17 de noviembre de 2022

DIA DE LA MILITANCIA.

 DÍA DE LA MILITANCIA

El hombre que colaboró con Perón en su destino histórico y compartió con él su "día más feliz"

Juan Manuel Abal Medina, con 27 años, fue protagonista del regreso a la Argentina tras 17 años de exilio del líder del movimiento peronista. En una entrevista con Télam, el abogado hizo un repaso de su relación de confianza con Perón.
POR MARTÍN PIQUÉ
16-11-2022
Juan Manuel Abal Medina, en el extremo derecho de la imagen, junto a Cámpora, Perón y Rucci. Gentileza Archivo General de la Nación

En noviembre de 1972, a sus 27 años, Juan Manuel Abal Medina fue protagonista de la jornada que lo marcaría para siempre y que para Juan Domingo Perón significó la concreción de "un destino histórico", el regreso a la Argentina tras de 17 años de exilio, un acontecimiento que conmovió al país desde la bienvenida en Ezeiza bajo la lluvia y junto a José Ignacio Rucci, y que el propio Perón le describiría luego en un diálogo íntimo como "el día más feliz de su vida".

Medio siglo después de aquella escena del paraguas sostenido por el entonces secretario general de la CGT y la arenga a mano alzada de Perón en el aeropuerto, Abal Medina -hoy de 77 años- repasó en una entrevista con Télam lo que significó que la primera decisión del líder que retornaba del destierro haya sido desobedecer una orden expresa que le había dado un comodoro de la Fuerza Aérea, la de dirigirse al hotel de Ezeiza sin detenerse a saludar.

"Lo primero que hace el General es mandar detener el auto y cuando ve a los 300 compañeros en un corralito que estaban autorizados (a esperarlo dentro del aeropuerto) es cuando baja y se produce la famosa foto. Ahí comenzó todo. Retomó el mando de inmediato y comenzó a indicarnos 'Cámpora, tal cosa', 'doctor, tal otra'. Ya era un jefe total", reconstruyó el abogado, hombre clave en la sucesión de hechos que hicieron posible el regreso de Perón.

Abal Medina saluda con los dedos en V en la pista de Ezeiza el da del regreso de Pern Silvio Zuccheri
Abal Medina saluda con los dedos en V en la pista de Ezeiza, el día del regreso de Perón. Silvio Zuccheri.

La relación de confianza que Abal Medina construyó con el líder del Movimiento Nacional Justicialista se resume en la cantidad de reuniones que ambos mantuvieron en Madrid "entre fin de enero de 1972 hasta el regreso", del que este jueves se cumplirán 50 años, un período en el que el entonces joven abogado formado en el nacionalismo completó "siete viajes" a la capital española con "20, 25 o 30" encuentros con el General, según estimó en el diálogo con esta agencia.

Abal Medina es el autor del libro "Conocer a Perón. Destierro y regreso", de reciente aparición, donde revela secretos y anécdotas poco conocidas sobre las maniobras de todo tipo a las que recurrió la dictadura de Agustín Lanusse para impedir, sin éxito, el retorno a la Argentina del presidente constitucional derrocado en 1955: desde provocaciones por los medios ("A Perón no le da el cuero") hasta un ofrecimiento de 4 millones de dólares para que se quedara en Madrid, que obviamente fue rechazado.

Por mi forma de ser y por mi formación, yo no le ponía ninguna tendencia para pasársela al General. Es decir, no le hacía ningún "diario de Yrigoyen". Así comencé a colaborar con Perón en diversas tareas, lo cual con la práctica me lleva a la conducción del movimiento. Y eso se hace público cuando me designa secretario general (del Movimiento Nacional Justicialista)


En este último caso, Abal Medina relata que el apuntado por Perón fue el dirigente neoperonista de Neuquén Elías Sapag, identificado como el emisario de Lanusse que tanteó con la oferta monetaria, a quien por esa razón el líder ordenó vetar como candidato a gobernador por el Frente Justicialista de Liberación (Frejuli) para las elecciones de 1973.

Sin embargo, "Sapag se impuso (en las urnas) sobre el doctor Ángel Nicanor Romero, presidente del Partido Justicialista", recordó en el libro.

Fernando Abal Medina fundador de Montoneros Gentileza Familia Abal Medina
Fernando Abal Medina, fundador de Montoneros. Gentileza Familia Abal Medina.

