Argentina electoral y la dialéctica de
los retornos
Por Josué Veloz Serrade, Resumen Latinoamericano, 21 de noviembre de 2023.
Foto Salvador Dalí / La persistencia de la memoria
«El Papa representa al maligno en la Tierra.»
Javier Milei
«En una batalla la victoria no depende del número de soldados, sino del poder que viene del cielo.»
Macabeos, 3:19
«El Poder del Pueblo, ese sí es Poder.»
Fidel Castro
El « retorno » a la democracia
Democracia es uno de los términos o conceptos más discutidos a lo largo de la historia. Es posible pensar desde distintas dimensiones epistemológicas o sobre contenidos y prácticas anudadas a ese significante; lo cual tiende a ser, con no poca frecuencia, lo decisivo.
Cualquier discusión sobre este tema debe tomar en cuenta la situación histórica particular. En Argentina este 2023 se conmemoran 40 años del retorno a la democracia. El año 1983 es una parteaguas de la historia de este pueblo. Esa circularidad retornante, a veces misteriosa, que tienen los procesos históricos ha querido — si es que pudiera atribuírsele un sujeto a la Historia, con todo el desacierto que ello comporta — que sea en este aniversario cerrado en el que, otra vez, existe una Pregunta suspendida sobre nuestras cabezas.
La idea del retorno está muy presente en el pensamiento humano. El regresar a un lugar del que uno se fue o del que fuimos arrancados. La dialéctica se juega entre regresar al mismo lugar o regresar a un lugar otro, que ya no es el mismo. Es un retorno que tiene algo de imposibilidad, porque ya no se regresa al mismo lugar. Es un regreso a algo que ya es de otro modo. Nietzche, por ejemplo, trabajó una idea del retorno muy compleja: el retorno de un sujeto que aún no ha acontecido.
¿Entonces, cómo puede retornar algo que no ocurrió? ¿El retorno a la democracia es el retorno de la democracia, o lo es de otra cosa?
Uno podría afirmar que las elecciones de 1983 significaron el retorno a la democracia. O, en cambio, subrayar que es el Juicio a las Juntas, un gesto político del expresidente Alfonsín, el hecho inaugural del retorno a eso que se nombra « democracia » . O complejizar más la mirada y sugerir que el retorno a la democracia comenzó dentro de la Dictadura con la movilización singular que representaron las Abuelas y Madres de la Plaza de Mayo.
El retorno a la democracia comenzó dentro de la dictadura misma, cuando el Pueblo emergió como potencia de lo político en una movilización colectiva sin par. Eso implica pensar el retorno no como algo ocurrido, sino como algo que empieza a ocurrir dentro de aquello mismo que impide su acontecimiento. De algún modo podríamos decir que el retorno es algo que tiene que ser articulado una y otra vez. Supongamos que un pueblo hace una Revolución gigantesca, si no retorna de un modo permanente a la potencia originaria de su carácter transformador puede regresar la monstruosidad frente a la cual ella fue indispensable, como solución o arreglo.
Si tomamos esta idea del retorno como un proceso histórico permanente, regresar a la democracia implica salir, desmontar, romper con el Orden simbólico de la Dictadura. Por un lado, hay una fecha cronológica que termina con la dictadura como régimen de facto, pero la salida del Orden simbólico de la dictadura no es un proceso ya dado para siempre. El Juicio a las Juntas es un punto clave, así como la recuperación de la memoria que reinicia el período político inaugurado por Néstor Kirchner y continuado por Cristina Fernández de Kirchner.
Pero el 24 de diciembre de 1986 se promulgó la Ley de Punto Final por Raúl Alfonsín, que inició la paralización de los procesos judiciales contra los imputados de ser autores penalmente responsables del delito de desaparición forzada de personas en el período de la dictadura (1976– 1983). Unos meses más tarde, el 4 de junio de 1987, fue dictada la Ley de Obediencia Debida (23.521), que desarrolló una presunción con respecto a los delitos cometidos por los miembros de las Fuerzas Armadas y parecía que no eran castigables en tanto actuaban siguiendo órdenes dentro de una estructura y jerarquía militar. Esta dinámica será de algún modo consolidada por Carlos Menem con su proceso de indultos en 1989-1990.
