La desaparición de la familia Gill y un misterio sin resolver que lleva más de dos décadas
Lo que ocurrió con ellos es desde entonces un enigma. "Mencho" trabajaba en una estancia de alrededor de 500 hectáreas que se ubica en el pueblo de Crucecita Séptima, a 50 kilómetros de Paraná, y que por entonces pertenecía a Alfonso Goethe, un conocido ruralista de la zona que murió en 2016 en el marco de un accidente de auto.
La última vez que vieron al padre y al resto de la familia, el hombre se quejaba por tener que cavar unos pozos en ese terreno. Tras las desapariciones, sus pertenencias fueron halladas dentro de la estancia, casi como si fueran a volver. Extrañados, sus familiares realizaron una denuncia, pero la primera búsqueda se hizo un año y medio después.
María Adelia Gallegos, la madre de Margarita, tuvo que convocar a tres marchas de silencio para que el juez la recibiera. Sin avances durante años, el último magistrado del caso, Gustavo Acosta, se incorporó en 2015 y comenzó a entrevistar nuevamente a los testigos. En ese marco, profundizaron y descartaron diferentes hipótesis. La primera, provenía del propio Goethe, que decía que la pareja y sus hijos se habían ido por su cuenta a una zona rural de Santa Fe.
Sin embargo, los investigadores encontraron con rapidez pruebas que contradecían su versión. Entre ellas, estaban los informes de la policía provincial de Entre Ríos, de Corrientes, de Santa Fe y de los organismos de migraciones, que no contaban con ningún registro de movimientos de la familia por la zona. Otro dato es que el padre no sabía manejar y se movilizaban a dedo o en colectivo, situación que los hacía más visible a la vista de otros conductores.
La segunda línea de investigación apuntaba a un desenlace trágico a manos del patrón y surgía del testimonio de diferentes vecinos y allegados. Uno de ellos era Armando Nani, un arrendatario del campo de Goethe, quien, los días posteriores a la desaparición, notó con extrañeza que "Mencho" cavaba un pozo al lado de un arroyo, un lugar poco conveniente por su posible desmoronamiento. Los peritos fueron al sitio señalado e hicieron dos excavaciones que no dieron resultados.
Otra de las personas que declaró fue un hombre de Viale que solía ir a cazar y que vio una zona que comprendía una arboleda cerrada dentro del campo, que estaba totalmente deformada. Allí, por ejemplo, había aljibes que habían sido derribados. Otra vez, los investigadores fueron a excavar junto al Equipo Argentino de Antropología Forense y el resultado también fue negativo.
Por entonces, se llegó a realizar una tercer pozo a raíz de la declaración de un vecino que tenía un campo lindero. Este hombre también notó otra excavación al lado de su campo. Otra vez, los resultados fueron nulos. Según fuentes de la causa, todas estas personas pensaban que efectivamente el patrón, Goethe, había matado y enterrado a los Gill en su propiedad.
El último dato, también sin éxito, llegó de parte de un muchacho que era empleado en una funeraria de la zona. Él joven decía que, a un velorio ocurrido en 2017, había asistido una persona que decía que era conocido de la familia Goethe y que sabía exactamente lo que había pasado.
La desaparición de la familia Gill: rumores y un misterio que no cesa
Aunque no hay pistas certeras, quienes viven en la zona apuestan a diferentes teorías. Por lo bajo, algunos mencionan un posible juicio laboral de "Mencho" contra su patrón. Sin embargo, la hipótesis más impactante habla del nene más chico de la familia. Hay quienes afirman que el chico, en realidad, era hijo de Goethe y creen que existía un posible reclamo de parte de Margarita para que lo reconociera.
Hay una tercera hipótesis aún más siniestra, que plantea que el hombre habría acosado a diferentes mujeres de la zona. Según fuentes de la causa, así lo mencionó una docente que, de manera informal, decía que, cada vez que su marido viajaba fuera del pueblo para realizar fletes, el temible estanciero acudía a su escuela para hostigarla.
En este marco, hay quienes creen que otra de las víctima de Goethe habría sido la hija adolescente de la familia. Presumen que su madre habría intentado frenar la situación, lo que habría originado un conflicto con su jefe.
Lo cierto es que a más de 20 años del caso, el destino de los Gill es todavía un misterio. La estancia en la que vivían, según pudo saber A24.com, se encuentra arrendada y manejada por los yernos del patrón para cultivo. De "Mencho" y su familia, todavía no hay rastros firmes.
Fuente:A24
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