En la entrevista con Télam, Abal Medina sostuvo que su "adscripción definitiva" al peronismo se "precipitó" por la muerte de su hermano Fernando, dos años menor, a quien vería por última vez a mediados de 1970 arriba de un Dodge conducido por Carlos Capuano Martínez y estacionado en la avenida Rivadavia al 2300, donde -tal como narra en el libro- el ideólogo y autor material del secuestro y muerte de Pedro Eugenio Aramburu le dijo: "Matar es terrible, es tremendo".

Abal Medina evitó hablar del último diálogo con su hermano, salvo con sus padres, hasta que el 20 de enero de 1972 se reunió por primera vez con Perón en Madrid y hacia el final de la visita le contó detalles de esa conversación; tras aquel encuentro, en el que hubo momentos emotivos, el líder del justicialismo comenzaría a encomendarle cada vez más tareas en reconocimiento a lo acertados que resultaban sus informes sobre la situación política de las FFAA.

"Para el General, era central tener información completa y le daba una enorme importancia a la objetividad. Yo tenía amistad directa, personal, con oficiales de rango de tenientes coroneles o mayores, y esa información el General no la tenía por otras vías, porque en el rango de oficiales superiores todos se cuidaban mucho", explicó Abal Medina, quien así se fue convirtiendo en un actor clave -junto a Rucci, Rodolfo Galimberti y Héctor Cámpora- para la estrategia por etapas de Perón.

Desde ese rol, Abal Medina estableció un vínculo de afecto con su jefe político, lo que le permitía en cierta situación preguntarle qué pensaba hacer con el "payaso" de José López Rega sin recibir ninguna reprimenda, o en otro momento -el 26 de septiembre de 1973, en medio de la tristeza de Perón por el asesinato de Rucci- escuchar una confesión íntima del ya presidente en ejercicio: "Ese 17 de noviembre, cuando los vi a ustedes dos y nos abrazamos, fue el día más feliz de mi vida", le dijo sobre lo que pasó al bajar del avión de Alitalia y pisar otra vez suelo argentino.

Juan Manuel Abal Medina con su hijo Juan en los canteros de la avenida 9 de Julio Ao 1969 Gentileza Familia Abal Medina
Juan Manuel Abal Medina, con su hijo Juan en los canteros de la avenida 9 de Julio. Año 1969. Gentileza Familia Abal Medina


-Télam: -En el libro cuenta que a fines de 1971 usted plantea en un documento que era necesario que el peronismo diera un paso a una nueva etapa, generar un hecho político: el regreso de Perón al país. Eso lo leen Cámpora, (Antonio) Cafiero y Rucci, y se lo mandan a Madrid.
-J.M. Abal Medina:
 Sí, es un informe de fines del '71, en el cual hago un balance del cuadro de fuerzas y veo que el General ya ha logrado por lo menos empatar la situación. En consecuencia, estaba en condiciones de buscar una definición. Y la definición de una situación de conflicto uno la busca siempre en el terreno donde es más fuerte. Había que ir al terreno más fuerte para el peronismo, que era el número. Todo tenía que confluir en conseguir elecciones lo más abiertas que se pudieran. Pero, claro, la correlación de fuerzas no nos iba a permitir elecciones sin restricciones.

-T: Lanusse, por entonces, intentaba una normalización institucional pensada para que el peronismo perdiera las elecciones.
-JMAM: Claro. La idea era que el peronismo podría ser derrotado si Perón no era candidato (por la cláusula que exigía años de residencia en el país, NdR), el balotaje del 50% y sacándonos un pedazo por izquierda con el frente de la Alianza Popular Revolucionaria, en el que seguro tuvo que ver la Unión Soviética porque estaba en graves problemas y Argentina era el gran surtidor de trigo de ellos. Perón recibe dos versiones de ese borrador y me manda a decir que me espera en Madrid.

Los seis hermanos Abal Medina junto a sus padres Arriba a la derecha Fernando y Juan Manuel Gentileza Familia Abal Medina
Los seis hermanos Abal Medina junto a sus padres. Arriba a la derecha Fernando y Juan Manuel. Gentileza Familia Abal Medina.


