25 de abril de 2018

Los artistas siguen en campaña por la despenalización del aborto.

25 de abril de 2018 
El plenario escuchó testimonios de qué pasa con el protocolo de aborto en los hospitales y qué piden los médicos 
La vida real se abrió paso ante los diputados 
En una jornada intensa, las comisiones escucharon a Norma Cuevas, madre de Ana María Acevedo; al director de la Maternidad Sardá, a Verónica Lozano y al médico norteamericano que formalizó el cuestionadísimo concepto de “síndrome posaborto”, entre otros. 
Por Soledad Vallejos
Norma Cuevas, la madre de Ana María Acevedo, la joven santafesina muerta porque el sistema de salud le negó un aborto. 
Imagen: Leandro Teysseire
El quinto día, ante diputadas y diputadas se desplegó la vida real. La de ayer, en el plenario de comisiones que busca dictaminar sobre aborto legal, fue una jornada extensa, con más de cuarenta expositores, nuevamente intercalados a favor y en contra tanto a la mañana como a la tarde. Los oradores presentaron argumentos pero también datos y experiencias de la vida cotidiana comprobables, con nombre y apellido (como el de Ana María Acevedo), en el caso de quienes respaldan la modificación del Código Penal, y de información con fuentes dudosas, afirmaciones legales no siempre respaldadas, videos cruentos que intentaban el impacto, por el lado de los antiderechos, que tuvieron como invitado estrella a Vincent Rue, el psicoterapista norteamericano que formalizó el cuestionadísimo concepto de “síndrome posaborto” y que hoy brindará una “conferencia-debate” en la Universidad Católica Argentina, ayer fuertemente representada en la lista de oradores. Todo, además, sazonado con sorpresas, como las visitas a la sala del plenario del periodista Jorge Rial, una de sus hijas y su pareja, y la actriz Florencia Peña, quienes estaban en el edificio del Anexo de Diputados por una actividad sobre trombofilia.
Norma Cuevas, la madre de Ana María Acevedo (la joven santafesina muerta porque el sistema de salud le negó un aborto que, de habérsele practicado, podría haber permitido que ella se sometiera al tratamiento para el cáncer que le habían descubierto), repasó cómo las negativas del hospital público y las presiones de integrantes de la Iglesia terminaron en la muerte de su hija. Carmen Storani –directora bonaerense de Salud comunitaria, entornos saludables y no violentos– contó cómo el sistema público de salud maltrata a las mujeres que acceden a las interrupciones del embarazo avaladas por la ley, aun cuando esas prácticas se hagan en cumplimiento del Protocolo dictado por el ministerio de Salud (ver aparte), que, por lo demás, otra expositora, la médica antivacunas Chinda Brandolino, refirió como “el manual del crimen del aborto”. 
Por su parte, el director de la maternidad Sardá, Eduardo Valenti, presentó algunos resultados de una encuesta –inédita hasta fines de esta semana–realizada entre tocoginecólogos, según la cual “dos de cada tres tocoginecólogos están de acuerdo con la despenalización del aborto”. El plenario también estuvo en sintonía con lo que, desde hace algunas semanas, viene sucediendo en términos de debate público: no sólo contó con la participación de una figura mediática conocida, en apoyo de la legalización (Verónica Lozano, quien habló en tanto psicóloga y entrevistadora), sino también con la intervención de alguien que dio cuenta de cómo, a partir de haber acompañado a mujeres a abortar y conocer sus experiencias al respecto en los barrios populares, cambió de idea y ahora reclama la legalización, como contó la actual legisladora porteña Victoria Montenegro. Hubo, también, momentos de tensión para los sectores antiderechos, como el intento frustrado de una de las oradoras –María Simone de Grimaux, del Centro de Investigaciones de Ecología Social– de repartir muñequitos de El Bebito, o el comienzo de la intervención de Juan José Sebreli, quien señaló que, aun cuando no buscaba equiparar a un feto con una mosca, “un feto es una larva” y no puede ser considerado persona porque “no tiene conciencia, no tiene autonomía”.

“Soy Norma, mamá de Ana María Acevedo, la chica que me mataron en Santa Fe, en el hospital Iturraspe”, dijo Cuevas con su voz aguda al llegar al atril. Tenía un pañuelo verde atado en la muñeca derecha y una remera blanca que, en la espalda, pedía “justicia para Ana”. En la otra punta de la sala, sentado entre los periodistas, la escuchaba su marido, Aroldo, que llevaba en una bolsa cartulinas manuscritas que le impidieron desplegar. Cuevas narró –una vez mas– la historia que terminó con la muerte de su hija: cómo en un hospital no quisieron ligarle las trompas, cómo una consulta por dolor de muelas halló el comienzo de cáncer, cómo en el hospital le negaron el aborto que pidió para poder someterse a quimioterapia. Los médicos “querían dejar el embarazo porque me querían dar a los dos vivos”, contó ante el plenario Cuevas, quien añadió que su hija “tenía tres hijitos para cuidar”. A los seis meses, le hicieron una cesárea, recordó, y desde entonces los médicos “la abandonaron directamente del todo”. “Se iban a la cama donde estaba mi hija los curas”, dijo, mientras mostraba fotos de su hija y pedía la legalización del aborto para que “a ninguna otra mujeres les pase lo que le pasó a mi hija”. “Que los curas no se metan en la vida de las personas –reclamó–. A mí me trataron de asesina, que quise matar una criatura. No era una criatura, quise evitar un embarazo. El cura de Reconquista me trató de asesina, y para mí él es el asesino, porque en vez de matar a una mató a dos personas, y ahora cayó preso porque violaba a las criaturas”.





