Le da a Israel un año para abandonar
territorios ocupados
Resumen Medio Oriente, 24 de septiembre de 2021-.
Presidente palestino le dio al régimen israelí un año para retirarse de territorios palestinos ocupados o enfrentar cargos en Corte Internacional de Justicia.
“Israel, el poder ocupador, tiene un año para retirarse del territorio palestino que ocupó en 1967, incluido Jerusalén Este” (Al-Quds), ha aseverado este viernes el presidente de Palestina, Mahmud Abás, en su discurso en el 76.º período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU), a través de un enlace de video desde la ciudad de Ramalá, en Cisjordania.
Al señalar que los palestinos están dispuestos a trabajar durante todo este año en la delimitación de fronteras y resolver todas las cuestiones relativas al estatuto final, ha alertado que, si no lo ocurre, Palestina presentaría cargos contra este régimen israelí en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) sobre la cuestión de la legalidad de la ocupación de su tierra.
“Este es un momento de la verdad con la potencia ocupante. Nos encontramos en una encrucijada. Ya hemos tenido suficiente. Esta situación no puede continuar y nuestra gente no puede soportarla más”, ha hecho hincapié el mandatario.
En este sentido, ha remarcado que el pueblo palestino no se rendirá a la ocupación de Israel, sus políticas y prácticas ilegales. De hecho, perseguirá su justa lucha por cumplir su derecho a la autodeterminación, tal como ha asegurado Abás.
En otra parte de sus declaraciones, ha denunciado que el régimen de Tel Aviv no ha cumplido con sus obligaciones en virtud de los acuerdos firmados, ha evadido participar en iniciativas de paz. Es más, ha criticado, Israel “ha seguido su empresa expansionista y colonial, destruyendo la perspectiva de un acuerdo político basado en la solución de dos estados”.
De acuerdo con Abás, los israelíes a lo largo de los años no solo persistieron en eludir tal solución, sino que insistieron en presentar “planes económicos y de seguridad ilusorios” a través de sus asentamientos ilegales.
Ante tal situación, el presidente ha llamado a la comunidad internacional a tomar medidas tangibles con el fin de poner fin a la ocupación de los territorios palestinos por los israelíes, ya que este régimen estaba “practicando el apartheid” y la “limpieza étnica” de los palestinos.
La mayoría de los países y organizaciones internacionales consideran que los asentamientos que Israel erige en los territorios ocupados en la guerra de 1967 son ilegales, sin embargo, este régimen de apartheid sigue haciendo caso omiso a cualquier condena en este sentido.
Fuente: HispanTV
Escritor y periodista israelí Gideon
Levy: «Sí, estos palestinos son
luchadores por la libertad»
Por Gideon Levy. Resumen Medio Oriente, 24 de septiembre de 2021.
Para la demagogia israelí, no es terrorismo asesinar a niños palestinos jugando en una playa. En Israel glorifican asesinar a palestinos. “Nuestros terroristas son nuestros héroes”.
El nombre Raed Youssef Jadallah no significa nada para los israelíes. Era un hombre corriente, un jardinero de 39 años y padre de cuatro niños pequeños. Esas son exactamente las mismas palabras con las que mi colega, Josh Breiner, comenzó su artículo de opinión “Asesinos, no luchadores por la libertad” (Haaretz Hebrew, 20 de septiembre de 2021). Solo que en lugar de Raed Jadallah, estaba escribiendo sobre Samuel Milshevsky, cuyo nombre, señaló, no significa nada para la mayoría de los israelíes.
Milshevsky era un israelí que murió en un ataque terrorista palestino en 2002. Pero Jadallah también murió en un ataque terrorista de las Fuerzas de Defensa de Israel. Los soldados le dispararon después de que encendiera un cigarrillo en la oscuridad y en la hora y media que siguió no se molestaron en ver a qué habían disparado. El hijo de Jadallah, de 15 años, encontró su cuerpo tirado a un lado de la carretera.
El desafortunado Milshevsky murió en un ataque suicida en el autobús en el que viajaba. El desafortunado Jadallah fue asesinado por soldados que dispararon a ciegas. ¿Se atrevería Breiner a llamarlos asesinos? ¿Planearon matar? Ciertamente no hicieron nada para evitar matar.
