14 de junio de 2018

POR 129 A 125, YA NUNCA NADA SERÁ IGUAL.

14 de junio de 2018

Diputados dio media sanción al proyecto 
Un paso gigante hacia el derecho al aborto 
Con 129 votos a favor y 125 en contra, la Cámara de Diputados aprobó el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo, luego de una maratónica sesión de casi 22 horas. Afuera del Congreso, miles de personas celebraron el histórico avance en los derechos de las mujeres, logrado tras años de lucha del movimiento feminista. Ahora llega el turno del Senado.
Por Soledad Vallejos
Por 129 contra 125, la Cámara de Diputados dio media sanción al proyecto de legalización del aborto. La votación sobrevino tras casi 22 horas de sesión, en un Congreso abrazado por una marea verde de chicas y chicos que resistieron temperaturas bajo cero durante la noche a la espera de la ley, y mientras las redes sociales bullían de reclamos a indecisos y agradecimientos a quienes avalarían la media sanción. A las 9.51, cuando los números aparecieron registrados en la pantalla de la Cámara, el recinto estalló en gritos y aplausos. Quedaba atrás una noche, un día larguísimo.
Las intervenciones en contra del la legalización sostuvieron un amplio espectro que iba desde presuntas inconstitucionalidades (que habían sido ya desmentidas) y presuntas violaciones de tratados internacionales (también desmentidas) hasta comparaciones novedosas, como la que sostuvo un paralelismo entre una mujer embarazada y una perra preñada o entre los humanos y los marsupiales. Una de las diputadas que desde abril más resistió el trámite legislativo del proyecto, Elisa Carrió, no expuso en la Cámara, apenas estuvo los minutos necesarios para votar. En el medio, alcanzó a gesticular durante la última intervención de Silvina Lospenatto (aplaudida por diputadas y diputados de todos los bloques cuando cerró enumerando los nombres de mujeres de la Campaña) y despedirse antes de la votación en particular, con un grito de “lloren, lloren”.
En cambio, alrededor de las 3 de la mañana, después de haber tuiteado la foto de una capilla, se presentó en el Salón de Pasos Perdidos para señalar que, aun cuando sabía que habrá mujeres que morían por el aborto clandestino, votaría en contra. Con diferencia de minutos, mientras la multitud verde seguía frente a un escenario, una pantalla gigante que transmitía la sesión, un grupo de diputadas y diputados que fue clave para llegar a la instancia del tratamiento en la Cámara, subía al escenario, en un momento inédito. Rodeadas de artistas que arengaban la espera hasta convertirla en fiesta, Araceli Ferreyra, Victoria Donda, Romina Del Pla, Daniel Lipovetzky, Karina Banfi, Olga Rista, Mayra Mendoza, Silvina Lospenato, Cecilia Moreau, Lucila De Ponti, Mónica Macha salieron a la calle, participaron de la vigilia motorizadas por la Colectiva de Actrices y la Campaña y pidieron a la multitud que continuara acompañando la sesión.
Congreso adentro, la sesión, además de extensa, estuvo plagada de conteos y reconteos incesantes de votos prometidos a favor y en contra, posibles abstenciones y ausencias, rumores de suspicacias en torno a tácticas de seducción a cargo de diputados antiderechos. Uno de esos trascendidos, sin embargo, cobró cuerpo de manera oficial en el recinto, cuando Victoria Donda, alrededor de las diez de la noche, denunció que, aunque se había convenido que en el sector de legisladores non habría invitados, hacía horas deambulaba por allí un médico del Hospital Austral, por intermediación de Nicolás Massot. El macrista, que, horas antes, había intentado provocar a los diputados Mayra Mendoza, Horacio Pietragalla y Juan Cabandié (ver aparte), respondió que pediría al médico que se retirara.
Durante horas, la trama transversal que llevó adelante el tratamiento del proyecto en comisiones se vio reflejada en el recinto, no sólo en discursos de diputadas y diputados de distintos partidos que subrayaron el valor del trabajo de consenso, sino también en cómo fueron acompañándose durante las horas dentro y fuera del recinto, cuando las negociaciones en despachos y pasillos eran febriles.
