25 de abril de 2009

EL "LAUCHA" CORRES BUSCA NUEVA CELDA.


Por Diego Martínez
La Unidad Penal 34 de Campo de Mayo, alojamiento exclusivo de militares procesados por crímenes de lesa humanidad, “no resultaría recomendable” para represores con intención de fugarse. Lo admitió el inspector Julio Cepeda, director general de Régimen Correccional del Servicio Penitenciario Federal, que evaluó que su “nivel de seguridad no sería el apropiado” para recibir al oficial Julián Corres, fugado el año pasado de la delegación bahiense de la Policía Federal. Angel Argañaraz y Augusto Fernández, jueces de la Cámara Federal de Bahía Blanca, minimizaron la advertencia y autorizaron el traslado del “Laucha”, que se suma a lista de espera de uniformados deseosos de abandonar las cárceles comunes.
Campo de Mayo aloja represores desde 2006. En enero de 2007 el Instituto Penal de las Fuerzas Armadas se convirtió en Unidad 34 y el SPF reemplazó en la custodia a Gendarmería. El envenenamiento de Héctor Febres y la fuga de Corres convencieron a varios jueces de retirar a imputados de cuarteles y comisarías. Así se pobló la U34, en teoría una cárcel más, que hoy aloja a casi cuarenta militares y que ningún fiscal ni juez federal inspeccionó.
Corres está en Marcos Paz desde su segunda detención, el 18 de agosto. Pidió el traslado para estar cerca de su familia. Tras la advertencia de Cepeda, el juez Alcindo Alvarez Canale rechazó el pedido. Por la apelación, llegó a la Cámara. El juez Fernández apuntó que Cepeda no manifestó “la imposibilidad” de alojarlo, sólo la inconveniencia. Aseguró que en Campo de Mayo “rige un régimen estrictamente carcelario”. Argañaraz agregó que la advertencia es “una mera afirmación dogmática” y que según el informe de gestión del SPF la relación seguridad/interno en Campo de Mayo (0,76) es superior a la de Marcos Paz (0,21). Ricardo Planes disintió. “No puede presumirse falta de idoneidad” de un director del SPF. La fuga “no es el primer antecedente sobre la voluntad de Corres de sustraerse de la causa”, agregó, porque estuvo más de un año prófugo antes de su primera detención.
Días antes la Cámara se pronunció sobre los policías que Alvarez Canale imputó por “favorecimiento doloso de evasión”. Admitió que “la política de celdas abiertas” era impensable “sin la venia de los máximos responsables” de la delegación, pero revocó el procesamiento del ex jefe, comisario Gustavo Scelsi, porque consideró que estaba de licencia (para el juez se había reintegrado). También alivianó la mochila del ex subjefe, subcomisario Marcelo Voros, del ex jefe de servicio Juan Lastra y del guardia Pablo Carbajal. Descartó el dolo, la intención, y sólo les endilgó negligencia. En el peor de los casos deberán pagar 15.000 pesos de multa. La investigación del empresario Héctor Lapeyrade por la cobertura a Corres mientras estaba prófugo pasó a la justicia porteña, que aún no lo citó.

