JUICIO A MÉDICOS
“Yo soy la prueba viviente de que hubo un genocidio”
La melliza que aún busca a su hermano
La afirmación de Sabrina Gullino, contó el periodista Juan Cruz Varela, fue el punto de partida de una declaración en la que hubo dosis de emotividad en un juicio donde se ventilan las atrocidades de la dictadura: secuestros, torturas, muerte y el robo de bebés.Sabrina declaró en carácter de melliza, como la melliza de un hermano a quien le robaron la identidad hace cuarenta años y al que busca todos los días, en el marco de un juicio oral y público que se desarrolla en Paraná por el robo de bebés nacidos en el Hospital Militar durante la última dictadura cívico-militar.
En el banquillo no están los militares, esos perpetradores del horror, sino tres médicos: Miguel Alberto Torrealday, Jorge Esteban Rossi y David Vainstub, los propietarios del Instituto Privado de Pediatría (IPP), o como les dijo ella, los cómplices civiles.
Sabrina y su hermano son hijos de Raquel Negro y Tulio Valenzuela, nacieron en el Hospital Militar de Paraná, fueron derivados al Instituto Privado de Pediatría, donde permanecieron internados durante veintitantos días, y egresaron juntos. Pero el camino se bifurca a partir de entonces: ella fue abandonada en un convento en las afueras de Rosario, dada en adopción legal y recuperó su identidad en diciembre de 2008. De su hermano, el mellizo, no se sabe nada.
La culpa de los médicos
“No habría sido posible la sustitución de nuestra identidad si los médicos no hubieran puesto el conocimiento científico al servicio del plan sistemático de apropiación de menores”, aseguró Sabrina. “Ellos participaron de esta cadena de la historia para que yo estuviera treinta años hasta restituir mi identidad y para que al melli todavía lo estemos buscando”, agregó.El suyo, dijo, es uno de 40 casos de bebés que fueron abandonados en la vía pública, en hogares de menores u hospitales públicos, entre los 128 nietos que han recuperado su identidad. El resto habían sido apropiados. De su hermano, no se sabe.
“Que yo esté declarando es la consecuencia de que haya tres personas desaparecidas: mis padres y un desaparecido con vida”, dijo luego la hija de Raquel Negro y Tucho Valenzuela.
Sabrina, además, les pidió a los médicos, aunque se dirigió puntualmente a Torrealday, que rompan el pacto de silencio: “Ellos tienen información, que tengan dignidad, que digan lo que saben, a quién le entregaron al melli; que tengan un gesto de nobleza, así pueden estar en paz y nos dan paz a mí y a mi familia”.
Lo que dice el libro
Sabrina habló de la “lucha colectiva” en el camino de búsqueda de los nietos apropiados, un camino “que forjaron las Madres, las Abuelas, los Hijos y los sobrevivientes” de la dictadura; enumeró las distintas líneas de investigación encaradas por los organismos de derechos humanos; y destacó el valor que tienen los juicios como espacios de construcción de verdad.Con notable lucidez, también contó la dramática historia que la tiene como protagonista y desmenuzó el “Libro de Producción”, esa bitácora del Instituto Privado de Pediatría donde quedó asentado el ingreso y egreso de los mellizos.
De acuerdo con ese libro, los mellizos fueron derivados desde el Hospital Militar. La nena ingresó el 4 de marzo bajo el nombre de “Soledad López” y el varón fue ingresado el 10 de marzo y anotado como “NN López”; y permanecieron hasta el 27 de marzo en que fueron dados de alta. Ese día era el lunes posterior al feriado de Semana Santa.
Sabrina también le encontró una explicación a lo que pudo haber pasado en esos seis días que pasaron entre la internación de la nena y la internación del varón, y lo hizo a partir de datos que le aportó el propio Torrealday en una entrevista informal que tuvieron en marzo de 2013 y de la que también participaron su hermano, un psicólogo de Abuelas de Plaza de Mayo y los otros socios del IPP: “El bebé se va con la familia a la que se lo tenían prometido, a los seis días se presenta un problemita, que Torrealday dice que pudo ser que tuviera apnea o que se pusiera amarillito, lo devuelven al Hospital Militar, porque una enfermera lo vio ahí, y después lo llevaron otra vez al IPP, donde estuvo veintipico de días”, reconstruyó.