-T: ¿Por qué cree que lo convocó?
-JMAM:
 Le llamó la atención de parte mía tanta información, que luego se verificaba correcta, del área militar y del área sindical. Ese informe había sido una composición política que había preparado con el apoyo de Luis Rivet, quien había sido director de "Azul y Blanco" (semanario periodístico de línea nacionalista) después de Marcelo Sánchez Sorondo (uno de los primeros editores en publicar "Operación Masacre"). Por mi forma de ser y por mi formación, yo no le ponía ninguna tendencia para pasársela al General. Es decir, no le hacía ningún "diario de Yrigoyen". Así comencé a colaborar con Perón en diversas tareas, lo cual con la práctica me lleva a la conducción del movimiento. Y eso se hace público cuando me designa secretario general (del Movimiento Nacional Justicialista).

-T: Tras su regreso al país y en la búsqueda de arrancarle a Lanusse la convocatoria a elecciones, Perón promueve un acercamiento con el radicalismo. ¿Hubo chances reales de una fórmula compartida con (Ricardo) Balbín?
-JMAM:
 Sí, yo creo que existió. Pero estamos hablando del '72, no del '73 (por la campaña electoral de las elecciones del 11 de marzo de ese año).

"Para el General, era central tener información completa y le daba una enorme importancia a la objetividad. Yo tenía amistad directa, personal, con oficiales de rango de tenientes coroneles o mayores, y esa información el General no la tenía por otras vías, porque en el rango de oficiales superiores todos se cuidaban mucho"


-T: ¿Fue Raúl Alfonsín uno de los principales boicoteadores a esa fórmula conjunta de peronistas y radicales?
-JMAM:
 Es el momento de la reunión en Nino (restaurante de Vicente López, a la que asistieron 28 partidos políticos, con la presencia de Perón). El intento de que el radicalismo levantara la cláusula proscriptiva no iba a suceder, salvo que hubiera un acuerdo, pero a eso el radicalismo lógicamente no se plegaría porque era darle el Gobierno directamente al peronismo. En todo ese proceso, habían sido claves el levantamiento montonero, con la juventud radicalizada que por entonces expresaban muy bien y superestructuralmente Rodolfo Galimberti y su grupo. En mayo de 1972, el General me había dicho que tenía tres alfiles: en la relación con el mundo político, Cámpora; un alfil en el movimiento sindical, que era Rucci; y un alfil en la movilización juvenil, Galimberti. Perón a cada uno le daba un trato distinto: y a los únicos que les decía "m'hijo" eran a Rucci y Galimberti, a los dos los quería mucho.

-T: Este jueves se cumplen 50 años del regreso de Perón, para el que usted trabajó mucho. ¿Qué significó para el país?
-JMAM: Fue una victoria única en la historia argentina. Porque todos nuestros grandes hombres murieron en el exilio, afuera del país, y el General pudo volver. (José de) San Martín murió en Boulogne Sur Mer, (Juan Manuel de) Rosas en Gran Bretaña y (José Gervasio) Artigas en Paraguay. Perón pudo lo que no lograron otros jefes populares de la Argentina.




DÍA DE LA MILITANCIA

El guardiamarina y los suboficiales que se sublevaron cuando Perón volvía al país

En 1972 un grupo de Infantes de Marina decidió tomar la ESMA como medida de resistencia ante cualquier intento de la dictadura militar de Alejandro Agustín Lanusse de impedir el retorno de Juan Domingo Perón. Julio César Urien, quien a sus 22 años lideró el grupo, dialogó con Télam sobre aquel hecho.
POR LEONARDO CASTILLO
16-11-2022
Julio César Urien. Foto: Prensa FIPCA.

Un joven guardiamarina lideraba hace 50 años una sublevación de suboficiales y soldados de la Armada que decidían tomar la ESMA y salir en camiones desde esa unidad de la marina hacia la localidad bonaerense de Lomas de Zamora, donde planeaban resistir cualquier intento de la dictadura militar de Alejandro Agustín Lanusse de impedir el retorno de Juan Domingo Perón, que se encontraba en vuelo hacia la Argentina después de haber permanecido 17 años exiliado.

"Era una forma de demostrar que había otras Fuerzas Armadas. Éramos militares jóvenes que estábamos consustanciados con las luchas populares que se desarrollaban en esos años entonces y nos negábamos a reprimir", señaló en diálogo con Télam Julio César Urien, quien, cuando era un joven oficial de 22 años, encabezó en 1972 una rebelión en el corazón de una de las instituciones más antiperonistas del país.

Tras ingresar como cadete en la Marina en 1968, Urien egresó como oficial naval a fines de 1971 y fue asignado al Batallón de Infantería de Marina (BIM) 2 con asiento en la base de Puerto Belgrano, cerca de Bahía Blanca.