VICENTE MASSOT, QUE REIVINDICO LA TORTURA, DIO UNA CHARLA EN EL CENTRO NAVAL
Resulta que hay dinosaurios vivos
Massot se quejó del “revanchismo” del Gobierno ante marinos retirados y en actividad.
Por Nora Veiras
En los coquetos salones del segundo piso del Centro Naval estaba todo preparado para la ocasión. Una abrumadora mayoría de marinos retirados, esposas de represores y una nada desdeñable representación de oficiales en actividad se fueron ubicando para compartir la cena. A los postres se cumplió el objetivo del encuentro: el ex viceministro de Defensa de Carlos Menem, el empresario Vicente Massot, tituló su charla “A doscientos años de la Revolución de Mayo”. La tentación era irresistible y el embalaje académico cedió ante el deseo: instó al auditorio para que el próximo 28 de junio se vote para terminar con el kirchnerismo. El presidente del Centro Naval, el contraalmirante retirado Carlos Frash, le agradeció a la Armada el apoyo brindado para el ciclo de conferencias. En los corrillos comentaban que la fuerza patrocinó la charla con el hombre que tuvo que renunciar al gabinete menemista por haber reivindicado la tortura.
En el salón Almirante Brown, los comensales terminaron de degustar un lomo con soufflé de verduras y con la llegada del helado empezaron los cuarenta minutos de exposición de Massot. El almirante Basilio Pertiné, cuñado de Fernando de la Rúa y cuestionado constructor del nuevo polo educativo de la Armada en Vicente López, estuvo entre los contertulios junto a varios oficiales en actividad que cumplen funciones en la Secretaría General Naval, a algunos de los procesados por el espionaje en la Base de Trelew y a las Pando’s girls. Cecilia Pando no apareció, pero envió una delegación de mujeres de represores presos en Marcos Paz. La esposa del mayor Rafael Mercado volvió a activar la semana pasada sus reclamos “por los derechos de los presos políticos”, cuando se entrevistó con el ex presidente Eduardo Duhalde en un local de San Cristóbal que ahora recluta a gente de Daniel “Chicho” Basile y a ex carapintadas del Modin.
Massot, uno de los propietarios del diario La Nueva Provincia, de Bahía Blanca, combina su actividad periodística con la de activo charlista. A mediados de febrero, en su territorio disertó en una jornada organizada por la Sociedad Rural (SR) para formar a los cuadros políticos de la organización con vistas a las elecciones. El titular de la SR local, Juan Roberto González, había arengado días antes: “¡Estamos en democracia gracias a las Fuerzas Armadas que eliminaron a la subversión!”.
Egresado de la Universidad Católica como politólogo y posgraduado en el ultraliberal CEMA, Massot es consecuente: en los ’70 fue editor de la revista Cabildo y colaborador de Verbo, la publicación que difundió los textos de los capellanes franceses de la guerra de Argelia que justificaban la tortura y la ejecución de prisioneros. Durante la dictadura era uno de los visitantes a los jefes de la Esma.
Anteanoche en el Centro Naval aclaró que no reivindicaba la dictadura, al tiempo que elogiaba el modelo chileno, que supo respetar el andamiaje armado por Augusto Pinochet. Repitió que no se puede culpar a las Fuerzas Armadas por lo que pasa en el país y les advirtió a los comensales que tienen que darse cuenta de que son la última prioridad.
Sensible al boato del salón del edificio de Córdoba y Florida, Ma-ssot buscó la empatía de los más de ciento cincuenta comensales al comentarles que ese lugar era símbolo de una Argentina que ya no es. La excusa del Bicentenario le fue funcional para criticar al Gobierno por el espíritu revanchista, de enfrentamiento entre los argentinos, y concluir que las elecciones del 28 de junio son la oportunidad para votar por una alternativa.
“Estaba infectado de dinosaurios, pero queda claro que ahora aceptan que el voto es la única manera de buscar otra cosa. Hay que ser positivo”, ironizó un oficial curtido en las charlas destinadas a “formar conciencia”.
El Centro Naval es un club social al que los marinos deben pertenecer: la institución asocia compulsivamente a los oficiales. En el marco de las actividades de la Liga de Clubes Centenarios se está realizando el ciclo de conferencias en homenaje al Bicentenario de la Revolución de Mayo. Massot fue el elegido para exponer ante los marinos, un universo al que conoce como pocos: Bahía Blanca es históricamente uno de los polos de formación naval y La Nueva Provincia, el órgano de difusión de sus principios más recalcitrantes.
Pasadas las 23, Massot terminó reconfortado: el auditorio lo aplaudió de pie. Todos habían pagado 45 pesos por cubierto y el menú también los había dejado satisfechos. La duda que empezó a correr fue si el voltaje político terminaría justificando alguna reprimenda teniendo en cuenta el carácter prescindente que debe mantener la institución.
(Fuente:Rdendh).

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