Quizás, por eso no dudé en hacerle un pañuelo a mi padre como regalo cuando dejaron entrar agujas de coser a Devoto, aunque no permitieron telas ni hilos. Recorté como pude una sábana vieja y con los hilos de las toallas bordé sus iniciales; hasta le hice un pequeño calado con punto vainilla aprendido en los tiempos de costura con mi madre. Con este pañuelo practiqué mi estrategia de entrega, que funcionó, y hasta hoy lo conservamos.
Pero mi pañuelo, el que yo esperaba recibir, nunca llegó. Con el tiempo se fueron mitigando esos dolores, con explicaciones tardías, con muchas lecturas sobre comportamientos y la implosión de la sociedad en situaciones de crisis, los miedos durante la dictadura, las culpas, las incapacidades, las vergüenzas, los límites. Acepté a lo largo de los años pedidos de disculpas que me sirvieron para reparar heridas.
Un pañuelo, un objeto tan simple y tan fuerte que se inscribe en la memoria colectiva de nuestro país. Un triángulo blanco, potente símbolo de lucha. En mi memoria individual, un cuadradito ausente.
El libro La larga noche de los lápices, de Emilce Moler, publicado por Marea Editorial, se presentará este sábado 12 de septiembre, a las 19, por Facebook y Youtube. Participarán Martín Granovsky, Constanza Brunet, Felipe Pigna, Florencia Villegas y la autora.