Las exposiciones, por mención y por omisión, también dejaron el claro el peso de las presiones de los sectores antiderechos sobre los votos. Entrada la madrugada, uno de los diputados que durante las semanas previas había sentido esa presión —al punto tal que fue objeto de mención en el Te Deum del obispo provincial el 25 de mayo, y además denunció públicamente haber recibido amenazas por parte de los antiderechos, que habían divulgado su número de teléfono— resolvió votar en contra. Aun cuando encontraba que había más argumentos para la despenalización, digo Facundo Garretón, el tucumano que además había postergado su decisión en base a una encuesta realizada online, votaría en contra.  Poco después, el diputado Atilio Benedetti, señalaba con preocupación que había “pueblos del interior donde se han radicalizado las posiciones”.
La tucumana Teresita Villavicencio, otra de las tucumanas presionadas públicamente por el obispo provincial en una misa, explicó que avalaba la legalización porque un episodio puntual de su trabajo anterior, como policía, le había cambiado la perspectiva. “Tuve que ir al hospital para investigar por qué cuatro mujeres habían muerto por aborto provocado. El juez me ordenó que trate de conseguir pruebas”, recordó, y añadió que por eso pidió a un médico del hospital, que había atendido a esas mujeres, que le brindara nombres y pruebas. “No imaginé que iba encontrar un médico comprometido con la realidad de esas mujeres. Le pregunté quiénes eran esas mujeres, que necesitaba esa información. Y él me respondió si yo tenia seguridad de que él me iba a dar esa información. Le dije que sí, que era su obligación, no me contestó nada. Se limitó a mostrarme las prendas humildes que habían quedado de esas mujeres. Pude sentir el olor a la miseria, al abandono, pude sentir el olor al Estado ausente. Después me preguntó si yo conocía la realidad de esas mujeres, las circunstancias que las llevan a tomar esa decisión así, por qué estaban en el hospital. Si sabía que se habían hecho abortos con agujas, con sondas. Le dije que no, porque en la escuela de policía me habían formado para perseguir un delito. A partir de ahí seguimos conversando sobre la falta de educación sexual, que hoy está en boga en el recinto, varias provincias no tienen educación sexual. No podía hablar. Pero sí tenía una certeza de en qué lugar estaría de ahí en más. La vida y los ciudadanos me honraron con esta banca, que no es mía, es de esas cuatro mujeres a las que nunca conocí. Es de ese médico que cambió mi mirada para siempre”, narró.
“Este proyecto habla de los derechos de las mujeres, de ampliarlos. Nunca nadie puede arrepentirse de ampliar derechos”, dijo a su turno Karina Banfi, que refirió tangencialmente las razones de algunos indecisos: “nadie puede ver amenazada su carrera política por ampliar derechos”. Recordó, luego, que el proyecto instaura una opción, no una obligación. “No queremos más mujeres amenazadas de muerte, queremos mujeres que puedan elegir libremente. Escuché argumentos de los varones que van a votar en contra porque no están incluidos en la decisión de la práctica de un aborto. El Estado no se puede meter en la vida de sus parejas, es parte de sus vidas privadas. Pueden enojarse, pelearse, separarse, odiar a esa mujer toda la vida. Lo que no pueden hacer es pedirle al Estado que la meta presa porque no quiere esa mujer tener un hijo de ustedes”, añadió. Enumeró. Dijo que si el debate se sostenía era por las activistas de la Campaña, las estudiantes, las profesionales, las autoras, las escritoras, las actrices movilizadas. “Está llena la calle, vayan”, animó a los indecisos y los opositores.
