Cuatro millonarios y una
diputada que cobra como maestra: ¿Que patrimonio declararon los candidatos?
De los cinco candidatos a la
presidencia, cuatro declararon patrimonios millonarios, aunque el valor de sus
propiedades es incluso mucho mayor. La única que demostró tener ingresos domo
los de un trabajador es la candidata del Frente de Izquierda - Unidad, Myriam
Bregman, según recopiló el sitió Chequeado.
Lunes 25 de septiembre
En la previa a la elecciones del próximo 22 de octubre todos los candidatos a la presidencia debieron presentar sus declaraciones patrimoniales. El podio está encabezado por Juan Schiaretti que dio cuenta de una fortuna de más de 80 millones de pesos. Lo siguen Bullrich con 24,6 millones, Milei con 21,3 millones y Massa con 19,3 millones. Muy lejos se ubica Myriam Bregman, con 888 mil pesos.
Es importante entender que el patrimonio declarado por los candidatos a la hora de tomar en cuenta sus propiedades fue el valor de adquisición y no el valor real de la propiedad, por lo que en realidad a estas abultadas sumas en el caso de los primeros cuatro candidatos, corresponde sumar montos mucho mayores.
El gobernador de Córdoba declaró tener una casa de nada menos que 567 metros cuadrados en el barrio Chateau Carreras en la capital de la provincia, valuada en U$D 250.000. Además planteó que posee 30 millones de pesos en seguros de retiro y $ 673.000 y U$D 23.400.
Por su parte, la candidata de Juntos por el Cambio dijo tener un departamento de $ 12,7 millones y una cochera en la ciudad por $ 491.000. Además, Patricia Bullrich Luro Pueyrredón heredó el 33 % de un campo ubicado en la localidad de Los Toldos valuado en $ 8 millones. También cuenta con una Ford Ecosport de $ 1,3 millones y $ 733 mil.
El candidato libertario es el tercero con más bienes. Milei cuenta con una casa de 100 metros cuadrados en la Ciudad de Buenos Aires por el valor de $ 6,6 millones. Una camioneta Mercedes Benz Sprinter de $ 2,4 millones y un Peugeot Rcz Coupé por $ 3,6 millones. Además tiene ahorrados $ 2,1 millones y U$D 20 mil.
Massa se ubica en el cuarto lugar con 2 casas ubicadas en Tigre. Las mismas suman un total de 1.000 metros cuadrados y un valor fiscal de $ 14,4 millones. También tiene una camioneta Volkswagen Tiguan por un valor de $ 2 millones. Cuenta con $ 462 mil.
Estas abultadas sumas se corresponden con el rol social de cada uno de ellos, representando los intereses de los grandes empresarios, más allá de las propuestas políticas puntuales. Todos proponen profundizar el ajuste y continuar con el mandato de dependencia del FMI. Su enriquecimiento personal, desde el punto de vista de dichos intereses, está alineado con estos objetivos.
En el otro extremo aparece Myriam Bregman, con un patrimonio de apenas $ 888 mil, con el 25 % de una propiedad ubicada en la Ciudad de Buenos Aires, por un valor de $ 30.500 y depósitos en pesos por $ 843 mil. No es casualidad, la candidata a presidente por el Frente de Izquierda - Unidad cobra como diputada lo mismo que un docente y viene poniendo esa banca a disposición de las luchas obreras y populares. Es parte de una política de otra clase, acompañando al pueblo trabajador y lejos del camino de la política como un camino para enriquecerse, siguiendo los intereses del gran capital.
Acá también se expresa gráficamente lo que el Frente de Izquierda viene denunciando a lo largo de la campaña: hay 5 candidatos pero una sola que propone terminar con el círculo vicioso del saqueo y la dependencia. 5 candidatos pero una sola que propone terminar con el Fondo y terminar con el ajuste sobre el conjunto del pueblo trabajador.
Fuente:LaIzquierdaDiario
Cristina Kirchner: “La buena herencia es Vaca Muerta y el Gasoducto Néstor Kirchner”
La vicepresidenta, mediante una publicación en sus redes, destacó que desde agosto de 2023 se comienza a evidenciar un crecimiento positivo para 2024, a partir del desempeño de la producción de gas y petróleo.
Por Motor Economico // Martes 26 de septiembre de 2023La vicepresidenta
Cristina Fernández de Kirchner destacó este lunes que desde agosto de este año
se comienza a evidenciar una senda de crecimiento positivo para 2024, a partir
del desempeño de la producción de gas y petróleo desde la formación de Vaca Muerta,
y el aporte de las obras de infraestructura como el Gasoduto Presidente Néstor
Kirchner (GPNK).
Fernández
de Kirchner tomó como referencia un informe de la consultora Ecolatina que
muestra a la balanza energética argentina en recuperación con un “acumulado en
los últimos 12 meses que comienza a tender al superávit”, luego de un déficit
de US$ 5.200 millones del año pasado y proyectado equilibrio para 2023.
La
vicepresidenta también menciona una publicación del portal Infobae, a través de
su cuenta de la red social X en la que dijo: “Por eso me gustó tanto el título
de Infobae “Los dólares de la energía: la herencia buena que recibirá el
próximo gobierno”. La herencia buena es Vaca Muerta y el Gasoducto Néstor
Kirchner”.
“Y
hay yapa que vino con la recuperación de YPF: el yacimiento de gas y petróleo
Palermo Aike en la Provincia de Santa Cruz, que representa 1/3 del total de
Vaca Muerta”, agregó.
“¿Te
acordás cuando el sábado, en la UMET, expliqué por qué tuvimos déficit fiscal
en parte de nuestro gobierno?”, señaló también en la misma publicación la
Vicepresidenta.
En
esa línea, explicó que cuando Néstor (Kirchner) era presidente “se nos dio
vuelta la balanza (energética)” y que exportaban energía por hasta 6.000
millones de dólares e importaban por el mismo monto “esto se ve muy claro en el
gráfico de la consultora Ecolatina que se publicó ayer (por el domingo) en
Infobae en la nota que les acompaño”, agregó.
