Sábado 20 de enero de 2024
Lozadur: La historia de
las hermanas desaparecidas detrás del plato de la abuela
Hay un par de recuerdos
en las casas de las abuelas argentinas que suelen ser universales, una
virgencita que cambia de color cuando llueve, una estampita con la espiga de
san cayetano y vajilla celeste y blanca.
La casa de las abuelas alberga tesoros cuyo valor, muchas veces, no llegamos a comprender del todo. Muchos tienen un valor emocional que los conecta a seres queridos, otros pueden ser baratijas que gustan porque sí, pero también hay objetos de uso diario que se repiten en muchas casas, como el juego de vajilla Lozadur. Lo más común es recordar el plato, que quizás algunas abuelas utilizaban, otras las colgaban en las paredes como decoración. Éste tenía el dibujo de un árbol grande, una casita, un muelle y un pescador.
Este ícono gastronómico
fue producido por una fábrica ceramista llamada Lozadur.
La empresa se instaló en
Villa Adelina, Gran Buenos Aires, en el año 1939 y trabajaban allí 1.200
personas, de las cuales el 60% eran mujeres. Lozadur fue un gran protagonista
del mercado nacional e internacional en el mercado de las vajillas de loza
hasta que “cerró por quiebra” en 1977, un año después del golpe de Estado que
llevó a la última dictadura militar Argentina.
Fábrica Lozadur en Villa Adelina.
Reclamos salariales
Los reclamos sindicales
escalaron durante la década del 70. Las manifestaciones eran en general por el
trabajo a un ritmo inhumano y las paupérrimas condiciones laborales. El calor
de los hornos era asfixiante sin una correcta ventilación y las enfermedades
pulmonares abundaban por la falta de extractores para el polvillo. En ese
entonces se trabajaba en equipos de nueve personas: siete mujeres, un cargador
y un tornero que trabajaban a destajo. Cobraban por la cantidad de piezas
producidas.
El 13 de febrero de 1976, un mes antes de que comenzará la
dictadura militar, apareció asesinado Juan Pablo Lobos, delegado de la fábrica
(presuntamente por la Triple A). Luego de producirse el golpe la Federación
Obrera Ceramista fue intervenida y quedó a cargo del comandante de Gendarmería
Máximo Milarck. Estos conflictos siguieron escalando. La mañana del 18 de
octubre de 1977 los obreros llegaron a la fábrica y la encontraron cerrada con
un comunicado y un oficial militar en puerta: “El Área Militar 424 cierra la
fábrica ante la negativa de los rebeldes a reanudar las tareas en forma normal
aplicando la ley 21.400”. Al día siguiente comenzaron a llegar los telegramas
de despido y oficiales del Ejército se instalaron en la puerta de la empresa
para evitar el traspaso. Los trabajadores ceramistas continuaron movilizados.
Los desaparecidos de Lozadur (1977).
Dominga y Felicidad
Dominga y Felicidad Abadía Crespo eran dos hermanas que trabajaban en Lozadur
cuando comenzó la dictadura. Una había nacido en España, la otra ya en Del
Viso, Provincia de Buenos Aires, producto de que sus padres huyeran de la
dictadura de Franco. Dominga ya había sido delegada sindical antes del golpe y
de la intervención militar a Lozadur. Junto a su hermana, habían participado de
las luchas que se habían desarrollado en la cerámica los años previos al golpe.
El 2 de noviembre de 1977 fueron secuestradas de su domicilio. Esa misma noche
se llevaron también a otros cinco compañeros de Lozadur, entre ellos: Elba
María Puente, Sofía Tomasa Cardozo, Ismael Notaliberto, Francisco Palavecino y
Pablo Villanueva. Ese noviembre hubo entre 15 y 20 desapariciones en Lozadur y
de 5 a 10 en otras plantas de cerámica de la zona. Años más tarde se supo que
esas desapariciones fueron realizadas gracias a operativos directos desde Campo
de Mayo.
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