8 de noviembre de 2023

ENTREVISTA con MATIAS BAUSO.

 

"La sociedad quedó convencida que hubo un plan sistemático de exterminio" durante la dictadura

Fue uno de los logros de Julio César Strassera, aseguró el periodista y escritor en una entrevista con EL TIEMPO. "Más allá de hacer muy bien su trabajo técnico en la sala, hizo muy bien también el hecho de difundir pedagógicamente lo que estaba haciendo, para que la sociedad lo entendiera y lo aprobara", afirmó Bauso. En su libro, un perfil biográfico de Strassera, analiza diversos aspectos de la labor desempeñada por el fiscal del Juicio a las Juntas militares en 1985, un proceso sin antecedentes en el mundo. El reconocimiento de Borges y su postura luego de presenciar una audiencia, fue otro de los temas abordados.

Bauso y el Juicio a las Juntas: En la historia de la humanidad, ninguno juzgó, en la justicia civil, a los dictadores salientes. Eso sucedió aquí, en 1985. NACHO CORREA

Por: Marcial Luna
8 de noviembre de 2023

"Usted es un hombre valiente", le dijo Jorge Luis Borges al fiscal Julio César Strassera cuando asistió a Tribunales para presenciar una de las audiencias del Juicio a las Juntas militares en 1985. "Que Borges te dijera eso es como mencionar un estado superior del ser humano", afirmó Matías Bauso, durante la entrevista con EL TIEMPO. "Borges le hace un reconocimiento personal a Strassera. Precisamente, le reconoce la valentía. El coraje era una de las grandes virtudes para Borges", refirió. Durante la charla, Borges volverá -naturalmente- a ser mencionado.

Matías Bauso es periodista y escritor, graduado en Derecho, aunque no ejerce la profesión de abogado. Actualmente escribe para Infobae y es autor del libro "El fiscal" (Ariel, 2022), la monumental obra "78: historia oral del Mundial" -que desarrollaremos en la edición del próximo domingo-, "Argentina bizarra", "Una épica de los últimos instantes" y "El deporte en el cine: grandes partidos, jugadores y atletas de la pantalla", entre otros. El domingo brindó una charla en la Biblioteca Ronco, en el marco del 17° Festival Cervantino.

Durante la entrevista con este diario, con respecto a la motivación personal para iniciar el trabajo que concluyó en el libro dedicado a la figura de Strassera, Bauso dijo que "a mí me llamó mucho la atención el Juicio a las Juntas. De hecho, la colección del Diario del Juicio que utilicé, es la mía. Cuando estaba en primer año del colegio [secundario] me la fui comprando, de martes a martes".

Admitió que "Strassera es todo un personaje. Cuando me planteé el libro, había una pregunta que yo me quería responder. Cuando el alegato dura seis días, pero el día que termina él dice 'Señores jueces: Nunca más', ese día él cumple 53 años. Es decir, un tipo grande para enfrentarse a su momento cumbre y estar a la altura de las circunstancias; que era una altura estratosférica. El desafío que tenía que enfrentar, con un mecanismo nuevo, porque no había juicio oral, por ejemplo. En Argentina era todo escrito y en ese caso fue oral; con la presión de los medios, con la presión de la sociedad. Con esos tipos que todavía tenían poder. No un poder residual, sino un poder real... Con las amenazas a sus hijos, con el tiempo apremiándolo. ¿Cómo hizo...? Yo quería saber cómo Strassera, que había tenido una vida profesional normal -como la de cualquier funcionario del Poder Judicial- había estado a la altura del desafío. Eso era lo que a mí me intrigaba de Strassera".

La pedagogía necesaria

Bauso puntualizó que "trabajé en ese libro un año y medio; por eso no es una biografía sino un 'perfil biográfico'. Yo quería centrarme en seis, siete momentos de su vida. Otra cosa que me llamaba la atención de Strassera era cómo se lo veía hoy; qué había pasado con nosotros y con la discusión pública, para que fuera un personaje discutido. Pensé, ¿cómo puede ser un personaje discutido? Entender qué pasó en la discusión pública y cómo se miró la lucha de los derechos humanos y cómo se partidizó eso, en el medio, hace que figuras como Graciela Fernández Meijide, Magdalena Ruiz Guiñazú, o el propio Strassera, entraran en 'la grieta'... Quedaron lapidados por unos y apoyados por otros".