Horas antes, la diputada antiderechos Estela Regidor había sorprendido con una argumentación que equiparaba a mujeres con mascotas. “Seguro que muchos de ustedes tienen mascotas ¿Qué pasa cuando una perrita queda embarazada? No la llevamos al veterinario a que aborte”, razonó, antes de continuar: “enseguida salimos a buscar a quién regalarle los perritos”. En cambio, preguntó, “¿qué nos pasa a los seres humanos que tenemos esta maldita razón que nos tapa el corazón? Si fuéramos un poquito más animales, no mataríamos a nuestras crías, las criaríamos como fuera”.
Por eso, a su turno, Hugo Yasky señaló que “si el ejemplo de los perritos que se regalan lo hubiese planteado un diputado, un hombre, en este Congreso, ahora habría un escándalo”, porque se trata de “un pensamiento rústicamente patriarcal, en el que la mujer es el vientre”. Yasky, además, reservó un tiempo para rastrear, inclusive, la razón machista en el origen de los bajos salarios que históricamente cobran los docentes (porque se contrataba a mujeres, dijo, se les pagaba menos). En la madrugada, cuando el frío no barría los pañuelos verdes de las calles, advirtió a sus colegas de recinto que todavía “a estas horas, con esta temperatura" la movilización rodeaba el Congreso. Hay un "nuevo sujeto social colectivo en la calle, esperando”, dijo. 
Fuente:Pagina12


Las calles se colmaron de verde: la sesión en los alrededores del Congreso 

En una jornada donde se vivió minuto a minuto la disputa de votos durante todo el día, puertas afuera decenas de miles de mujeres, jóvenes adultas y niñas marcharon y festejaron al calor de un día histórico en que, en la calle, ganó la sororidad.
Por Roberto Álvarez Mur 
Jun 14, 2018 
La cara de Ivana Bianchi era proyectada en gigante en una carpa blanca donde se transmitía en vivo la sesión de Diputados, justo en el instante en que se quiebra en llanto y convoca a “cuidar las dos vidas”. De manera instantánea, estalla un coro de silbidos y abucheos de casi sesenta chicas de no más de veinte años sentadas frente a la pantalla. Fue una de tantas postales que dejó la jornada de ayer, que, puertas afuera del Congreso de la Nación, fue escenario de decenas de miles de mujeres que marcharon y festejaron el transcurso de un día histórico.
Desde las últimas cuadras de Avenida de Mayo antes de llegar a la Plaza de los Dos Congresos ya podía distinguirse la disposición pautada: una plaza vallada en su totalidad para dividir la concurrencia entre quienes apoyaran la aprobación de la Ley de IVE y quienes la rechazaran, nucleados en el sector autoproclamado por “las dos vidas”. La magra convocatoria de estos últimos quedó remarcada ante la imponente marea de mujeres, hombres, jóvenes, adultas y niñas que pasaron por la intersección de las calles Rivadavia y Callao, hasta el escenario principal por donde estuvieron artistas y referentes como Malena Pichot, Jimena Barón, Miss Bolivia, Tonolec, Eruca Sativa.
“No nos dejan otra alternativa que desafiar a este gobierno. Que sean los vidrios del gobierno y no los cuerpos de las mujeres los que se quiebren”, rezaba un cartel sostenido por una chica con la cara inundada de ‘glitter’, el maquillaje que supo convertirse en escudo de batalla. A su lado, decenas de banderas con estandartes de Pan y Rosas, La Cámpora, Mala Junta, Mumala, junto a decenas de banderas de centros estudiantiles.
“Esto es emocionante, siento que me va a explotar el pecho. Es algo que nunca se había visto en la Argentina y está sucediendo ahora”, dijo a Contexto Patricia, una madre que acababa de filmar con su celular el pogo en el que se había mezclado su hija de dieciséis años, entre un sinfín de pañuelos verdes.
Entre la multitud podía distinguirse desde mujeres autoconvocadas, ya sea en familia o en grupos de amigos, columnas de organizaciones universitarias y sindicatos, hasta referentes políticos como el legislador porteño Pablo Ferreyra o el dirigente social Luis D’Elía. En dirección al escenario principal, ubicado sobre avenida Callao, se erguían carpas y stands de múltiples sectores militantes del movimiento de mujeres, desde las delegaciones de género de la CTA, banderas en portugués que recordaban a Marielle Franco –militante feminista asesinada este año en Brasil–- hasta un espacio de la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina (AMMAR), agrupación enfocada en la sindicalización del “trabajo sexual”.
