20 de septiembre de 2008

5ª SEMANA JUICIO ALTO VALLE.

5º Semana de Juicio


EDUCACIÓN…
SUBVERSIVAS LAS MAESTRAS, SUBVERSIVOS LOS ALUMNOS

En la 5º semana de audiencia del juicio a los genocidas del Alto Valle estuvieron presentes la escuela y los jóvenes.
ºAdentro del tribunal declaraban docentes, mujeres víctimas de los milicos genocidas y "machistas" que gozaban humillándolas
ºAfuera miles de estudiantes gritando, saltando, puteando contra todo el aparato represor de ayer y de hoy, junto a los HIJOS, no tan jóvenes… pero con la misma fuerza
Lunes 15 de setiembre
El primer día por la mañana, estuvo destinado al testimonio de tres maestras entrerrianas que recién llegadas a Cipolletti en el año 76, fueron secuestradas y torturadas en la escuelita.
María Cristina Lucca
Marta Inés Brasseur
Graciela López

Las tres fueron secuestradas el día el 11 de noviembre de 1976.
María Cristina es la única que pasa por la comisaría de Cipolletti, luego por la dependencia de la policía Federal de Neuquén, en donde es encapuchada y trasladada a la escuelita (ambos lugares funcionaron como centros de detención, de tortura y de paso de las víctimas secuestradas). Marta Inés y Graciela fueron secuestradas y llevadas directamente a la escuelita.
Sus testimonios fueron desgarradores y coinciden en confirmar las atrocidades vividas por las víctimas durante el cautiverio. Fueron sometidas a torturas con picana eléctrica en la boca, en los genitales, en sus pechos, golpes, y después le tiraban baldes de agua fría, les sacaban fotos, las desnudaban, manoseaban y eran sometidas a maltratos psicológicos, todo esto atadas de manos y pies sobre un camastro.
En sus relatos dan cuenta de la presencia de un médico, ya sea al principio para corroborar su estado de salud como después de las sesiones de tortura.
El departamento que alquilaban fue allanado y desvalijado; La familia de Marta, que viajaba desde Entre Ríos, no pudo llegar a Cipolletti ya que fue interceptada en la ruta y amenazada para que no averigüen sobre su hija.
Después de 10 días fueron trasladadas a Entre Ríos y alojadas en otro campo de concentración que era la casa personal del director de la unidad penitenciaria, luego fueron legalizadas como presas políticas a cargo del PEN (Poder Ejecutivo Nacional) y sometidas a un Consejo de Guerra donde se las condenó a 18 años de prisión.
Estuvieron presas durante toda la dictadura, liberadas en el 82 y en el 83, y posteriormente sobreseídas en la causa.
Sus testimonios dan cuenta de la perversidad y del salvajismo de aquellos que veían en el conocimiento un motor de cambios del sistema opresor.
También, de cómo estaban organizadas las sesiones de tortura, donde los milicos en la búsqueda de "hacerlas cantar" jugaban al bueno y al malo, uno aconsejaba hablar mientras que el otro gritaba, amenazaba, picaneaba.
Y los milicos que quedaban afuera se repartían las pertenencias de las víctimas, como botín de guerra.
UN COMBO: MILICOS GENOCIDAS Y CHORROS
Por la tarde siguieron los testimonios de:
Rosa Marta De Cea
Estela De Cea
María del Carmen De Cea
Marta es secuestrada en setiembre del 76 en su casa de la ciudad de Cinco Saltos, y trasladada directamente a la escuelita. La particularidad de este caso es que cuando a ella la vienen a detener, hace venir a la policía para tratar de garantizar una "detención legal", ya que tenía conocimiento del secuestro de Balbo y de la persecución a alumnas de la universidad. Uno de los policías (Huenchul) que vienen labra un acta, que queda como constancia de su detención ilegal. La suben a un auto y la trasladan hacia Neuquén.
Una de sus hermanas, que también dio testimonio, la sigue en otro auto. Antes de pasar por el puente carretero de Cipolletti- Neuquén le impiden el paso.
Marta logra reconocer a Guglielminetti por su voz, mientras es torturada en La Escuelita, al cual ya conocía de la Universidad.
Ante la pregunta de Olivera, querellante en representación de Francisco Ledesma, también puede reconocer a Cáceres como integrante del servicio de inteligencia, dentro de la Universidad. Varios de los oficiales del Destacamento de Inteligencia de Neuquén se anotaron (en el 75`) como alumnos de esa universidad para espiar a los estudiantes, en cambio, Guglielminetti directamente figura como personal no docente contratado por el rector Remus Tetus.
En la audiencia de ayer, De Cea también recordó que Guglielminetti fue uno de los miembros de la patota que entró a su casa de Cinco Saltos buscando a su amiga René Chávez, diputada del PJ, pero como sólo estaba su madre, se fueron. Poco tiempo después, De Cea fue secuestrada.
En este marco Olivera intentó avanzar sobre el contexto previo al golpe del 76, pero los defensores y el tribunal se opusieron.
La tortura también incluía amenazas sobre la familia, le decían que ya estaban cansados de que vayan al comando a preguntar por ella, y que les iba a pasar lo mismo.