En tal sentido, observó el escritor, "'la grieta' afectó también a esos personajes también, que, en este aspecto por lo menos, tendrían que ser irreprochables. Después podrán tener sus aspectos reprochables, porque nadie es perfecto. Pero en este caso, dieron la batalla en el momento en la que había que darla, contra viento y marea. Y lo hicieron muy bien. De hecho, todo lo que se hizo posteriormente, que fue mucho también, esa fue la base. La sociedad quedó convencida que hubo un plan sistemático de exterminio y demás, gracias a la CONADEP y gracias al Juicio a las Juntas".

Bauso no duda en afirmar que "Strassera, más allá de hacer muy bien su trabajo técnico en la sala, hizo muy bien también el hecho de difundir pedagógicamente lo que estaba haciendo en la sala, para que la sociedad lo entendiera y lo aprobara".

Sobre ese punto precisó que, "en marzo de 1985, dos semanas antes de que empezara el juicio, hacen una encuesta y el 18 por ciento de la población estaba a favor del juicio. En octubre, cuando ya habían terminado las audiencias y los alegatos, y cuando faltaba todavía un mes y medio para la sentencia, el '83 por ciento estaba a favor del juicio y de la condena a los comandantes".

"Ese cambio, eso es Strassera", expresó Bauso. "Esa tarea que hizo, además dando entrevistas a todos, menos a [Bernardo] Neustadt -ese era su límite-; esa tarea tan pedagógica, explicando a todos paso a paso y no entrando en ninguna 'chicana'. Porque él era atacado por los grupos de izquierda y por los grupos de derecha. Él estaba como en una franja del centro y ese es otro desafío que tuvieron los jueces. ¿Los jueces dieron las penas que querían dar? Yo creo que no, pero hicieron lo que el tiempo les permitía hacer. Tuvieron en cuenta algo que es importante, la prudencia. Dejaron sentados los hechos, dieron algunas penas muy severas y otras mucho más leves de lo que merecían tal vez, pero intentaron no ahogar al gobierno también. Eso me parece a mí. No es un dato histórico, sino una especulación".


El día que Borges visitó a Strassera y asistió a una audiencia del Juicio a las Juntas. Fue el lunes 22 de julio de 1985. ARCHIVO/JUAN CARLOS PIOVANO/TÉLAM

Sin precedentes

Al señalarse que se trató de un "juicio único" el de Argentina -puesto que a menudo se compara con el proceso contra los jerarcas nazis, en 1947-, Matías Bauso analizó que "Nüremberg era absolutamente imprescindible, pero fue la justicia de los vencedores. [A los nazis] Los juzgaron tipos de otro país. En la historia de la humanidad, ninguno juzgó, en la justicia civil, a los dictadores salientes; y los connacionales juzgaron a los que cometieron los crímenes de lesa humanidad. En ningún lugar del mundo. Eso sucedió aquí".

En ese contexto, explicó que "en Latinoamérica los procesos se van mimetizando, se van copiando. Hay un efecto dominó: las dictaduras se fueron diseminando. Cuando vuelve la democracia, se fue diseminando la democracia. El juicio a las dictaduras salientes no se diseminó. No cundió el ejemplo. ¿Por qué? Porque no era fácil hacerlo. Había que tener una enorme decisión política -la tuvo Alfonsín, claramente- y después una valentía de quien llevara la acusación adelante. Y capacidad técnica. Es lo que se llama 'el grupo de los filósofos del Derecho' de Alfonsín, que eran Genaro Carrió, Carlos Nino y Jaime Malamud Gotti, que diseñaron la estructura jurídica para poder juzgar a las cabezas militares, por lo menos, y que no hubiera problemas de jurisdicción, de la aplicación retroactiva de la ley. Por eso los juzgan por los delitos comunes: asesinato, secuestro, robo, tortura".

"En Nüremberg -agregó Bauso- se crean los delitos contra la humanidad, los delitos contra la paz; se creó toda una legislación porque fueron tan aberrantes los crímenes que la legislación ni siquiera los había contemplado, en ese caso. Pero acá se aplica la ley civil. Y algo que hace Strassera, que es muy inteligente, es que la CONADEP había recopilado casi 9 mil casos. Si acusaba por esos 9 mil casos y tenía que probar esa totalidad, el juicio hubiera durado como duran ahora los juicios, diez años... No hubieran llegado a ningún resultado, porque el tiempo político era muy frágil, la estabilidad de Alfonsín en ese momento. Entonces Strassera acusa por setecientos y pico de casos".