“Lo mismo sucedió cuando se discutió el matrimonio igualitario, que abrió un paso para que luego se discuta la Ley de Identidad de Género. Acá hay un montón que atraviesan tanto el aborto como el trabajo sexual: la clandestinidad, la ilegalidad, la hipocresía, el peso de la Iglesia. Estamos discutiendo sobre el poder de decisión sobre nuestros cuerpos”, dijo a Contexto Georgina Orellano, titular de AMMAR.
Por su parte, el cuerpo de representantes de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito brindó una conferencia de prensa alrededor de las siete de la tarde, donde se celebró la presencia de “compañeras que han viajado desde todas las provincias”. La referente Marta Alanis expresó: “Han venido unos treinta micros de Rosario. Se estima que un millón de personas han pasado esta tarde por la movilización verde. Le pedimos a los diputados que tenemos aquí enfrente que vean lo que ha sido el clamor popular por esta causa”.
Sin dudas, el festival y la jornada significó la capitulación de un proceso que en los últimos meses combinó la fuerte militancia del movimiento de mujeres con múltiples sectores para instalar la discusión en los medios, en la cultura y la opinión pública. Desde periodistas, actores y figuras de la música y el espectáculo, hasta “youtubers” e “influencers”, la consagración de la ola feminista se volcó en los cientos de adolescentes que esta semana tomaron unos once colegios de la Capital Federal en reclamo de la aprobación de la ley. La avalancha verde que colmó ayer la ciudad anunció que, en las calles, ellas ya ganaron y esto recién empieza.
Fuente:Contexto

POR 129 A 125, YA NUNCA NADA SERÁ IGUAL 

La Cámara de Diputados abolió el aborto clandestino. Festejos en la mañana. 
AGUSTINA FRONTERA
JUN 14, 2018
En un clima emotivo sin precedentes la Cámara de Diputados aprobó la derogación del aborto clandestino, por 129 a 125 votos, a las 10 de la mañana, lo cual produjo un estallido de júbilo en las inmediaciones del Congreso donde una multitud integrada en forma mayoritaria por mujeres menores de 30 años sostuvo una vigilia desde el mediodía del miércoles 13. El dramático cálculo de los votos recién se quebró en favor del proyecto elaborado por la Campaña por el aborto legal, seguro y gratuito a las 8.10, cuando los tres diputados de La Pampa anunciaron que su voto que se presumía negativo sería afirmativo.
Cuando el sol del 14 de junio empezó a entibiar la mañana, la Cámara de Diputados votó el proyecto de abolición del aborto clandestino y otorgó la media sanción a la Ley de Interrupción Legal del Embarazo en una de las definiciones más reñidas que se recuerden, que evocan la de la Resolución 125 en el Senado en 2008. Con una cruz sobre su estrado, el presidente de la Cámara de Diputados Emilio Monzó rezaba para no verse obligado a repetir el voto no positivo del ex vicepresidente Julio Cobos en aquella ocasión. La imponente movilización en las calles permite aseverar que ya nunca nada será igual. La atinada decisión de separar con vallas a los dos bandos enfrentados, para que la animosidad recíproca no llegue a las vías de hecho, permitió computar con nitidez que sólo unos pocos miles de estandartes celestes (en el mejor momento de la jornada) se oponían a los centenares de miles, o acaso hasta un millón, de quienes formaron una imponente marea verde. Además del número impresionó su composición: una amplia mayoría de mujeres jóvenes, de entre 13 y 40 años, que ratifica la emergencia del movimiento feminista como un actor social de enorme potencia, que tomó las calles en un clima de combate y al mismo tiempo festivo, del que es difícil imaginar marcha atrás. También el tenor de las exposiciones en el recinto fue muy diferente, con pasión y verdad de un lado, sofismas y golpes bajos del otro. Las calles son una fiesta.