Asimismo,
precisó que la balanza energética se dio vuelta “fundamentalmente por dos
razones”.
Una
de las razones del déficit comercial en ese período es “la declinación en
exploración, explotación y producción por parte de REPSOL -razón por la cual,
en el año 2012, decidimos recuperar YPF, nuestra petrolera de bandera, y Vaca
Muerta, segundo yacimiento de gas no convencional a nivel mundial y cuarto del
mismo petróleo”, indicó la Vicepresidenta.
En
segundo lugar, señaló que el aumento “exponencial” de la demanda energética
interna fue porque la industria “no paraba de crecer” así como la actividad
comercial y el consumo particular “¿Cuánta gente compró nuevos
electrodomésticos, autos, amplió la casa o se construyó una? En fin… ¿Qué te
voy a contar?”.
Para
finalizar, dijo que “como siempre digo, hay tres cosas que no se pueden ocultar
por mucho tiempo: el sol, la luna y la verdad”.
Fuente:EnOrsai
El extraño mundo de Milei: de la
justicia social a la mano invisible
Matias Maiello, Resumen Latinoamericano, 26 de septiembre de 2023.
En su incansable raid por los medios de comunicación, el candidato de La Libertad Avanza va soltando definiciones constantemente para quien quiera escuchar. De sus últimas apariciones, la más popular ha sido la entrevista con Tucker Carlson, el experiodista estrella de la cadena FOX News. Una serie de pasajes nos dan un panorama de algunas definiciones más “ideológicas” que pintan el mundo del “paleolibertarianismo”, la síntesis libertario-conservadora de Murray Rothbard, en la que se referencia Javier Milei. Aquí un poco de Marx para cortar con tantos dislates.
La terrorífica idea de la “justicia social”
Una formulación de aquella entrevista condensa bastante el pensamiento de Milei. Allí señala la existencia de una idea “terrorífica en términos de funcionamiento del sistema económico, la idea que donde hay una necesidad nace un derecho”. La explicación sería la siguiente:
“Eso es un problema porque las necesidades son infinitas y los derechos alguien los tiene que pagar. El problema es que los recursos son finitos entonces frente a la situación de necesidades infinitas y recursos finitos aparece un conflicto. Los liberales ese conflicto lo resolvemos fácilmente con libertad de precios y propiedad privada, y eso es lo que genera el mecanismo de coordinación para resolver esta tensión en la sociedad. Sin embargo, esa idea de la mano invisible a los socialistas no les gusta y ellos prefieren la garra del Estado. Básicamente la esconden detrás de la idea de la justicia social donde la justicia social es profundamente injusta porque implica un trato desigual frente a la ley precedido por un robo.”
Para entender todo esto, hay que sumergirse en el extraño mundo de Milei donde serían socialistas desde Larreta hasta Joe Biden. Todo aquel que plantee aunque sea una mínima regulación estatal entraría en la categoría de “socialista”, por ende, la idea de “justicia social” también, aunque en realidad refiera a una forma de redistribución del ingreso que, incluso cuando va más allá del mero discurso, siempre palidece frente a las ganancias de los capitalistas. El relato no tiene desperdicio. Pero vamos por partes.
La clase capitalista es la que roba el trabajo ajeno
Milei hace la siguiente definición: “la justicia social es robarle el fruto de su trabajo a una persona y dárselo a otra”. Si robar el fruto del trabajo ajeno fuera la definición de justicia social, entonces el capitalismo sería el sistema con más justicia social de la historia, claro que en beneficio de los capitalistas. Se suele decir que los empresarios son los que “dan trabajo” pero justamente lo que hacen es robarlo “legalmente”. El capitalista compra la fuerza de trabajo, la capacidad de producir, de un trabajador o una trabajadora por un determinado tiempo, lo que dura la jornada laboral. Pero resulta que el valor que produce esa fuerza de trabajo, pongámosle durante 8 horas, es superior a su valor expresado en el salario. En la apropiación de ese trabajo no pago que Marx llamaba “plusvalía” está el secreto de la ganancia capitalista. Es lo que hace que cuando el capitalista vende sus mercancías en el mercado, lo pueda hacer por un valor mayor al que le costó poner en movimiento los medios de producción, las materias primas y la fuerza de trabajo.
En Argentina, la magnitud aproximada de este robo legalizado se puede ver aproximadamente en números concretos. Como analiza Pablo Anino para 2021, en el sector privado los números macroeconómicos indican que, luego de haber deducido todos los otros costos de producción, el trabajo pago mediante los salarios representó el 39 % del total de la jornada laboral y el trabajo no pago (el que se queda el empresario) constituyó el 61 % restante. En términos anualizados, cada puesto de trabajo reportó $732 mil a las ganancias empresarias. Esto es lo que, en promedio, la clase capitalista se apropió, le robó a cada trabajador. Por cada $1 pagado por salario obtuvo $1,6 de ganancia. Desde 2016, la clase capitalista mejoró esta relación: el primer salto se observa con el regreso del FMI de la mano de Mauricio Macri en 2018; el segundo durante 2021 con el gobierno de Alberto Fernández.
Ese robo no podría garantizarse sin el Estado capitalista
El discurso de Milei ataca con especial dedicación aquellas funciones universales necesarias para la reproducción social que realiza el Estado, relacionadas con derechos conquistados por las mayorías trabajadoras. Así, la “vaucherización” de la educación pública no es más que la privatización de la educación siguiendo el modelo que impuso la dictadura chilena de Pinochet; el “seguro de salud” que propone tiene la misma lógica de financiar la demanda y privatizar la salud pública; la propuesta de reducir los aportes patronales apunta a desfinanciar aún más el sistema público de seguridad social y previsional; gran parte de sus planteos apuntan en el mismo sentido.
