13 de julio de 2023

LA PLATA: Una causa iniciada por los hijos de tres obreros desaparecidos.

 

Una causa iniciada por los hijos de tres obreros desaparecidos

Analía Fernández, hija de Francisco Fernández, forma parte de un colectivo de familiares de tres trabajadores desaparecidos en la planta de Molinos Río de La Plata de Avellaneda, que impulsan desde hace diez años una causa para que se investiguen si esa forma avaló delitos de lesa humanidad durante la última dictadura cívico militar.

La semana pasada  se produjo después de muchos años un avance significativo en el expediente que fue la detención del del exdirector general y exjefe de personal de la firma agroindustrial, Emilio Parodi, una novedad que Analía valoró positivamente en la lucha que libran los familiares por lograr justicia.

El martes pasado, el titular del Juzgado Federal 3 de La Plata Ernesto Kreplak ordenó la aprehensión e indagatoria de Parodi, de 82 años, por la responsabilidad que habría tenido el exjefe de personal de Molinos en la última dictadura, por la privación ilegítima de la libertad de 23 obreros de la planta de esa firma que funcionaba en Avellaneda.

Además de Francisco Fernández, otros de los desaparecidos fueron Rubén Ramón Mataboni y Avelino Freitas, en un caso en el que no se pudo precisar bien el número de víctimas pero que según testimonios sería de al menos una veintena de personas y se habla de hasta 90 detenciones.

Analía Fernández junto a Ceferino Mataboni y Roxana Freitas, hijos de los otros dos obreros desaparecidos, se conocieron en el 2009 y luego de recolectar testimonios presentaron una denuncia en el juzgado federal de La Plata en 2013 para que se investigara la complicidad de la empresa Molinos en la desaparición de trabajadores en la fábrica de Avellaneda.

«Más allá de que hace diez años que lo estamos esperando, el momento fue sorpresivo y emocionante, son muchos años de búsqueda, de trabajo, de buscar a los testigos», confió Analía Fernández en diálogo con Télam sobre la decisión tomada por Kreplak el miércoles pasado.

Gracias a la búsqueda que iniciaron, Fernández pudo contactar a compañeros de su papá que le contaron que el 7 de julio de 1976 fue secuestrado en la empresa, presuntamente apuntado por Parodi en una lista que le brindó a las fuerzas armadas para desaparecer a sus trabajadores.

«Yo tenía dos años cuando se lo llevaron a mi papá, así que no lo recuerdo. Pero la información que me llegó de sus compañeros fue su militancia dentro de la fábrica, que en cada toma mi papá estaba al frente», precisó Fernández.

Sobre la detención y pedido de indagatoria a Parodi, remarcó que «todos los testigos lo nombraron desde el primer momento» por lo que, dijo, era algo que «sabíamos que tenía que pasar».

«La expectativa es ver ahora cuáles son los pasos a seguir para verlo sentado (a Parodi) en un juicio, cosa que con la edad que tiene se complica», expresó Fernández y destacó el significado «simbólico» de poder llegar a esa instancia porque los casos de su padre y los de Mataboni y Freitas no están incorporados en la sentencia de otras causas de delitos de lesa humanidad, por lo que sería el primer juicio en el que se juzgue a parte de los responsables de sus desapariciones.

Fernández agradeció también a quienes les «enseñaron lo que era la búsqueda de testigos y todo lo que significaba armar una causa», en referencia al periodista y exdirector de Derechos Humanos de Avellaneda, Enrique Arrosagaray, y al primer abogado querellante que tuvo la causa Javier Garín, entre otros.

«Quiero poner en valor el esfuerzo enorme que realizan justamente los hijos e hijas desaparecidos. Sin la presencia y sin la acción y el compromiso de ellos, muchísima de la prueba que nosotros hemos producido no se hubiese dado», resaltó el abogado actual que representa a la querella de los hijos de los tres obreros, Gerónimo Erdmann Mc Donald, quien integra el equipo que encabeza Pablo Llonto.

En ese sentido, Erdmann Mc Donald destacó que en causas de lesa humanidad «aportar testimonios es la prueba más fidedigna y sólida».

Fuente Télam por  Marina Jiménez Conde

Fuente:ElCiudadanodelGBA

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