17 de septiembre de 2009

PARANÁ: RECONSTRUYEN LA DESAPARICIÓN DE PEDRO SOBKO.


Se trata del asesinato de Pedro Sobko Reconstruyen un crimen de 1977 a partir de testimonios en la causa Área Paraná

Reconstruyen un crimen de 1977 a partir de testimonios en la causa Área Paraná.

La Justicia Federal de Paraná recogió numerosos testimonios para intentar reconstruir el secuestro, asesinato y posterior desaparición de Pedro Miguel Sobko, ocurrido en esta ciudad el 2 de mayo de 1977. Los registros oficiales indican que este militante del PRT-ERP, nacido el 24 de marzo de 1950, mecánico y estudiante de Medicina, fue apresado en un operativo conjunto del Ejército y las policías Federal y de Entre Ríos, en su casa de calle Bolivia 56, hoy calle Cuba, del barrio Las Flores. Y asesinado, una vez que intentó escaparse del baúl del auto en que lo llevaban, en avenida Ramírez, en la zona del Colegio Don Bosco, a plena luz del día y ante la mirada de los vecinos.
Sus restos todavía no han sido hallados.La primera testigo hoy tiene 40 años. Es empleada y vive en Paraná. En 1977 tenía 8 e iba a cuarto grado, en la escuela República de Chile. Un día soleado de mayo de ese año, había salido de clase y regresaba a su casa caminando por avenida Ramírez. Ella iba a un turno intermedio, por eso cree que eran alrededor de las 11 de la mañana cuando vio a “un señor” que venía corriendo desde calle La Paz y se metió en un terreno baldío que había frente a su casa, en Ramírez al 1.500. Lo que recuerda es que un auto se detuvo y vio bajar a un grupo de personas, y después vio cómo lo sacaban del baldío, arrastrándolo, y lo metían dentro del baúl del auto. No se acuerda si escuchó disparos.
El paso de los años ha dejado lagunas y confusiones en los testigos. Por eso en los relatos aparecen diferencias en cuanto a detalles del “procedimiento”. De todos modos, pasadas tres décadas, ninguno puede borrar de su memoria este crimen y hasta pueden ayudar a identificar al autor, que habría sido un efectivo de la Policía de Entre Ríos.
El segundo testigo hoy tiene 50 años y es empleado. En 1977, cuando era un joven de 18 años, conoció a Sobko a través de un pariente. Por entonces no sabía su nombre, sólo lo llamaba por el apodo de Lucho; pero compartía con él la militancia social y política en plena dictadura. Se veían seguido, una vez por semana, y en uno de esos encuentros Sobko le expresó su preocupación porque desconocía el paradero de su esposa –Élida Goyeneche, también desaparecida– y sus hijos.
También le contó que intuía que lo estaban siguiendo y que su casa de la calle Bolivia estaba vigilada por la Policía o alguna otra fuerza. Lucho ya no vivía allí, pero quería rescatar los muebles; por eso le pidió ayuda para la mudanza, que se haría con mucha cautela.Se encontraron a las siete y media, ocho menos veinte, en lo que podría ser Ameghino y una calle paralela a Ituzaingó, cerca de la casa.
El testigo se quedó esperando el camión, que llegaría a las ocho, y Sobko fue a preparar sus pertenencias. Pero el camión no apareció y en su lugar el testigo vio tres o cuatro autos, uno de ellos un patrullero, pasando a toda velocidad desde calle Bolivia y en dirección al centro. No escuchó disparos, pero no le quedaron dudas de que era un operativo típico de los de la época.El tercer testigo es retirado de la Policía de la Provincia, hoy tiene 60 años y trabajaba en aquel momento en la comisaría quinta. Según dijo, recibió una orden de la Jefatura para la detención de Sobko, que él mismo cumplió, en la calle, cerca de la comisaría, en un procedimiento que calificó como “tranquilo” y sin resistencia. Lo trasladaron al destacamento y, una hora después, se presentaron hombres del Ejército o la Policía Federal y se lo llevaron.
En octubre de 2008, el tercer testigo le dijo a la jueza Myriam Galizzi que, por su experiencia, supone que antes de dar la orden de detención, la Policía Federal realizó tareas de inteligencia. No recuerda el aspecto físico del muchacho, no puede reconocerlo en fotografías, pero sí cree que tenía un vendaje, o una muleta o un bastón. La cuarta testigo hoy tiene 66 años. El 2 de mayo de 1977 estaba en la puerta de su casa, de avenida Ramírez al 1.500, junto a sus hijos. Por calle La Paz, que en esa época era mano del centro hacia la avenida, venía circulando un Torino clarito.
Al llegar a la esquina frenó, se abrió el baúl y salió “un chico jovencito de traje y portafolio”, alto, de pelo castaño, que cruzó corriendo Ramírez y entró a un baldío que estaba al lado de su casa. Un hombre de unos 40 y pico de años bajó del Torino en la misma esquina y persiguió al joven hasta el baldío, y le gritó: “¡Alto, policía!”. Y desde la entrada del baldío “le disparó un tiro por la espalda al muchacho, que cayó enseguida, cayó muerto”. Luego lo metió en el baúl del auto.
El padre de esta mujer vio la escena desde otro lugar de la casa y vio al autor del disparo. Lo reconoció, le dijo a su hija que era un policía de la zona de calle Don Bosco.El juez Gustavo Zonis le mostró fotografías de Sobko y la cuarta testigo lo reconoció como el chico que corría. Fue en agosto de 2009.Para el quinto testigo, que hoy tiene 73 años, el auto no era un Torino sino un Renault 12, y Sobko no intentó escaparse en La Paz y Ramírez sino en Uruguay y Ramírez. Aquel 2 de mayo de 1977, a eso de las 11, él iba en su auto por calle Uruguay, de oeste a este, detrás del Renault gris claro.
Desde esa ubicación vio que al doblar por Ramírez “saltó la tapa del baúl y de allí salió un joven que al principio estaba algo entumecido y corrió cruzando las calles y la avenida y a media cuadra entró en lo que sería aparentemente un baldío, bien en frente a la puerta del colegio Don Bosco”.El auto clavó los frenos y bajaron tres personas vestidas de civil que salieron en persecución del muchacho. Otro bajó “despaciosamente, empuñando una pistola”, y cruzó la calle caminando.
Los tres primeros atraparon al joven dentro del baldío y lo sacaron a la vereda tomándolo de los brazos. El cuarto llegó caminando hasta el lugar, le apuntó al pecho y disparó desde media distancia. Fueron varios balazos, el testigo diría que vació el cargador. Sobko cayó muerto.
Luego lo metieron en el baúl. El acompañante del quinto testigo averiguó que el que disparó era un policía de apellido Demonte. La causaEstos testimonios forman parte de la investigación por la causa Área Paraná, que comprende los crímenes cometidos durante la última dictadura en esta parte de Entre Ríos: desde secuestros y torturas hasta desapariciones forzadas de personas, como la de Sobko. Todos esos delitos fueron ya considerados por la jueza Myriam Galizzi como de “lesa humanidad”, es decir, “representan severas violaciones a los derechos humanos”.
Fueron cometidos “desde el aparato del Estado”, lo que les permitió a los represores borrar las pruebas para “gozar de una previsión de impunidad”.
(Fuente:Rdendh).

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