Ahora bien, por otro lado, el Estado como garante de aquella apropiación (legal) que realizan los capitalistas del trabajo ajeno para Milei aparece como algo sagrado. Aunque este mecanismo está oculto, nadie se deja robar sin coerción. Por eso cada trabajador y cada trabajadora tienen un arma cargada apuntándole a la cabeza. Es la del hambre y la miseria que amenaza a quienes no tienen nada más que vender en el mercado que su propia fuerza de trabajo. Según Milei, el problema es que la “justicia social” es profundamente injusta porque implica un trato desigual frente a la ley. Sin embargo, la igualdad formal ante la ley bajo el capitalismo es la sanción de una desigualdad real, la que divide la sociedad en propietarios y no-propietarios.
La gran operación ideológica de los capitalistas es decir que todos somos propietarios porque, por ejemplo, alguien tiene un auto, una moto, un celular y, en algunos casos, un lugar donde vivir. Pero lo que define a un propietario capitalista no es eso, sino que tiene un tipo de propiedad que no tiene ningún trabajador, a saber: la de los medios sociales de producción. El capitalista no solo es dueño de bienes de consumo personal, sino que es dueño de los medios que la sociedad necesita para producir sus medios de existencia, las fábricas, las maquinarias, las tierras, etc. Este tipo de propiedad privada (de los medios de producción) es la que sanciona como derecho sagrado la legislación del Estado capitalista, al tiempo que se vale del monopolio de la violencia legal para garantizarla.
Por ejemplo, Paolo Rocca es dueño, entre otras empresas, de Tenaris S.A., metalúrgica que hace, entre otras cosas, los tubos acero sin costura que se necesitan para la industria petrolera. Esa empresa tiene alrededor de 26 mil empleados. Sin todos esos trabajadores la empresa no podría funcionar. Sin embargo, esos 26 mil trabajadores tampoco podrían producir tubos de acero sin las fábricas y maquinaria propiedad de Tenaris. De esta forma Rocca monopoliza los medios que la sociedad necesita para producir un insumo estratégico, lo que le da la potestad de organizar el trabajo de otros y, en virtud de ello, robarles parte de su trabajo a sus 26 mil empleados. Gracias a ese robo –y el que hace a través de otras empresas de su grupo– es una de las personas más ricas del país, su grupo de empresas tiene ingresos por aproximadamente de 27.100 millones de dólares anuales y tiene un patrimonio personal de alrededor de 3.400 millones de dólares.
El Estado capitalista, a través del derecho de propiedad privada de los medios de producción, es el que garantiza que una industria estratégica como Tenaris, a pesar de ser eminentemente social, tenga un dueño privado y que, gracias a este “título” –no muy diferente a los títulos de nobleza– pueda apropiarse del trabajo ajeno. Hay un mito que dice que gente como Rocca, que es parte de la aristocracia capitalista, lo es porque se esforzó mucho y fue muy capaz. La realidad es que heredó la fortuna de su familia y que esta la logró gracias a los negociados con el Estado. Uno de los grandes saltos en la expansión del grupo Techint (dueño de Tenaris) fue durante la dictadura genocida, de la cual la familia Rocca fue entusiasta impulsora. Como retribución, la familia sumó, entre 1976 y 1980, nuevas empresas petroleras, de telecomunicaciones, mineras, metalúrgicas y constructoras. Otro gran salto lo tuvo en la década de 1990 gracias a las privatizaciones de Menem (compró SOMISA) y se constituyó como un supermonopolio en la siderurgia. Hasta el día de hoy se sigue beneficiando de los negocios privilegiados con el Estado, como mostró el gasoducto Néstor Kirchner.
La familia Rocca es solo un ejemplo ilustrativo de una clase dedicada al robo del trabajo ajeno y que se enriquece de la mano del Estado, que construyó sus fortunas con la dictadura, con las privatizaciones y con cada saqueo que sufrió el país, como la familia Macri, la familia Fortabat, los Perez Companc, los Blaquier y un puñado de familias que son las dueñas de los principales medios que necesita la sociedad para producir y reproducir su existencia, a los que hay que sumar, obviamente, los socios multinacionales y del capital financiero internacional que en Argentina tienen una gravitación determinante.
La clase trabajadora financia a los capitalistas
La realidad de la “libertad de precios” y la propiedad privada es muy diferente a como la pinta Milei. El engaño de este tipo de discursos consiste en decir que serían los propietarios los que financiarían las necesidades de “los pobres”, que hoy en la Argentina son más del 40% de la población. Pero es al revés.
¿Cómo financia la clase trabajadora a la burguesía? a) Como decíamos, el 61% de lo que produce en una jornada laboral cada trabajador y trabajadora se lo roba el capitalista; b) Del 39% restante, que es el salario, un tercio o más –en promedio, en algunas provincias puede llegar al 50%– se destina a pagar un alquiler, que es una especie de tributo que tienen que entregar a los propietarios, por la escasez de vivienda, quienes carecen de ella; c) Posiblemente otra parte del salario en muchos casos se gaste en el pago de intereses de la tarjeta de crédito, que se encuentran por encima del 100% anual, y que engrosan las megaganancias de los bancos; d) Otra parte del salario va a financiar las ganancias de las concesionarias de los servicios públicos privatizados como con las tarifas de energía (tanto con el pago directo, como indirectamente con parte de los impuestos al consumo con los que financia al Estado que subsidia las ganancias).
Recién después de deducidos todos estos rubros que van al financiamiento de los capitalistas es que se puede llegar a adquirir las mercancías necesarias para poder vivir o sobrevivir y, en muchos casos, ni eso. Como si esto fuera poco, una serie de oligopolios concentran la producción de los bienes de consumo (3 empresas acaparan el 75% de la producción láctea; 3 concentran el 85% de la producción de bebidas sin Alcohol; otras 3, el 90% del mercado de bebidas sin alcohol; 3 empresas acaparan el rubro “aceites”; otras 3, el 76% del de “cuidado del hogar”; 2 el 80% del de hamburguesas; y así sucesivamente). Así, la “libertad de precios” que postula Milei como “solución” es, en realidad, el derecho de los pulpos capitalistas de poner los precios que se les dé la gana y así esquilmar nuevamente el bolsillo de las familias trabajadoras.