Es importante decir que hay coincidencias históricas que deben ser señaladas: primero, que las dos leyes iniciales de impunidad son realizadas en el contexto de una crisis socioeconómica que el gobierno de Alfonsín no pudo remontar y, segundo, que los indultos de Menem también deben inscribirse. en el proceso de recomposición de la crisis socioeconómica que aconteció en el final del gobierno de Alfonsín en 1989. Son el Orden simbólico de la dictadura y su poder residual quienes limitan la dialéctica del retorno a la democracia. Es factible plantear una dialéctica de contrarios entre el retorno a la Democracia y el retorno al Orden simbólico de la Dictadura. Una dialéctica que no está definida de una vez y para siempre, que forma parte de lo imborrable en las entrañas del pueblo argentino.
El ciclo político que inaugura Néstor Kirchner pone de nuevo a la dialéctica del retorno a la democracia en el centro de la política con la derogación, en el año 2003, de las « leyes de impunidad »» . Se trata de un ciclo político que nació con posterioridad a la crisis del 2001. Los contenidos y las prácticas de política económica en determinados ciclos de crisis estructurales se acompañan de expresiones políticas relacionadas con el proceso de recuperación de la memoria. Ello sucede porque, en realidad, ciertos actores del poder económico-político dominante son hijos del Orden simbólico de la Dictadura. La recuperación de la memoria está ligada a la confrontación con los poderes económicos dominantes, en tanto son la expresión de ese poder residual que pugna por regresar.
Para los fines de este texto no nos referiremos en profundidad al ciclo político-económico de Macri, transcurrido durante el periodo 2015-2019, donde hubo también retrocesos en las políticas de la memoria y emergió la defensa a un modelo represivo frente a la protesta social. y toda forma de lucha popular. Es inevitable pensar en el proceso de endeudamiento histórico con el FMI que dirigió el gobierno de Macri en el año 2018, luego de que fuera imposible tomar deuda de acreedores privados. He aquí otro factor que debe ser considerado: los ciclos de endeudamiento externo, fuga de capitales y formación de activos en el exterior que se acompañan de ciclos políticos de carácter represivo.
Todas estas son interrogantes que, en definitiva, vuelven acerca de la « democracia » , en medio de un proceso electoral que se ha convertido, por hechos muy concretos, en un instante bisagra. Una democracia que se presenta históricamente, en los hechos, como impedida de ser, como no concluida.
Porque hay de nuevo, en el horizonte de los problemas actuales, el retorno de la dialéctica de lo monstruoso del Orden de la Dictadura. Es el discurso negacionista, la « teoría de los dos demonios » , que intenta equiparar al terrorismo de Estado con los movimientos guerrilleros. Tenemos un candidato a presidente, como Javier Milei, pronunciando en un debate presidencial casi las mismas palabras de Massera en el juicio a las Juntas, donde calificaba como « excesos » las prácticas de terrorismo de Estado. Una candidata a vicepresidenta, Victoria Villarruel, reivindicando a los represores y genocidas, o denigrando a las Abuelas y Madres de la Plaza de Mayo. Golpeando, atacando a los símbolos de la otra dialéctica del retorno: los procesos de memoria, verdad, justicia y reparación, sin los cuales cualquier visión sobre la democracia tendría que ser cuestionada. No es casual que luego de la primera vuelta de las elecciones el PRO —núcleo más fuerte de Juntos por el Cambio con la conducción política de Macri—, y Bullrich, hayan terminado encolumnados con la fuerza política de Javier Milei. Se acerca, otra vez, un ciclo político-represivo, con un proceso de ajuste neoliberal sin precedentes, que también constituirá un avance del poder residual del Orden simbólico, nunca muerto, de la Dictadura.
Fuente: La Tizza
Envio:RL
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