Eran tiempos de una gran movilización social y política, y ese clima también se había trasladado a las filas de la Fuerzas Armadas.

"Con varios de mis compañeros de promoción nos sentíamos identificados con las ideas del peronismo, y queríamos un cambio social y político para dejar a tras esa dictadura que impedía la expresión popular", recordó Urien.

Julio César integraba la promoción 100 de oficiales de la Armada y egresó de la escuela naval con oficiales como Alfredo Astiz y Ricardo Cavallo, dos genocidas que formaría parte del Grupo de Tareas 3.3.2 que operaría en la ESMA durante la última dictadura cívico militar.

Tras el egreso, los guardiamarinas de la promoción de Urien fueron asignados a distintas bases navales, pero quienes mantenían una identificación con el peronismo siguieron en contacto y establecieron vínculos con militares de otras armas.

Tras los fusilamientos de militantes políticos en la base d Almirante Pedro Zar de Trelew, en agosto de 1972, la Armada decidió movilizar a parte del BIM 2 desde Puerto Belgrano a la ESMA y conformar grupos de tareas que estuvieran listos para una eventual represión, en un contexto en el cual el retorno de Perón a Argentina era inminente.

"Cuando egresamos entramos en contacto con suboficiales y soldados que eran peronistas y la idea de hacer un levantamiento si se impedía el regreso de Perón se fue gestando entre todos nosotros, allí en la ESMA", aseguró Urien.

Poco antes del arribo al país de Perón, el Servicio de Inteligencia Naval obtuvo información sobre una posible sublevación.

"Con varios de mis compañeros de promoción nos sentíamos identificados con las ideas del peronismo, y queríamos un cambio social y político para dejar a tras esa dictadura que impedía la expresión popular"


Hubo relevos por parte de los jefes, cambios de guardia y algunos soldados que se los identificó con el peronismo resultaron arrestados e interrogados sobre sí sabían algo sobre un levantamiento.

Los suboficiales y dragoneantes que respondían a Urien decidieron que no podían esperar más. O se rebelaban o eran detenidos.

En la noche del 16 de noviembre, se dispusieron a tomar la guardia de la ESMA, pero Urien fue capturado antes por un capitán de apellido Iribarne que lo trasladó detenido al casino de oficiales.

No obstante, la sublevación siguió y poco después se logró la toma de la guardia por parte de unos 200 efectivos que lograron capturar a Iribarne como prisionero y reducir a varios oficiales.

Gentileza Archivo General de la Nacin Fondo Acervo Grfico Audiovisual y Sonoro Inventario 310618_A
Gentileza Archivo General de la Nación, Fondo Acervo Gráfico Audiovisual y Sonoro, Inventario: 310618_A


Sin suerte, intentaron rescatar a Urien, que estaba detenido en el casino, pero, ante la resistencia de los marinos a entregarlos, decidieron continuar y salir de la ESMA en camiones, jeep y colectivos hacia la plaza de Lomas de Zamora, donde se atrincherarían a la espera del regreso de Perón.

Identificados con cintas celestes y blancas, los amotinados salieron de madrugada, mientras Perón con su comitiva volaba hacia la Argentina, iban en un convoy por la General Paz y se animaron incluso a cantar la marcha.

La Armada, el arma que más se había opuesto a Perón, que había bombardeado Plaza de Mayo para derrocarlo y fusilado militantes políticos cuatro meses atrás, asistía a una rebelión al interior de sus filas en nombre del líder político que era considerado como un tirano por su alta oficialidad.

La idea era entrar en contacto con Montoneros, pero las comunicaciones fallaron y también se propagaron por esas horas rumores de todo tipo sobre el batallón sublevado.

Se llegó a decir que se trataba de una unidad que estaba bajo las órdenes del almirante Isaac Rojas se aprestaba a detener y asesinar a Perón.

En la Plaza, los amotinados resultaron cercados por efectivos del batallón de tanques de Ejército que tenían asiento en Azul que había sido desplazado a Buenos Aires en medio de la tensión que el regreso del líder originaba en los sectores populares.

"No hubo posibilidad de coordinar nada. En esa unidad del Ejército había gente que pensaba como nosotros, pero no sabía en ese momento qué era lo que queríamos. Pienso que si hubiera salido de la ESMA me hubiera atrincherado con los hombres del Batallón y hubiera negociado una rendición pidiendo intervención de Perón", sostuvo Urien.