En el libro no está consignado quien los ingresó, que médico los trató durante su estadía en el IPP ni quien los retiró. En el primer juicio, realizado en 2011, Torrealday aseguró que la encargada de hacer las registraciones era Laura Marizza, una empleada administrativa del IPP ya fallecida. Sin embargo, una pericia determinó que tres personas distintas habían hecho esas anotaciones. “Es fácil echarle el fardo a un muerto”, expresó Sabrina.
Esa información debería estar contenida en las historias clínicas, que según los médicos se destruyeron durante una inundación en el edificio donde actualmente funciona el Sanatorio del Niño, algo que también ha sido puesto en duda por la hija de Raquel Negro y Tucho Valenzuela.
En los registros también quedó constancia de que el “Hospital Militar” pagó 71.200 pesos de esa época por la atención de la nena y 35.550 pesos por el varón.
De aquella reunión del año 2013 a Sabrina le quedó rebotando otra frase de Torrealday:
–Esos que están anotados en el libro son los hermanos y se los llevó la misma persona.Fuente: Página Judicial.
Robo de bebés: fuerte rechazo al argumento de los médicos
Declaró como testigo el director del hospital de Victoria, quien aseguró que es "irracional" e "imposible" que el IPP haya funcionado como "institución abierta". Contradijo así el argumento defensivo de Torrealday, Vainstub y Rossi, quienes dicen que no atendieron a los mellizos Valenzuela Negro.
por Alfredo Hoffman
urante la tercera jornada del juicio oral y público que se sigue a los médicos Miguel Torrealday, David Vainstub y Jorge Rossi, por robo de bebés durante la dictadura, uno de los testigos rechazó de plano la posibilidad de que los imputados pudieran haberse mantenido ajenos a la internación de pacientes en la unidad de cuidados intensivos neonatológicos del Instituto Privado de Pediatría (IPP), donde trabajaban y de la que eran y son propietarios. En esa clínica paranaense estuvieron internados los hijos mellizos de los detenidos desaparecidos Raquel Negro y Tulio Valenzuela, que nacieron en el Hospital Militar de Paraná en marzo de 1978. El mellizo varón continúa sin ser localizado.
Edgardo García, actual director del hospital Fermín Salaberry de Victoria, fue convocado por la querella como testigo para que brindara precisiones sobre la práctica médica en base a su experiencia y conocimientos. Esto obedeció a que la explicación de los imputados es que en aquel momento el IPP era una "institución abierta", donde cualquier médico podía internar allí a sus pacientes, atenderlos y darles el alta sin que ellos se enteraran. Este es el principal argumento defensivo que vienen sosteniendo desde hace más de una década, con el objetivo de desvincularse de la sustracción y sustitución de identidad de Sabrina Valenzuela Negro y su hermano "el Melli", quienes salieron de ese Instituto el 27 de marzo de 1978 sin que se sepa quién se los llevó.
García –médico tocoginecológico y con un posgrado en Administración Hospitalaria– fue consultado por la posibilidad de existencia de una "institución abierta" como modo de internación. "No es de un servicio médico racional. Eso no debe haber podido existir nunca en ningún lugar del país. Es imposible", respondió enfáticamente.
El testigo precisó que en toda unidad de cuidados intensivos, como una neonatología, "no puede intervenir otro médico en la atención" que no pertenezca a esa unidad. "En esa época con más razón, porque la neonatología estaba naciendo y había que tener mucho más cuidado", añadió.
Ante las consultas de las distintas partes en el juicio y del juez Roberto López Arango, indicó que existe reglamentación que establece estos procedimientos. "La atención se delega en los médicos de la unidad de cuidados intensivos. Un médico de afuera solamente puede ingresar como visita", expresó.
Por otra parte, indicó que en el supuesto de la internación de un bebé abandonado, o del que se desconoce quiénes son los padres, el protocolo indica que se debe hacer una denuncia y dar aviso a la Justicia para que intervenga.
