13 de mayo de 2021

ESPECIAL COLOMBIA.

 

El paro y la jornada nacional de 

protesta volvió a llenar las calles de 

todo el país

























Resumen Latinoamericano, 12 de mayo de 2021.

Luego de que la reunión entre el Comité del Paro y el gobierno nacional del lunes 10 de mayo terminara sin acuerdos, este miércoles se realizaron nuevas marchas a nivel nacional. Las protestas, que empezaron el miércoles 28 de abril, se han extendido por 15 días. 

El comité del paro convocó a una nueva jornada de manifestaciones a nivel nacional luego de que en la reunión con el gobierno, el pasado lunes 10 de mayo, terminara sin ninguna clase de acuerdo.

Así fue la jornada de este miércoles de paro y movilizaciones:

4:00 p.m. (Pereira) Las marchas en la capital que también se realizan en memoria de Lucas Villa, baleado hace 8 días en el viaducto que une a la ciudad con Dosquebradas, quien murió en la noche del 10 de mayo, se han llevado de manera pacífica.

Mientras tanto, un grupo de hinchas del Deportivo Pereira se dieron cita en el hotel donde se hospeda el equipo uruguayo Nacional. El cuadro charrúa se encuentra en la ciudad para disputar, hoy en la noche, un partido frente Atlético Nacional, por la cuarta fecha de la Copa Libertadores. Los hinchas piden que el partido sea aplazado teniendo en cuenta la situación que vive la ciudad y el país, mientras cantan “Hoy no se va a jugar, hoy no se va a jugar”.

Este pedido es idéntico al realizado más temprano por hinchas del Junior de Barranquilla, que a las 7:00 p.m. se enfrentará, por el mismo torneo, contra River Plate de Argentina.

3:50 p.m. (Medellín) En la ciudad ya se encontraron los manifestantes que arrancaron desde el Barrio Castilla en la mañana de esta quinceava jornada de movilizaciones del Paro Nacional y los que esperaban en el sector conocido como “Punto Cero”.

2:30 p.m. (Ocaña) Las marchas en la ciudad, que cuentan con la participación de más de 15.000 campesinos del Catatumbo, avanzan por las vías de manera pacífica. El Comité de Integración Social del Catatumbo, que acompañan las movilizaciones, registran las multitudinarias manifestaciones.

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En la ciudad también se registran manifestaciones al norte, en la vía que comunica a Ocaña con el municipio de El Tarra. Allí hacen presencia miembros de la comunidad indígena Barí. Se espera que desde este punto, en compañía de habitantes de Zulia, Sardinata y Tibú, se movilicen hacia la capital del departamento en los próximos días.

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2:20 p.m. (Barranquilla) Mientras en la ciudad se desarrollan tres marchas pacíficas, la policía de la ciudad ha desplegado un fuerte esquema de seguridad alrededor del estadio Romelio Martínez, donde esta noche se enfrentarán el Junior contra River Plate de Argentina, por la cuarta fecha de la fase de grupos de la Copa Libertadores. Algunos hinchas del club barranquillero le solicitaron a las autoridades locales y a la Confederación Sudamericana de Fútbol que cancelaran el partido considerando las circunstancias actuales del país y las movilizaciones que tienen lugar en la ciudad.

1:55 p.m. (Medellín) La marcha que arrancó en el Barrio Castilla, que pasó por el Puente Madre Laura hacia las 11:30 a.m. ya está llegando al sector conocido como “Punto Cero” en el centro occidente de la capital antioqueña. Allí esperan miles de personas para unirse a esta movilización que se ha desarrollado en calma y que ha contado con diversas muestras artísticas.

1:40 p.m. (Cali) Ya llegó al Hospital Universitario del Valle la manifestación que inició en la Portada al Mar. Miles de personas marchan tranquilamente cantando y bailando.

Mientras tanto, en el Coliseo María Isabel Urrutia, ubicado en el distrito de Aguablanca, al oriente de la ciudad, se reúnen representantes del gobierno nacional y de la ciudad con un grupo de jóvenes que hacen parte de las manifestaciones.

1:15 p.m. (Pereira) En la ciudad donde hace un par de días murió el joven Lucas Villa, símbolo de la protesta pacífica del país, se llevan a cabo marchas en memoria del estudiante de la Universidad Tecnológica de Pereira. Miles de ciudadanos se reúnen a esta hora en el Parque Olaya Herrera, que colinda con la gobernación del departamento. Se observan muchas banderas con el lema “Lucas vive”. En este punto de la ciudad se espera la realización del “Concierto por la Vida y la Resistencia”.