Los “derechos” de los capitalistas los pagan las mayorías trabajadoras
Todo derecho alguien lo tiene que pagar, dice Milei. Efectivamente. Pero acá de nuevo la pregunta es quiénes financian el presupuesto del Estado y quiénes se benefician más de él. En la lista de los “gastos” de nuestro trabajador promedio hay que agregar, que, con lo que resta del salario luego de las transferencias a los diferentes propietarios, la gran mayoría de las familias trabajadoras, destina lo que resta, casi en su totalidad, al consumo de bienes que pagan el IVA. Es decir, en este impuesto se va otro 21% adicional del salario, cuando no más por otros rubros. Según datos oficiales casi la mitad de los ingresos tributarios del Estado (alrededor del 45%) proviene de este impuesto al consumo, que recae sobre todo en los sectores populares.
¿Y por el lado de los capitalistas? Siguiendo el ejemplo de nuestro probo capitalista Paolo Rocca, desde hace década fue complejizando su entramado de sociedades para evadir impuestos hasta que en el 2001 desplazó su sede a Luxemburgo para utilizar la figura legal del “stichting”, conformando un tipo de fundación sin fines de lucro y con impuestos cero. Otro caso resonante en el último tiempo fue el de Marcos Galperin, dueño de Mercado Libre, que con objetivos similares se radicó en Uruguay. Se trata de prácticas corrientes de los capitalistas para evadir impuestos. En general, se realizan a través de la triangulación con paraísos fiscales. Como si esto fuera poco, en el presupuesto presentado por Massa en 2023, los capitalistas se llevaron el grueso de las exenciones impositivas equivalentes al 2,5% del PBI bajo el rubro “grupos empresarios y grandes firmas”, más que la suma de todo el gasto en programas sociales (1,8%) y AUH (0,5%). Para 2024, según el proyecto de presupuesto, aquel 2,5% pasará al 4,5%.
¿Para qué se usa el presupuesto? Del 20,3% del PBI que representa el presupuesto ejecutado de 2022, el 1,8% del PBI se destinó al pago de intereses de deuda pública. Para los próximos años, será mucho más, entre 2024 y 2032 los vencimientos de capital e intereses de deuda que tendrá el país con organismos internacionales de crédito y acreedores privados (es decir, sin contar la deuda intra sector público) rondarán los 18.000 millones de dólares de promedio anual. Algo así como si cada uno de los 45 millones de habitantes tuviera que pagar $296 mil pesos por año (al cambio actual) para cubrir una deuda que se utilizó, en buena medida, para financiar la fuga de capitales, los giros de utilidades de las multinacionales a las casas matrices o los pagos de deudas de empresas al exterior –que en muchos casos, involucran mecanismos de créditos dentro de un mismo grupo corporativo, es decir, un fraude–. También se usó para que las empresas importadoras puedan comprar insumos o “hacer que compran insumos” y beneficiarse, en ambos casos, con un dólar más barato y embolsarse la diferencia. Un 7,6% se destinó a jubilaciones, una parte corresponde a la “devolución” de los propios aportes que hicieron los trabajadores durante toda su vida y otra, no menor, es para llenar el hueco dejado por la evasión de las cargas previsionales que realizan masivamente las patronales contratando “en negro” y que desfinancia constantemente el sistema jubilatorio. El 2,6% se destinó a subsidios a energía, transporte, etc. que, en buena medida, van a engrosar las millonarias ganancias de los grupos capitalistas que manejan los servicios públicos. Y así podríamos seguir.
Es decir, la cuestión no es ni la educación ni la salud pública, que hoy por hoy están condenadas al vaciamiento presupuestario, ni, en general, que sobren derechos para las mayorías como sugiere Milei. Los capitalistas, como suelen hacer con sus empresas, una vez que sacaron sus ganancias se desentienden de la empresa quebrada y los perjudicados siempre son sus trabajadores. Con el Estado pasa lo mismo, se llevan los beneficios y, cada tantos años, cuando quiebra, la culpa es de los jubilados que ganan mucho, de las maestras, de empleados estatales o de quienes reciben un plan social. Los derechos alguien los paga, es cierto, pero es la clase trabajadora la que paga buena parte del “derecho” de los capitalistas a fugar dólares, a no pagar las cargas jubilatorias, a lucrar con los servicios públicos y un largo etcétera.
La “mano invisible” organiza la sociedad en función de las ganancias de los capitalistas
Milei se ha encargado de popularizar la vieja metáfora de la “mano invisible” de Adam Smith según la cual las fuerzas del mercado por sí mismas son capaces de autorregular la sociedad y asignar los recursos de manera óptima. Según este relato, el capitalista individual buscando maximizar su propio beneficio, más allá de sus propósitos, contribuiría de manera eficaz al beneficio de toda la sociedad. De allí la contraposición entre la virtuosa “mano invisible” y la “garra del Estado” que vendría a obstaculizarla. Lo cierto es que la “mano invisible” del mercado lleva a que cada vez los capitalistas sean más ricos y las grandes mayorías cada vez más pobres. Thomas Piketty, en su estudio sobre la desigualdad global, concluye que en más de 200 años de capitalismo la mitad más pobre de la sociedad nunca obtuvo más del 5 % del patrimonio nacional. Pero el problema no es solo ese, sino que, como demostró Marx, el capitalismo lleva a profundas crisis periódicas que destrozan las condiciones de vida de las mayorías, algo que sabemos muy bien en la Argentina reciente después de las crisis del 1989 y del 2001.
