Como tantas veces antes en la República Argentina, son docentes quienes motorizan un reclamo de justicia. En este desgraciado y lamentable caso que atañe a Trenque Lauquen, donde se trata de pedir Justicia Por Anita, son “las” docentes, algunas de ellas compañeras de trabajo de Ana María Aristimuño en la EP N°47, otras pertenecientes a distintos establecimientos educativos de varios niveles, quienes encabezan una exigencia que no cede, a cuarenta y cinco días de haber ocurrido el femicidio de la tan querida secretaria en aquella institución de Nivel Primario.
Paradójicamente, las personas que ponen el cuerpo y el intelecto buscando que la investigación avance hasta llegar al total esclarecimiento del asesinato (para relativo alivio de la familia de Anita, pero también para bien de una comunidad afligida), refieren que han sido descalificadas y hasta amedrentadas por mantener la convicción de justicia. La paradoja se acrecienta cuando sabemos que los “palos en la rueda” al reclamo han ocurrido principalmente dentro de escuelas y colegios, como si el sistema en el que trabajaba Anita y trabajan cientos de docentes (principalmente mujeres, potenciales víctimas de femicidio) no quisiera o no pudiera hacerse mínimamente cargo del hecho ocurrido hace un mes y medio con una de sus integrantes. Hablamos de un suceso terrorífico, que no ha dejado de derramarse, con diversos formatos de la angustia, la pena y la incertidumbre sobre colegas y alumnes, lxs cuales se siguen preguntando: “¿Qué pasó con la seño Anita?”.
“Valoradas y protegidas”
Por diversos testimonios recolectados en los momentos de reunión y movilización, pudimos entender que desde la Jefatura Distrital de Educación no ha surgido un claro mensaje que abone la necesaria justicia. Al contrario, son muchas las voces que denuncian una cerrada obstaculización, mediante palabras y decisiones que parecen orientadas a lograr olvido y silencio, a conseguir una “obediencia debida” cuyo objetivo nos resulta incomprensible.
No es admisible que el sistema educativo se repliegue de sus responsabilidades en la formación de lxs ciudadanxs del presente y del futuro: las búsquedas pacíficas de Verdad y Justicia, que las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo retomaron hace casi medio siglo para colocar a nuestro país a la cabeza entre las referencias positivas para la humanidad, no deberían estar simplemente retratadas en afiches y cartulinas dentro de las escuelas, cerca de cada 24 de marzo. El sistema, si realmente quiere ser educativo, debe contener, debatir y alentar los reclamos de justicia originados ante femicidios y otros crímenes que atentan contra la condición humana. Las docentes que luchan en tal sentido deben ser valoradas y protegidas, nunca atemorizadas por las instancias superiores en la toma de decisiones que atañen a nuestras escuelas bonaerenses.
Esperamos que las medidas que se tomen de aquí en más por parte de los representantes de la Dirección General de Cultura y Educación en el distrito hagan honor a lo que se espera de un sistema educativo, y que las y los docentes luchadores por una comunidad más sensible y justa sean apreciadas/os y apoyadas/os en sus esfuerzos por consolidar un Trenque Lauquen que no tolere la violencia de género y los femicidios.
Comisión por los Derechos Humanos, Trenque Lauquen, 6 de junio de 2023.
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