13 años de Campaña Nacional por el Aborto, 108 horas de exposiciones, 724 expositores en plenario de Comisiones, más de 20 horas de discusión en el recinto de la Cámara de Diputados son los números que intentan dar cuenta de un hecho político inédito, trastocador de todas las estructuras: la legalización del aborto se vota por primera vez en el Congreso Nacional y el resultado es favorable.
Cerca del mediodía del día 13 una marcha angosta de casi 200 metros, compuesta exclusivamente por adolescentes, cruzó el centro porteño. “Somos del Nacional, pasamos a buscar al Pelle y vamos al Congreso”, dijo uno de ellxs con los párpados esfumados de verde. Las chicas iban primero, más de una cuadra, y atrás, atrás, los pibes. “Hay que saltar, hay que saltar, le que no salta es patriarcal”, gritaban. En el Congreso Nacional, del lado verde, ya había una decena de carpas (“gazebos” les dicen) con información, servicios o sólo calor para quienes pasan por ahí. Mientras se colgaban las banderas sobre las paredes de cualquier edificio, en el recinto comenzaba la reñida sesión.
“Hoy es un día histórico en nuestro país”, anunció al comienzo de la sesión el Diputado del PRO que fue MC (maestro de ceremonia) durante los dos meses de plenario de comisiones. Daniel Lipovetzky agregó lo que ya se sabía, su voto por el dictamen de mayoría: “La legalización del aborto es una cuestión de salud pública. Y no soy yo quien lo dice; lo dijeron tres ministros de Salud de distintos gobiernos a lo largo del debate”.
Las intervenciones iniciales, hasta las primeras horas de la tarde, transmitieron un optimismo medido. De las primeras 20, 12 fueron a favor y 8 en contra. Los cálculos, el poroteo, arrojaron una diferencia mínima que oscilaba a un lado y al otro de la línea del aborto legal o clandestino. Horas más tarde, hacia la medianoche, el panorama seguía parejo, pero de aquellos 20 indecisos ahora apenas quedaban 3 ó 4, que esperaron a último minuto para comunicar su posición. “Están esperando el momento de los aplausos para saber por quién votará cada indeciso. Ya fue: hagamos votación por aplausómetro”, comentó una productora que se encontraba trabajando en el recinto y que venía cubriendo desde el inicio del proceso parlamentario.
Las intervenciones de las radicales y los radicales, como la de Silvia Martínez (UCR), hicieron imaginar un retorno del Partido centenario a sus albores reformistas: “Ha quedado claro que la penalización del aborto ha fracasado en nuestro país”, expresó Martínez. O la diputada cordobesa Brenda Austin, para quien “no es lo mismo el silencio y la clandestinidad, que la contención y la comprensión que plantea esa ley”.
A pesar de la transversalidad en el apoyo al proyecto de legalización y despenalización, presentado tanto desde el espacio oficialista, como el radicalismo, el kirchnerismo, el Frente Renovador, la izquierda, no faltaron las clásicas chicanas, por ejemplo la del Diputado del PRO Nicolás Massot a lxs kirchneristas Mayra Mendoza y Juan Cabandié, a quienes les reclamó que en 12 años en el gobierno no hayan dado la famosa “luz verde” para que se debata el aborto en el Congreso.
Mientras todo esto ocurría, el Presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, acomodaba una virgencita de metal junto a la campana con la que suele ordenar las sesiones. De darse un empate, el abogado oriundo de Carlos Tejedor habría debido desempatar. Según trascendió, la decisión le pesaba emocionalmente y no quería tener que hacerlo. Algunos leyeron en esta presencia de símbolos religiosos en su estrado una señal encubierta de cuál sería su voto.