La cuestión de la intención es irrelevante. Solo sirve a la demagogia israelí. ¿Tenían los soldados israelíes la intención de matar a Mohammed al-Alami, el niño de Beit Ummar, cuando bañaron a balazos el coche de su padre cuando regresaban de un viaje de compras? ¿No es terror? El asesinato de los cuatro hijos de la familia Bakr mientras jugaban al fútbol en la playa de Gaza, ¿fue intencional? ¿No fue intencional? ¿Hace alguna diferencia? ¿Fueron los aproximadamente 400 niños muertos en la Operación Plomo Fundido sin querer?
Hay un límite a lo que la mente puede tolerar. Breiner y casi todos los israelíes no se atreven a responder directamente a estas preguntas. Para ellos, los judíos siempre están del lado correcto, siempre defendiéndose; los palestinos son siempre terroristas y asesinos. Las matanzas solo están permitidas para los judíos. Veo las cosas de otra manera.
Breiner trata de tocar nuestras fibras del corazón relatando los actos de terror que llevaron a los fugitivos a la prisión de Gilboa en primer lugar. Tiene éxito. Cuando trato de hacer lo mismo por las víctimas de la ocupación, me encuentro con menos éxito. Pero no es realmente ese éxito lo que debería preocuparnos, sino la pregunta de Breiner: ¿Qué estado mental lleva a alguien a glorificar a los asesinos? Al preguntarlo, está insinuando el dudoso estado mental de quienes justifican el asesinato. Pero es un estado mental saludable, que se conoce con otros nombres, como derechos humanos, derecho internacional, valores universales e incluso humanidad: identificación y compasión por los oprimidos y los débiles.
Breiner sostiene que los fugitivos son terroristas que deberían pudrirse en la cárcel hasta el día de sus muertes. Sostengo que son valientes luchadores por la libertad. ¿Por qué? Están luchando por la libertad de su pueblo y eso los hace no menos valientes que muchos de los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel en virtud de su disposición a sacrificarse.
¿Son justos sus fines? No hay nada más justo. ¿Los medios que adoptan para lograrlos son criminales, crueles e impactantes? Ciertamente que sí. Pero no son menos crueles que lanzar un dron de ataque contra niños empobrecidos que juegan en una playa de Gaza. Los seis fugitivos de la prisión de Gilboa hubieran preferido organizar un ataque con un dron con un joystick en lugar de un ataque suicida. Habrían preferido atacar una base del ejército en lugar de civiles inocentes si hubieran tenido las armas sofisticadas necesarias para hacerlo. ¿Deberían poder portar armas? Nada menos que los militares israelíes.
Nuestros terroristas son nuestros héroes. Cuando Shlomo Ben-Yosef arrojó una granada a un autobús que viajaba entre Rosh Pina y Safed, tenía la intención de matar a personas inocentes para vengar la muerte de judíos. Hay una calle que lleva su nombre en Tel Aviv. Quienes colocaron las bombas en el hotel King David querían expulsar a los colonialistas británicos. Eran luchadores por la libertad, incluso si sus acciones no fueron aceptadas por la mayoría del Yishuv, la comunidad judía en Palestina. Y, cuando un palestino apuñala a un colono en un intento de expulsar al invasor de su tierra, también es un luchador por la libertad, incluso si los medios que utiliza son espantosos.
«Estas son las personas que Levy ve como ‘luchadores por la libertad’, los asesinos de padres, hermanos, jóvenes». Los asesinos de padres, hermanos y jóvenes, para nuestro gran horror, se encuentran en ambos lados. De nuestro lado, sin embargo, hay muchos más porque el equilibrio de poder está a nuestro favor. La cuestión de qué lado tiene razón en la lucha para poner fin a la ocupación está en el centro del debate y mi respuesta es clara. Para Breiner, lo es menos. Para él, es suficiente para mejorar las condiciones en las cárceles israelíes.
