Bruni reconoció que influyó ella en la decisión de Sarkozy de no extraditar a Petrella.
Una tormenta política estalló ayer después de que Carla Bruni de Sarkozy, la primera dama francesa, admitió que había ayudado a persuadir a su marido para que bloqueara la extradición a Italia de una ex miembro de las Brigadas Rojas en huelga de hambre. La intervención de la italiana Bruni-Sarkozy, en lo que ya es un tema explosivo franco-italiano, es un ejemplo declarado de la influencia que ejerce la primera dama "visceralmente de izquierda" y cantante pop sobre el presidente francés de derecha.
El Palacio del Elíseo anunció el domingo que Marina Petrella, de 54 años, líder de una célula de extrema izquierda de las Brigadas Rojas 1972-82, no sería, después de todo, extraditada a Italia. Petrella, quien vivió en Francia durante 15 años, fue arrestada cerca de París después de que el presidente Nicolas Sarkozy asumiera el año pasado prometiendo, entre otras cosas, un enfoque más duro hacia el crimen y el terrorismo. La ex brigadista italiana, que tiene un marido y dos hijos en Francia, comenzó una huelga de hambre que continuó aún después de que fuera liberada por una Corte francesa hace dos meses.
Ayer surgió que Carla Bruni había visitado a una extremadamente débil Petrella en el hospital, el miércoles pasado, para decirle que su extradición sería cancelada por motivos "humanitarios". La primera dama también admitió, en una entrevista sorprendentemente franca con un diario francés ayer, que ella y su hermana, Valeria Bruni-Tedeschi, habían armado una campaña para persuadir al presidente Sarkozy de que bloqueara la extradición. "No podíamos dejar que esta mujer muriera", le dijo al diario Libération Bruni. "La situación se ha hecho intolerable, peligrosa."
Bruni se describió anteriormente como una "izquierdista visceral" que intenta trabajar por causas humanitarias. Su preocupación por el destino de Petrella puede parecer raro porque ella y su hermana, una actriz y directora de cine, son parte de una rica familia industrial milanesa que huyó de Italia hacia Francia en la década de 1970 de la amenaza de las Brigadas Rojas y otros grupos terroristas.
La noticia de la intervención de la primera dama y la cancelación de la extradición de Petrella provocaron furia en Italia. Un grupo italiano de apoyo a víctimas de terrorismo doméstico dijo que había enviado un tren con sus miembros a París para manifestar en las puertas del Palacio del Elíseo el fin de semana que viene. Bruno Berardi, presidente de la asociación, dijo que el tren estaría lleno de "miembros de docenas de familias de víctimas del terror, heridos por el dolor y furiosos por la falta de preocupación que ha demostrado". Isabella Bertolini, una aliada del primer ministro Silvio Berlusconi, dijo que era un "chiste malo" tenerle consideración humanitaria a una mujer "sentenciada por asesinato, robo y secuestro". En su entrevista con Libération, Bruni dijo que la decisión debería verse como un acto de comprensión humanitaria, no una "derrota del sistema judicial italiano".
Aunque les dio la mayor parte del crédito a los persuasivos poderes de su hermana, Valeria, por cambiar el parecer del presidente Sarkozy, Carla Bruni ayudó a organizar una serie de reuniones en los últimos días entre el presidente y el abogado y los médicos de Petrella. Es inusual que un presidente francés sea influenciado directamente en esta forma. La decisión del presidente renovará las preocupaciones en Francia sobre el estilo de gobierno intensamente personal de Sarkozy.
Los médicos que atienden a Petrella dicen que ella no sólo sufre por la huelga de hambre sino por una "falta de voluntad de vivir".
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para PáginaI12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
Una tormenta política estalló ayer después de que Carla Bruni de Sarkozy, la primera dama francesa, admitió que había ayudado a persuadir a su marido para que bloqueara la extradición a Italia de una ex miembro de las Brigadas Rojas en huelga de hambre. La intervención de la italiana Bruni-Sarkozy, en lo que ya es un tema explosivo franco-italiano, es un ejemplo declarado de la influencia que ejerce la primera dama "visceralmente de izquierda" y cantante pop sobre el presidente francés de derecha.
El Palacio del Elíseo anunció el domingo que Marina Petrella, de 54 años, líder de una célula de extrema izquierda de las Brigadas Rojas 1972-82, no sería, después de todo, extraditada a Italia. Petrella, quien vivió en Francia durante 15 años, fue arrestada cerca de París después de que el presidente Nicolas Sarkozy asumiera el año pasado prometiendo, entre otras cosas, un enfoque más duro hacia el crimen y el terrorismo. La ex brigadista italiana, que tiene un marido y dos hijos en Francia, comenzó una huelga de hambre que continuó aún después de que fuera liberada por una Corte francesa hace dos meses.
Ayer surgió que Carla Bruni había visitado a una extremadamente débil Petrella en el hospital, el miércoles pasado, para decirle que su extradición sería cancelada por motivos "humanitarios". La primera dama también admitió, en una entrevista sorprendentemente franca con un diario francés ayer, que ella y su hermana, Valeria Bruni-Tedeschi, habían armado una campaña para persuadir al presidente Sarkozy de que bloqueara la extradición. "No podíamos dejar que esta mujer muriera", le dijo al diario Libération Bruni. "La situación se ha hecho intolerable, peligrosa."
Bruni se describió anteriormente como una "izquierdista visceral" que intenta trabajar por causas humanitarias. Su preocupación por el destino de Petrella puede parecer raro porque ella y su hermana, una actriz y directora de cine, son parte de una rica familia industrial milanesa que huyó de Italia hacia Francia en la década de 1970 de la amenaza de las Brigadas Rojas y otros grupos terroristas.
La noticia de la intervención de la primera dama y la cancelación de la extradición de Petrella provocaron furia en Italia. Un grupo italiano de apoyo a víctimas de terrorismo doméstico dijo que había enviado un tren con sus miembros a París para manifestar en las puertas del Palacio del Elíseo el fin de semana que viene. Bruno Berardi, presidente de la asociación, dijo que el tren estaría lleno de "miembros de docenas de familias de víctimas del terror, heridos por el dolor y furiosos por la falta de preocupación que ha demostrado". Isabella Bertolini, una aliada del primer ministro Silvio Berlusconi, dijo que era un "chiste malo" tenerle consideración humanitaria a una mujer "sentenciada por asesinato, robo y secuestro". En su entrevista con Libération, Bruni dijo que la decisión debería verse como un acto de comprensión humanitaria, no una "derrota del sistema judicial italiano".
Aunque les dio la mayor parte del crédito a los persuasivos poderes de su hermana, Valeria, por cambiar el parecer del presidente Sarkozy, Carla Bruni ayudó a organizar una serie de reuniones en los últimos días entre el presidente y el abogado y los médicos de Petrella. Es inusual que un presidente francés sea influenciado directamente en esta forma. La decisión del presidente renovará las preocupaciones en Francia sobre el estilo de gobierno intensamente personal de Sarkozy.
Los médicos que atienden a Petrella dicen que ella no sólo sufre por la huelga de hambre sino por una "falta de voluntad de vivir".
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para PáginaI12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
(Fuente:rdendh).
No hay comentarios:
Publicar un comentario