MARCHAS EN PEREIRA

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1:00 p.m. (Bucaramanga) Miles de manifestantes llegan a esta hora al centro de la ciudad. Las marchas que avanzan de manera pacífica y con muestras culturales, van hacia la plaza Luis Carlos Galán, ubicada al occidente de la ciudad a pocas cuadras de la Gobernación de Santander. Al sur de la capital de Santander también se reportan marchas, principalmente en el sector del Puente de Provenza y la Puerta al Sol. Se preve que algunos manifestantes tomen la carrera 27, una de las más importantes de la ciudad y la calle 36 que desemboca en la Gobernación.

12:45 p.m. (Yopal) Desde la capital del Casanare también se reportan movilizaciones. Cientos de personas recorren las calles de la ciudad en tranquilidad. Se presentan bloqueos en algunos de los ingresos de la ciudad, como la Marginal del Llano. La central de abastos del municipio también se unió a esta jornada, la quinceava, del Paro Nacional.

También le puede interesar: En 12 días de paro nacional, Gobierno reporta más de 5.569 actividades de manifestación social

12:30 p.m. (Cali) La caravana de chivas de la minga indígena, que hoy se retira de la ciudad, llegan a Puerto Resistencia donde se mantiene una concentración pacífica. Los ciudadanos que se encuentran en este sector de la ciudad reciben con arengas a los mingueros que en horas de la tarde saldrán rumbo al Cauca.

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12:25 p.m. (Cartagena) Siguen las marchas en “La Heroica” y se reporta el bloqueo total a las vías de acceso al Aeropuerto Internacional Rafael Núñez. Las movilizaciones se desarrollan en tranquilidad. De allí se espera que la marcha se dirija a la Plaza de la Paz. En horas de la tarde se realizarán actividades culturales en el Barrio El Socorro, en el suroriente de la ciudad.

Más temprano, el alcalde de la ciudad,William Dau Chamat, acompañó a los ciudadaos que se movilizaban en la glorieta de La Esperanza. Desde allí recordó el compromiso de su gobierno con garantizar el derecho a la manifestación pacífica la salvaguarda del orden público.

12:23 p.m. (Neiva) Se calcula que alrededor de 15.000 personas se movilizan a esta hora en la capital del Huila. Hace poco minutos miembros del Consejo Regional Indígena del Huila se sumaron a las marchas.

12:20 p.m. (Cali) En Puerto Resistencia sigue la concentración pacífica de jóvenes. Elizabeth Serna, lideresa de este sector, manifestó  que están atentos a la reunión que se desarrolla en Bogotá entre el presidente Iván Duque y estudiantes del país. Agregó que esperan que se alcance un acuerdo para levantar el paro.

12:00 p.m. (Pasto) Desde el otro extremo del país, en Pasto, también avanzan las manifestaciones en calma. Con manifestaciones artísticas y cantos se desarrollan las marchas que se dirigen hasta la Plaza de Nariño en el centro de la ciudad. El alcalde de la ciudad, Germán Chamorro, le hizo un llamado a la ciudadanía que se moviliza para que lo hagan en tranquilidad.

11:55 a.m. (Riohacha) En el norte del país también iniciaron las marchas previstas para esta jornada. En la segunda ciudad más grande de la Guajira, cientos de personas recorren las calles del municipio para manifestarse en contra de la reforma a la salud propuesta por el gobierno de Iván Duque, en rechazo a la violencia por parte de miembros de la fuerza pública entre varias razones más. Hasta el momento las actividades transcurren de manera pacífica.

11:35 a.m. (Cali) En el sector conocido como Puerto Resistencia, en el centro de la ciudad, cientos de personas se encuentran reunidas manifestándose de forma pacífica. Mientras tanto, en total tranquilidad, avanza la marcha que arrancó desde la Portada al Mar y que se dirige al Hospital Universitario del Valle.

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11:30 a.m. (Medellín) Las personas que se encontraban en el Barrio Castilla ya empezaron a desplazarse y en estos momentos se encuentran en el Puente Madre Laura, que queda sobre la Avenida del Río, una de las más importantes de la ciudad. Se espera que la marcha, que ya cuenta con la participación de miles de personas, siga su rumbo hacia el Parque de Aranjuez.

Muy cerca de este sector, en el Parque de los Deseos, se llevan a cabo manifestaciones culturales. A esta hora se desarrolla una performance denominada “El arte resiste”, donde se representan los pueblos del país.

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11:00 a.m. (Neiva) En la capital huilense ya se dio inicio a las manifestaciones previstas para este día. Desde el martes el alcalde de la ciudad, Gorky Muñoz Calderón, decretó una serie de medidas para las movilizaciones, entre ellas la prohibición y circulación de los menores de edad en las marchas, el uso de capuchas, la venta, porte o transporte de combustibles y la suspensión de las actividades escolares. Las distintas restricciones regirán hasta la noche del miércoles del 12 de mayo y algunas de ellas se extenderán hasta las 6:00 a.m. del jueves 13.

