2 de noviembre de 2023

OPINION.

 02 DE NOVIEMBRE DE 2023

Victoria Villarruel, la casta militar 

que avanza con Javier Milei

por Adrián Camerano

Las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo. El expresidente 

Raúl Alfonsín. El kirchnerismo. Cualquier persona que defienda

los derechos humanos. Y hasta la banda coreana BTS, que 

“tienen nombre de enfermedad de transmisión sexual”. 

Realmente largo es listar a los enemigos por elección o reacción 

de la diputada nacional Victoria Villarruel, la abogada negacionista del 

terrorismo estatal que este 19 de noviembre tiene chances de ser 

electa vicepresidenta de la Nación. 

En la era en la que se puede decir cualquier cosa y salir indemne del asunto (y hasta 

atraer votos), Victoria Villlarruel llama “Proceso” o “gobierno de facto” a la última 

dictadura militar; reivindica un «Día de la Hispanidad» inexistente en Argentina y llama

“guerra sucia” a lo ocurrido en el país en el pasado reciente. Su retórica no es novedad, 

retoma términos y conceptos esgrimidos por los represores y sus sucesivos intentos 

organizativos de los 80 a esta parte. Lo que sí cambió es el contexto: si años atrás había

un consenso social reactivo a este tipo de manifestaciones, la acción sistemática de 

distintos actores sociales fue construyendo un clima de época que habilita decir 

cualquier barbaridad. Se termina naturalizando lo antes impensable y ya son corrientes

los posteos en redes con fotos de Falcon verdes o la reivindicación del genocida Jorge 

Rafael Videla.

Algo de todo ese negacionismo/apología de la dictadura intentan penar los diversos 

proyectos de ley que vienen discutiendo desde hace años organismos y militantes de 

derechos humanos, y que tendrán un viso de formalidad en el Congreso a corto plazo, 

anunció la nieta recuperada, Victoria Montenegro. La legisladora porteña define a 

Villarruel como “un cuadro del partido militar”, parte de un proyecto político que “viene

a instalar nuevamente el mismo proyecto político de la dictadura cívico-militar con el 

mismo desprecio por la vida a partir de la banalización del mal”. 

Más claro, agua.


Redes mediante, octubre trazó un hilo invisible entre la abogada que milita la “memoria 

completa” y el músico Andrés Calamaro. ¿Qué unió al salmón con la postulante a vice 

del loco Javier Milei? La despedida al músico tan popular como xenófobo, Ricardo Iorio,

por un lado, pero muy especialmente una celebración del “Día de la Hispanidad” que 

atrasa décadas y desconoce el genocidio sobre los pueblos originarios. “Feliz día de la 

#Hispanidad! 1 día como hoy sucedía una de las epopeyas más importantes de la historia 

de la humanidad, se avistaban las tierras del continente americano y 2 culturas se unían 

en la hermosa mixtura q es Hispanoamérica. Orgullo x ser hija de esa fusión”, posteó y 

cosechó tantos repudios como apoyos desembozados.

Si en el ex Abuelos de la Nada se cumple con creces aquella máxima de que a los 20 todos 

somos progresistas y el paso de los años nos hace conservadores (¿qué pensará Miguel?),

lo de Victoria es otra cosa: la abogada nacida bajo el gobierno constitucional de María 

Estela Martínez de Perón lleva unas dos décadas militando impunidad.

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Imagen: JUAN IGNACIO RONCORONI (EFE)

Como bien traza Montenegro en una entrevista brindada a Perfil, en los primeros dos mil, 

un grupo de jóvenes directa o indirectamente vinculados a los represores se organizaban 

para reivindicar la “lucha contra la subversión”. Villarruel, con familiares militares por 

vía paterna y materna, es hija de un oficial que actuó en el Operativo Independencia y 

sobrina de un enjuiciado por delitos de lesa humanidad que fue apartado del proceso por 

razones de salud. “Jóvenes por la Verdad” se llamó aquel agrupamiento que, entre otros, 

fomentaba visitas al propio Videla. Antes, había pasado por “Aunar” y “Memoria Completa”, 

otros de los agrupamientos pro represión de aquellos años. De aquella época iniciática 

es el vínculo de Villarruel con la célebre Cecilia Pando, que por estas horas volvió al 

ruedo para pedir por la libertad de los detenidos “por los mal llamados delitos de lesa 

humanidad”. 

Recientemente, también se conoció un tuit del esposo de Pando, el mayor pasado a retiro,

Pedro Rafael Mercado. Relata don Pedro que, un día de 2006, las chicas se apersonaron 

en la Casa Rosada, donde a los gritos fue interrumpido un discurso del entonces presidente 

Néstor Kirchner. La acción se festejó con una cena en Puerto Madero y rememora 

Mercado: “Debo confesar que, en esa cena, por primera vez me sentí parado a la

izquierda de mis acompañantes. Siempre acusado de facho, el tono de las conversaciones

de esa noche me colocaba un poco más a la izquierda de la pareja que nos había invitado”.

