El exgeneral condenado por el allanamiento ilegal a la vivienda de la familia García-Recchia se había fugado en 2012 y fue detenido recién en 2016. También está acusado por torturas y asesinatos. Viernes 22 de febrero
El 12 de enero de 1977 una patota realizó un operativo en la calle Independencia al 1900, en Villa Adelina. En ese lugar fue asesinado Domingo Antonio García y secuestraron a su compañera, Beatriz Recchia, quien se encontraba embarazada de cinco meses, y a su hija de tan sólo tres años de edad, Juliana Inés García. El crimen de García quedó afuera de esta causa.
Alfonso fue condenado a cuatro años de prisión y después de cumplir dos tercios obtuvo la libertad. Pero en ese momento Casación anuló el fallo y ordenó que se lo impute tambien por el asesinato de Antonio García y las torturas contra Recchia.
La Cámara Federal de Casación Penal confirmó la libertad para un condenado por delitos de lesa humanidad que había recibido una condena leve pero que ahora afronta la posibilidad de un nuevo fallo con una pena mucho mayor y que además se fugó del país en 2012, unas horas antes de conocerse un fallo en su contra. Evidentemente, alguien le avisó que sería condenado.
Estuvo prófugo hasta 2016, cuando fue detenido en Paraguay, donde vivía con documentos falsos. Ahora el más alto tribunal penal del país lo deja en la calle, caminando junto a cualquiera de nosotros.
Tribunales PRO-Genocidas
En junio del año pasado distintos organismo de derechos humanos rechazaron la decisión del Tribunal Oral Federal N° 1 de San Martín por concederle la excarcelación al represor.
Las querellas y la fiscalía habían solicitado al tribunal la pena de prisión perpetua. Pero los jueces Marta Milloc, Diego Barroetaveña y Marcela Mónica Rodríguez, en su sentencia, consideraron que se trataba de crímenes de lesa humanidad y dieron por probada la participación de Alfonso en el allanamiento ilegal en Villa Adelina y en los secuestros. Sin embargo, por estos graves delitos impusieron la pena mínima de 4 años y, además, insólitamente, decidieron absolverlo por el homicidio de García, ocurrido en ese mismo operativo.
Gracias a la impunidad de la que gozó durante 40 años, Alfonso llegó a ser Secretario General del Ejército durante la jefatura del General Ricardo Brinzoni, acusado por la Masacre de Margarita Belén, a quien en diciembre de 1999 el ex presidente radical Fernando de la Rúa lo puso al frente del Ejército.
Juliana y la búsqueda de su hermana nacida en cautiverio
Juliana nació el 30 de diciembre de 1973 y secuestrada con sus padres cuando tenía sólo 3 años.
Buscó a su hermana sin descanso. Juliana declaró en 2010 contra los apropiadores de su hermana: Luis José Ricchiu-tti, que era un suboficial del Ejército del Batallón 601 de Inteligencia de Campo de Mayo y su mujer es Hélida René Hermann, un ama de casa que simuló un embarazo para adulterar la tenencia de su hermana.
En ese testimonio, Juliana relató lo ocurrido el día del secuestro: “Me dijeron que mamá gritaba y yo iba de la mano de mi mamá. Que nos sentaron en un escaloncito. Que yo lloraba mucho, mucho. Para mí fue muy importante reconstruir esos últimos minutos, esa sensación de que no la iba a ver más y que es hoy irreversible”. Y siguió: “‘Mamá, mamá, mamá’, le decía yo todo el tiempo y yo que soy madre me imagino esa situación y me la imagino a mi vieja y me es de una angustia insuperable. Me imagino que ella no sabía qué le iba a pasar y el embarazo y a mí que en cualquier momento me separaban”.
En ese testimonio, Juliana relató lo ocurrido el día del secuestro: “Me dijeron que mamá gritaba y yo iba de la mano de mi mamá. Que nos sentaron en un escaloncito. Que yo lloraba mucho, mucho. Para mí fue muy importante reconstruir esos últimos minutos, esa sensación de que no la iba a ver más y que es hoy irreversible”. Y siguió: “‘Mamá, mamá, mamá’, le decía yo todo el tiempo y yo que soy madre me imagino esa situación y me la imagino a mi vieja y me es de una angustia insuperable. Me imagino que ella no sabía qué le iba a pasar y el embarazo y a mí que en cualquier momento me separaban”.
A Juliana los genocidas la llevaron a casa de los abuelos maternos. “Yo les contaba que habían venido unos señores malos que explotaban globos, que mi mamá tenía las rodillas lastimadas: con tres años recién cumplidos eso pude contar”.
“A mi hermana la busqué toda la vida: en las caras de otros chicos que podían tener su edad, en la calle y si alguien venía y me decía: ‘Vos te parecés a tal persona’, no era como a cualquiera: yo averiguaba quién era esa persona”.
El 12 de febrero de 2009 la justicia federal de San Isidro determinó la identidad de la hermana de Juliana.
La lucha por el juicio y castigo a los responsables del genocidio y la búsqueda d los más de 400 ya hoy hombre y mujeres apropiados es una tarea de fundamental importancia para terminar con la impunidad y por las próximas generaciones.
Fuente:LaIzquierdaDiario
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