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10:55 a.m. (Cali) La concentración que se tenía planeada en la Portada al Mar, en el occidente de la ciudad, ya empezó y cuenta con la presencia de miles de personas. De allí se espera que los manifestantes marchen hasta el Hospital Universitario del Valle.

10:45 a.m. (Ocaña) Ya iniciaron las concentraciones de campesinos del Catatumbo en el sector de La Ondina. Se calcula que en este municipio de Norte de Santander se movilizarán aproximadamente 15.000 campesinos de esta subregión.

10:35 a.m. (Villavicencio) En el centro de la capital del Meta se desarrolla una movilización que ya cuenta con la presencia de cientos de habitantes de la ciudad. Miembros de la Guardia Indígena hacen presencia y van a la cabeza de la movilización

10:10 a.m. (Cali) Además de los ciudadanos que se encuentran reunidos en La Luna esperando el paso de la minga, en UniValle, lugar donde estuvieron reunidos durante los últimos días las organizaciones indígenas, se encuentran el Presidente de la Comisión de la Verdad, Padre Francisco de Roux, Derechos Humanos de la ONU, Procuraduría, Defensoría, Personería, Mapp-OEA y Misión de Verificación de la ONU acompañando y facilitando la salida de la minga de la capital vallecaucana.

10:05 a.m. (Cali) En el sector La Luna, autopista suroriental con Calle 13, manifestantes comienzan a concentrarse para esperar el paso de la minga que viene desde la Universidad del Valle y que en la tarde del martes anunciaron que se retiran de la ciudad. La minga se movilizará hacia el departamento del Cauca donde seguirán movilizados.

Varios ciudadanos se reúnen en La Luna y le agradecen a la minga por su presencia en la última semana. / Valentina Parada

10:00 a.m. (Medellín) Con trovas y teatro iniciaron las movilizaciones en la capital antioqueña en el Barrio Castilla. Después de estas muestras culturales se dirigirán al Puente Madre Laura, que queda sobre la Avenida del Río, una de las más importantes de la ciudad. Posteriormente se desplazarán hasta el Parque de Aranjuez, a pocas cuadras del Puente Madre Laura. Desde el parque irán hacia el sur hasta el Cementerio San Pedro, muy cerca del Parque de los Deseos, lugar donde se han concentrado varias de las últimas movilizaciones estudiantiles. El último punto de la movilización será en el centro occidente de la ciudad, en el sector conocido como “Punto Cero”.

9:40 a.m. (Cartagena) Al igual que en otras ciudades del país, las manifestaciones en Cartagena ya empezaron y transcurren con total tranquilidad. Las movilizaciones estaban convocadas desde las 8:00 a.m. en el Parque Apolo ubicado en el noroccidente, de ahí subirán hasta el Aeropuerto Internacional Rafael Núñez y se volverán a concentrar en la Plaza de la Paz en este mismo sector. En horas de la tarde se realizarán actividades culturales en el Barrio El Socorro, en el suroriente de la ciudad. La actividad, que se llevará a cabo en la biblioteca distrital tiene como lema “el arte y la tradición cultural también son símbolo de resistencia”.

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9:15 a.m. (Medellín) Las movilizaciones en Medellín ya iniciaron y se desarrollan en tranquilidad. Se reporta alta congestión en la autopista Medellín-Bogotá al norte de la capital antioqueña.

9:00 a.m. (Bucaramanga) Según información de Blu Radio, campesinos de la ciudad bloquean a esta hora la vía que de la capital santandereana lleva al Páramo de Santurbán, al oriente de la ciudad.

También se reportan bloqueos en la vía que comunica a la ciudad de Ocaña con Bucaramanga a la altura de San Alberto, en el Cesar.

8:30 (Ocaña) Desde la noche del martes 11 de mayo, campesinos de la región de Catatumbo llegaron a Ocaña, en Norte de Santander, para adelantar movilizaciones hoy. Se espera que las marchas en esta ciudad inicien a las 10:00 a.m. A esta hora se reporta que las caravanas de campesinos siguen llegando al municipio.

7:00 a.m. (Cali) Desde temprano se reportan bloqueos en varias vías de la capital vallecaucana. Según el reporte más reciente de la Secretaría de Movilidad son 12 los puntos de concentración en la ciudad. Los sectores donde más movilizaciones se reportan son el norte, sur y oriente.

Según el líder social de la ciudad Alfredo Mondragón, se espera que a las 9:00 a.m. inicie una



La máquina de matar






















Por Andrés Pabón Lara. Resumen Latinoamericano, 12 de mayo de 2021.

El Estado colombiano, usurpado desde su creación hace más de 200 años por una clase dominante generadora del despojo y acaparamiento de la tierra, de la vigencia del modelo extractivista de herencia colonial y de la represión armada como dispositivo de disciplinamiento, no ha intervenido en el contexto actual de movilizaciones y manifestaciones de una manera diferente a su libreto histórico. Ese Estado colombiano se ha convertido en una máquina de matar que no ha hecho más que perfeccionarse a través del tiempo y de los gobiernos.