Fuente: Haaretz
Traducción: PalestinaLibre.org, oficina de Santiago de Chile
Un joven es asesinado por disparos
de soldados israelíes en Beita
Resumen Medio Oriente / 24 de septiembre de 2021 –
Las protestas palestinas son brutalmente reprimidas por los militares israelíes que habitualmente utilizan munición de guerra para disparar a los palestinos, lo que explica la enorme cifra de asesinados y heridos entre los civiles palestinos.
Hoy viernes, los soldados israelíes de ocupación mataron a tiros a un joven palestino. Muhammad Khabisa de 28 años, fue alcanzado por disparos de munición real o de guerra en la localidad de Beita en la ocupada Cisjordania.
El joven recibió disparos en la cabeza con balas reales, llegó al Hospital Al-Najah en estado crítico donde minutos después falleció.
La brutal agresión de las fuerzas israelíes de ocupación a las marchas pacíficas que tuvieron lugar hoy en la aldea de Beita causó la muerte de este joven y otros ocho palestinos resultaron heridos por los disparos de los soldados israelíes aparte de decenas de participantes que sufrieron asfixias por gases lacrimógenos.
Cabe destacar que el joven, Muhammad Khabisa, es habitante del pueblo de Beita, está casado y tiene una hija de tan solo ocho meses.
Todos los viernes, los palestinos en todos los pueblos y ciudades de Cisjordania organizan marchas contra la ocupación militar, los asentamientos ilegales, la confiscación de tierras palestinas y en contra del muro israelí del apartheid, construido dentro de las tierras palestinas. Estas marchas son brutalmente reprimidas por los militares israelíes que habitualmente utilizan munición de guerra para disparar a los palestinos, lo que explica la enorme cifra de asesinados y heridos entre los palestinos.
Las estimaciones israelíes y palestinas indican que hay alrededor de 650.000 colonos en los asentamientos ilegales de Cisjordania, incluida la Jerusalén ocupada, que viven en 164 asentamientos consolidados y 116 puestos de avanzada que mas tarde se convertirán en grandes asentamientos.
La sociedad civil palestina ha solicitado la intervención de la comunidad internacional, ya que es inaceptable continuar con este silencio e indiferencia frente a crímenes tan graves que se describen en el derecho internacional como crímenes de guerra. No es aceptable mantener esta hipocresía donde las violaciones a los derechos humanos y la legalidad internacional son tratados con doble rasero según conveniencias.
Cabe señalar que la Corte Penal Internacional emitió una decisión el 5 de febrero recién pasado, otorgando su jurisdicción sobre los territorios palestinos ocupados de Gaza y Cisjordania, incluida Jerusalén Oriental, allanando el camino para la investigación de crímenes de guerra en estos territorios.
El 3 de marzo, la Corte Penal Internacional (con sede en La Haya – Países Bajos), a pesar del lobby israelí y el rechazo de Estados Unidos, anunció la apertura de una investigación oficial sobre posibles crímenes de guerra en los territorios palestinos.
Fuente: Corresponsal de PalestinaLibre.org en Jerusalén ocupada
El derecho a jugar: una amenaza
para la vida de las niñas y niños
refugiados
Por Duha Hmedan. Resumen Medio Oriente, 24 de septiembre de 2021.
Los menores refugiados de Palestina viven con el trauma, la violencia y sin espacios verdes seguros para jugar, hacer deporte ni correr La incidencia del trastorno de estrés postraumático entre los niños palestinos es superior al 40%, porque los traumas son consecutivos y no se detienen.
Más de dos millones de niños y niñas viven en Palestina bajo ocupación, muchos de ellos están destinados a nacer en uno de los 27 campamentos donde heredan el estatuto de refugiados y la historia de sus padres. Su infancia es corta, se convierten en adultos rápidamente en el momento en que asumen demasiadas responsabilidades para su edad y trabajan a una edad temprana para ayudar a sus familias. En los campamentos en los que residen, los edificios están pegados unos a otros para aprovechar al máximo el espacio, por lo que no existen espacios verdes seguros para practicar el deporte, jugar ni correr.
