes gritábamos sobre la explotación aberrante que es la prostitución).
Las compañeras feministas Rojas estuvimos con nuestras banderas Rojas y nuestras pancartas feministas: y ninguna segregacionista, de esas que por redes había amenazado con eso de “¡cómo vea una bandera comunista o republicana os la comeís!”, nos agredió en nuestra ciudad… Pero reportan compañeras de agresiones en Madrid, y de lamentables hechos ocurridos, en que esas falsas feministas, las segregacionistas, hicieron venir a la policía (!) con la intención nefasta de censurar las banderas de las Rojas, en una fecha luchada por las Rojas, en conmemoración de una matanza de obreras. Estas cosas son muy graves, son promovidas por el mismo sistema con su voluntad de atomizar la lucha y con su anticomunismo supino. Tenemos que profundizar y combatir el aberrante segregacionismo funcional al sistema: crear consciencia, y que se enteren todas las mujeres de Qué exactamente es el 8 de marzo y quiénes lucharon esa fecha (las Rojas), que se enteren de la lucha histórica y fundamental de las Rojas contra el machismo y contra el sistema que lo promociona.
La clase explotadora, ante la evidencia del enorme descontento social de las mujeres, intenta secuestrar la voz feminista, edulcorarla, encaminarla hacia el segregacionismo que divide y no suma, y vaciarla de su medular contenido de clase: lo hace tejiendo cortinas de humo, con abanicos, mediatización sesgada para resaltar lo superficial, y mediante la censura: y permitir esto sería herir la lucha feminista. No obstante la gravedad de lo anterior, y de que hay que tratarlo, las movilizaciones fueron un éxito desde el punto de vista de la cantidad de descontentas; ahora el trabajo de cada día del año es crear consciencia para que ese legítimo descontento sea dirigido contra el sistema que hace constante promoción del machismo: el capitalismo.
No podremos acabar con el machismo en el capitalismo: un feminismo coherente lucha contra este sistema de explotación y barbarie. Dentro del capitalismo, solo tendremos “feminismo de parche”, contra la omnipresente e incesante promoción del machismo que difunde el Aparato Cultural de la clase explotadora. El capitalismo seguirá promocionando el machismo, porque le es funcional. El capitalismo se sostiene gracias a la violencia y a la alienación: incesantemente difunde paradigmas que le son funcionales, como el machismo, o el racismo. Asimismo, en este sistema, seguirá creciendo el empobrecimiento de las mayorías, por causa del saqueo capitalista que perpetra la clase explotadora: y por lo tanto crecerá la vulnerabilidad social y las peores formas de explotación, como la prostitución o los llamados “vientres de alquiler”.
Lo que constatamos en las marchas y piquetes a las que asistimos el 8 de marzo 2018, es que había mucha receptividad entre compañeras: temblaban las calles de nuestra rabia certera contra el Patriarcado y el Capital. Un temblor hermoso, el que algún día tumbará este Status Quo de oprobio para que podamos construir un mundo libre de explotación, libre de guerras imperialistas, libre de machismo, libre de racismo… Liberado de la clase explotadora y su barbarie.
Salir del Capitalismo es un imperativo vital para tumbar el patriarcado, para salir de toda explotación, y también para salvar al planeta del saqueo capitalista.
8M Paro Internacional de Mujeres. Una importante movilización recorrió las calles de Nueva York
Resumen Latinoamericano/ 8 de marzo 2018
La Huelga Internacional de Mujeres la organizó por una coalición que representa a una diversidad de grupos de base y organizaciones sindicales.
La marcha comenzó a las 16hs en el Washington Square Park para marchar hacia el parque Zucotti, luego se detuvo en el Triangle Shirtwaist Factory, el Centro de Detención de Inmigración Varick Street Stonewall, la municipalidad, el cementerio africano y el antiguo mercado de esclavos.
Reporte fotográfico por Patricia Gómez
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