Las intervenciones, de creciente dureza, fueron trenzándose, una verde, una celeste, pero azarosamente con una clara mayoría a favor de la Ley. Walberto Allende, diputado sanjuanino, acusó al ministro de Salud, Adolfo Rubinstein, de haber dado datos falsos sobre mortalidad materna en abortos clandestinos: “No se puede debatir una ley con datos inflados con fines ideológicos. Según datos estadísticos mueren más mujeres por accidentes de tránsito”, dijo.
“El movimiento de mujeres va a lograr que tarde o temprano esto sea legal en la Argentina. De lo que se trata hoy es de que lo hagamos cuanto antes para que no haya más muertes”, expresó Daniel Filmus y si hubiera aplausómetro habría sido una gran marca. Enseguida intervinieron lxs diputadxs: Mónica Macha, María Carolina Moisés, Cecilia Moreau y Carla Pitiot, que reconoció que es una “retrógrada de 45 años”, que “el aborto no disminuye las muertes en la Argentina”, y que “no digamos que es un problema de salud pública o de las mujeres pobres (…) el pobre no descarta porque al pobre no le sobra nada”.
Las diputadas Victoria Donda y Araceli Ferreyra, a su turno, mencionaron que el rechazo de la legalización del aborto escondía una concepción del útero como “incubadora” y Donda, recuperando las historias de las mujeres que llevaron adelante embarazos dentro de cárceles o Centros Clandestinos de detención durante la última dictadura cívico-militar, que “no defienden las dos vidas, penalizan a las mujeres que ejercen la libertad”.
Afuera, hacia el sur celeste, una decena de activistas antiderecho hacían una ronda ritual para encarar un rezo colectivo. Los pañuelos color cielo, que en las provincias más conservadoras le ganan por mucho en visibilidad callejera a los verdes, compartían escena junto con las banderas nacionales, un símbolo que del otro lado de la plaza no aparecía sino en las publicidades en la vía pública que anunciaban que el Mundial de fútbol se puede ver por cable.
Promediando la tarde, José Luis Ramón, el diputado mendocino “panqueque”, quien había manifestado su apoyo a la legalización y luego declaró públicamente que firmaría por el rechazo, reconoció que “en promesa de campaña dije que estaba a favor de la vida y la voy a mantener”, luego de sostener una extraña definición: que las mujeres que requieren un aborto lo hacen luego de “tener un disgusto en su sexualidad”.
La intervención de Romina del Pla, una de las primeras firmas del proyecto de la Campaña, se destaca por su vehemencia; también Luis Contigiani, el socialista de Santa Fe que debió abandonar su bloque por estar en contra del derecho al aborto.
Ya de noche, comenzada la vigilia, el diputado santacruceño Máximo Kirchner confirma su posición a favor de la legalización y cerró su intervención con una frase histórica: “Por mandato popular, por comprensión histórica y por decisión política: educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”, paráfrasis del discurso que pronunció el ex presidente Néstor Kirchner ante la Asamblea Legislativa el 25 de mayo de 2003.

Crédito: Prensa Obrera

Afuera del Congreso, la foto aérea no reflejaba el interior. De lado verde, el ala norte de la Plaza de los Dos Congresos, se mostraba estridente, colmada; en el ala sur, un puñado de personas se hacían ecografías en un show conducido por la mediática Viviana Canosa y tiraban fuegos artificiales (verdes en algunos casos). Adentro, la diputada santafecina Lucila Del Ponti apuntaba que “fueron las mujeres las que trajeron este tema a este recinto. Las mujeres con este pañuelo verde y sus hijas. Nosotros hoy estamos de paso. La historia la están haciendo las pibas ahí afuera en la calle”.
Sobre Rivadavia una hilera de bolsas de dormir arropaba a decenas de chicas y chicos, quienes en alianza con los feminismos lograron un recorte de alianzas inédito en las fuerzas políticas mayoritarias del país. Cuando en la calle comenzó a cantar Jimena Barón, la diputada cordobesa Alejandra Vigo dio un giro: anunció que se abstendría de votar, cuando su voto ya había sido contabilizado por el “poroteo” como un voto en contra de la legalización del aborto. Con esta abstención, comenzando el día 14, el murmullo comenzó a arrojar un resultado —por dos votos de diferencia— a favor de la sanción de la ley.