Teniendo como pruebas manifiestas de ese proceso de perfeccionamiento, para solo arrancar desde el siglo XX, la poco conocida masacre a muy poca distancia de la casa de gobierno de 20 artesanos que protestaban contra el regimen en 1919, o la famosa masacre de los trabajadores de las bananeras, allá por 1928, de la que no se ha determinado el numero de victimas por las balas del ejercito que defendian los intereses de la United Fruit Company, seguida del asesinato selectivo de los lideres de las guerrillas de los Llanos Orientales en los años 30´s, los llamados años de la Violencia durante los 40´s, en la que los partidos politicos tradicionales fomentaron el asesinato entre partidarios como parte de la disputa electoral, dinámica que solo se tranzó con la dictadura militar directa de 1953 y la dictadura oligarquica disfrazada en el Frente Nacional a partir de 1957. Bajo esa democracia aparente la máquina de matar realizó los bombardeos aéreos que pretendian aniquilar al campesinado de Marquetalia en los 60´s, la guerra contrainsurgente y la represión estudiantil de los 70´s. Luego, habiendo ya retornado la participación electoral sin proscripciones, la persecución política a los partidos o movimientos de izquierda, como la Unión Patriótica o el M-19 en los 80´s se organizaron desde las instituciones militares, policiales y de inteligencia de la máquina. En paralelo, se fraguó la creación, con respaldo oficial, de las llamadas ́ ́Convivir ́ ́ como primeras estructuras del aparato paramilitar en 1994, la inserción del Ejército y las agencias militares Estadounidenses mediante el Plan Colombia firmado en 1999, que vino a reforzar la guerra contrainsurgente (con el pretexto del combate al narcotráfico) y, para marcar de forma sintética, el entronamiento de la represión como política pública oficialmente declarada a partir del gobierno de Alvaro Uribe en 2002.

Para corroborar que la represión como politica oficial ha venido escalando en Colombia, basta recordar que el uribismo se insertó en el ambiente político con un discurso fascistoide de ´´mano dura´´ contra la insurgencia, que incluyó el incentivo al ente militar para aumentar su número de bajas, dando paso con ello al asesinato de miles de jovenes humildes que fueron presentados como supuestos guerrilleros muertos en combate (los mal llamados ´´falsos positivos´´). El uribismo implicó también la legalización de las estructuras paramilitares (o mejor, narcoparamilitares) tras un supuesto acuerdo de desmovilización, lo que amplificó su campo de acción de los espacios rurales a las urbes, para aniquilar cualquier tipo de intervención política de izquierda, al tiempo que aceleró y naturalizó el despojo de la tierra al campesinado y, con ello, el fenómeno del desplazamiento forzado interno que en menos de una década significó el abandono de sus tierras de aproximadamente 8 millones de campesinos y campesinas (que han terminado miserablemente hacinados en las grandes ciudades). La cifra de los y las campesinas asesinadas en masacres perpetradas en los campos colombianos con la participación directa del Ejército (levantando retenes, prestado medios de transporte, poniendo a disposición de los paramilitares infraestructura edilicia, ocultando pruebas de los crímenes, entre otras acciones) aún es indeterminado.

La máquina de matar, o Estado colombiano, cuenta con el nefasto deshonor de ocupar el primer lugar entre los Estados denunciados ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, con 40 sentencias en contra y 5 casos actualmente en litigio. Uno de ellos es el de los ya mencionados integrantes y militantes de la Unión Patriótica, por las graves violaciones de derechos humanos cometidas en perjuicio de más de 6.000 personas pertenecientes o cercanas a dicho movimiento desde 1984 y por más de 20 años. También está el de la periodista Jineth Bedoya por secuestro, tortura y violación sexual con participación de agentes oficiales sumada a la falta de adopción de medidas adecuadas y oportunas por parte del Estado para protegerla y prevenir la ocurrencia de dichos hechos. Otro más es el caso de los miembros de la Corporación Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, que está relacionado con ataques, actos de intimidación y hostigamiento y amenazas de las que han sido víctimas los miembros de este colectivo como represalia por su trabajo en defensa de los derechos humanos (1). En los poco más de 2 años que lleva constituida la Comisión de la Verdad, ente propuesto dentro de las Negociaciones de Paz, se han recopilado testimonios de aproximadamente un millar de personas que han tenido que exiliarse fuera del país para salvarse de la máquina de matar (2). Es claro que en ningún anaquel de los edificios del Estado reposa el número oficial de exiliados y exiliadas tras tantos años de represión política. Las estadísticas que solo hacen posible los propios movimientos sociales y las organizaciones no gubernamentales son la fuente más confiable, por supuesto aún fragmentada y seguramente incompleta. Entre estas, vale destacar los informes de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) que enumera un total de 160 periodistas asesinados en Colombia a causa de su oficio, correspondiendo casi el 40% de esos asesinatos a los últimos 20 años (3).