EL TERRORISMO DE ESTADO PLANIFICADO Y EJECUTADO ANTES DEL 76: LA TRIPLE A EN LA UNC CON REMUS TETUS, GUGLIELMINETTI, CÁCERES Y OTROS

Martes 16 de setiembre
"con los jóvenes en la calle y los Genocidas ausentes en el Tribunal."
El segundo día de audiencias estuvo signado por la movilización de más de 2000 jóvenes en la calle, junto a H.I.J.O.S. Alto Valle, la cual cerró en las puertas del tribunal oral. La consigna más fuerte que se escuchó en toda la marcha fue: "Los lápices siguen escribiendo" y "Aparición con vida ya! de Jorge Julio López"

Por la mañana testimoniaron:
El policía Huenchul
Gladys Venancio
Roberto Martín

El pacto de Silencio no se rompe!...No me acuerdo si llevaban armas y quienes eran!
Huenchul es el policía que acude a la casa de Marta De Cea, ya que la familia en el momento que llega la patota a secuestrarla, llama a la comisaría de Cinco Saltos pidiendo su intervención. A partir de la "irregular detención" Huenchul inicia un expediente judicial, dando intervención al Poder Judicial. A fines del año 76`es trasladado a un pueblito de Río Negro, Comallo. En su testimonio dice que él cree que no hay relación entre su cambio de lugar de trabajo y el inicio de la causa judicial por el secuestro de De Cea. Tampoco recuerda quiénes eran los integrantes de la patota que participó del secuestro, según él eran del Ejército, ni qué policías provinciales participaban de los grupos de tareas, ni siquiera puede recordar si estaban armados… Huenchul fue imputado en esta causa y luego sobreseído por el juez de Instrucción Labate, ya que llevó "detenidos subversivos" a la Unidad 9 de Neuquén.

Gladys Venancio (hermana de Carlos Venancio, ya fallecido) y Roberto Martín (amigo de Carlos) testimoniaron sobre la detención y la posterior liberación de su hermano y amigo.
En septiembre del 76 se libra una orden de captura sobre Carlos Venancio, él se presenta personalmente en el comando frente al entonces Mayor Reinhold, , allí es encapuchado y trasladado al centro clandestino, "La Escuelita" donde es torturado durante varios días y luego liberado directamente desde el comando. Su hermana y su amigo son los que concurren al comando a buscarlo, sólo dejan entrar a su hermana y "se lo entregan", "no se podía mantener de pie, sangraba por los ojos y orejas, lo tuve que cargar para sacarlo del comando". Su amigo afuera intentó ayudar, cosa que fue impedida por la guardia del comando poniéndole la bayoneta del fusil en el estómago.

