Un jardín y una historia de sanación (y memoria) de una sobreviviente de la tortura de la dictadura paraguaya
Infobae Cultura dialogó con Sofía Paoli Thorne y Celsa
Ramírez, directora y protagonista del “Guapo´y”, documental
que ingresa de manera original en las atrocidades silenciadas
del gobierno de facto de Alfredo Stroessner
Por Noelia Gomez
Guapo’y, la película dirigida por Sofía Paoli Thorne, no solo
relata la vida de Celsa Ramirez Rodas, una valiente mujer
paraguaya, sino que también ilumina los oscuros recuerdos de
una dictadura que marcó a toda una nación.
Celsa, a sus 72 años, encuentra consuelo en las hierbas de su
exuberante jardín, un rincón de sanación donde también residen
las sombras de un pasado marcado por la prisión y la tortura
durante la dictadura de Alfredo Stroessner en el campo de
concentración de Emboscada. Junto a su madre, su pequeño hijo
y compañeros detenidos donde la sombra de un frondoso Guapo’
y fue su refugio. Sin embargo, el olvido acecha, amenazando la
sanación de Celsa y la memoria de un pueblo sometido a una
desmemoria impuesta.
Esta conmovedora historia llegó a manos de Sofía Paoli Thorne
a través de un recorte periodístico titulado “Canciones de cuna
en los calabozos de Stroessner”, que aborda el nacimiento de
niños en prisión durante la dictadura en Paraguay. La directora,
una exiliada de Perú que llegó a Paraguay poco después del golpe
de 1989, sintió una fuerte conexión con estos relatos. Guapo’y
representa para ella la confirmación de que las historias nos
buscan y nos encuentran. A través de Celsa, Sofía aprende la
importancia de la lucha colectiva y la necesidad de confrontar los
recuerdos dolorosos para sanar.
La protagonista de esta poderosa historia, Celsa Ramírez Rodas,
nació en Paraguay en 1950. Su vida se entrelaza con la lucha de
sus padres en el Partido Comunista Paraguayo y con los horrores
de la dictadura. El relato de Celsa se nutre de testimonios de vida
de María Lina Rodas y Derlis Villagra, quienes compartieron
esta travesía marcada por la dictadura y contribuyen con sus
voces a esta poderosa narrativa.
Guapo’y tuvo su estreno mundial en el 35º Festival Internacional
de Cine Documental de Ámsterdam (IDFA), donde recibió una
Mención Especial del Jurado. La película también se destacó en el
26º Festival de Málaga, llevándose la Biznaga de Plata a la Mejor
Dirección en la Sección Oficial de Documentales.
Infobae Cultura conversó con la directora y la protagonista que
viajaron a la Argentina para estar presentes durante el estreno del
documental.
—¿Cómo llegaste a la historia de Celsa?
Sofía: —Soy peruana, llegué a Paraguay cuando era muy chica,
nos exiliamos con mi familia allá y siempre sentí una atracción
muy fuerte por todo lo relacionado con la dictadura y la lucha por
los derechos humanos. De más grande, trabajé haciendo
documentales sobre temas sociales, soberanía alimentaria y con
un grupo de compañeros teníamos un periódico alternativo. Uno
de ellos escribió un artículo que me impactó muchísimo, que se
titulaba “Canciones de cuna en los calabozos de Stroessner”,
que trataba sobre varias madres que contaban la historia de sus
hijos nacidos en el campo de concentración de Emboscada en la
época de la dictadura militar. Lo leí varias veces, sentí que debía
hacer algo con él, pero no encontraba cómo. Entonces lo dejé y
cinco años después, empiezo a leer más libros y archivos sobre
verdad y justicia y entre mis cosas me encuentro con ese recorte
periodístico. Me conmovió, pero de una forma totalmente distinta,
ya era mamá, tenía a mi hijo de un año y me impactó de una forma
muy fuerte. A partir de ahí me generó muchas preguntas, muchos
cuestionamientos y necesité ir a buscar a Celsa, para poder
conversar y conocer su lucha. A partir de ahí empezamos a ser
muy amigas, a hablar sobre nuestros hijos, nietos y encontramos
cosas en común como el amor por las plantas.
—¿Cómo fue ese primer encuentro?
Celsa: —Cuando llegó a mi casa para hacer la primera entrevista,
comenzamos a hablar de muchas cosas, pero nada profundo, no
fue una típica entrevista, sino que fue algo más descontracturado.
De a poco comenzó a filmar y de repente me dice que estaba
pensando en hacer una película, a mí me pareció medio gracioso,
no creí que fuera cierto. Dije que sí, porque noté en ella un
verdadero interés y sobre todo porque si bien era mi historia, se
muestra lo que fue el pasado de muchísimas personas que
estuvimos en prisión durante la dictadura. Muchas mujeres que
tuvimos nuestros hijos estando detenidas. Es un deber moral
contarlo, no para victimizarse, sino para dar cuenta de cómo fue
ese régimen que no respetaba los derechos humanos de sus
ciudadanos, donde no se respeta el pensar diferente. Es peligroso
que la gente no conozca su pasado porque se puede repetir.
—¿Qué ocurre en Paraguay hoy con el tema de la memoria?