Pero quizas uno de los ejes más nefastos de esa politica represiva en perfeccionamiento haya sido la generación de un sentido común fascista, anticomunista (y antichavista, para ser más preciso) y racista, en grandes conglomerados de los sectores populares colombianos. La naturalización del asesinato a quienes se manifestaban y organizaban bajo cualquier vertiente de la ideologia de izquierda no solo permitió al uribismo ganar elecciones (incluida la del actual presidente de la República Ivan Duque) sino oponerse obsesiva y acriticamente a las negociaciones de paz firmadas con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC-EP. Bajo ese espectro de dominación ideológica desde el 2016 a la fecha se han cometido alrededor de 1.200 asesinatos de líderes y lideresas sociales, defensores y defensoras de derechos humanos, ambientalistas, representantes estudiantiles, gremiales, autoridades indígenas; todo ello con la complicidad (por activa o por pasiva) de las instituciones de la máquina de matar. El 2020 cerró con la cifra record de un asesinato politico diario en promedio y 43 masacres colectivas perpetradas a lo largo del año (4).

2021: AÑO DEL PARO

Las redes sociales atestiguan la increíble impunidad con la que el Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) reprime las movilizaciones que se despliegan actualmente a lo largo y ancho de todo (¡TODO!) el territorio colombiano. El paro nacional fue convocado a partir del 28 de abril, motivado por el rechazo a la reforma tributaria presentada por el ejecutivo, y se ha mantenido activo desde entonces a pesar de haber generado el retiro oficial de dicha reforma y la renuncia del Ministro de Hacienda. Esto puede entenderse reconociendo la amplia capacidad de convocatoria y confluencia de reivindicaciones que aúnan el rechazo a las medidas económicas de ajuste, antes y después de la pandemia, y el citado incremento de la represión estatal. Un análisis específico de la dimensión reivindicativa del paro requeriría una reflexión extensa: una explicación inicial se refleja en los datos oficiales que presentan a más de la mitad del total de la población colombiana (57,6%) agrupada entre los rubros de pobreza monetaria y pobreza monetaria extrema (5). No obstante, acá solo se va a rescatar, además de la mencionada amplia convocatoria y articulación de diversos sectores y reivindicaciones, el marco de continuidad que ha logrado reflejar en relación a las movilizaciones por los paros adelantados en noviembre de 2019 y enero del año siguiente. Este continuo de participación política activa del pueblo configura un duro golpe a la legitimidad del uribismo y un desafío inédito para cualquier gobernante de los últimos años.

Esa continuidad de la movilización popular se entronca también con la continuidad del protagonismo policial dentro de la política asesina del Estado. El año 2019 cerró con el paradigmatico asesinato de Dylan Cruz, un estudiante de 18 años que recibió el disparo a corta distancia de una escopeta calibre 12 en manos de un miembro del ESMAD. Ese año también permitió recopilar imágenes de múltiples agresiones cometidas por los miembros de este ente. El pandémico 2020 disipó aquellas manifestaciones, pero las políticas represivas y los toques de queda estatales fueron el nuevo marco de acción de las fuerzas policiales. En la misma ciudad de Bogotá, en septiembre del 2020, Javier Ordoñez fue asesinado por la máquina de matar (representada en dos agentes policiales) tras haberlo golpeado y torturado. Las imágenes que testigos del hecho difundieron por redes sociales generaron una ola de protestas que culminó con al menos 13 personas asesinadas también por la Policía. En esos mismos días 9 jóvenes que estaban detenidos en una estación de Policía del vecino municipio de Soacha murieron en un confuso incendio dentro del reclusorio. Nuevamente las imágenes captadas con teléfonos celulares y rápidamente difundidas permitieron establecer que esos jóvenes habían sido torturados en el lugar y que existía una responsabilidad policial en los hechos que ocasionaron las muertes. Otros ejemplos de la difusión mediática de la represión policial abundan en las redes ratificando el mencionado protagonismo de la Policía en el accionar represivo de la máquina de matar. Su accionar fluctúa entre la represión a las movilizaciones masivas y la represión oculta y cotidiana en su tarea diaria: el punto en común es el disciplinamiento a los sectores populares.  