Ante estas crisis, el Estado –que es de clase y responde, en primer lugar, a los intereses de los capitalistas– corre en su auxilio. La muestra más obscena de ello la dio la crisis internacional de 2008, donde Estados en todo el mundo regalaron miles de millones de dólares y euros a los bancos para salvarlos, luego de que estos especularan con el mercado de la vivienda popular dejando a miles de familias trabajadoras en la calle. A la hora de socializar las pérdidas desaparece la mano invisible y el Estado capitalista funciona como una especie de “socialismo de los ricos”. En Argentina, sin la estatización de las deudas de los principales grupos empresarios y bancos a la salida de la dictadura, sin el endeudamiento externo para conseguir dólares para fugarlos y protegerse en el exterior, sin las privatizaciones de los años 90, sin la “pesificación asimétrica” del 2002 que salvó a los bancos y expropió a los pequeños ahorristas, sin la licuación de los salarios de ese mismo año con la devaluación del 200%, sin todo este tipo de medidas, la mayoría de los grandes capitalistas que hoy son dueños del país difícilmente existirían como tales.
Frente a esto la idea de que “el Estado protege” en boca de Massa y Unión por la Patria, a amplios sectores populares les parece una tomada de pelo, con razón. En momentos de bonanza económica aquella tensión de la que habla Milei entre necesidades y derechos suele aplacarse, pero en momentos de crisis se exacerba. El Estado se endeudó para permitir las diferentes formas de fuga de capitales, toda la política económica actual está orientada a pagar la deuda y complacer al FMI, la inflación se come los ingresos de las grandes mayorías, casi la mitad de la clase trabajadora no tiene aportes jubilatorios, indemnización, aguinaldo, vacaciones, ART, la salud y educación públicas están condenadas a la degradación infinita. En una especie de juego de espejos Massa presenta esto como el Estado que protege a las mayorías, Milei lo aprovecha y toma esta premisa como válida para decir sobran derechos y hay que dejar actuar a la mano invisible del mercado.
Si entendemos la “justicia social” como algo más que una generalidad, lo primero que hay que decir es que es imposible bajo el capitalismo. No puede haber “justicia social” en tanto y en cuanto los capitalistas tengan la potestad de robar legalmente el fruto del trabajo de otros. En la imaginación de Milei la sociedad –si es que existe– consiste en una sumatoria de individuos que luchan por sus propios intereses, pero la realidad es que la sociedad se divide en clases sociales, donde las fundamentales bajo el capitalismo son la clase capitalista de los propietarios y la de quienes solo tiene para vender su fuerza de trabajo en el mercado, la clase trabajadora.
Los capitalistas, como propietarios privados de unos medios de producción –que por su esencia son sociales– expropian constantemente la potencia de la cooperación de millones de trabajadores. La mano invisible de la que habla Milei se reduce en buena medida a eso. No es el Estado capitalista lo que se le opone; como muestran especialmente las crisis, ambos se complementan. La cuestión pasa por poner en pie un Estado de otra clase, que responda a los intereses de la clase trabajadora y los sectores populares. Se trata de hacer consciente la interdependencia entre las personas, de hacer visible aquella cooperación que aparece como “espontánea” y que la “mano invisible” del mercado se encarga de ocultar. Es decir, planificar democráticamente la economía en función, no de la ganancia capitalista, sino de las necesidades de las grandes mayorías.
Las necesidades no son infinitas, el problema es el miserable concepto de riqueza que tienen los capitalistas
Las necesidades de la clase trabajadora no son “infinitas” como dice Milei, sino histórico-sociales, a diferencia de las de los capitalistas que acumulan riqueza muchas veces sin sentido; de ahí la superabundancia de capital ficticio y la especulación financiera, que hace que el stock de deuda global equivalga a dos veces y media el PBI mundial. Las necesidades de la clase trabajadora no son infinitas, en primer lugar, porque como recordaba Ernest Mandel ningún trabajador o trabajadora puede consumir un número ilimitado de bienes en el tiempo limitado que tiene de vida. Pero claro, hablar de “infinito” es una buena forma de dar a entender que nunca habrá suficiente para todos y entonces la miseria del capitalismo es lo mejor que la humanidad puede dar.
¿Por qué la asignación de recursos tiene que estar sujeta a la anarquía de la producción capitalista y al mercado que hacen, por ejemplo, que el 30% de los alimentos producidos a nivel global se tiren porque no encuentran compradores mientras que millones pasan hambre? ¿Por qué el problema de la asignación de recursos no puede ser solucionado democráticamente por la clase trabajadora, la verdadera clase productora, con la ayuda de las nuevas tecnologías? El problema es que para ello los medios de producción tendrían que ser arrancados de manos de los capitalistas para servir a las necesidades sociales y ello terminaría con sus privilegios como clase dominante. Privilegios que se basan en determinadas relaciones de propiedad y en el “robo del fruto del trabajo ajeno”.
Pero no solo las necesidades no son “infinitas” sino que el tiempo de trabajo como única medida de la riqueza no es más que una imposición miserable que se sostiene por la persistencia de la dominación capitalista. No hay nada de “inevitable” en la apropiación, en el robo, por el capital del tiempo disponible en forma de trabajo no pago. Tampoco hay nada “natural” en la producción de una población excedente, desocupada o subocupada, que ofrece tiempo de trabajo disponible como palanca para asegurar una oferta y demanda de fuerza de trabajo favorable (barata) al capital. La alternativa a esto, como decía Marx, pasa porque la masa de trabajadores se apropie ella misma de su propio trabajo excedente y lo convierta en “tiempo libre”, en tiempo de ocio, una palabra que, por obvias razones, la “ética” del capitalismo siempre buscó degradar pero que incluye –y de hecho es lo único que hace posible–, entre otras cosas, el desarrollo de la cultura, la ciencia y el arte e incluso el propio ejercicio democrático de la política para las y los trabajadores.
Un planteo como el del Frente de Izquierda de reducir la jornada de trabajo a 6 horas 5 días a la semana sin afectar el salario y repartir las horas de trabajo entre ocupados y desocupados es un primer paso en la perspectiva más general de reducir al mínimo el tiempo de trabajado como imposición. A nivel global esto nunca estuvo tan planteado desde el punto de vista del estado de la ciencia, la tecnología y del desarrollo del “general intellect”, del intelecto o conocimiento social general. Estos avances, arrancados del mando del capital, permitirían utilizar cada vez menos energías para producir lo que necesitamos para subsistir, hasta que la cantidad de tiempo que dedica cada individuo al trabajo como imposición represente una porción insignificante y así poder desplegar verdaderamente todas las capacidades humanas.
