EL EMPRESARIO ALEJANDRO
IACCARINO, VÍCTIMA DEL TERRORISMO DE ESTADO, DENUNCIÓ QUE SUFRIÓ ATENTADOS
19-09-2020
El empresario
Alejandro Iaccarino, quien como el resto de su familia sufrió el secuestro y la
detención clandestina en el "circuito Camps" durante la última
dictadura cívico militar, denunció haber sido objeto de una serie de atentados
consumados en su propio domicilio, a pesar de que desde hace diez años cuenta
con custodia permanente de la Gendarmería.
La inutilización de
los frenos y neumáticos de su automóvil y cortes no programados del servicio de
gas de su domicilio, verificados en una cochera del subsuelo, fueron parte del
hostigamiento sufrido en las últimas dos semanas, de acuerdo a la presentación
radicada ante las autoridades policiales de la ciudad de La Plata.
"Hace diez años,
por decisión del juez Corazza, se nos brindó custodia permanente a mi hermano
Carlos, a mi esposa y a mí, a cargo de la Gendarmería", le contó Iaccarino
a Télam.
"Pero
últimamente volvimos a ser blanco de un hostigamiento raro. Es como si
quisieran decirme ‘entramos en tu casa cuando queremos y hacemos lo que
queremosÂ’. Hemos participado con mi hermano Carlos de varios juicios del
circuito Camps, donde hubo procesados y condenados, pero parece que ahora hay
interesados en que esos juicios no sigan y que los querellantes desistamos o
simplemente nos vayamos muriendo, sin justicia", agregó.
El caso Iaccarino es
uno de los 604 hechos de terrorismo de Estado cometidos sobre empresas que
fueron detectados en la década pasada por la Secretaría de Derechos Humanos.
"Llevamos 39
años de trabajo jurídico. Cuando el juicio por la restitución del patrimonio
que nos arrebataron ya podía conducir a los autores intelectuales de los
delitos y trabar embargos por más de 300 millones de dólares. el macrismo
decidió que la UIF no se presentaría como querellante. Así dejaron que la
última responsabilidad y compromiso económico por el resarcimiento a las
víctimas quedara en el Estado", apuntó Iaccarino.
En ese sentido, el
empresario contó que "la Corte tiene que decidir en el recurso
extraordinario sobre esa causa", que presentaron sus representantes
legales.
El premio nobel de la
paz Adolfo Pérez Esquivel, con quien los Iaccarino compartieron una celda en la
U9 de La Plata, durante la última dictadura, participa como "amicus curiae"
en el expediente.
Los hermanos
estuvieron secuestrados en el centro clandestino de detención
"Infierno", que funcionó en la Brigada de Investigaciones de Lanús,
dependiente de la policía bonaerense.
Por los delitos de
lesa humanidad que se cometieron en ese centro clandestino, iba a comenzar el 7
de septiembre un juicio oral y público que se pospuso, y en el cual Alejandro
es testigo y querellante.
"Para
simplificar, quieren unificar el juicio de 'El Infierno' con 'Pozo de Banfield'
y con 'Pozo de Quilmes', otros dos centros clandestinos. Pero eso, en lugar de
acelerar, va a demorar mucho más la resolución de los juicios, porque son más
de 500 testimonios los que hay que tomar, y porque muchos de esos testigos
están solicitados en otras causas, ante otros tribunales", remarcó.
Y en ese sentido,
agregó: "Un juicio unificado no va a tardar menos de cinco años en
resolverse. Y las víctimas y querellantes no podemos esperar tanto
tiempo".
En "El
Infierno" están imputados, entre otros, el ex ministro de facto Jaime
Smart y los excomisarios de la Bonaerense Miguel Ángel Etchecolatz, Juan Miguel
Wolk y Jorge Rómulo Ferranti.
"Creo que Jaime
Smart es responsable de que mi madre perdiera la razón, cuando los tres
hermanos estábamos secuestrados. Pasamos por nueve centros clandestinos de
detención y fuimos torturados sistemáticamente. Una vez, estuve relatando por
siete horas en el Hospital Piñero, ante médicos, psicólogos y antropólogos del
Centro Ulloa (para la asistencia a las víctimas de violaciones de los derechos
humanos)", recordó.
Iaccarino afirmó que
en ‘El InfiernoÂ’, a él y a su hermano Carlos les "quemaron el páncreas
con la picana" y los convirtieron en insulino dependientes" debido a
las tormentos que padecieron.
"Mi padre no
resistió tanto dolor. Mi madre, como le dije, perdió la razón. A mi hermano
Rodolfo lo perdimos poco después de recuperar la libertad. Jaime Smart era la
mano derecha de Ibérico Saint Jean, como Etchecolatz era la mano derecha de
(Ramón) Camps", afirmó Alejandro en referencia al militar genocida que
estuvo al frente de la policía bonaerense durante la última dictadura militar.
Hoy, Alejandro
Iaccarino (73) y su hermano Carlos (71), como sobrevivientes de una larga noche
de terror que se convirtió en la causa de sus vidas, esperan las sentencias que
comiencen a reparar el daño y no pierden la esperanza de reformular el
ambicioso Plan Económico Expansivo General que impulsaban a principios de los
Â’70.
"Con ese proyecto buscamos una
economía más humana y solidaria, que acompañara la doctrina social de la
Iglesia. En ese sentido, tenemos una fe y voluntad no han cambiado",
subrayó.
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