25 de abril de 2018 
Los artistas siguen en campaña por la despenalización del aborto 
Un grito de todas las épocas 
La audiencia que se desarrolló ayer en el Congreso estuvo acompañada por un recital de músicas y actrices que con distintas performances apoyaron la entrega de un petitorio a favor de la despenalización que firmaron más de 1300 músicas y músicos.
Por Renata Padín
Liliana Herrero unió a través del pañuelo verde dos aspectos de la “lucha por la vida”. 

Imagen: Leandro Teysseire
Desde el escenario, Liliana Herrero envía un abrazo para todos y pide disculpas por no haber podido estar cuando se tomó la foto de los “+ de 1000 Músicxs por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito”. Recibe el segundo aplauso, ya que el primero explotó en cuanto la vieron los asistentes al acto que se desarrollaba frente al Congreso, en Callao y Rivadavia. Explica que recién vuelve del Primer Congreso Nacional de Mujeres Músicas. Y después se saca el pañuelo verde de la Campaña, que llevaba al cuello, y cuenta que ella también quiere usarlo de otras maneras, no sólo en la forma tradicional. Y lo revolea mientras dice que ese pañuelo también se puede usar para bailar una zamba, como símbolo de la música argentina. Ahí recibe el tercer aplauso. Y se emociona cuando se pone el pañuelo en la cabeza y explica que también quiere usarlo como las Madres. Que usado de tantas maneras el pañuelo representa la memoria musical, poética, cultural y política de la patria. La ovación es tanto para ella como para las Madres. Herrero sigue arengando: “Luchamos por la vida, igual que las Madres de Plaza de Mayo. Esta es una lucha por la vida. Basta de muertes. Despenalizar el aborto no alcanza, es sólo el primer paso. Luchamos por el aborto libre, despenalizado y gratuito en todos los hospitales”. Nueva ovación y Herrero se despide, mientras sigue enhebrando luchas y reclamos: “Me voy acá cerca, al Instituto Patria, porque hay una actividad por la libertad de una mujer injustamente encarcelada: Milagro Sala”. 
La lluvia que amenaza no asusta a nadie. Cientos de personas de todas las edades, aunque con marcada predominancia de adolescentes. Se saluda y se aplaude a los miembros de la Red de Docentes por la Despenalización, que cuentan cómo plantean en las aulas la discusión por la despenalización, y es muy celebrada una caricatura oral de la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, cuando admitió que esa discusión tiene que darse en las escuelas. 
Luego, el colectivo Músicos Organizados cuenta que juntaron más de 1300 firmas en menos de una semana, que ya entregaron el petitorio y explican que en el pronunciamiento “exigimos a las cámaras legislativas del Congreso Nacional que aprueben el proyecto de ley de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito”, y denuncian que “el Estado y sus gobiernos son los verdaderos promotores del aborto, defensores de la precarización laboral, de la opresión de las mujeres, los sostenedores de la violencia hacia las mujeres”. También reclaman “la separación de la Iglesia del Estado, enemiga junto al gobierno y dirigentes de las principales centrales sindicales de la campaña a favor del aborto legal” y reivindican “la histórica consigna de la Campaña: Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”.
Suben luego un grupo de actrices, caracterizadas y vestidas como mujeres de distintas épocas, desde el siglo XIX a la actualidad, y recitan entre todas “Por qué grita esa mujer”, de Susana Thénon. En ese grupo están Erica Rivas, Maruja Bustamante, Cecilia Dopazo, Laura Novoa, Romina Gaetani, Josefa Vergara, Valeria Lois, entre otras. Caminaron en grupo, así caracterizadas, desde Maipú y Corrientes hasta el Congreso. Y explicaron que lo hicieron para simbolizar la lucha de las mujeres a lo largo de todas las épocas, porque la pelea por el aborto es una etapa más en la pelea por todos los derechos femeninos. “Somos actrices y nuestra forma de luchar es a través de la actuación. Por eso la ropa, el maquillaje y la lectura de ese maravilloso poema de Susana”, contó Erica Rivas.
Y cerró este momento Cristina Banegas, con ropa de calle y mezclada entre el público: “Acompaño la acción de mis compañeras actrices por un aborto legal, seguro (le puso un énfasis muy marcado) y gratuito. Estoy acá por la soberanía de nuestros cuerpo, por la libertad absoluta de cada mujer para decidir”. 
Grupos musicales y murgas como la Escalando sin Remedio iban tomando la posta en la tarde con una llovizna pertinaz que seguía sin poder torcer el entusiasmo y las ganas de los que desde la calle acompañaban la audiencia de los diputados en el Congreso. 
Fuente;Pagina12

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