En medio de la pandemia el Gobierno presentó un aumento en el presupuesto público destinado al Ministerio de Defensa. La cifra que supera los 39 billones de pesos (10 mil millones de dólares aproximadamente) respalda al aparato represivo más grande de Latinoamérica. Según el sitio web Global Fire Power, dedicado a recopilar cifras sobre la capacidad armamentística de fuerzas militares en todo el mundo, el Ejército colombiano cuenta con 369.000 efectivos, a los que habría que sumar a los miembros de la Armada Naval, la fuerza Aérea y la Policía, y por qué no incluir a otros funcionarios civiles armados destinados al funcionamiento del aparato represivo en su conjunto. Es posible que estemos hablando de alrededor de 1 millón de personas usadas para perfeccionar la represión (sin contar con las organizaciones paramilitares y las empresas de seguridad privada). El rubro del presupuesto para reprimir puede compararse con los 47 billones de pesos destinados a la educación y 36 billones a la salud (en pleno año pandémico y con una crisis sanitaria histórica).

También puede analizarse el monto de 39 billones de pesos en relación a la proporción específicamente destinada en los últimos años al ESMAD. Según un informe del portal noticioso de CNN(6), el cuerpo antidisturbios cuenta con 3.500 efectivos y recibe 490 mil millones de pesos anuales. Eso significa que una fuerza que representa menos del 0,5% del total del aparato represivo recibe aproximadamente el 1.3% del presupuesto total del rubro de defensa. Desde otra perspectiva, esas mismas cifras permiten concluir que cada miembro del ESMAD le cuesta al erario público 140 millones de pesos al año (desde luego, no solo por salarios). Un docente que devengue por ejemplo el equivalente a tres salarios mínimos impacta en el gasto público en menos de 36 millones en el año, es decir, una cuarta parte de lo que cuesta un represor del ESMAD. 

Sin pretender elaborar un fiel informe estadístico, hay algunos datos numéricos más que ratifican la idea del reforzamiento asesino de la máquina de matar. A 10 días de iniciadas las manifestaciones, marchas y bloqueos del paro nacional, organizaciones sociales y defensoras de derechos humanos reportaban datos no consolidados que rondan las 1.023 personas detenidas, 980 desaparecidas, 1.040 heridas, un número indeterminado de mujeres violadas y al menos 42 personas asesinadas: la responsabilidad principal recae sobre el ESMAD. La sevicia que se manifiesta en las imágenes que dan cuenta de estos crímenes contrasta con el silencio oficial y la falta de resultados de las supuestas investigaciones que los altos mandos policiales manifiestan realizar. Hay pruebas muy evidentes de los crímenes policiales, como las varias imágenes captadas que evidencian los golpes recibidos por el joven de 24 años Elvis Vivas, que falleció en un hospital tras la golpiza que le propinaron varios policías.

Tal como ocurriaera tiempo atras con los chalecos amarillos de Francia o con la primera linea chilena, el pueblo colombiano que se moviliza en estos días ha sido victima de un accionar que evidencia el desarrollo de una represion sistematicamente planificada; no para disipar las concentraciones, sino para generar terror en el conjunto de la población y desalentar la accion callejera y la disidencia política en general. Los disparos a quemarropa y a los ojos, las golpizas colectivas a personas capturadas e imposibilitadas de ofrecer resistencia y las agresiones sexuales a mujeres y hombres son ejemplos de esa política del terror. Al momento de redactar esta nota, Lucas Villa se debate entre la vida y la muerte, y resiste en una unidad de cuidados intensivos tras haber sido herido con un balazo en la cabeza proveniente de un vehículo particular no identificado. Las infiltraciones policiales con personal no uniformado están conectadas con asesinatos selectivos de líderes y activistas destacados como Lucas.

El paro también ha permitido reconocer que las balas lanzadas por la máquina de matar no son solamente de plomo. Los discursos oficiales de funcionarios que van desde la misma investidura presidencial y vicepresidencial, el Alto Comisionado para la Paz, ministros, oficiales del Ejército y de la Policía, entre otros, continuamente alientan y respaldan el accionar represivo. En paralelo, construyen una narrativa de criminalización de la protesta que se complementa con las rafagas ideológicas de los medios masivos de comunicación, propiedad de los grandes conglomerados económicos del país. Se ha llegado a tal nivel de cinismo en la desinformación que aún con un respaldo de imágenes televisivas en las que se muestra a miembros de las fuerzas policiales disparando o golpeando a la multitud, se habla de  ´´enfrentamientos´´ o de ´´choques´´. El reforzamiento de esa narrativa está constituido por el  ´´vandalismo´´ como supuesto móvil que explica (según el interés de la máquina de matar) tanto la acción directa del pueblo como la respuesta represiva del Estado. Se alienta en la opinión pública domesticada una idea de ´´algo habrán hecho´´ para justificar la represión, responsabilizando a las víctimas. Además del vandalismo, los funcionarios y seudoperiodistas al servicio de la máquina hablan de infiltración de organizaciones criminales (como el Ejército de Liberación Nacional -ELN) y financiamiento de las movilizaciones con dineros del narcotráfico.

