por Revista Mu
Fotos: Juan Pablo Barrientos
Por Alejandro Volkind, para
Revista Mu
Según los datos presentados ayer
durante una conferencia de prensa, en la Ciudad de Buenos Aires existen
7251 personas en situación de calle; 5412 duermen en plazas, veredas o
entradas de edificios y 871 son niñes y adolescentes, número mucho
mayor al recabado en 2017. Las otras 1981 personas censadas duermen en
paradores del gobierno porteño u otros establecimientos conveniados. Del
total, el 80% son varones, el 19% mujeres –de las cuales 40 están embarazadas- y
el 1% declaró ser travesti/trans.
Comparado con los datos del primer
censo popular, realizado en 2017, el número representa un incremento
del 65% y, según destacaron las organizaciones con suma preocupación,
el 52% de las personas encuestadas es la primera vez que
se encuentran en situación de calle. “Lo que revela esto es
que la magnitud de la crisis está tocando a sectores que antes no había
llegado”, aseguró Cecilia Segura, presidenta de la Auditoría de la Ciudad y
una de las oradoras en la conferencia.
“Lo que revela esto es que la magnitud de la crisis está tocando a
sectores que antes no había llegado”.
Para Diego Morales, director de
Litigio y Defensa Legal del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), el
informe es una foto de la exclusión en la Ciudad de Buenos Aires. “El mayor
porcentaje de personas que hoy viven en situación de calle es producto de la falta
de trabajo, seguido por la falta de acceso a una vivienda -ya
sea porque no tienen la plata para pagar un alquiler o por los costos
de los servicios públicos-; y el tercer grupo son personas que se separan,
mayormente mujeres”, advirtió. Entre los tres ítems, suman un 42% de los
encuestados.
En ese sentido, el 77% de
las personas encuestadas en el censo afirmaron no haber podido acceder al
subsidio habitacional. Los datos, advierte Morales, desmienten los argumentos vertidos
por funcionarios de la Ciudad en los últimos días que señalan
que hay personas que eligen vivir en la calleporque no se adaptan a
los paradores o porque deciden no concurrir a las oficinas públicas para el
acceso a una pensión o un subsidio habitacional.
El 77% de las personas encuestadas en el censo afirmaron no haber podido
acceder al subsidio habitacional.
A su vez, a contrapelo de lo
planteado por el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta, quien
consultado sobre el aumento de personas en la calle aseguró
que «en realidad tenés más gente que viene a pasar el día, que viene de la
provincia a pedir en la calle y se vuelve», el informe señala que el
56% de los encuestados vivió siempre en la Ciudad de Buenos Aires.
Dos Censos y una sola realidad
El censo oficial y el censo popular fueron realizados en la misma semana de abril de este año, y sin embargo los resultados son completamente distintos. Mientras el primero dio como resultado 1146 personas en situación de calle, el censo popular asegura que el número es cinco veces mayor.
El primer dato que explica la
diferencia tiene que ver con que, pese a que la propia Ley 3706 considera
personas en situación de calle a aquellas que estén a la intemperie o
que utilicen la red de alojamiento nocturno brindada por el estado, el
gobierno no contabiliza a quienes la noche del censo durmieron en los
paradores.
El otro aspecto, más profundo,
apunta a la metodología utilizada. Tal como advirtió Jorgelina D’ Iorio,
investigadora del Conicet y miembro de Asamblea Popular de Plaza Dorrego, la
población en situación de calle se define como población fluctuante,
es decir población que no está asociada de manera
permanente a un lugar concreto del espacio geográfico, y como
población oculta esto es, población cuyos comportamientos son estigmatizados y
viven situaciones de violencia. Por estas dos características, se
la considera como población de difícil acceso.
La población en situación de calle se define como población
fluctuante, es decir población que no está asociada de manera permanente a
un lugar concreto del espacio geográfico, y como población oculta, son estigmatizados y
viven situaciones de violencia.
Con esta premisa, el relevamiento
del Censo Popular se organizó durante 4 días, dos días hábiles y un fin de
semana y participaron como censistas integrantes de organizaciones
sociales y de instituciones públicas, incluso personas en situación de
calle. Para ello, se elaboró un cuadernillo de capacitación, con el que se
formaron 500 voluntaries y se realizaron 50 capacitaciones durante el
mes de abril.
La participación de las personas
encuestadas fue voluntaria y anónima. Para garantizar la
confidencialidad de la información obtenida, se utilizó un código de
identificación formado con las dos primeras letras del primer nombre y
las dos primeras letras del primer apellido, más la fecha de nacimiento. De
este modo también se evitó la duplicación de datos.
Se censó en los 48 barrios de la
Ciudad de Buenos Aires y cada barrio fue dividido en cuadrículas o
conjuntos de cuadras que durante los días que duró el censo fueron recorridas
por un mismo grupo de censistas. Además, cada barrio tuvo como responsable a
una organización con trabajo en ese territorio.
La carga de datos y el
procesamiento de los mismos fue realizada por los equipos técnicos
del Ministerio Público de la Defensa de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires y de la Presidencia de la Auditoría General de la
Ciudad de Buenos Aires, con el soporte técnico de un paquete estadístico
construido ad hoc.
“El censo oficial,
por el contrario, fue realizado durante una noche por la Dirección
General de Estadística y Censos de la Ciudad y consistió un muestreo
por zonas críticas-explica Jorgelina-, entonces van a algunos lugares donde
prevalece mayor cantidad de gente en situación de calle”. Jorgelina es
tajante: “La metodología es política”.
“Desde el gobierno lo único que hacen es contar, pero si no hay un
conocimiento real de lo que sucede es obvio que no va a poder hacerse una
política pública para resolver un problema de la realidad”.
Para el Defensor General de la
Ciudad Horacio Corti, otra de las instituciones participantes del Censo
popular, no se trata de ver personas sino de conocerlas. “Desde el
gobierno lo único que hacen es contar, pero no se sabe si son niños,
cuál es la situación de salud, si perdieron o no su trabajo, cuál es su
padecimiento mental y si no hay un conocimiento real de lo que sucede es obvio
que no va a poder hacerse una política pública para resolver un
problema de la realidad”. De fondo, asegura, las personas en situación de
calle no son una prioridad para el gobierno y “eso hace que
esto se haya convertido en un problema estructural”.
Números urgentes
“A esta hora exactamente hay un
niño en la calle”,
escribía hace tiempo el poeta Armando Tejada Gómez, marcando la urgencia del
problema. En la Ciudad de Buenos Aires, la más rica del país, la que tiene
oficialmente más de 130 mil viviendas ociosas, a esta hora,
exactamente, hay 7.248 personas viviendo en la calle, tres menos
que cuando se realizó el Censo popular. “Hablamos de Sergio Zacarías,
Carlos Bencenete y Javier, de Retiro”, recordó Horacio Ávila, referente de
Proyecto 7, sobre las personas que murieron en estas semanas a causa
del frío.
“La situación es bastante más
dramática de lo que algunas voces oficiales han planteado y esto es necesario
ponerlo de manifiesto, por eso
la urgencia de la conferencia, de presentar datos y de este trabajo colectivo”,
concluyó Pablo Vitale, referente de la Asociación Civil por la Igualdad y la
Justicia, una de las 50 instituciones públicas y organizaciones populares que
llevaron a cabo el Censo.
Fuente:RevistaCitrica.
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