Celsa: —No es fácil porque se ha olvidado mucho. En época de la
dictadura se infundió tanto el miedo y el no te metas, y esa actitud
todavía se mantiene. Por suerte, hay compañeros y compañeras
firmes en esa lucha, a pesar de todas las dificultades, tratando de
encontrar los cuerpos de los desaparecidos e identificarlos. Es
terrible saber que la dictadura ha caído hace más de 33 años y
sólo se lograron identificar cuatro cuerpos. Igual no perdemos la
esperanza, recibimos mucho apoyo del Equipo de Antropología
Forense Argentino, ya que en Paraguay no hay apoyo del Estado
, es todo muy a pulmón. Compañeros muy respetables como
Rogelio Goiburú están trabajando sin descanso para lograr
identificar a más personas desaparecidas.
Sofía: —Lo que pasó Paraguay, a diferencia de otros países, es
que cuando cae la dictadura el poder lo toman los mismos políticos
que la apoyaban y ese mismo partido político sigue gobernando
hoy. Hay tanto olvido que hasta hemos tenido al hijo del secretario
privado del dictador Stroessner como presidente de la república.
Constantemente los discursos elogian la época de la dictadura de
una forma muy abierta. En los libros de historia no se menciona la
dictadura y sus víctimas, se menciona como una época de paz y
progreso, con grandes logros de un general, no de un dictador. Así
que es muy difícil que se pueda llegar a trabajar la memoria.
Tenemos muy pocos museos, no hay espacios de memoria, de
hecho el campo de concentración de Emboscada hoy es una
cárcel. Siempre ha habido como una intención de borrar todo lo
vivido.
—¿Cómo nace la idea de contar esta historia a través de su
relación con las plantas?
Sofía: —Una de las cosas que más queríamos lograr con la película
era ir poco a poco sumergiéndonos en ese mundo de plantas, de
raíces, para ir luego a la historia de Celsa y su proceso de sanación.
Esa relación que Celsa tiene con las plantas puede ser una puerta
de entrada para que muchos se sientan identificados y puedan
conocer su historia desde otro punto. A mí lo que me pasó cuando la
conocí, la busqué para hablar sobre su lucha, sobre su historia y me
encontré con una historia hermosa en torno a su vida actual. El tema
de la memoria me parecía muy importante, de hablar de lo vivido,
pero a través de lo que estaba sucediendo actualmente. Me parecía
que ese proceso de sanación era algo que nos involucra a todos.
—¿Qué te sucede cuando revisás todo esto vivido?
Celsa: —Me pareció muy interesante por la forma que ella encaró la
película, haciendo un abanico de todo lo que vivimos a través de
pequeñas insinuaciones, hace que esos testimonios sean fuertes
pero a la vez reconfortables. Estoy agradecida porque es una historia
que pasó en nuestro país, no es solamente mi historia. Hay miles de
historias similares, por ejemplo, mi mamá estuvo diez años en prisión.
Desde chica recuerdo que hacíamos campañas por la libertad de los
presos políticos en Paraguay y cuando caigo en prisión me
reencuentro con gente que ya estaba 20 años detenida por quienes
he luchado. Fue una emoción impresionante a pesar de todos los
dolores. A mí me detienen estando embarazada y fui sometida a todo
tipo de torturas y a mi marido lo tuvieron preso, lo torturaron y hasta
ahora está desaparecido. La lucha continúa a pesar del desgaste
emocional.
—¿Cuándo la estrenarán en Paraguay?
Sofía: —No muchas películas paraguayas se estrenan en salas
comerciales. De todos modos, el cine está creciendo como mercado,
recién el año pasado se pudo crear el Instituto Nacional de
Audiovisual, pero tiene muy pocos los apoyos financieros, al punto
que necesitamos sí o sí las coproducciones para poder hacer películas
que puedan salir internacionalmente y ser conocidas. No queremos
ser pesimistas, pero el gobierno que acaba de asumir está queriendo
eliminar ministerios y unificarlos, lo que no nos da muchas esperanzas
que tenga políticas de apoyo a la industria audiovisual. El 26 de
octubre se estrenará en Paraguay. Para nosotros era muy importante
que primero la película pueda hacer todo un recorrido internacional,
porque es difícil para los documentales, en especial para los que
tocan temas relacionados con la dictadura, conseguir salas y hacer
un recorrido internacional permite generar mayor interés y para que
la prensa le preste atención, porque no es fácil sacar películas en
Paraguay.
—¿Qué ocurrió cuando mostraron la película en otros países?
Sofía: —El estreno en Ámsterdam fue realmente hermoso. Pudimos
ir con Celsa y con Gabriela Cueto y Federico Pozzi, los productores
. Realmente fue una experiencia muy linda, ganó mención del jurado,
pasó por los Estados Unidos, el Festival de Málaga, por Uruguay,
Francia, Perú, entre otros. Lo lindo es ese encuentro con el público y
es que la pudieron ver personas de todos lados, hasta de África,
donde nos decían que se sentían identificados, que veían la historia
de sus madres en Celsa. Nos pasó que la gente se quedó muy
impactada, porque no sabían que la dictadura militar más larga fue
en Paraguay.
*“Guapo´y”, de Sofía Paoli Thorne, se estrenó el jueves 21 de
septiembre y puede verse en el Cine Gaumont (Avenida Rivadavia
1635, CABA), en el Cine Cosmos Uba (Avenida Corrientes 2046,
CABA) y el Centro Cultural Florencio Constantino (Belgrano 1260,
Bragado, GBA).
Fuente:InfoBae
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