19 de enero de 2009

SCILINGO PIDIO EN ESPAÑA UNA REDUCCION DE LA PENA.

Martina Noailles
Scilingo está recluido en una prisión de máxima seguridad en las afueras de Madrid.
Un año y medio después de ser condenado por la justicia española a más de mil años de cárcel, el represor Adolfo Scilingo presentó ante el Tribunal Supremo de ese país un recurso para que revea la pena. Argumentó que durante el juicio se autoinculpó en los denominados "vuelos de la muerte" que se realizaron durante la última dictadura, porque fue "engañado" por una parte de los abogados querellantes y dirigentes políticos de la Izquierda Unida local, que le hicieron regalos y pagos en efectivo."No es la primera vez que Scilingo lo plantea. Pero más allá de ser cierto que los abogados de Izquierda Unida lo visitaban en la cárcel y le depositaron dinero, ese hecho no tuvo implicancia en la pena. Antes de declarar en España, él ya había relatado en Argentina su participación en dos vuelos", explicó a Crítica de la Argentina el abogado Carlos Slepoy, uno de los principales impulsores de los juicios contra represores argentinos en España. Antes de viajar a ese país y quedar detenido en 1997, Scilingo se autoincriminó en Argentina al relatar su participación en dos vuelos que en 1977 lanzaron al mar a 30 personas vivas. En esa época, era jefe de Electricidad y Automotores de la ESMA, donde funcionó uno de los mayores centros clandestinos de la dictadura. En el escrito que su abogado, Fernando Pamos de la Hoz, presentó el viernes ante el mismo tribunal que en 2007 le elevó la pena de 640 a 1.084 años de prisión, explica que hubo falsedad en el testimonio a causa "del acuerdo tácito que materializó con parte de las acusaciones por medio de prebendas como regalos y dinero, cartas y visitas". En su presentación, también involucra al juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, a quien acusa de "necesitar a alguien que mantuviera vivo el sumario y aportara posibles pruebas de cargo". Y resume: "Scilingo fue la pieza que se consiguió a base engaños". El 19 de abril de 2005, en un proceso histórico, la Audiencia Nacional condenó a Scilingo a 640 años, en la primera resolución que se dictó en España por delitos de lesa humanidad. Dos años después, el Tribunal Superior sumó 444 años a aquella pena al considerarlo además de autor de 30 asesinatos, cómplice de 255 secuestros. En España, para determinar los años de prisión, la Justicia suma la condena para cada delito. Sin embargo, esta modalidad no tiene consecuencias en lo real. El mismo tribunal estableció que el represor deberá estar tras las rejas, como máximo, 25 años. Una vez que haya cumplido las dos terceras partes de la condena, Scilingo podrá pedir su excarcelación. Algo que podría ocurrir pronto si se tiene en cuenta los casi diez años que lleva detenido.En un intento de acortar los días que le quedan en la cárcel, Scilingo volvió a la carga con argumentos que ya había esgrimido tiempo atrás. "Yo dije un montón de disparates con el objetivo de que se investigara", dijo en 2005 frente a los magistrados de la Audiencia. Sin embargo, la Justicia dio por probado los hechos que él mismo describió en detalle.En el recurso de revisión presentado el viernes, Scilingo pide concretamente que se investiguen las cartas, depósitos y visitas que le hicieron los abogados y dirigentes de Izquierda Unida Enrique de Santiago, Isabelo Herrero y Juan Enrique Garcés.Slepoy señaló que "una parte de los abogados consideró que Scilingo traía a España la verdad, por lo que era necesario protegerlo. Otro grupo sostuvimos siempre que había que ser inflexible y enviarlo a prisión, lo que finalmente ocurrió".
(Fuente:Rdendh).

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