29 de marzo de 2019

El aporte de testigos y víctimas en causas de derechos humanos.

29 de marzo de 2019 
El aporte de testigos y víctimas en causas de derechos humanos
“Los testimonios son un acto de valentía”
Daniel Rafecas, Vera Jarach y Graciela Lois debatieron en la UBA sobre el valor del testimonio judicial en la construcción de Memoria, Verdad y Justicia. 
Por Constanza Bonsignore
El encuentro se realizó en la Facultad de Derecho de la UBA. 
Imagen: Guadalupe Lombardo
“La recepción del testimonio de forma masiva en todo el país, además de verdad y justicia, ha generado una muy importante dosis de reparación moral a las víctimas”, dijo el juez federal Daniel Rafecas, en el marco del encuentro “El testimonio judicial en la construcción de Memoria, Verdad y Justicia”, que se realizó en la Facultad de Derecho de la UBA. Graciela Lois, integrante de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, y Vera Vigevani de Jarach, integrante de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, también participaron del encuentro, que tuvo como eje reflexionar sobre el valor y el impacto que tuvieron los relatos de víctimas y testigos en los procesos de juzgamiento de los delitos de lesa humanidad, un aporte fundamental para ponerle fin al pacto de silencio que la dictadura soldó con el terror.
Las deudas y déficit por parte del Estado en materia de derechos humanos también fueron tema del encuentro que contó con la presencia de alumnos, docentes y familiares de estudiantes detenidos-desaparecidos por el terrorismo de Estado, que al finalizar la actividad recibieron por parte de la Secretaría de Extensión Universitaria y Bienestar Estudiantil sus legajos reparados.
A pocos días de haberse conmemorado multitudinariamente el 43º aniversario del golpe de 1976, el juez Rafecas, que está a cargo de las causas del Primer Cuerpo del Ejército y es titular del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal 3, destacó que el testimonio judicial, además de procurar verdad y justicia, permitió brindarles reparación moral a las víctimas y sobrevivientes del terrorismo de Estado. “Muchísimas víctimas cuando terminan de dar el testimonio, nos dicen que haber declarado ha sido un acto invalorable de reparación, por una cosa muy básica y elemental que es en definitiva que el Estado las está reconociendo y poniéndolas en el lugar de la víctima, cosa que fue puesta en entredicho con las políticas de impunidad, olvido, y falsa reconciliación que lamentablemente estuvieron vigentes en nuestro país en la posdictadura”, subrayó. 
En ese sentido, el juez consideró que el proceso de reconstrucción de memoria y el acto de aportar información relacionada con violaciones a los derechos humanos, posibilitó romper con el pacto de silencio y de mendacidad que operó como marca distintiva del período más oscuro de la historia argentina. “Todas las víctimas fueron amenazadas y coaccionadas para que no hablaran de lo que vivieron en los centros clandestinos. Y entonces, cuando venían a declarar, lo hacían con prejuicio, con temor y siempre en cada uno de los casos esos testimonios reflejaron un acto de valentía, de coraje, de responsabilidad cívica”, expresó Rafecas.
Con respecto a las falencias estatales en materia de derechos humanos, el magistrado, además de mencionar la poca celeridad de los procesos judiciales, advirtió que “la elevada cifra de apropiaciones” aún irresueltas constituye una de las grandes deudas que tiene el Estado con los organismos de derechos humanos y familiares de las víctimas. “A esta altura de la evolución de los procesos, es casi escandaloso que tengamos unas 350 personas adultas entre 40 y 45 años, que son hijos o hijas de víctimas de terrorismo de Estado y que no hemos podido dar con ellos todavía”, señaló Rafecas.
En la misma línea, se pronunció la Madre de Plaza de Mayo Jarach, quien planteó como consigna primordial no volver “nunca más al silencio”. “Es muy duro, muy doloroso, muy grave. Por miedo, por complicidad, eso ha pasado siempre en la historia”, remarcó Jarach, que además reclamó más celeridad y dinámica a la Justicia en la investigación de los crímenes cometidos durante la última dictadura. “Los juicios siguen lentos. Nos dicen ¿por qué no perdonan? Nosotros decimos que tiene que haber justicia absoluta, después cada uno pensará lo que quiere, pero tiene que haber justicia”, expresó. 
Con un discurso marcado por el tono emotivo, Lois, de Familiares de Desaparecidos, relató cómo fue el proceso de construcción de la memoria a través de la recopilación de testimonios dentro del movimiento de derechos humanos, un pilar fundamental sobre el cual se erigió la apertura y avance de los juicios de lesa humanidad. “En un primer momento inventamos la necesidad de hacer un testimonio muy elemental donde uno recogiera nombre y apellido, lo más elemental. Una de las cosas que no recogíamos en ese momento era la militancia política, no lo poníamos en papeles”, señaló Lois, que destacó que entonces esa decisión significó “una reacción acertada” porque los servicios de inteligencia se encontraban infiltrados merodeando cerca para que el pacto de silencio continuara intacto. 
La militante por los derechos humanos recordó que era muy difícil y costaba muchísimo “registrar el aporte testimonial y cómo dábamos nosotros ese testimonio”. “En Familiares –concluyó–, fuimos armando una gran familia, fuimos conociéndonos, confiando, produciendo, creciendo y luchando juntos para encontrar justicia.”
Fuente:Pagina12

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