Pasada una hora de la medianoche, el presidente de la Cámara hizo un intento infructuoso de bajar el número de expositores: “Quedan más de 100”, dijo y miró por arriba de sus anteojos. Nadie se bajó. Cerca de las 3 de la mañana, la diputada Elisa Carrió hizo un ingreso lento al recinto; en varias ocasiones refirió que intentaría solicitar la nulidad de la sesión si fuera necesario. Ante las preguntas de la prensa, sólo atinó a hacer chistes respecto a la repentina actuación de las actrices organizadas y a aclarar su —cómo no— rechazo a la abolición del aborto clandestino. Afuera, en el escenario de la Campaña, estaban por empezar a tocar Las Taradas.
Facundo Garretón, Diputado tucumano por el PRO, estaba despeinado, con los gestos de quien hace días no logra tranquilidad de conciencia. Era uno de los indecisos indescifrables. Arrancó con lucidez, dijo que despenalizar el aborto era un tema de salud público. Ilusionó. “Hice una consulta popular”, aclaró y remató: como representa a Tucumán y aquella es una provincia mayoritariamente antiabortista, despejó dudas y anunció un voto en contra del proyecto de legalización del aborto.
El avance de la madrugada fue develando cada vez de forma más contrastada el desajuste entre el clamor mayoritario en las calles, en las instituciones, en las organizaciones sociales, la esfera de la cultura, de la ciencia, un desfasaje entre lo que las mayorías están dispuestas a vivir y a no seguir permitiendo y aquello que lxs diputadxs legislan. Un súbito interés por la educación sexual, por la prevención de embarazos no deseados, por la erradicación de las violencias hacia las mujeres y las desigualdades económicas que recaen sobre las mujeres e identidades feminizadas se topó con una realidad, que efectivamente el presupuesto destinado a tales fines ha disminuido al tiempo en que se profundizaba el plan de ajuste neoliberal. En este contexto, cuando hay menos, no más, recursos para estas estrategias, apelar a ellas como solución mágica parece una hipocresía, una excusa para no votar la abolición de la clandestinidad de los abortos.
Afuera había una fiesta aunque las noticias que llegaban desde el Congreso no eran alentadoras. “No puede ser que nos tengan sufriendo 2 varones, 2 varones indecisos se están jugando nuestra relación con nuestros cuerpos, así es el patriarcado”, dijo una de las chicas que pasó la noche envuelta en frazadas sobre el asfalto, una de esas chicas a la que se refirieron tantas veces en estos días cuando mencionaron “la revolución de las hijas”.
José Luis Riccardo, Diputado de la UCR por San Luis, tuvo un momento de gloria cuando rompió con los cálculos verdes y celestes. Riccardo era uno de los diputados que mantuvieron la indecisión hasta último momento cuando se manifestó a favor de la ley en discusión: “Es un consenso general. La democracia tiene que funcionar y la única forma de hacerlo es el debate. Tengo diferencias con el dictamen pero no podemos cerrar la puerta. Lo perfecto es enemigo de lo posible”. Un estallido de aplausos resonó adentro y afuera del edificio histórico.
Sobre las 8 y media de la mañana Ariel Rauschenberger, uno de los diputados peronistas por la Provincia de La Pampa, que se contabilizaba como en contra, a través de un tuit de Sergio Ziliotto pasó a formar parte de la lista de votos a favor. Su voto revertiría el resultado.
Cientos de personas esperaron a las 10 de la mañana cuando finalmente tuvo lugar la votación. Cada una de las intervenciones se acompañó con la emoción de la gesta histórica. La oscuridad  finalmente deja lugar a la luz y los rastros de la jornada brillan esparcidos sobre el suelo. Todo es abrazos: ya nada volverá a ser igual.

Foto de portada: Prensa Obrera
Fuente:ElCohetealaLuna

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