31 de agosto de 2022

La Secretaría de Derechos Humanos aportó nuevos datos sobre Isabelita.

 

El caso de la espía infiltrada en Madres de Plaza de Mayo durante la dictadura

La Secretaría de Derechos Humanos aportó nuevos datos sobre Isabelita

La Secretaría de Derechos Humanos presentó ante la Justicia un relevamiento de legajos de integrantes del Cuerpo de Informaciones de la Policía Federal, entre los que está el de Isabelita, la agente detectada por una investigación de Página/12. El área que encabeza Horacio Pietragalla también halló información sobre una pensión en la que, según el testimonio de un represor, coincidieron Isabelita y las monjas francesas secuestradas en 1977.

Por Luciana Bertoia

Isabelita, por el momento, no tiene quien la investigue en los tribunales de Comodoro Py por su infiltración entre las Madres de Plaza de Mayo durante la última dictadura. Mientras se espera un dictamen del fiscal Eduardo Taiano para ver si impulsa la pesquisa sobre la agente de inteligencia que salió a la luz por una investigación de Página/12, la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación (SDH) aportó nuevos datos sobre la integrante del Cuerpo de Informaciones de la Policía Federal Argentina (PFA) a la espera de que se descorra el velo sobre su posible participación en los secuestros de las Madres y las monjas francesas en diciembre de 1977.

Desde 1969, Isabelita integró el Cuerpo de Informaciones de la PFA. En 1972, le dieron una felicitación por su rol en el esclarecimiento del secuestro del directivo de la FIAT Oberdán Sallustro en manos del PRT-ERP. En algún momento de la dictadura, la muchacha de cabellos castaños y ojos pardos se mezcló entre las mujeres que buscaban a sus hijos e hijas secuestrados por los grupos de tareas. Esa información aparece en su legajo. Un exintegrante de la PFA, Luis Alberto “Japonés” Martínez, habló de ella cuando lo detuvieron en Suiza intentando cobrar un secuestro extorsivo en plena dictadura.

Ante la Federación Internacional por los Derechos Humanos (FIDH), el Japonés Martínez dijo que la PFA tenía infiltrada a una mujer de cabellos largos, conocida como Isabelita, entre las Madres y las monjas francesas –es decir, en el grupo que se reunía en la Iglesia de la Santa Cruz y cuyos doce integrantes secuestrados fueron llevados a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), torturados y luego arrojados en los vuelos de la muerte, en un operativo en el que tuvo un rol siniestramente estelar el marino Alfredo Astiz–. Después de la declaración del Japonés, un superior de Isabelita recomendó su traslado a Mar del Plata porque allí vivía su pareja –un integrante del Batallón de Inteligencia 601– y porque había aparecido en una denuncia internacional.

En 2013, durante la gestión de Nilda Garré al frente del Ministerio de Seguridad, el Grupo Especial de Relevamiento Documental (GERD) encontró estos papeles y presentó una denuncia ante el juzgado donde tramita la megacausa ESMA. El juez Sergio Torres tomó una serie de medidas pero no encontró suficiente información para vincularla con los secuestros de la Santa Cruz, por lo que decidió archivar parcialmente el caso.

Después de que Página/12 publicara la historia de Isabelita, la SDH se presentó para reclamar que se desarchivara la denuncia y se investigara su rol durante la dictadura. El juez Ariel Lijo, actualmente a cargo del juzgado donde tramita la causa ESMA, le pidió su opinión al fiscal Eduardo Taiano, que todavía no se pronunció y es probable que no lo haga esta semana tampoco. Lijo comentó con colaboradores que, para él, hay elementos para reabrir el caso.

Ahora, la SDH volvió a presentarse en el juzgado con dos nuevos elementos. Por un lado, aportó un extenso informe que hizo el Programa Verdad y Justicia con el relevamiento de distintos legajos de integrantes del Cuerpo de Informaciones de la PFA. Entre ellos está el de Isabelita –que da cuenta de sus destinos durante los años del terrorismo de Estado y de la declaración del Japonés Martínez–.

Por otro lado, la SDH hizo foco en otro elemento de la declaración de Martínez: él había dicho que Isabelita compartía una pensión con las monjas francesas en la zona de Viamonte, Paraná y Montevideo y que él había ido a “levantar” sus cosas después de los secuestros de la Santa Cruz. Cuando Torres recibió la denuncia en 2013, le preguntó a la Iglesia si tenía alguna casa en esa zona. La respuesta fue negativa. Este diario publicó que, en realidad, existía entonces una pensión de mujeres en Viamonte 1596. Los investigadores de la SDH encontraron ahora un orden del día de la PFA del 26 de agosto de 1974 que menciona Viamonte 1596 –en los pisos 3 y 4– dentro de una nómina de hoteles a los que la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires ratificó su “permiso de uso”.

El organismo que dirige Horacio Pietragalla Corti le solicitó al juez Lijo que le pida informes al Ministerio del Interior para determinar si hay otra documentación que dé cuenta de esa propiedad. Anteriormente, le había reclamado que le pregunte a la intervención de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) si cuenta con información sobre la infiltrada.

La carrera de Isabelita siguió en ascenso durante la democracia. Egresada de la licenciatura en Ciencias de la Educación en la Universidad de Buenos Aires (UBA), se convirtió en 1997 en la jefa de estudios de la Escuela Federal de Inteligencia, donde se forman los agentes de inteligencia de la PFA. Al menos hasta 2019 fue parte del plantel docente en cursos de posgrado del Instituto Universitario de la PFA, junto con jueces y secretarios federales.

Fuente:Pagina12

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