El socialismo se propone liberar las facultades creativas del ser humano de todas sus trabas
En la mencionada entrevista, Milei repite varias veces que el problema de la Argentina es que “lleva 100 años abrazando las ideas socialistas”. En otras entrevistas, durante esta campaña electoral, ha sido más preciso: 107 años exactamente. Es decir, desde 1916. El planteo es ridículo desde el punto de vista de la historia nacional, pero relevante en lo que nos dice del “ideal” mileísta. La añoranza por la “república oligárquica”, aquella del “voto cantado”, el fraude electoral masivo, la compra de votos, donde votaba un ínfimo porcentaje de la población y los dueños del país tenían el poder absoluto para dirigir los destinos nacionales, habiendo ya masacrado a los pueblos indígenas. Un país que era prácticamente parte del Imperio Británico. Donde la naciente clase trabajadora, mayormente inmigrante, carecía de cualquier derecho. Todo lo que pase este nivel para Milei sería “socialismo”. Pero no, lo que siguió fue capitalismo.
China también sería hoy socialista, pero tampoco. A pesar de que el partido gobernante sigue llamándose “comunista”, forman parte de él los burgueses más ricos del país, y sostiene un régimen autoritario para disciplinar a su enorme clase trabajadora en beneficio de las grandes empresas nacionales y extranjeras. Nada que ver con el comunismo. Tampoco lo fue la Venezuela chavista, a pesar de los roces que tuvo con el imperialismo norteamericano mantuvo las relaciones de propiedad capitalista y, durante los últimos años, con Maduro, está llevando adelante una política abiertamente neoliberal. Para hablar del “comunismo asesino”, Milei se para sobre toneladas de propaganda que se utilizaron durante las últimas décadas para identificar al “comunismo” como proyecto emancipatorio con las dictaduras burocráticas parasitarias de aquellos Estados donde la burguesía había sido expropiada de los medios de producción. Pero estas castas burocráticas fueron justamente las que restauraron el capitalismo en el esos países, empezando por Rusia y China.
Nunca es bueno hacer de la ignorancia virtud. La izquierda socialista en la Argentina representada por el Frente de Izquierda tiene sus raíces en la tradición del trotskismo. Su marca de origen fue la lucha sin cuartel contra aquellas burocracias, el combate por recuperar la democracia de los trabajadores en los Estados donde se había expropiado a los capitalistas, por extender la revolución socialista a nivel internacional y terminar, no solo con la explotación y la opresión que caracterizan al capitalismo sino con el propio Estado como institución situada por encima de la sociedad producto de la división entre las clases, así como con las guerras que trae aparejadas y que en el siglo XX, solo con la Primera y la Segunda guerras mundiales, le costaron a la humanidad más de 100 millones de vidas.
Solo hace falta algo de imaginación histórica para proyectar una idea aproximada de la potencialidad que tendría para liberar las facultades creadoras del ser humano y para conquistar una relación más armónica con la naturaleza, sacarse de encima las relaciones de producción capitalistas y su sed de ganancias, con el estado actual de desarrollo de la ciencia, de la tecnología y de las fuerzas productivas. Esto es lo que hace actual la perspectiva internacionalista de la revolución socialista y la construcción de un Estado propio de las trabajadoras y los trabajadores que arranque los medios de producción y de cambio de manos de los capitalistas, para poder, como decía Trotsky, liberar para siempre las facultades creadoras del ser humano de todas las trabas, limitaciones o dependencias humillantes. Este es el verdadero sentido del proyecto socialista.
Fuente: La Izquierda Diario
Economistas de la UBA advierten
sobre el riesgo de la «mercantilización
extrema de la vida social»
Por Marcelo Di Bari, Resumen Latinoamericano, 26 de septiembre de 2023.
Los investigadores y académicos nucleados en la cátedra abierta Plan Fénix emitieron un fuerte documento contra las ideas ultraliberales y la campaña de “deslegitimación del Estado”. Claro posicionamiento sobre cuestiones clave como la inflación y el FMI.
En un fuerte documento, los economistas y docentes de la Universidad de Buenos Aires enrolados en la cátedra abierta Plan Fénix denunciaron la “reiteración de antiguos prejuicios” en las ideas de achicamiento del rol del Estado por parte de varios candidatos presidenciales. En particular, se refirieron a “la deslegitimación del Estado” y a los riesgos de la “mercantilización extrema de la vida social”.
El texto, con un claro contenido político pero basado en argumentos económicos, fue publicado en el sitio de la cátedra Plan Fénix, sucesora del grupo de investigadores, investigadoras y docentes de la Facultad de Economía de la UBA que en el año 2000, cuando se incubaba la crisis de la convertibilidad, se reunieron para “analizar la situación del país, elaborar ideas y proponer estrategias que contribuyeran a resolver los problemas existentes, crecer con equidad y erradicar la pobreza”. Es coordinado por el profesor Alberto Müller y lo integran una treintena de economistas de prestigio y larga trayectoria en el campo de la investigación académica.
La declaración, que profundiza sobre ideas expuestas en la campaña electoral, rechaza la idea de que el Estado sea “el origen de todas las patologías presentes” y reivindica tanto su pasado histórico, como constructor de la Nación Argentina, como también su papel en el desarrollo de la economía. También desmiente la idea de que los impuestos que cobra el gobierno son abusivos: “De hecho, el promedio de tributación en los países de la OCDE es en la actualidad del 33,6% (del PBI) con un máximo del 47, 1% en Dinamarca. Francia e Italia superan el 40%; Alemania y muchos otros superan el 35%. En Argentina dicho nivel ha sido del orden del 30%”.