Torrealday, Vainstub y Rossi no han prestado declaración hasta el momento en este juicio, pero sí lo hicieron tanto en calidad de testigos en la causa Hospital Militar, como en carácter de imputados en la que está ahora en juicio. Siempre se defendieron diciendo que desconocen quién internó a los mellizos, quién los atendió, les dio el alta y los entregó a personas que no eran sus progenitores, por el hecho de que era un sistema abierto. Esto fue desestimado por la Cámara Federal de Apelaciones de Paraná cuando les dictó el procesamiento, entendiendo que existe responsabilidad por la desaparición de esos bebés por tratarse de los médicos y propietarios del lugar; especialmente de Torrealday, por ser quien oficiaba de director.
Se presume no solamente que sí conocieron el caso, sino que fueron ellos quienes los atendieron y les dieron el alta, sin dar aviso a la Justicia. Esto se basa en testimonios que existen en la causa. Además se realizan pericias para corroborar si fueron ellos –o alguno de ellos– quienes intervinieron en el registro de los pacientes con nombres falsos –NN López y Soledad López– en el llamado "libro de producción" del IPP, ya que se comprobó que en tales anotaciones intervinieron tres caligrafías distintas.
Al mediodía, el juez y los representantes de la Fiscalía, la defensa y la querella fueron a tomarle declaración a una ex enfermera del Hospital Militar a su domicilio, puesto que no podía trasladarse hacia el tribunal por razones de salud. El juicio continuará el viernes con las declaraciones de trabajadores y trabajadoras del IPP y el hospital San Roque, entre otros testigos.
Conexión con el Hospital Militar
La audiencia de este miércoles comenzó con la declaración de una mujer que se desempeñaba como partera en el Hospital Militar en la época de los hechos, junto a los ginecólogos Mario Cantaberta y Domingo Bottero Brollo. Dijo desconocer el caso de los mellizos Valenzuela Negro, pero admitió la conexión entre este nosocomio y el IPP para el traslado de niños que necesitaban atención pediátrica cuando no había profesionales de esa especialidad. "Se derivaban chicos al IPP o al Hospital de Niños San Roque", dijo. "Se llamaba al IPP por teléfono e iban los médicos y trasladaban a los bebés", agregó. Dijo también que para el traslado se podían usar incubadoras de cualquiera de las dos instituciones.
Aunque en un primer momento señaló que el la clínica privada no tenía ambulancia, luego se rectificó cuando le leyeron una anterior declaración en la que afirmaba que "iba el doctor Lorenzo Torrealday del IPP a buscar niños en la ambulancia del IPP".
Por otra parte, una ex trabajadora del IPP dijo que los cuatro médicos –Torrealday, Vainstub, Rossi y el fallecido Ángel Schroeder– eran los encargados de atender a los pacientes, darles el alta y entregárselos a los familiares.
Testigo directo
Una enfermera de terapia intensiva del Hospital Militar se mantuvo en sus dichos respecto a lo ya declarado en anteriores oportunidades. Ella dijo que una tarde de 1978 recibió en el área donde trabajaba a la beba mujer que luego resultaría ser Sabrina Gullino (apellido adoptivo) Valenzuela Negro, y junto al médico Alfredo Berduc la atendió, la aspiró; estaba cianótica, con insuficiencia respiratoria. Señaló que Berduc trataba de comunicarse con la guardia del hospital para conseguir la derivación al San Roque o al IPP. También estaba allí presente el jefe de Terapia, Juan Antonio Zaccaría, quien fue condenado en 2011 por este caso y ya falleció.
La testigo no vio a la madre, pero cuando finalizó su turno y se retiraba del nosocomio, vio "muchísimo" militares custodiando una sala donde –según comentarios– iba a estar la madre. También se enteró por dichos que los bebés eran dos mellizos y que los habrían derivado al día siguiente.
La enfermera confirmó también que fue ella quien le puso Soledad a la niña, el mismo nombre con el que la internaron luego en el IPP. "Yo le pregunté al doctor Berduc si le podíamos poner Soledad, porque no me gustaba el NN con el que la habían anotado".
Fuente:DiarioUnoER
No hay comentarios:
Publicar un comentario