LA MUERTE DE CONRADO GALDAMES Y LOS HERMANOS CESPEDES
DICIEMBRE DE 1978
Conrado Galdames tenía 23 años. Era oriundo de Villa Constitución y estudiaba ingeniería civil. Vivía en una casa de España y Pellegrini de la ciudad de Rosario- Santa fe, con tres estudiantes de nacionalidad peruana.
El sábado 16 de diciembre de 1978 es detenido alrededor de las tres de la madrugada en una razzia, llevada adelante por la ronda que habitualmente realizaban los integrantes del Servicio de informaciones (SI), mas tristemente conocida como la “Patota de Feced”.
Conrado es llevado a las dependencias del SI (como aclaración tenemos que decir que fue el centro de detención clandestino, tortura y asesinato mas importante de la provincia) ubicado en la antigua Jefatura de Policía de Rosario – Santa Fe. Se lo ubica en una habitación contigua a la sala de guardia, debajo de la escalera que daba a lo que su momento fue conocido como “la Favela” (lugar donde se alojo por muchos tiempo a las personas que después fueron desaparecidas) y que en ese momento servia de oficinas de José Lofiego (alias el Ciego) y el comisario Ibarra (alias Roomel), dos de los genocidas y torturadores que funcionaban en el lugar. Como era habitual en los recientemente detenidos, Conrado estaba atado de pies y manos y con sus ojos vendados.
En ese momento había en el penal del SI (ubicado en el sótano) siete detenidos: Ángel Ruani, Jorge Flores, Fernando Razzeti, Roberto Barandalla, Luís Cuello, José Luís Cevallos Nocito y Eduardo López quienes a la mañana temprano descubren la presencia de Conrado, a quien le alcanzan el desayuno y el almuerzo, motivo por el cual pueden cruzar (frente a la mirada vigilante de la guardia), breves palabras.
Entre las 15 y 16 horas de ese sábado, los siete detenidos (cinco de los cuales son testigos de la causa) escuchan gritos en la planta alta, luego un tiro y la caída de un cuerpo pesado sobre el piso de madera de la sala de tortura ubicada en planta baja de la esquina de San Lorenzo y Dorrego. En la “sesión” de interrogatorio, le habían pegado un balazo y matado a Conrado. Segundos después del primer disparo, se escucharon una serie de nuevos disparos realizados hacia el exterior, evidenciando que en primer momento intentaron simular una fuga, cosa que evidentemente no pudieron lograr.
Minutos después de esto, baja al sótano uno del los integrantes de la guardia, apodado “el Zorro” quien dice frente a todos “que boludo ese pendejo que le pego un tiro al pibe”. El pibe era Conrado. El “pendejo” autor del disparo: el “Tony”. El Tony no es otro un joven de 22 años, recientemente salido de la escuela de policía y uno de los discípulos preferidos del torturador Lofiego. Se llama Antonio Tuttolomondo y llego a ser Comisario Coordinador de todas la comisarías de la zona norte de Rosario hasta el año……..
Un rato después dos detenidos son llamados para que limpien la sangre del piso y paredes en la habitación donde asesinaron a Conrado. En ese transcurso baja también sargento Torres (alias el conejo) a buscar agua caliente para tal efecto. Y minutos mas tarde, frente a los azorados detenidos, baja al sótano el Tony. Vestía jeans y una remera clara totalmente manchada de sangre.
A partir de ahí comenzó otro infierno. En poco menos de dos horas fueron convocados todos los integrantes de la patota. En medio de una excitación terrible: gritos, corridas, con pañuelos en la cara los asesinos exhibiendo sus armas preparaban un operativo….
Cual fue el operativo? No fue otra cosa que cargar armas truchas, dirigirse al domicilio de Conrado en Avda Pellegrini 1685, entrar a sangre y fuego y asesinar con frialdad a dos habitantes de la casa, los hermanos Rory Chuang Céspedes y María Antonieta Chuang Céspedes (ciudadanos peruanos) . Un tercero, también ciudadano peruano Ricardo Sandoval Gronerth salvó su vida porque llego después del “operativo”. Fue llevado al SI y a las horas fue retirado del mismo por el entonces cónsul peruano en Rosario. En resumen, dos asesinatos mas para tapar la muerte de Conrado.
Entrada la noche, baja al sótano de detención Lofiego, acompañado con el Zorro ( quien portaba una ametralladora) y otra persona apodada el “gringuito” a amedrentar a los detenidos. Sus palabras fueron: “ acá no paso nada…esta claro?”
El diario la capital del día 18 informaba el enfrentamiento con supuestos “subversivos”. Para los testigos la cosa está clara: asesinato, asociación ilícita y nuevos asesinatos. La practica genocida de los sicarios de la dictadura militar que asoló al país ente 1976 y 1983.
El hecho relatado no dejó de tener consecuencias dentro de las fuerzas represivas. Planteó en su momento un enfrentamiento entre los integrantes del SI y el Servicio de Inteligencia del II Cuerpo de Ejercito que derivó en la remoción del “Mudo” Guzmán Alfaro, jefe del servicio y el comienzo el desmantelamiento SI, completada a mediados de 1979, antes de la visita a la Argentina del la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA.
Han pasado 30años de este hecho. La inmensa mayoría de sus actores están en libertad. Tuttolomondo, los integrantes de la patota, el en ese momento jefe de policía Tte. Coronel Verdaguer. Una prueba más de la impunidad que han signado estas décadas.
El caso Galdames fue parte del juicio a las Juntas y publicado en el Diario del Juicio. Y fue reabierto después de la derogación de las Leyes de Impunidad. Declararon en el mismo 5 testigos. El año pasado se desdobló la causa, de la mega causa Feced.
Este hecho planteó un problema en el seguimiento del juicio y por ende en la pelea por el castigo a los responsables de crímenes de lesa humanidad. La causa quedo sin querellantes, lo que significa una clara limitación a la hora de presentar pruebas, exigir pericias y participar activamente en la causa. La única hermana de Conrado (Alicia Galdames) quien se había ocupado activamente en la causa, falleció y a partir de ahí no fue posible dar con algún familiar directo, los únicos habilitados por el Código Penal para ser querellantes. Y con más agravantes aun, dado que uno de los principales imputados en la causa, Antonio Tuttolomondo se encuentra prófugo en la causa.
Frente a esta realidad, la agrupación Hijos Rosario (cuyos abogados han seguido y participando en la causa) acompañados por los testigos, presentarán un pedido al juez interviniente en la causa, Dr. Martín Bailaque, para convertirse en querellantes de la misma.
Exigimos a la justicia el derecho a ser parte de este juicio, como una manera más de lograr el castigo a los responsables de estas muertes. Razón por la cual los invitamos a acompañarnos el lunes 23 de marzo a las 11.30 horas en el Juzgado Federal Nº 4 ( Bv Oroño entre Rioja y San Luís) ., momento en que presentaremos dicho escrito.
Desde ya que agradeceremos difundir esta información.
Muchas gracias
Rosario, 16 de marzo del 2009
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