Pero nada de esto alcanza a esconder que la guerra que la máquina de matar ha declarado al pueblo colombiano es la expresión actual de un sistema decadente que se ensaña en la opresión de los sectores empobrecidos para aumentar la riqueza de los detentadores del poder. Las barriadas populares de ciudades como Bogotá o Cali (por solo mencionar los casos más aberrantes) han experimentado el mayor ensañamiento del accionar represivo policial. No es desacertado caracterizar este contexto como el de una guerra genocida contra los pobres. Por eso, de los barrios populares periféricos salió una de las consignas que hoy se repite en todas las manifestaciones del paro: ¡NOS ESTÁN MATANDO! Y no se trata de una expresión metafórica.

La máquina de matar no se detiene. A las masacres rurales que siguen sucediendo en Colombia hoy, se suman las represiones urbanas que, con la tranquilidad y el descaro de saberse inimputables, se suceden bajo los focos de miles de cámaras ciudadanas. Desde luego, esa impunidad está garantizada por algunos funcionarios judiciales de la máquina. No son hechos aislados, excesos policiales o malos procedimientos; es un plan sistemático para someter al pueblo. Pero, si bien es cierto que la máquina no para, el transcurso de estos días va demostrando que el pueblo, en su justa y digna resistencia, tampoco lo hace. El sueño por vivir (y no solo sobrevivir) es el motor que puede vencer al terror homicida de la máquina. El hastío de cada vez más personas aumenta, y el grito libertario de quienes optamos por no seguir callados ni ser cómplices pasivos de la máquina, trasciende fronteras. El deber de todo ser humano que aún no haya vendido su conciencia al confort individualista y al consumo materialista es gritarle al mundo que ¡NOS ESTÁN MATANDO!… para que seamos cada vez más quienes nos encontremos en la convicción de que aún así ¡NO NOS VAMOS A RENDIR!

Notas:

  1. Al respector puede verse la información disponible en: https://www.asuntoslegales.com.co/actualidad/colombia-tiene-cinco-casos-en-litigio-ante-la-corte-interamericana-de-derechos-humanos-3049011
  2. Datos rescatados de: https://www.france24.com/es/am%C3%A9rica-latina/20201115-colombia-conflicto-armado-exiliados-hablan-comision-de-la-verdad
  3. Los nombres de cada uno de los periodistas puede consultarse en: https://flip.org.co/index.php/es/impunidad-casos/item/2187-estos-son-los-periodistas-asesinados-en-colombia-por-causas-asociadas-a-su-oficio
  4. Ver: https://www.elespectador.com/colombia2020/pais/volvio-el-horror-43-masacres-en-colombia-en-lo-que-va-de-2020/
  5. Datos correspondientes al 2020, extraidos del portal oficial del DANE: https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/pobreza-y-condiciones-de-vida/pobreza-monetaria
  6. Rescatado de: https://cnnespanol.cnn.com/2021/05/05/esmad-escuadron-movil-antidisturbios-de-colombia-y-por-que-es-tan-polemico-orix/

Fuente: Rebelión



Se levanta contra el neoliberalismo 

de guerra

























Por Gerardo Szalkowicz. Resumen Latinoamericano, 12 de mayo de 2021.

“Aquí si no te mueres por covid te matan de hambre o de bala”, vociferaba una manifestante veinteañera a un micrófono extranjero condensando en una frase al voleo el nudo central del paro que se volvió estallido social. Si la chispa que encendió las calles –por tercera vez en tres años– fue la regresiva reforma tributaria que torpemente intentó imponer el presidente Iván Duque, el triunfo de frenarla alumbró un “ya basta” contra todo el modelo, una explosión de bronca acumulada contra el régimen uribista, una cruzada popular para tumbar los cimientos del neoliberalismo de guerra que tanto cuesta destronar pese a estas cíclicas revueltas. ¿Será esta la definitiva, la que finalmente abone el terreno para el arribo, en mayo del 2022, de un gobierno que desmonte este sistema de injusticias sostenido con hambre y balas?

Las protestas iniciadas con el Paro Nacional del 28 de abril desnudaron, otra vez, dos pilares sobre los que asienta su hegemonía la élite colombiana. Por un lado, la ferocidad de las fuerzas policiales y militares para acallar cualquier reclamo imponiendo el terror (al cierre de este artículo se registraban 47 manifestantes asesinados, 548 desaparecidos y más de un millar de heridos, según la ONG Temblores). Por el otro, un aceitado blindaje mediático como complemento necesario para asegurar la inmunidad: los medios locales demonizan las protestas y los internacionales miran para otro lado. ¿Qué cobertura le daría la prensa global si fuese otro gobierno, por decir Venezuela, el que estuviese ejecutando una masacre a cielo abierto de esta magnitud?