Por la tarde y después del acto por la noche de los lápices continuaron los testimonios.
Declararon:
Silvia Barco de Blanco
Rubens Darío Ponce
Pedro Trezza
No pudieron declarar por razones de enfermedad, Norberto Blanco y Olga Haffner

Conozco "La Escuelita" por las heridas que le curaba a mi marido, por los ojos hinchados y llenos de pus, por sus quemaduras en todo su cuerpo, por sus genitales lastimados! dijo Silvia Barco de Blanco, cuando la querella le preguntó si su marido le contó sobre el centro clandestino de detención.

Silvia contó al tribunal, que el mismo 24 de marzo del 76` fueron a "detener" a su marido y como no estaba el interventor de la comisaría Teniente Gustavo Vitón fijó el arresto domiciliario para ella, embarazada de 6 meses, y para sus 2 hijos, durante toda una semana, no pudieron salir del domicilio, hasta que su marido se entregó en la comisaría de Cipolletti. Después de unas horas de interrogatorio fue liberado. Tanto Norberto Blanco como Silvia quedaron cesanteados en sus respectivos trabajos, él en el municipio de Cipolletti y ella en la escuela donde trabajaba como maestra.
En agosto de ese mismo año Norberto es secuestrado por un grupo de tareas en una ripiera de Neuquén donde trabajaba, ese grupo de policías y civiles del ejército era comandado por el policía de la provincia rionegrina Miguel Quiñones. Desde allí fue llevado a "la escuelita" y brutalmente torturado. Su esposa Silvia iba todos los días al comando a reclamar y preguntar por su marido; era atendida por el jefe de personal del ejército, Farias Barrera:
NOSOTROS LO TENEMOS, NO LO PUEDE VER, NO SE PREOCUPE, LO ESTAMOS REEDUCANDO!
Después de 10 días lo trasladan desde "la escuelita" hasta la comisaría de Cipolletti, lo introducen por una ventana lateral y lo entregan a su familia, absolutamente destrozado por las torturas. Antes de liberarlo Quiñones le dio 24 hs. para dejar la ciudad. Al día siguiente tomaron el primer tren a Buenos Aires.

Rubens Darío Ponce fue el médico que atendió a Carlos Venancio, en la ciudad de Cervantes, cuando éste llegó allí tras su liberación. Fue requerido por la familia ya que era el médico de cabecera del núcleo familiar. En su testimonio dio cuenta de las heridas producidas por la tortura, las lastimaduras, las llagas con pus, las quemaduras por el uso de picana eléctrica

Posteriormente fue el turno de Pedro Trezza, el cual fue secuestrado y llevado a "la escuelita" por el sólo hecho de ser la pareja, en ese entonces, de Cristina Luca, una de la maestras entrerrianas. Su testimonio dio cuenta de las torturas sufridas, al igual que todas la víctimas que pasaron por "La Escuelita"

Estos testimonios como los anteriores coinciden en cómo las víctimas se presentaban espontáneamente en el comando cuando tenían citaciones o pedidos de captura. Que en el COMANDO los recibía el entonces mayor Rehinhold, y ahí el destino era la capucha, el tabique y el traslado al centro clandestino "La Escuelita". Luego de 10 días de torturas que incluían la picana eléctrica, los golpes, los interrogatorios, los gritos y amenazas, los simulacros de fusilamiento y el abuso, algunos, eran nuevamente llevados al comando y liberados ahí o en las comisarías.


EL HORROR ORGANIZADO, COORDINADO Y PREPARADO POR EL EJÉRCITO, LAS POLICÍAS PROVINCIALES Y FEDERAL, EN LO QUE SE LLAMÓ: APLICACIÓN SISTEMÁTICA DEL EXTERMINIO


(Fuente:rdendh-HIJOS Altovalle).

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