Cercados, los suboficiales le encargaron a Iribarne que negociara una rendición. Algunos lograron evadirse y pasar a la clandestinidad, condición en la que cayeron capturados.

A Urien los trasladaron al penal de Magdalena, donde un día recibió la visita de un oficial naval que le dejó una clara y temible advertencia.

"Vea, usted quiere una revolución. Sepa que eso no va a suceder. La Marina va a impedirlo y si para hacerlo tiene que matar a un millón de personas lo hará", le dijo el oficial en una clara advertencia de los tiempos que se avecinaban, rememoró.

En marzo de 1973 hubo elecciones y, el 25 de mayo de ese año, a poco de la asunción de Héctor Cámpora como presidente, se decretó una amnistía general que benefició también a todos los sublevados de la ESMA.

Sin embargo, no pudieron recuperar sus grados militares y en 1974, por disposición del gobierno de Isabel Perón quedaron en situación de baja de la Armada.

Urien se integró a Montoneros y en mayo de 1975 lo detuvieron y estuvo preso hasta 1983, en varias cárceles del país.

Pese a estar legalizado, los militares lo pusieron en la denominada "fila de la muerte", donde se encontraban los presos políticos que serían ejecutados como represalia si las organizaciones armadas emprendían alguna acción.

En 2005, Urien recuperó su condición militar y le devolvieron dos grados y se retiró como teniente de fragata de la Armada.

En la actualidad, encabeza la Fundación Interactiva para la Promoción de la Cultura del Agua (Fipca) y está activamente involucrado en la defensa del acceso a Lago Escondido, en un predio que ocupa el magnate británico Joe Lewis.

En marzo de este año, el presidente Alberto Fernández decretó la reincoporación de otros diez suboficiales que habían sido dados de baja de la fuerza, como una forma de cerrar uno de los capítulos menos conocidos de las luchas que se desarrollaron en los años '70.



 DÍA DE LA MILITANCIA

La mirada de Favio sobre la vuelta de Perón, según el productor de "Sinfonía del sentimiento"

El lado más humano del conductor y político quedó registrado en la obra de 1999 del gran artista y cineasta argentino. El productor de la obra respondió una serie de interrogantes.
16-11-2022
Crédito: Museo Leonardo Favio.

En el maratónico metraje de "Perón, sinfonía del sentimiento", que Leonardo Favio dirigió en 1999 como testimonio de su militancia y su amor por el Líder, el teniente general Juan Domingo Perón enjuga unas lágrimas de emoción ante la multitud que lo recibe definitivamente en la Patria.

La situación quedó plasmada por alguna cámara documental del momento y mostró el lado más humano de ese conductor y político que siempre tenía una respuesta a mano, muchas veces con un tono mordaz y cómplice, tan cómplice como ese cigarrillo que lo acompañaba en las entrevistas en una época en que fumar en cámara no estaba mal visto.

¿Cuál habrá sido la intención de Leonardo al incluir esa escena en su filme? ¿Mostrar que detrás del líder había un hombre que podía emocionarse ante su pueblo y que sabía que por su edad volvía para morir en su patria, tras 18 años de exilio obligado? ¿La escena fue manipulada técnicamente para la película?

Gentileza Archivo General de la Nacin Fondo Acervo Grfico Audiovisual y Sonoro Inventario 310613_A
Gentileza Archivo General de la Nación, Fondo Acervo Gráfico Audiovisual y Sonoro, Inventario: 310613_A

Esos interrogantes fueron planteados por Télam a Víctor Bassuk, productor de la obra, quien fue escueto en su respuesta: "La única pregunta que puedo responder con certeza es la última. Sí, fue manipulada y Osky Frenkel tiene un video del backstage de la truca. No recuerdo a ciencia cierta de dónde es la imagen del Perón viejo llorando; perdón por mi flaca memoria".

"Lo mismo sobre la intención de Leonardo, no quiero guitarrear -continuó-, también allí serían más precisos los testimonios de los compaginadores, ya sea Alberto Ponce como Paola Amor. En el cómo se decidió incluirla, creo que lo primero que tuvo presente Favio era la canción de Pocho Leyes y el Chango Funes 'Yo sé que vive'. Era, sin duda el tema del final y a partir de esa canción elaboró la imagen".
Fuente:Telam

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