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Imagen: Crónica / Nahuel Ventura

Bajo el sol impiadoso de Deán Funes, este sábado 28, sesionó el Encuentro Provincial

de Memorias de la Mesa Provincial de Trabajo por los Derechos Humanos de 

Córdoba. El negacionismo y la apología de la dictadura atravesaron todo el debate, en 

un contexto político donde la derecha se presenta como disruptiva y transgresora, y el 

campo progresista y nacional/popular se ve obligado a conservar los consensos ganados 

para defender esta democracia a las claras imperfecta. La encrucijada es compleja, más a 

la hora de interpelar a miles de jóvenes privados de derechos que no vivieron la dictadura

y para quienes el mismo menemismo o el 2001 es un pasado remoto. Hoy, son presa fácil

de ciertos cantos de sirena bajo el supuesto de una libertad que, en rigor, atrasa.


A modo de “espejo” del Centro de Estudios Legales y Sociales, promediando los dos mil,

la abogada Villarruel aportó a la fundación del Centro de Estudios Legales sobre el 

Terrorismo y sus Víctimas (CELTYV). Comenzaba una nueva etapa de juicios por 

delitos de lesa humanidad y la abogada aceitaba tanto sus vínculos con protagonistas del 

terrorismo estatal como su faceta de escritora y referente intelectual de un sector cuya 

peor pesadilla (Videla dixit) fue el kirchnerismo. De allí, el auge de una retórica inflamada 

denunciando parcialidad judicial, pidiendo “memoria completa” y justicia para “las 

víctimas del terrorismo de izquierda”, en una suerte de reedición de la teoría de los dos 

demonios. Salvo escarceos como los protagonizados por provocadores como Darío 

Lopérfido, los años subsiguientes tendrían a este sector en franca posición marginal hasta

el advenimiento del macrismo primero, el intento del 2×1 luego y, finalmente, la 

irrupción de los “libertarios” englobados en La Libertad Avanza.  

A caballo de ese sello, en 2021, Villarruel fue elegida diputada nacional y fortaleció el 

autoconstruido perfil de especialista en Defensa y Seguridad. Pero no fue a través de la 

actividad legislativa: en sus 17 proyectos presentados a la fecha en la Cámara, no hay 

siquiera uno vinculado a la temática. En su último posteo en Instagram dedicado al tema,

apenas lee una serie de “propuestas” de LLA plagadas de lugares comunes, frases hechas

y obviedades normativas. 

El video, por suerte, se corta antes de tiempo.


Mientras el acuerdo con Macri finalmente deja ver los hilos detrás del fenómeno Javier 

Milei, y a la opinión pública la encandilan la motosierra, un carácter de indisimulable 

irascibilidad y los presuntos diálogos con perros fallecidos, es Villarruel quien encarna 

el riesgo mayor de la fórmula “libertaria”. De vínculo aceitado con referentes de la 

derecha mundial, la candidata a la vicepresidencia representa el corazón de un 

partido militar que durante años no pudo sintetizar una propuesta de cara a la 

sociedad y que ahora logró sello, plataforma, candidatos y adherentes. Muchos. 

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Imagen: Fabián Marelli

En una disputa política que no desdeña el plano simbólico, es interesante notar que la 

LLA lleva a la vicepresidencia a una descendiente de militares y negacionista, mientras 

que el oficialismo pone en la fórmula de vice a Agustín Rossi, quien fue ministro de 

Defensa de la Nación en dos mandatos y con un paradigma de las Fuerzas Armadas 

democratizadas, que le dio continuidad a lo mentado por Nilda Garré.

Luciana Bertoia, periodista de destacada trayectoria en la cobertura de temas de lesa 

humanidad, señala que, en sus apariciones públicas, Villarruel se encarga de esquivar sus 

militancias juveniles en algunas de las organizaciones nombradas más arriba, también

relativiza los contactos con represores de distinta laya. Estos militares, precisa Bertoia, 

no son cualquiera, sino “gente que está pensando en un relato sobre la dictadura, en dar 

una batalla sobre las narrativas, en una disputa en términos claramente ideológicos, para 

darle un sentido a lo que fue el accionar de la dictadura y para justificar los crímenes”. 

La periodista señala que Villarruel “lo que ha intentado es justificar en todo momento 

lo que fue el accionar de los grupos de tareas, justificando la intervención militar 

contra las organizaciones guerrilleras, quitando el carácter de plan sistemático o, a 

lo sumo, señalando que pudo haber ‘abusos’”.

La directora ejecutiva del CELS, Paula Litvachky, lee que, a través de las discusiones 

que introdujo LLA en la agenda pública en materia de (vulneración) de derechos humanos, 

“el sistema político está tironeando lo que fue un acuerdo democrático muy profundo de 

la sociedad argentina y de los distintos partidos políticos”.

Concluyente, alerta que en la encrucijada del próximo 19, “ponerle el voto a Milei 

implica justificar el terrorismo del Estado”.

*Por Adrián Camerano para La tinta / Imagen de portada: A/D.

Fuente:LaTinta

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