Con el correr de los días, el cerco informativo se fue resquebrajando por la brutalidad policial viralizada en las redes sociales. Recién ahí, algunos comunicados de la ONU, la OEA y la Unión Europea, tibios y escuetos, como diciendo “aflojen un poco, que no se note tanto”. De los presidentes latinoamericanos, sólo Alberto Fernández condenó con contundencia la represión. La diplomacia internacional garantiza protección al niño mimado de Estados Unidos en la región, mostrando un casi nulo sentido de la indignación como suele pasar con los carabineros desbocados de Sebastián Piñera.

También como en Chile, la rebelión colombiana tiene un gran componente de espontaneísmo y es protagonizada por la juventud, por las y los pelaos que resisten en las barricadas, cantan y bailan, desbordando la capacidad de conducción del Comité Nacional del Paro, convocante del 28-A.

El Comité, que agrupa a unas 50 organizaciones sindicales y sociales, surgió en las grandes movilizaciones de noviembre de 2019 contra la agenda de ajuste de Duque. El saldo, tres manifestantes asesinados. La irrupción del coronavirus obligó el repliegue pero la rabia se siguió acumulando y volvió a estallar en septiembre de 2020, esta vez contra la violencia institucional. Diez días de protestas y la misma respuesta: 13 víctimas fatales.

El transcurrir de la pandemia no hizo más que potenciar el malestar, principalmente por el deterioro económico y las escasas medidas paliativas. Según datos oficiales, 3,5 millones de personas cayeron en la pobreza, que trepó al 42,5%, y el desempleo aumentó cinco puntos llegando al 16,8%. El gobierno otorga un pírrico subsidio que equivale a 43 dólares mensuales cuando el salario mínimo es de 259.

Luego de la mayor caída del PBI en medio siglo (6,8%), el gobierno sigue apostando al sobreendeudamiento y a fortalecer el aparato militar, destinando el 70% del presupuesto al Servicio de Deuda Pública y a Defensa y Seguridad. La indignación popular llegó al límite cuando se anunció la compra de aviones de guerra por 14 billones de pesos. Y luego llegó la insólita propuesta de reforma tributaria que pretendía ampliar el impuesto salarial y gravar los productos de la canasta básica, el combustible y hasta los servicios funerarios. Duque metió los dedos en el enchufe y se le vino el vendaval. Como Piñera, ahora se tapa los ojos y repite el libreto: si en Chile protestaban alienígenas (primera dama dixit), en Colombia son vándalos o venezolanos.
Necropolítica de Estado

La violación sistemática de los DDHH se volvió política de Estado desde el asesinato del líder liberal y candidato presidencial Jorge Eliécer Gaitán en 1948. El Bogotazo abrió el período conocido como “La Violencia”, que en una década dejó unas 300 mil muertes y fue el prólogo de la conformación de las guerrillas y el conflicto armado más extenso de Latinoamérica. La oligarquía colombiana se alimentó de la guerra para edificar una democracia muy floja de papeles en la que cualquier pensamiento crítico corría (y corre) peligro de muerte. Sólo en lo que va del año fueron asesinados 57 líderes y lideresas sociales y 22 ex combatientes de las FARC que habían firmado la paz, se registraron 33 masacres, 158 feminicidios y 27.435 personas tuvieron que desplazarse. Colombia acumula en estas décadas unos 85 mil desaparecidos, más que la suma de todas las dictaduras del Cono Sur.

El pico de violencia actual tiene su matriz en el incumplimiento de los Acuerdos de Paz firmados en 2016 y la impronta del gobierno uribista, expresión política que cristaliza la alianza entre la élite terrateniente, el empresariado y el poder narco-paramilitar. Un esquema de violencia estatal y paraestatal directamente asociado al rol geopolítico de Colombia (mayor productor de cocaína del mundo) como principal aliado de EE.UU. en la región (el mayor consumidor).

Este régimen atraviesa hoy su crisis más profunda, y ya no tiene el pretexto de ligar cualquier voz crítica con la guerrilla. Justamente Gustavo Petro, un ex guerrillero, asoma como alternativa real para encauzar políticamente el descontento social. Pero para eso falta un largo año. Por lo pronto, las nuevas generaciones se levantan contra este genocidio silencioso y silenciado, contra el neoliberalismo de guerra que los mata de hambre o de bala, contra un destino de mera subsistencia. Le ponen el cuerpo al futuro porque, como rezaba una pancarta en las calles de Bogotá, “al otro lado del miedo está el país que soñamos”.

Gerardo Szalkowicz es editor de NODAL. Autor del libro “América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista”. Conduce el programa radial “Al sur del Río Bravo”.

Foto de portada: AFP

Fuente: Página 12



Colombia. Lxs que no tienen nada 

que perder salieron a las calles






















Programa de Resumen Latinoamericano tv donde entrevistamos a Magalì Pino, defensora de derechos humanos, que cuenta la situación en Cali, principalmente , la brutal represiòn pero tambien la lucha mayoritaria en las calles y los barrios. La juventud como Primera Lìnea de las protestas.


Envio:RL

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