“Sostener dogmáticamente que el sector privado es más eficiente desconoce las distorsiones de mercado propias de estructuras monopólicas u oligopólicas, muchas de ellas compuestas por grandes empresas transnacionales que precisamente se benefician de la debilidad o ausencia del Estado y de marcos legales transparentes, en su incesante búsqueda de mayores ganancias”, destacan los economistas del grupo Fénix.
El documento también incursiona en dos temas candentes. “Con relación a la acuciante cuestión de la inflación, ella no es solo un mero producto de malas políticas monetarias. Es la manifestación de fuertes pujas distributivas, en un comportamiento espiralizado, no solo entre empresarios y trabajadores, sino también entre empresarios; el objetivo es no perder posiciones, en una suerte de retorno a la Ley de la Selva”, manifiesta. La reivindicación del Estado fuerte también alcanza a otra cuestión clave: la relación con el Fondo Monetario Internacional. “El irregular y nefasto préstamo del FMI —una operación incongruente con las pautas de operación del propio prestamista— deberá ser renegociado. Para ello, se requiere que exista un gobierno internamente fuerte, que opere con coherencia y energía incluso en el plano diplomático. La ciudadanía debe conocer y asumir los pormenores de este salvaje e innecesario endeudamiento”, se señala.
En una clara advertencia sobre la inviabilidad de las ideas libertarias, el escrito afirma que “las políticas de mercado propuestas para la educación y la salud públicas (supresión de la provisión directa por parte del Estado, mediante sistemas de pago privados) sólo aumentarán la brecha social” y deja una fuerte sentencia: “La mercantilización extrema de la vida social es una utopía; pero intentar alcanzarla supone una pesadilla”.
Fuente: Tiempo
Ya es oficial: Israel admite robo de
petróleo en Malvinas
Resumen Latinoamericano, 26 de septiembre de 2023.
El régimen de Israel ha confirmado la instalación de pozos petroleros al norte de las Islas Malvinas, en coordinación con la ocupación del Reino Unido.
Malvinas es el tema más importante de la política exterior argentina, sin embargo, ninguno de los principales candidatos a presidente de la República, se atreve a mencionar que la empresa israelí Navitas Petrolium está perforando la plataforma del mar argentino.
A pesar de los cientos de jóvenes argentinos que dieron su vida por la recuperación de las Islas y su mar circundante, el Gobierno de Buenos Aires, acepta mansamente el robo de Londres y el régimen de Tel Aviv.
El mar circundante a las Islas Malvinas donde el régimen sionista, planifica el robo sistemático del petróleo de los argentinos a partir del año 2024, pertenece a la provincia de Tierra del Fuego, desde allí el testimonio de un excombatiente de la guerra de 1982.
Fuente: Hispan Tv
El unicornio financiero Ualá de Pierpaolo Barbieri quedó en la mira del gobierno, luego que quedara exceptuado de pagar el anticipo de ganancias que diseñó el equipo de Sergio Massa para financiar el subsidio a trabajadores en negro, que habían quedado afuera de las medidas anunciadas para compensar la devaluación.
Los dos bonos de 47 mil pesos que cobrarán los trabajadores informales se financiarán con el cobro de un anticipo del impuesto a las ganancias a "los grandes ganadores de la devaluación: bancos, fintech y aseguradoras", como afirmó Massa.
Sin embargo, cuando los funcionarios del gobierno empezaron a peinar esas empresas se encontraron con la sorpresa de que Ualá nunca declaró ganancias. Los balances negativos de una firma que a todas luces es considerada uno de los grandes éxitos del mercado y que no para de expandirse a nivel regional sorprendieron a los funcionarios.
Como no cotiza en bolsa, la fintech de Pierpaolo no tiene la obligación de publicar balances trimestrales. Por eso esta situación de acumular balances negativos desde su creación no era conocida.
"En un país donde la rentabilidad financiera está a la hora del día, es imposible que no estés ganando plata", dijo a LPO un ejecutivo de una empresa competidora que alimentó así las sospechas de los funcionarios sobre la veracidad de esas supuestas pérdidas, que según fuentes oficiales podrían ascender a cifras muy importantes.
Pero la bronca en el Palacio de Hacienda escaló cuando se enteraron que al mismo tiempo que declara pérdidas y evita pagar ganancias, Ualá se compró el banco digital Wilobank. Los funcionarios más agresivos incluso no descartaban presentar una denuncia por defraudación al Estado y lavado de activos.
Fuentes de Ualá consultadas por LPO explicaron que el modelo empresarial quedó explícito en las distintas rondas de inversiones que lanzó Barbieri. "Ualá dijo desde un principio, cuando se gestó hace seis años, que iba a empezar a generar ganancias recién a comienzos del año que viene", detalló a este medio una fuente de la empresa.
La empresa de Barbieri está valuada por el mercado en USD 2450 millones, con lo cual entra en la categoría Unicornio, selecto grupo de startup valuadas por encima de los USD 1000 millones.
Ualá esta íntegramente financiada por capitales extranjeros provenientes de los fondos de inversión mas reconocidos a nivel mundial como Goldman Sachs. Desde su origen consiguió una capitalización de USD 580 millones.
"Eso nos convierte en una empresa confiable por lo sustentable", agregó a LPO la fuente de la empresa que incluso se jactó: "Mientras el resto de las digitales como Google o Amazon ve caer su valor bursátil y sufren el impacto de la suba de tasas, Ualá se mantiene intacta por su plan de desarrollo a largo plazo".
Ualá es lo que se conoce como una startup (empresa virtual) de intermediación financiera. Se trata de un grupo que concentra diversas unidades de negocios. Los principales son Ualintec Capital, que es la alyc (sociedad de bolsa) mediante la cual se operan bonos, acciones y cedears; y el ex Wilobank, que es la primer entidad bancaria cien por ciento virtual en llegar a la Argentina.