“Hoy he venido con mis hijos al parque, aunque está lejos, pero los niños se cansan de la casa y no hay ningún otro lugar más cercano en el que jugar, solo la calle donde tenemos miedo de que sufran un atropello. Por eso pasan la mayor parte del tiempo dentro de casa, llorando por aburrimiento o con juegos electrónicos”, así nos cuenta Um Youssef, en un parque público, las condiciones en las que viven sus ocho hijos e hijas. “Esto nos causa mucha presión psicológica, sufrimos por un lado las dificultades de la vida y, por otro, la falta de lugares disponibles para que los niños jueguen. No podemos venir aquí con frecuencia por la distancia y el dinero de entrada al parque”.
En los niños y niñas, el juego al aire libre es una necesidad básica ya que mejora el crecimiento motor y físico, la interacción y participación con otros pequeños y el desarrollo mental. Las alternativas, como el uso de dispositivos electrónicos, tienen inconvenientes que, en ocasiones, provocan adicción y abandono escolar, o el juego en la vía pública, donde ponen en riesgo sus vidas.
Alaa Ballout, psicólogo del campamento de Al-Far’a, en Cisjordania, conoce de cerca la realidad de los menores refugiados y refugiadas de Palestina: “El juego es un espacio de aprendizaje de conceptos y valores, y cuando se ven privados de espacios seguros, recurren a otras cosas que les brindan placer, como dedicar más tiempo a los juegos electrónicos, algo que entre psicólogos abre un debate sobre la adicción y su daño a la salud mental y física”.
El caso de los niños de Palestina es aún más particular, ya que viven bajo ocupación y están expuestos constantemente a la violación de sus derechos. “No hay duda de que la violencia política continúa. La incapacidad para anticipar eventos traumáticos y la exposición de los menores a la pérdida es brutal. El impacto psicológico es mayor en ellos, ya que no pueden comprender lo que está sucediendo. Existen muchos estudios que demuestran que la incidencia del trastorno de estrés postraumático entre los niños y niñas palestinos es superior al 40%, porque los traumas son consecutivos y no se detienen”, sentencia el psicólogo.
La mayoría de los campamentos están ubicados en áreas en contacto con el peligro de de la ocupación israelí. El campamento de Qalandia, por ejemplo, se encuentra muy cerca de un puesto de control militar y las escuelas de UNRWA, en el campamento de Jalazone, se ubican frente al asentamiento israelí de Beit El, lo que pone constantemente en riesgo la vida de los niños y niñas y la exposición al acoso israelí. Varios de estos niños fueron asesinados por las fuerzas israelíes como resultado de la proximidad de las escuelas a dicho asentamiento.
El Secretario del Comité Popular del campamento para refugiados y refugiadas de Palestina de Jalazoun, Thaer Nakhleh, explica que la falta de parques públicos y espacios seguros radica en la naturaleza estrecha de los campamentos y las casas adyacentes entre sí. En este campamento únicamente se cuenta con el «Club de niños palestinos», que tiene algunos juegos, pero cuyo espacio no es suficiente para los cientos que allí viven.
En medio de este conflicto, aunque UNRWA proporciona espacios de juego en sus escuelas, sigue sin haber espacios suficientes para cubrir el derecho más simple que se le puede otorgar a un menor: un espacio de juego seguro y gratuito cerca de las comunidades residenciales. Nakhle explica que de vez en cuando se realizan actividades dirigidas a los menores, pero no de forma sostenida sino con motivo de una festividad en concreto.
“Debemos tener en cuenta que la resiliencia psicológica es alta en nuestra sociedad y no todos los individuos se ven afectados de la misma manera. Pero no hay duda de que el contexto en el que vivimos está lleno de presiones con las que los niños se ven obligados a lidiar”, afirma la psicóloga Ballout. Para poder apoyar a estos niños y niñas debemos brindarles fuentes de apoyo y lugares donde puedan desahogarse y expresar su situación, sentimientos y luchas. Ya sea jugando en el parque, en la arena o a través del dibujo y la música. Al final, el juego es el lenguaje que dominan, es su espacio de expresión. Y también se lo están robando.
Fuente: www.eldiario.es
Envio:RL
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