
Comisión para uruguayos en el exterior
COORDINADORA NACIONAL POR LA NULIDAD DE LA LEY DE CADUCIDAD
El pasado viernes 24 de abril de 2009 la Coordinadora Nacional por la Nulidad de la Ley de Caducidad, entregó 36 cajas conteniendo 340.043 papeletas firmadas al Pte. (Interino) de la Asamblea Gral. Senador José Mujica.
Esta cifra nos hace ser optimistas, ya que supera con creces las firmas necesarias para llegar al plebiscito de octubre.Cientos de personas acompañaron la marcha y el ómnibus con las cajas conteniendo las firmas, desde la Federación Ancap, en la calle Agraciada, hasta el Palacio Legislativo. Y también estaban todos los uruguayos del exterior que durante estos tiempos han apoyado esta lucha contra la impunidad.
De hecho, entre los carteles de todos los departamento del Uruguay, estaba el del departamento 20, simplemente un acto de justicia.
Queremos compartir con ustedes algunas imágenes de ese día histórico, tanto de la marcha, la entrega en el Palacio y la fiesta en la noche, organizada por los Jóvenes por la Nulidad, en la explanada de la Universidad. Una manera de hacerles sentir parte del disfrute y la alegría de ese día.





(Foto: La República)

(Foto: La República)

(Foto: La República)


Durante largos meses, un puñado de jóvenes recorrimos el país, yendo y viniendo por los barrios, las ciudades, los pueblitos y la costa, discutiendo, informando, convenciendo; sembrando cada una de las firmas que fueron entregadas en esta jornada de profunda y conmovedora alegría.
El camino fue siempre cuesta arriba, con la meta latente, imperiosa, seductora y lejana. Sin embargo, no faltaron las horas de disfrute, de renovar el esfuerzo dándonos aliento mutuo, no permitiéndonos decaer en esa lucha agridulce, de a ratos exasperante, pero cargada de compañerismo y entusiasmo que asumimos. Coincidimos en que los momentos de mayor desafío eran cuando se acercaban aquellos ciudadanos que cuestionan el derecho de los jóvenes a hacerse partícipes en los rumbos de nuestra sociedad. “¿Qué se meten ustedes, que no
eran ni nacidos?”, “Eso ya pasó, ya lo votamos”, “Vayan a estudiar en vez de revolver el pasado”. Y así, con diversos matices de desprecio, pretendían negarnos lo más valioso que tenemos las nuevas generaciones, que son las raíces, la memoria colectiva del pueblo.
eran ni nacidos?”, “Eso ya pasó, ya lo votamos”, “Vayan a estudiar en vez de revolver el pasado”. Y así, con diversos matices de desprecio, pretendían negarnos lo más valioso que tenemos las nuevas generaciones, que son las raíces, la memoria colectiva del pueblo.
Y esas actitudes reaccionarias son hijas de una cultura del odio, del egoísmo, del “no te metas y hacé la tuya”, impuesta por el aparato ideológico represivo de aquellos años tristes, aberrantes. Contra esa manera perversa de concebir las relaciones humanas nos rebelamos. Contra la intolerancia, el autoritarismo, la gerontocracia, la moralidad vetusta y anacrónica.
Contra quienes la propagaron y quienes, décadas después, intentan callarnos con cuentos de terror, con patéticas amenazas; manotazos de los ahogados por la ola triunfal de la democracia. Contra ellos, cuya conciencia los carcome; los jóvenes nos hacemos cargo de la historia más oscura, para sanar las heridas con la única medicina posible; la Verdad. Entonces retrucamos el cuestionamiento de los represores. La Razón y la Ética más primitiva los increpa: ¿Cómo no involucrarnos? ¿Cómo permanecer indiferentes ante la comprobación de que los actos más inhumanos imaginables sucedieron en este mismo suelo? ¿Cómo no reaccionar ante la sangre de aquellos jóvenes, también laburantes, liceales, universitarios, cuyos proyectos e ilusiones
fueron cegados con las peores crueldades? ¿Cómo no enrojecer de bronca por los cientos de compatriotas detenidos, torturados, asesinados, desaparecidos mediante un plan metódico de ingeniería para la destrucción? ¿Cómo no temblar de rabia al ver a sus matadores pasar lujosamente sus años de vejez, con el honor de servidores públicos? ¿Cómo no sentir el corazón ardiendo de dolor por esos niños separados de sus familias, por esas madres sin siquiera una tumba donde dejarles flores a sus seres más amados?
Contra quienes la propagaron y quienes, décadas después, intentan callarnos con cuentos de terror, con patéticas amenazas; manotazos de los ahogados por la ola triunfal de la democracia. Contra ellos, cuya conciencia los carcome; los jóvenes nos hacemos cargo de la historia más oscura, para sanar las heridas con la única medicina posible; la Verdad. Entonces retrucamos el cuestionamiento de los represores. La Razón y la Ética más primitiva los increpa: ¿Cómo no involucrarnos? ¿Cómo permanecer indiferentes ante la comprobación de que los actos más inhumanos imaginables sucedieron en este mismo suelo? ¿Cómo no reaccionar ante la sangre de aquellos jóvenes, también laburantes, liceales, universitarios, cuyos proyectos e ilusiones
fueron cegados con las peores crueldades? ¿Cómo no enrojecer de bronca por los cientos de compatriotas detenidos, torturados, asesinados, desaparecidos mediante un plan metódico de ingeniería para la destrucción? ¿Cómo no temblar de rabia al ver a sus matadores pasar lujosamente sus años de vejez, con el honor de servidores públicos? ¿Cómo no sentir el corazón ardiendo de dolor por esos niños separados de sus familias, por esas madres sin siquiera una tumba donde dejarles flores a sus seres más amados?
Nuestra naturaleza de jóvenes nos hace ser siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia, cometida contra cualquiera, en cualquier parte del mundo.
Nos compadecemos de quienes no puedan sentirlo en carne propia, pues se les secó la flor de la juventud. En Octubre, los jóvenes uruguayos, en este rinconcito de nuestra indomable Latinoamérica de venas todavía abiertas;
VOTAMOS SÍ PARA ANULAR LA LEY DE CADUCIDAD.

(Fuente:Rdendh).
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