Ante la finalización del dólar soja y la siempre presente necesidad de reforzar las reservas del Banco Central, Sergio Massa anunció desde el desierto de Neuquén un "dólar Vaca Muerta" con la idea ingresar al mercado de cambios unos 1200 millones de dólares hasta finales de octubre.
Durante la inauguración de un oleoducto que permitirá incrementar las exportaciones a Chile, el ministro de Economía aseguró que el sector petrolero podrá liquidar el 25% de sus exportaciones al tipo de cambio Contado con Liqui. La medida fue acordada esta mañana con los CEOs de las principales petroleras que operan en el país.
A cambio, las petroleras deberán garantizar tanto el abastecimiento local como el cumplimiento del acuerdo de congelamiento que regirá hasta fines de noviembre.
"Venimos de batir récords de producción de gas y petróleo, pero hace algunos días, tras el resultado electoral, comenzó a asomar la incertidumbre y con eso hubo un freno en la inversión", dijo Massa en La Amarga Chica.
Massa inauguró el oleoducto Vaca Muerta Norte de YPF, un caño de 150 kilómetros de extensión que permitirá aumentar las exportaciones de petróleo a Chile y explorar nuevos mercados hacia el Pacífico.
El ministro de Economía llegó a esta provincia acompañado por el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis; la secretaria de Energía, Flavia Royón, y la presidenta de Diputados, Cecilia Moreau.
En el aeropuerto de Neuquén lo esperaron el gobernador Omar Gutiérrez, el mandatario electo, Rolando Figueroa; y el gobernador electo de Río Negro, Alberto Weretilneck.
En la pista hubo fotos de rigor con las risas y las tensiones del caso. Cuando las cámaras apuntaron, Figueroa bromeó abandonar el grupo argumentando que no era peronista. Massa lo incorporó entre risas.
El ministro se preocupó además, por abrazar a Weretilneck, quien días atrás blanqueó su respaldo al candidato presidencial de Unión por la Patria. Luego partieron en dos helicópteros hacia el área La Amarga Chica, en el desierto neuquino.
En el avión de la Fuerza Aérea que llevó a la comitiva hasta Neuquén, Massa resaltó ante los periodistas la presencia de Weretilneck en el acto.
El oleoducto, de 24 pulgadas, demandó una inversión de 250 millones de dólares y cuenta con una capacidad de transporte de 160 mil barriles diarios. El caño parte de La Amarga Chica (en las cercanías de Añelo) y atraviesa áreas con mayor productividad de shale oil de la formación no convencional hasta el nodo de Puesto Hernández, en Rincón de los Sauces.
Desde Puerto Hernández, el oleoducto permitirá potenciar las exportaciones de a Chile a través del Oleoducto Trasandino (OTASA). Además, facilitará el abastecimiento de petróleo liviano a la refinería de YPF en Luján de Cuyo, en Mendoza.
La obra contempla además la playa de tanques más grande construida en Vaca Muerta hasta ahora, con dos unidades de 170 mil barriles de capacidad, ampliables en una segunda etapa. Cada tanque tiene 60 metros de ancho, lo que equivale aproximadamente a media cancha de fútbol profesional y puede cargar el equivalente a 1.000 piletas olímpicas.
Fuente:LaPoliticaonline
SOBRA SEQUÍA Y FALTAN DÓLARES
El nivel de actividad económica retrocedió en julio 1,3% interanual
Fue por las caídas en la agricultura y la industria y el estancamiento de la construcción y el comercio.
27/09/2023
El nivel de actividad económica retrocedió en julio 1,3% respecto a igual mes del año pasado, fuertemente influenciada por la sequía y la falta de dólares para financiar importaciones, informó este martes el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), a través del Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE).
Respecto a junio pasado, el Indec registró una suba del 2,4%. El acumulado de los siete primeros meses del corriente año refleja una merma de 1,8% respecto del mismo período de 2022.
Si bien el Indec registró crecimiento interanual en 11 de los 15 sectores económicos en los que divide la actividad, los datos no fueron buenos en los cuatro principales segmentos.
La actividad en la agricultura bajó un 14% en julio pasado respecto del mismo mes de 2022 por efecto de la sequía, cuyas consecuencias se siguen sintiendo más allá de la primera mitad del año, que era el tiempo que algunos economistas cercanos al oficialismo habían delimitado como el lapso en el que se sentirían esas secuelas.
La actividad agropecuaria acumula 17 meses consecutivos de caídas en la medición mensual contra el mismo período del año anterior. El declive arrancó en marzo de 2022 y desde ese momento esta actividad no ha detenido su descenso por el tobogán.
También la industria confirmó su derrotero bajista ya que en julio pasado cayó un fuerte 3,7% en relación a la actividad realizada un año antes. Si bien el gobierno lo niega, acá pesa la reducción de las importaciones como consecuencia del control de los escasos dólares en poder del Banco Central. Desde el BCRA se admite que hay una clara reticencia de los industriales a usar sus propias divisas para importar, quizá en previsión de una nueva devaluación del peso. Lo cierto es que la industria acumula tres meses consecutivos de caídas en la comparación con el año anterior.
La construcción creció un 0,1%, con lo que prácticamente mantuvo el nivel de un año atrás y remarcó la desaceleración que se observa desde principios de este año.
La otra actividad fuerte, el comercio mayorista y minorista, tuvo un desempeño parecido al de la construcción: arrojó 0%. En este caso, lo que se revela es el parate en las ventas que comienza a hacerse cada vez más evidente por la pérdida de poder adquisitivo de los ingresos (salarios, jubilaciones, beneficios sociales) ante la inflación galopante.
Entre los sectores que tuvieron alzas se destacaron la pesca, con un sorprendente 20,5% más respecto a lo sucedido en julio de 2022. Minería marcó un ascenso del 7,1%, en buena medida por el aumento de la explotación de hidrocarburos en Vaca Muerta (Neuquén) y litio en el Noroeste. Y la actividad hotelera y de restaurantes marcó una suba del 3,5% influida por unas vacaciones de invierno con más movimiento que en 2022.
Fuente:TiempoArgentino
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