Ciertamente, Strassera "no está diciendo que esos era los únicos crímenes que cometieron. Lo que está diciendo es que 'con esto, tengo una prueba cabal de que fue un sistema', que fue absolutamente sistemático y que hubo un plan. Lo que él logra, con esos setecientos casos, es un mapa, una muestra: cometieron este tipo de delitos y estuvieron involucradas las tres armas y las tres juntas militares. ¿Pasó en la ESMA solamente? No, no, señor. Pasó en la Capital Federal, en la provincia de Buenos Aires, en Córdoba, en Jujuy, en el sur. Lo que demostró, también, es que fue en todo el país. Strassera tuvo una muestra absolutamente acabada de que era algo totalmente extendido. Logró convencerlos. Con esa muestra 'voy a lograr demostrar todo lo que hay que probar'. Y lo logró. Otra gran hazaña, impresionante", confirmó Bauso.

Borges en la sala

En ese punto de la entrevista reapareció la figura de Borges. Bauso mencionó que, "en el Juicio a las Juntas, Borges va a una audiencia y queda muy impresionado. Él va con un periodista de la revista Gente, que lo pasa a buscar por la casa. Son seis o siete cuadras has Tribunales. Sube las escaleras. Están los periodistas. Va a ver a Strassera, habla con él -allí es cuando le expresa su reconocimiento-. Vienen los abogados defensores [de los militares enjuiciados] a hablar con él. Uno se quiere justificar. Borges lo saca 'carpiendo'... Él escucha justo ese día [lunes 22 de julio de 1985] el testimonio de Víctor Basterra, que estuvo detenido en la ESMA. Borges entró a la sala de audiencias con esa jovialidad que tenía, pero salió devastado; como un viejito de 85 años que no puede bajar las escaleras de Tribunales, después de escuchar ese testimonio. Y, al día siguiente, publica un artículo, que salió en Clarín primero y después en todos lados porque lo tomó la Agencia Efe. Un texto impresionante. Entendió ahí el drama que se estaba jugando en ese juicio y el drama de lo que había sido la dictadura, ese desprecio por la vida humana y por la ley".

Bauso subrayó que Borges "tenía esa capacidad para ver, además de esa facilidad para 'escandalizar', absolutamente provocador, con esa impunidad que le daba su inteligencia descomunal y los años, la fama y demás. Pero también lograba ver en el fondo de las cosas, cosas que los demás no veían. No creo que fuera tan ingenuo, políticamente, como suelen decir. Creo que a esos grandes dramas Borges los apreciaba muy rápidamente".

De hecho, Borges había sufrido persecución durante los inicios del peronismo. "Él era 'gorila' -expresó Bauso-. Su adscripción política era 'gorila'. Pero era un 'gorila' muy gracioso... A la madre la pusieron presa; él sufrió persecución: lo mandaron como inspector de aves y corrales... Es decir, lo sufrió también en carne propia. Y, claramente, él venía de una educación elitista, vivía en otro mundo. Ese fenómeno, que era muy disruptivo, se lo podía perder, claramente. Y tenía como una aversión, muy marcada, a todo rasgo totalitario. Esa cuestión demagógica que podía llegar a tener Perón; todo eso, a él no le dejaba ver otra cosa. Algo que no vio en Videla, al principio, porque pensó que era un gobierno de facto más. Después lo vio".

Bauso indicó además que "en el año '80 Borges es una de las personalidades que firma la solicitada por los desaparecidos. Él, ya ahí, pone el pecho y es de los primeros. Claro, él viajaba. Y es otra cosa que hay que entender de la época: se viajaba poco. Por ejemplo, al Mundial 78 vinieron, contando delegaciones y periodistas, 15 mil personas en total. Debe haber habido 11 mil turistas, en el mejor de los casos. Hoy a un mundial van millones de personas. Acá se viajaba poco. Al principio, los corresponsales extranjeros se llevaron una buena imagen. Pensaban encontrarse un paisaje de trincheras en la calle; una ciudad absolutamente militarizada. Y no se encontraron con eso. Vieron el fervor de la gente, un pueblo futbolero que llenó todas las canchas; un pueblo afable, abierto. Y eso no es por la campaña de la dictadura -Carlitos Balá diciendo 'si se le cae a billetera a un turista, devuélvanla', o que los taxistas no 'paseen' a los turistas-, sino porque la gente acá es así".

Fuente:ElTiempo

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